Introduccion.

Al ser la alumna nueva del colegio me convertí en el centro de atención de la comunidad masculina del plantel. Varios "galanes" se acercaban con el propósito de llamar mi atención. Pero uno de mis grandes defectos es que no soporto a los exhibicionistas ni a nada ni nadie que quiera perturbar mi paz. Mi madre me llama tortuga, dice que cuando algo me altera me meto en mi caparazón y no salgo de ahí hasta que siento que ya pasó el peligro.

Siempre creí que esa era la mejor manera de tener todo bajo control: mi temperamento, mis estados anímicos, mis gustos, mis sueños y fantasías y de esa manera nadie podía tener control sobre mi… pero me equivoqué. Pues con mi efímera popularidad creció mi alerta anti-galanes y me porté como una perfecta idiota con la persona que menos culpa tenía de mis complejos y para mi desgracia la vida me ha gastado una broma de mal gusto. Todo dio un giro de 180º. Ahora me he convertido en el tipo de persona de las que siempre quise tener fuera de mi entorno.

El es mi sueño, es mi obsesión, es mi motivo para levantarme cada mañana y ahora… simplemente no se da cuenta de que existo.