Hola! Bueno, sere breve. Este es mi primer fic y o tengo mucha experiencia en la escritura, lo hago por gusto. ^^

Bueno, los personajes no me pertenecen, hago esto sin fines de lucro y por amor a Ruby y Sapphire :D

Espero y les agrade la historia, ya saben cualquier cosita respecto a ella me dejan un review, ya sea apra decirme que les gusto o no.

Vale, pues sin más los dejo con el primer capitulo ^^


Cap. 1: Cuando la fuerza de voluntad flaquea

Entre las calles se escuchaba la lluvia caer, como los transeúntes corrían hacia un techo a resguardarse del agua. Las calles poco a poco se fueron quedando vacías mientras que en un departamento cerca de ahí, para ser más precisos, en una ventana, una chica de cabello castaño oscuro y ojos azules veía como el agua caía, su mirada estaba perdida, mientras su mente volaba. ¿Cómo es que había acabado viviendo con él? Recordaba que había aprobado el examen para una prestigiosa escuela, donde podría terminar su preparatoria con pase directo a una de las mejores universidades de Jhoto; todo parecía perfecto hasta que cayó en la cuenta de que no tenía familiares allá. Tendría que buscar un cuarto entonces, por lo que se dedicó a pasar horas y horas pegada a la pantalla de su computadora y al auricular del teléfono, confirmando, tachando, descartando opciones. Estaba a punto de perder las esperanzas cuando recibió una llamada de un viejo "amigo". Después de unos minutos de charla, el chico le comento que tenía una habitación disponible en su hogar, a partir de ahí Sapphire ya no recuerda nada. Cuando se dio cuenta, estaba en un avión con dirección a Jhoto. Ya no había vuelta atrás.

Qué enorme casualidad pensó. Ella estaba desesperada por encontrar un cuarto cerca de su nueva escuela y en el último momento, aparecía él, que casualmente estudiaba en el mismo instituto al que ella tanto deseaba ingresar, que vivía cerca de ahí y que tenía un cuarto disponible. Por un lado le reconfortaba que se tratara de él y no de cualquier otro pervertido o chica maniática, pero le ponía de los nervios estar tan cerca de él, y más con la fama de galán que se cargaba. Al menos en su colonia, era considerado uno de los chicos más lindos. Por lo que siempre tenía a un grupo de niñas mimadas siguiéndole los pasos. Ella detestaba a esas niñas, siempre pegadas a él como si en cuanto se separaran, se les fuera el aire, soltando risitas tontas cada que él hacia una nueva travesura y peleándose para que jugara con ellas; simplemente eran molestas. Claro, no iba a negar que paras sus 5 años era muy lindo. Tenía una mirada bastante penetrante para su corta edad, con esos ojos color cobrizo que la hipnotizaban cada que veían a sus zafiros, por lo que tenía que desviar la mirada para hablarle sin tartamudear. Sin embargo odiaba que no lo dejaran ni respirar esas niñas; cuando salía con él a jugar siempre se escondían de ellas trepando por todos lados para evitar ser vistos. Le agradaba tenerlo cerca, y más le agradaba que las niñas mimadas se pusieran rojas hasta llorar cada que la veían con él; sobre todo en las comidas familiares. No eran familia en sí, pero sus padres se llevaban muy bien, por lo que una reunión de ese tipo no era razón para sorprenderse. Nunca se comportó como el resto de las niñas, que jugaban a las muñecas y querían todo de color rosa; ella era más "salvaje" .La mayoría del tiempo se la pasaba jugando con Ruby y sus primos, ya sea para escalar un árbol o buscar un tesoro escondido en las profundidades del jardín.

