Disclaimer: Historia basada en el libro "Alicia en el país de las maravillas" por su respectivo autor, al igual que los personajes, no me pertenecen son de Mondo media.

Aclaraciones:

-¡Hola a todos!-Dialogo de personajes.

-¿Porque no empezamos ya?-Pensamientos de personajes o recitaciones.

"Si te gusto esta historia, por favor deja tu review."


Ojeo por vigésima vez su libro. Aburrido. No había nada más aburrido que leer sobre la historia de cómo se habían creado las agujetas de los zapatos. ¿Quién rayos quisiera leer sobre la historia de las agujetas? Nadie, solo una persona demasiado aburrida. Y, oh cariño, esa no era ella. Hecho con delicadeza la cabeza para atrás teniendo cuidado de no tener un fuerte impacto con el gran árbol en el cual se encontraba sentada. La fría sombra de aquel árbol era más que suficiente para que no la alcanzaran los fuertes rayos de sol. Ladeo un poco la cabeza en busca de un libro más entretenido que leer. Pero solo estaban "Mujercitas" y "La gran historia de Inglaterra". Cogió "Mujercitas", en ese momento no quería saber nada sobre la "gran" historia de su país. Aunque, aquel libro de portada color rosa pálido ya maltratado lo había leído más de cien veces, era lo único con lo que se podía entretener y pasar el momento hasta que su maestra terminara de leerle y enseñarle poemas aburridos y melancólicos.

-Derrochador de encanto, ¿por qué gastas en ti mismo tu herencia de hermosura? Naturaleza presta y no regala, y, generosa, presta al generoso...-Leyó su maestra con una melodiosa voz suave. Sus palabras volaban por todo el aire hasta acariciar los tímpanos de la pequeña chica de cabellos rojizos.

Le encantaba leer poemas, pero precisamente en ese momento se sentía demasiado aburrida como para disfrutar de la lectura. Pero, ¿Qué podía hacer? No podía correr de su maestra, ella recibía clases especiales en casa con una maestra asignada. Pero, ese día su maestra quiso darle una sorpresa haciendo la clase fuera de su gran casa.

Se encontraban afuera, en los grandes jardines que su casa. Eran tan grandes los jardines que casi se le podría considerar un bosque. Literalmente no estaba fuera de casa, pero su jardín era mil veces preferible que estar en su gran y aburrida biblioteca.

Flaky empezaba a sentirse cansada de estar oyendo poemas, sentada a un lado de su maestra bajo la basta sombra que les brindaba el árbol. La chica de cabellos rojos miro hacia el cielo azulado preguntándose -¿Cómo sería volar?- La sensación del cálido aire pegándote en la cara, con ambos brazos extendidos rompiendo la brisa del viento... -Seria genial.-Se dijo la chica.

-¿Flaky? ¡Flaky!-La llamo su maestra algo molesta al ver como su alumna se iba de nuevo a su "Lugar feliz".- ¿Has escuchado le que eh recitado?-Le pregunto con el ceño fruncido.

La joven chica trago saliva con dificultad y asintió. Que gran error.

-¿A si? Entonces, si me has puesto atención, no te molestara que me digas quien fue el autor que escribió tan hermosos versos, ¿Verdad? –Le pregunto la maestra mientras sonreía con serenidad. La chica bajo la mirada avergonzada. La maestra solo le dedico una sonrisa cálida.

- Fue Shakespeare, William Shakespeare. El mejor poeta de nuestra época.-Le dio la maestra mientras apartaba el pequeño libro que tenía en las manos para fijar su mirada en su joven alumna. Soltó un sonoro suspiro y miro hacia su pequeño reloj de mano hecho de algo que parecía ser oro puro.- Es hora del té. Quédate aquí repasando la biografía de Shakespeare mientras voy a traer algo de té y unos cuantos bocadillos, ¿Entendido señorita? –Le pregunto la maestra con una sonrisa en cara.

-Si Adelice, yo estudio y tu traes la comida. Mensaje enviado, recibido y leído.-Le contesto la pelirroja con algo de alegría en su voz. Le agradaba su maestra, era como la hermana mayor que siempre quiso, pero nunca tuvo.

Una vez que su maestra se marchó, La pelirroja trato de leer la biografía del autor que últimamente estaba de moda. Se encontraban en la época Isabelina, y de lo único que hablaban era de William Shakespeare y sus versos llenos de melancolía y amor. La chica levanto la mirada y se topó con unos hermosos rosales llenos de rosas color rojo carmesi y unas margaritas del mismo blanco que las nubes que merodeaban en el cielo. -Aquellas flores se verían bien como una guirnalda para decorar la puerta de mi cuarto.- Pensó. Se paró de su cómodo asiento para dirigirse a aquellas flores que brotaban del suelo, cuando, sintió como alguien pasaba corriendo detrás de ella.

