Disclaimer: los personajes de kuroko no Basket utilizados no me pertenecen, son propiedad del sensei Tadatoshi Fujimaki.
Esta historia es plenamente surgida de mi imaginación.
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Era la hora de la práctica, Murasakibara se encontraba comiendo golosinas, esperando a que la entrenadora terminara de dar las instrucciones. Estaba aburrido, hoy no era un día para entrenar, no quería entrenar, pero sabía debía hacerlo.
Araki finalizo de dar las últimas indicaciones para dar paso un anuncio; hay un nuevo integrante del club y va a empezar en las prácticas desde ese día, su nombre era Himuro Tatsuya, un tipo esbelto, cabellera azabache que caía en su rostro dejando solo ver un ojo que mostraba una mirada intensa y provocadora, bajo de esta se posaba un lunar que le agregaba elegancia a su rostro. El azabache sonrío, se presentó, haciéndolos saber que venia del extranjero, de América para ser exactos. Murasakibara no le presto importancia, tenía golosinas y eso era mejor que un nuevo compañero o cualquier otra cosa.
La práctica comenzó, el gigante estaba haciendo un set de bloqueos, los cuales eran difíciles de pasar desapercibidos ya que eran impresionantes, Himuro lo miraba embelesado mientras el más grande hacia un bloqueo en extremo difícil, por lo que estiro la longitud de su cuerpo entero, provocando que su camiseta se levantara un poco dejando entrever parte de su abdomen. El azabache se pregunto como se vería este sin camisa exponiendo aquel cuerpo varonil, estaba seguro que era todo un festín para la vista poder ver aquel prospecto de hombre, tan alto, fuerte, tonificado...
— Él es uno de la Generación de los Milagros — Escuchó decir a su espalda sacándolo de su ensoñación, Himuro volvió su vista sorprendido y lo miró con interrogante.
— ¿Eh? — Fue lo único que alcanzó a decir, lo había agarrado desprevenido.
— Jeje, lo siento —Se disculpó— Tú vienes del extranjero, no hay manera de que sepas de ellos —Comentó Liu— Ese gigante de allí es nuestro centro.
— Sus bloqueos son bastante extraordinarios —Comentó Himuro— ¿Cuál es su nombre?
— Murasakibara Atsushi —Respondió— Es un poco infantil pero juega bien y defiende como ningún otro.
— Hmm... —Asintió— Ya veo.
Liu dejó de mirar los bloqueos que hacía en ese momento el gigante, para así poder voltear a ver a Himuro, era extraño que alguien mostrara interés por Murasakibara.
— Si quieres que te preste atención, lo mejor será que le des algún dulce —Dijo mientras se volvía para integrarse al entreno.
— Así que, ¿Murasakibara-kun? —Dijo para sí mismo.
Una vez finalizada la práctica, Murasakibara juntó sus cosas incluidas las basuras de los dulces, que era lo único que había quedado de ellos y salió caminando a paso lento, mientras comía al última barrita que tenía, quería llegar pronto a su habitación en los campus del Yosen para bañarse y poder comer las golosinas que había guardado para esa noche, cuando se percató de que alguien se encontraba a su lado.
— ¿Are? —Volteo a ver— ¿Quién eres?
— Soy Himuro Tatsuya —Se presentó, regalándole una sonrisa encantadora— Somos compañeros en el Club de Basket.
El gigante lo miró por un momento inspeccionándolo — Hmm — Fue el único sonido que emitió antes de volver su rostro y continuar caminado.
— Pensé que quizás podrías mostrarme donde quedaban los dormitorios —Se apresuró a decir el azabache evitando que el contrario se fuera.
Murasakiraba lo miró de nuevo para responder con un simple — ¡NO QUIERO! — En un tono infantil mientras daba un último mordisco a su barrita.
— Oh, ya veo —Lo miro de reojo— Es una lástima... Veo que ya se te ha acabado el dulce —Inquirió con una sonrisa— Te daría éste, pero parece que no quieres ayudarme y tenia pensado dárselo como agradecimiento a quien lo hiciera —Dijo, mostrándole un dulce de colores muy llamativos y letras que no terminaba de comprender el de pelo púrpura.
Murasakibara abrió sus ojos, quería el dulce que el otro tenía en la mano, nunca había visto un dulce como ese, tenía una envoltura totalmente diferente a todos los que él conocía y para aumentar más sus ansias él ya no poseía ninguno.
— Dame ese dulce —Dijo en un tono de voz un tanto sombrío mientras se acercaba peligrosamente.
La sonrisa del azabache se ensanchó — Claro —Dijo— Te lo daré si me acompañas.
Murasakibara accedió fácilmente esta vez, cosa que solo hizo que Himuro se interesara más en él, ¿Cómo podía ser que alguien cambiara de parecer por un simple dulce? El consejo de Liu había sido acertado.