Desde entonces ella se había fijado en él, pasar tanto tiempo juntos le cobró la cuenta: la pequeña Sapphire se había enamorado. Cada que lo veía cerca gritaba su nombre y corría hacia él, con su mejor sonrisa estampada en los labios y lista para colgarse sobre el chico, quien la miraba tiernamente a los ojos, para que después él terminara en el piso con tan efusivas demostraciones de afecto. Pasaron 4 felices años y con ellos llegó la noticia de que la familia de Ruby se mudaría a Jhoto, su padre había sido ascendido y no podía viajar de tan larga distancia todos los días. Solo eso bastó para que el alma se le cayera a los pies ¿Se iba, para siempre? No lo creía, de seguro era una broma, no podían irse, no podía irse. ¿Qué pasaría con ella? ¿Quién lo cuidaría de las nuevas niñas tontas que lo acosaran allá? ¿De verdad le preocupaban las niñas? Sabía que no. Era una excusa, un simple pretexto para disfrazar sus sentimientos por él, que con el paso de los años fueron creciendo. Cuando fue a despedirlo al aeropuerto se aferró fuertemente a él, no quería que se fuera, pero tampoco tenía el valor de decírselo, por lo que en medio de esa impotencia las lágrimas surcaron su rostro, lo que hizo que el chico la abrazara más fuerte y le susurraba al oído:-vamos Sapph, no te queda llorar, las chicas lindas no lloran- Bruscamente dejó de llorar y levanto la vista, le sonreía cálidamente mientras la miraba fijamente a los ojos, en eso se escucho "los pasajeros del bueno 53 con destino a Johto, favor de abordar en la pista 4" el corazón dejó de palpitarle por unos segundos, ya era la hora. Se separaron lentamente mientras Ruby se alejaba hacia la pista 4 con sus padres, dejando a una Sapphire de 8 años con el corazón encogido y con ojos humedecidos.

Las palabras del moreno causaron un fuerte impacto en la chica, ya que después de su partida, se prometió ser más fuerte para no llorar, para controlar sus emociones. Así lo hizo, aunque de vez en cuando su autocontrol flaqueaba, como cuando recibió la llamada de Ruby. Era por eso que se encontraba en esa habitación, porque cada que Ruby la miraba, su frialdad parecía derretirse para mostrarle una cálida sonrisa. Maldito autocontrol ¿Por qué con él no funcionaba?

Se estaba preguntado esto cuando de repente la puerta se abrió, dando paso a un chico alto, de cabellos negros y piel blanca, que hacían resaltar más sus ojos de un color cobrizo intenso, imitando perfectamente un rojo rubí.

-Ah, oye, ¿Podrías ir a comprar un poco de salsa? Es que ya se ha terminado y no me di cuenta- dijo con un dejo de culpa en la voz, rascándose detrás de la cabeza.

- Ah… claro- dijo y se levantó, caminando en dirección a la puerta.

En cuanto la chica salió, Ruby se quedó viendo por donde la chica había desaparecido. ¿Qué le pasa? Pensó. Últimamente ella lo evitaba y por más que le preguntara la razón ella contestaba con un "ah, no es nada" cosa que no lo dejaba muy satisfecho. Pasaba algo parecido cada que intentaba entablar una conversación con ella, solo contestaba con monosílabos y evitaba mirarlo a los ojos. ¿Qué caso tenía entonces haberla buscado tanto, haber conseguido un departamento con 2 recamaras y transferirse a la mitad del semestre, si ella no quería estar con él? Recordó cuando ella había llegado desde Hoenn, ni siquiera había encontrado el dichoso departamento. Se la encontró en lo que iba a la tienda a comprar un vino. Ahí estaba, de pie con una blusa de manga corta blanca y un pantalón azul que le llegaba debajo de la rodilla; sus cabellos revoloteando por la brisa veraniega, mirando fijamente una hoja que tenía en la mano, volteando hacia todas partes, estaba embelesado con la chica, en verdad estaba más linda que la última vez que la vio. Se acercó a ella y la saludó, lo que hizo que la chica levantara la vista y lo viera con sus azules ojos, era como si el tiempo se hubiera detenido para ambos, seguían viéndose cuando una brisa le arrebato de las manos el papel que la chica traía. Despistada, fue a recogerlo. Saliendo del shock, le sonrió y la ayudó con su equipaje, caminando en dirección del dichoso departamento. Ese día había sido uno de los más felices del moreno. Subieron y se pusieron a charlar sobre que había sido de sus respectivas vidas; decidió omitir el detalle de que tenía poco viviendo ahí, no quería que la chica se diera cuenta de que su verdaderas razón era ella. Le contó sobre la carrera que quería estudiar: gastronomía, afirmando que la estudiaría ahí mismo. Sin embargo, cada que ella se ponía a contar una de sus tantas anécdotas, el dejaba de escucharla por un momento para admirar lo mucho que había cambiado, de regreso al edificio se había dado cuenta que estaba más alta, aunque no tanto como él, su cabello le llegaba un poco arriba de sus hombros, y definitivamente ya no tenía el cuerpo de una niña. Se sentía un descarado por estar viendo el cuerpo de la chica, pero es algo que tampoco se podía evitar, de la chica semi-plana que conoció ya no quedaba nada. Su cintura se había acentuado, y sus largas y torneadas piernas hacían que se distrajera continuamente de tan amena plática.