La chica se tornó algo asustada de lo que podría ser. Pero, solo era un chico de cabellos rubios. Suspiro aliviada. Esperen, -¡¿Un chico?! ¿Cómo entro? ¿Por qué se ve tan agitado? ¿Por qué trae puestas unas orejas de conejo? -Se preguntó pelirroja asustada y muy confundida para hallarle lógica a lo que acababa de ver.

-¡Dios mío! ¡Dios mío! ¡Llegare tarde! ¡No me lo perdonaran!-Grito el chico desesperado mientras sacaba un reloj de su bolsillo y corría desesperadamente hacia el laberinto que poseían los jardines.

Aquel chico no aparentaba tener más de dieciocho años, vestía un fino traje de gala color negro. Llevaba un curioso sombrero, del mismo color negro y unas peculiares orejas blancas –De conejo- que resalían de su cabeza sobre su rubio cabello. - ¿Cómo alguien puede llevar orejas de conejo?-Se preguntó Flaky.

Flaky miro con cierta curiosidad al chico. Aún estaba algo confundida, de como aquel chico había aparecido tan repentinamente. Estaba segura de que se lo hubieran informado. Y antes de darse cuenta, el chico ya había desaparecido. La chica fue corriendo hacia el rubio por pura curiosidad. Quería preguntarle varias cosas, y una de ellas serían sus orejas. Se adentró hacia el gran seto que había en su jardín. Realmente era inmenso.

Miro hacia atrás, su maestra lo comprendería. Solo se iría unos cuantos minutos.

No le fue difícil encontrar al chico, ya que este se la pasaba diciendo "¡Llegare tarde!" o "¡Pobre de mí!"

-Disculpe señor, pero, ¿Cómo es que ha llegado hasta aquí?-Pregunto Flaky mientras seguía el paso apresurado del chico.

-¿Señor? ¡Ja! ¡Si apenas tengo dieciséis! Pero, no llegare hasta esa edad si no me apresuro ¡Me cortaran la cabeza! ¿Lo puedes creer? –Dijo el chico algo nervioso y apresurado mientras se movía con mucha agilidad y rapidez entre el laberinto hecho de grandes arbustos y otras hierbas.

Flaky iba a preguntarle por qué le tendrían que cortarle la cabeza si llegaba tarde, pero, el chico se había lanzado a un gran oyó. -A una madriguera, de conejo. Que, se encontraba bajo de un árbol de roble- La chica pego un grito ahogado al ver como el chico se había lanzado con tanta confianza y elegancia. ¿Por qué lo había hecho? ¿Acaso estaba loco? Espero a que se escuchara el sonido de la caída de aquel chico, pero nada.

La pelirroja se agacho curiosa para ver dentro de la madriguera. Parecía un túnel sin terminación. Oscuro y tenebroso. Sintió como una brusca brisa la empujaba hacía adelante haciendo que se adentrara más hacia la madriguera, trato de agarrarse de las raíces que sobresalían del gran árbol, pero fallo. Flaky grito mientras iba metiéndose en la boca de la madriguera.

Primero sintió como todo el aire le golpeaba toda la cara mientras decencia a una velocidad sorprendente, cerró los ojos. Se negaba a ver su muerte. Pero, después algo milagroso paso, el tiempo se detuvo y su caída se suavizo. Flaky, por un momento pensó que iba tan rápido que parecía que ahora iba lento. Pero, al abrir los ojos se sorprendió aún más. Había armarios y estantes llenos de cosas que parecían ser ingredientes. Tomo un tarro de uno de los muchos estantes que había visto y leyó su etiqueta decía: "Mermelada de naranja". Abrió el pequeño tarro con la esperanza de encontrarse con aquel manjar, pero nada. Miro hacia abajo, pero no logro divisar algo ya que era muy oscuro. Flaky no quiso soltar el tarro por temor de matar a alguien allá abajo, así que dejo el tarro en otro estante que se encontró de paso. Miro alrededor, había mapas y cuadros que colgaban en las paredes de aquel pozo con clavos. -¿Alguien viviría aquí?-Se preguntó curiosa.

Seguía cayendo, cayendo, y cayendo. ¿No tendría fondo aquel pozo?