A su vez Murasakibara solo pensaba en el momento en el que pusiera las manos en ese dulce, ¡Debía de ser suyo! No había posibilidad de que otra persona lo comiera y más aún si ese era un sabor que desconocía. No tenía duda de que le pertenecía y por ello ayudaría a ese tipo, para así obtenerlo. Además, de todas formas él ya se dirigía hacia los dormitorios.
Himuro le extendió la mano, depositando el dulce en la mano contraria— ¿Nos vamos? —Dijo en un tono amable, antes de comenzar a caminar.
Ambos caminaron en silencio hasta llegar a las puertas, el azabache miró todo el camino cada movimiento dado por el más grande con interés, soltó una pequeña risa cuando lo vio llevarse el dulce a la boca, para después parar en seco y hacer sonidos totalmente graciosos mientras intentaba vocalizar algo, Himuro supuso que era señal de que le había gustado aquel dulce que llevaba en su bolsa por pura suerte ese día... Sin duda Él a ojos de Himuro era una persona atrayente y no sola físicamente.
Una vez que entraron al edificio de los dormitorios el más bajo le agradeció y prometió que la próxima vez le daría otro más de esos dulces, diciendo eso, se retiró hacía la puerta donde el más grande supuso que le iban a decir cuál sería su habitación y compañero de cuarto, quizás, tendría su misma suerte y le darían un cuarto para él solo , sin un compañero fastidioso que le pidiera compartir los dulces. Lo miro alejarse y sin más se volvió para seguir con su camino.
Recién había salido del baño y ahora se encontraba tirado en su cama comiendo, cuando escucho que tocaban la puerta de su habitación, miró hacia ella con pereza, pensando si se levantaba a abrir o esperaba a que la persona tras ella se diera por vencido y se marchara.
Aún se debatía si ir o no, cuando escuchó la voz del encargado al otro lado de la puerta, no recordaba haber hecho algo mal, ¿O sí? De nuevo unos toques sonaron en la puerta sacándolo de sus pensamientos, sin más que hacer se dirigió a la puerta, al abrirla vio al encargado y a su lado pudo notar al chico que le dio la golosina anteriormente.
— Buenas tardes Murasakibara-kun, éste será tu nuevo compañero de cuarto —Dijo el encargado, el gigante lo volteo a ver molesto, ¡Él no quería un compañero!
— ¿Ehh? —Fue lo que salió de su boca.
— Esta habitación es la única que no tiene dos estudiantes —Explicó— Desde hoy, será tu compañero y se quedará aquí —. Miró al gigante con seriedad, para luego agregar — Espero que no haya problemas, tengo entendido que están en el mismo club, así que no debería de haber ningún rechazo de tu parte.
Murasakiraba lo miró fastidiado — No se preocupe —Interrumpió Himuro— No vamos a tener ningún tipo de problema —Agregó amablemente— ¿No es asi? — Preguntó, fijándose en el gigante.
El pelimorado simplemente los ignoró, dio media vuelta dirigiéndose a la cama y se tiró en ella para continuar comiendo.
El azabache se despidió del encargado, no sin antes repetirle que todo iba a estar bien entre ellos, cerro delicadamente la puerta después de meter sus maletas fijando su mirada en el más grande que no hacía más que mirar para otro lado, simplemente no le prestaba atención, por lo que decidió detallar su nueva habitación, era espaciosa y bonita, le agradaba ese lugar.
— Si te comes alguna de mis golosinas te aplastaré —El comentario fue soltado de golpe, el azabache lo miró de nuevo y noto en él una mirada intensa y fiera como quien protege lo que quiere. No terminaba de asombrarle del amor que le tenía ese chico a los dulces, a pesar de su gran tamaño tenia comportamientos un poco infantiles... Por no decir mucho.
— Jamás haría algo como eso —Respondió, dibujando una ligera sonrisa en su rostro, el más grande ante ese comentario solo volteo su vista hacia un punto que parecía solo ser visto por él mismo y continuo comiendo.
El azabache amplió más su sonrisa ante esa reacción, que persona más curiosa tenía delante de él, realmente lo intrigaba, parecía ser que no había nada más importante que comer, esa era su única motivación, cosa que a Himuro le parecía increíble, debía de haber algo más en lo que se pudiera interesar, la vida ofrecía muchos placeres, quizás era simplemente que el más grande no había encontrado eso que lo motivara para ir más allá, por lo que él se iba a dar a la tarea de encontrarlo, de todas formas ahora iban a pasar mucho tiempo juntos.
Les agradezco a mis betas Ro-nee y TakanoSama por leerlo y ayudarme con sus opiniones al hacer mi primer Fic! 3 y de igualmanera les agradezco a uds por llegar hasta aca, proximamente subire el otro capitulo!
Me encantaria saber que les parecio en los rw:)