Y siguieron platicando durante la cena, de repente se ponían a discutir por la diferencia de opiniones, pero no soportaban dejar de hablarse, así que con una mirada traviesa, siguieron hablando hasta que se dieron cuenta de que ya era de madrugada y tenían que irse a dormir. Se dirigieron a sus respectivas habitaciones, cuando el moreno se desvió a su habitación para decirleque era un milagro que no hubiera subido de peso con todo lo que comía. A lo que recibió un almohadazo en la cara acompañado de un grito de "ya cállate y déjame dormir" lo que hizo que soltara una carcajada antes de alejarse corriendo esquivando las cosas que la castaña le había empezado a arrojar.

Desafortunadamente esas risas fueron cada vez menos frecuentes, de repente solo veía a la chica pasar rápidamente hacia su habitación, para la hora de cenar y a veces en la sala, viendo el televisor, pero sin desviar la mirada del aparato. Extrañaba a la Sapphire de antes, quería verla sonriendo, si quería podía golpearlo en la cabeza cuantas veces quisiera, si eso la hacía feliz no importaba. ¿Qué te sucede Sapph…? Se preguntaba mientras bajaba las escaleras y se dirigía a la cocina a terminar la cena.

Cuando Sapphire llegó a la tienda se dio cuenta de que no le había dicho de qué tipo de sala quería, por lo que decidió comprar de todas las que tenían en el lugar. De regreso, la lluvia comenzó a arreciar, por lo que se puso a correr para que no la alcanzara la tormenta. Gran error: mientras corría no pudo esquivar un enorme charco, y calló de boca en el agua sucia. Más que un charco parecía laguna, pues cuando se puso de pie, el agua le llegaba a la mitad de su pantorilla – Oh, genial- dijo sarcásticamente. Ahora estaba completamente empapada ¡Y en agua puerca! Tanto que se había cuidado de no mojarse. Camino el tramo que le faltaba para llegar al edificio y subió al elevador, evitando la mirada molesta del conserje, que ahora tendría que limpiar el rastro de lodo que dejó. En cuanto abrió la puerta se quito los zapatos y entró a la cocina depositando la bolsa en la mesa –No supe que salsa querías así que compre de todas- le dijo la castaña si mirarlo.

-ah, no impor… ¿Qué te paso Sapph? – le dijo mirando como escurría de pies a cabeza.

- Ah, solo me caí, no quería que me alcanzara la tormenta, pero acabe igual o peor que si lo hubiera hecho- dijo mirándose las mojadas ropas y dándose cuenta que tenía un gran raspón en la rodilla.

- Vaya, parece que también te lastimaste- le comento el moreno arrodillándose para observar de cerca la herida.- Sera mejor que te des un baño, después te curaré eso- dijo sonriéndole.

Ella bajo la vista para verlo y se ruborizó, desviando la mirada solo asintió levemente, dejando la cocina para dirigirse al baño.

Ya en el baño, abrió la llave de la bañera, por la que corría el agua caliente, sacando un ligero vapor. Se despojó de sus estropeadas prendas y se metió al agua. El contacto del agua con su fría piel la hizo relajarse, soltando un largo suspiro, se sumergió un momento para mojar su cabello y recostarse, dejando que su mente vagara con el vapor que emanaba del agua, envolviendo la habitación por completo.

