Todo es propiedad de Rick Riordan y esta historia no está publicada con fines de lucro.
Prólogo:
Sollozos. Era de las pocas cosas que podían escucharse en el Olimpo. Sollozos, suspiros lamentos, dolor, eso era lo que se percibía luego de haber terminado de leer el último libro que las Moiras les habían dado a los dioses para hacerlos reflexionar, y cambiar sus acciones del fututo para así evitar lo que se narraba en los libros. Al principio estaban escépticos, la mayoría no creía lo que sus hijos semidioses les decían sobre aquel héroe que se había ganado el corazón de todos: Percy Jackson. ¿Un héroe mejor que mi hijo Hércules? Imposible, pensaba Zeus. ¿Un muchacho que no piensa en el beneficio propio y está dispuesto a dar su vida por los demás? No puede ser, pensaba Artemisa. Así todos los dioses en definitiva no creían como unos libros relatando la vida de un semidiós cualquiera podían afectar su forma de ver las cosas y ayudarlos a construir un mejor futuro. Pronto, se dieron cuenta de que en definitiva Percy Jackson no era un semidiós cualquiera. Él era un héroe. Un héroe que había pasado por mucho, y sin embargo, seguía de pie. Un héroe que a pesar de todo por lo que los dioses lo hicieron pasar, creía en que estos podían cambiar para mejor. Un héroe que nunca perdió la esperanza, y que estaba dispuesto a sacrificar todo, con tal de ayudar a sus amigos y a la gente que amaba. Sin embargo, muchos no habían caído en lo especial que era Percy hasta que leyeron sobre su sacrificio final. Sospechaban que no todo había terminado bien para este héroe ejemplar, se lo habían adelantado las lágrimas en los ojos de sus hijos cada vez que leían los pensamientos de Percy sobre ellos. Incluso los romanos no podían evitar derramar un par de lagrimas cuando leyeron la parte en la que su pretor llegaba al campamento Júpiter, sin sus recuerdos y sin ni siquiera conocerlos del todo, e incluso a pesar de que no lo habían recibido de la mejor manera, él ya estaba dispuesto a ayudarlos. Sin embargo, nadie se esperaba eso. ¿Cómo iban a imaginarse que Percy iba a arriesgar su vida por su novia entrando a aquel horrible lugar que ni siquiera los dioses se animaban a aventurarse? ¿Cómo iban a imaginar que Percy se iba a arrojar voluntariamente al Tártaro solo para no separarse nunca más de su novia? Ahí es cuando quedó claro para todos que PerseusJackson fue, es y será siempre un héroe.
Introducción:
Al día siguiente de terminar de leer La Marca de Atenea, todos se hallaban reunidos en el mismo lugar esperando instrucciones. A esta altura, los dioses ya habían comprendido el por qué de la depresión de sus hijos desde que habían comenzado con el libro 1, y estaban ellos mismos a punto de sumarse en la misma depresión. Perseus Jackson había llegado a su corazón. Poseidon estaba al borde de la histeria y Atenea estaba en silencio, con la mirada perdida, arrepentida de todo lo que había dicho del hijo de Poseidon, en un principio por ser hijo de Poseidon, y después por la relación que tenia con su hija. Resulto ser digno de su hija. Incluso, y vaya le costaba hasta pensarlo, no estaba segura si su hija era alguien digno para él. Pero estaba orgullosa de que la haya elegido.
-De acuerdo… ¿Y ahora qué?- Preguntó Apolo.
En ese instante una luz dorada envolvió el lugar y surgió alguien…