Honestamente no sabía porque lo evitaba, sabía que era para su protección, pero definitivamente era más feliz cuando sus ojos se cruzaban con los rubíes del chico. ¿Su protección? Sí, últimamente esos sentimientos que había guardado hace tiempo empezaban a brotar con tan solo tenerlo cerca. Pero no podía demostrarlo, no sabía cómo. La impotencia le recorría el cuerpo al recordar cuando el chico se marchó de Hoenn. No le había podido decir lo que sentía por él, porque no sabía cómo hacerlo; ahora estaba peor, porque lo tenía cerca en todo momento, cosa que la ponía muy nerviosa desde hace poco. Decidió que mientras el "enamoramiento" se le pasaba, lo ignoraría, aunque era una postura estúpida, porque sabía que ese enamoramiento nunca desaparecería. Si no se olvido del chico durante 8 años ¿Qué le hacía pensar que ahora lo haría? Recordó como era cuando acababa de llegar a Jhoto. Había sido fácil porque la alegría de verlo de nuevo la embriagó y se comportó como siempre; pero hasta hace alrededor de 2 semanas se dio cuenta de que sus sentimientos se estaban saliendo de control, como al no saber qué era lo que le sucedía se alejo de aquel que le provocaba tantos estremecimientos. Comenzó a lavarse el cabello cuando recordó la sonrisa que el moreno le dedicó después de examinar su rodilla. Se ruborizó de nuevo. – ¡Maldito seas Ruby! - murmuró la chica. Y es que cada que el chico le dirigía una de sus cálidas sonrisas o su penetrante mirada se posaba en ella, sentía que sus emociones se escapaban de control, saliendo a relucir como pequeños rubores en sus mejillas, con un temblor inexplicable en las piernas y, a veces, con un tartamudeo que la hacía ver más despistada de lo que realmente era. Increíble que después de tantos años esos sentimientos por el moreno seguían igual de intensos que cuando se marchó. Soltó un pequeño gruñido, le molestaba torturarse de esa manera. Estaba claro que Ruby no sentía más que cariño por ella, nunca había dado señales de otra cosa, la cuidaba con si fuera su hermana, ¿Como podía sentir algo más profundo, más fuerte, si solo la veía como una hermana pequeña? Frustrada, golpeo el agua con el puño, haciendo que salpicara por toda la habitación. Sería mejor dejar de pensar en eso, no era una masoquista como para empezar a hacerse ilusiones con alguien que, sabía perfectamente, no sentía lo mismo que ella.

-¡Achuu! – estornudó el moreno – Espero no enfermarme -.

La mesa ya estaba puesta, la comida se veía exquisita, definitivamente Ruby era un muy buen cocinero, no por nada quería estudiar gastronomía; lo traía en la sangre. Se paró enfrente de la mesa admirando sus creaciones, cuando se dio cuenta de que Sapphire estaba bajando las escaleras, ya se había puesto el pijama: un short verde limón con una camisa de manga larga, del mismo color. Cuando estuvo en la cocina solo se sentó sin decir nada al moreno que no dejaba de verla. Este sentó a la mesa y ambos empezaron a comer.

-¿Y bien? ¿Qué tal está?- dijo mirándola con curiosidad.

Ella solo se quedó con el tenedor en la boca, lentamente lo retiró, para murmurar un apenas audible "delicioso "Sin levantar la vista del plato.

-¿Qué? Perdón no te oí…- le dijo mirándola con una sonrisa

-Aaahh… que está muy bueno- dijo nerviosa levantando la vista, pero al ver el rostro del chico la bajo de nuevo.

- Obviamente, en verdad tengo un don para esto- sonrió con aires de superioridad.

Sapphire solo lo vio con un dejo de irritación pero no dijo nada.

La cena paso sin más acontecimientos, una vez que terminaron, Ruby tomo los platos sucios y los puso en el fregadero.

-Yo los lavo- Sapphire se había levantado y se dirigía al fregadero, pero al levantarse se pegó en la rodilla herida con la mesa. –¡AAAAHH!-

-¡Sapph!- exclamó dirigiéndose hacia donde estaba la chica arrodillada, presionando alrededor de la herida, en un intento de aminorar el dolor. – Oh, cierto, olvide que te iba a curar de tu raspón- dijo mirando la herida, la piel alrededor del raspón se había puesto roja. –Ven vamos a la sala- le dijo ayudándola a levantarse.


Ahi esta! vale, ojala y les haya gustado, se que no tiene nada que vr con los pokemon y eso, pero queria enfocarme más al asunto romanticón, ya saben XD Muchas gracis por leerlo, espero de verdad que les haya gustado y ahi dejenme en los reviews lo que les parecio n_n