-¿Cuántos kilómetros abre recorrido en este tiempo?-Se dijo en voz alta.- Debo encontrarme ya en el centro de la tierra.-Dijo la pelirroja mientras recordaba lo que su maestra le había mostrado hace ya meses. Pero, ¿De que servía aprender eso si estaba atrapada en una caída que jamás acabaría?

Flaky siguió cayendo, cayendo, y ¿Adivinen que más? Si, exacto siguió cayendo.

Todo el miedo que la había inundado anteriormente había desaparecido. Y, como no tenía nada que hacer siguió reflexionando.

-¡Que desgracia! ¡Una joven de apenas dieciséis años perdida en un pozo sin terminal! ¡Bah! Y, ¡¿Qué será de mi pobre Dina?! –Dina era su gata.- ¿Qué le dirán a mi madre y padre? ¿Quién alimentara a mi pobre gata? ¡Moriré! ¡Oh dios! ¡Y aun no eh dado mi primer beso! ¿Habrá vida después de la muerte? ¿Sera que estoy soñando? –Grito al viento la pelirroja angustiada.

Como ninguna de esas preguntas se las podía contestar, se aburrió de estar cayendo al vacío. A la nada. Y sin darse cuenta, sus ojos se estaban cerrando de poco en poco hasta acabar dormida en un profundo sueño. Pero después…

¡PAM!

Soltó un pequeño grito al sentir como había descendido con mucha rudeza hacia el frió piso. La pelirroja había caído de pompas. Le dolía todo lo que estuviera en la parte trasera. Se tardó como quince minutos poder recuperarse de dolor que sentía en toda su vertebra. Le costó mucho levantarse sin estar tambaleándose, hasta que por fin lo logro. Pero deseo no haberlo hecho.

Estaba en una estrecha habitación llena de líneas negras horizontales negras. Parecía que la habitación era muy pequeña, pero era solo una ilusión. Lo único que conformaba ese amplio cuarto era un candelabro negro enorme de color negro y una mesa de cristal en medio de la habitación. Se lograba distinguir varias puertas alrededor de todo el cuarto. La pelirroja trato de abrir alguna de esas puertas pero ninguna cedía. La pelirroja exhausta se sentó en una de las esquinas de aquel enorme cuarto. Se sentía perdida, derrotada, tonta. ¿Por qué había seguido a ese chico? ¿Cómo es que se pudo haber tomado con tanta tranquilidad haberse metido a un pozo que no tenía fin? ¿Por qué en vez de eso no se quedó estudiando a Shakespeare? ¡Era una tonta!

La chica rendida meneo su cabeza tratando de despejar un poco su mente. Entonces lo vio, un pequeño rayo de luz salía de una pequeña puerta. Flaky se fue corriendo hacia la puerta. Esta medio abierta. Pero, era demasiado pequeña, muy apenas le cabía su brazo.

-¡Bah! ¡Esto debe ser una broma de mal gusto!-Grito la chica enojada eh algo estresada.

Poso sus cálidas manos en su garganta, le dolía mucho por tanto gritar. Necesitaba beber algo para que el dolor se le pasara. Miro a su alrededor en busca de algo que pudiera ingerir. Y en la mesa de cristal, que se encontraba en medio de la habitación había una pequeña botella con un líquido de color azul.

Flaky sin pensarlo mas de dos veces tomo la pequeña botella en sus manos y leyó la pequeña etiqueta que tenía. Decía "Bébeme". Y como Flaky era muy obediente, lo hiso sin preguntarse lo que ese líquido podría ser.

Y por arte de magia la garganta le dejo de doler. La chica sonrió satisfecha, al menos había hecho algo bien. Pero, no tardo en arrepentirse al ver como su hermoso vestido azul de día se iba agrandando, o ¿Acaso ella se estaba haciendo pequeña?

-¡Rayos! ¡Rayos! ¡Rayos! ¿Ahora qué? ¿Un gato me va a sonreír? ¿Iré a tomar él te con un loco? ¿Jugare croquet usando a un flamenco como un palo de croquet? –Dijo Flaky enojada haciendo que su voz resonara por toda la habitación.

No había nada que pudiera hacer en ese momento, era demasiado pequeña para poder volver a intentar abrir una puerta, y si fuera grande sería imposible porque la única puerta que está abierta es la puerta pequeña, pero ella era demasiado grande para… ¡Es cierto! ¡Ahora era pequeña!

Flaky corrió sonriente hacia la puerta pequeña a la que anteriormente había querido entrar. Al abrir la puerta se quedó anonada de lo impresionada que estaba. ¡Era hermoso! Había flores de todos los colores que pudieras imaginar, el cielo era de un azul tan alegre que te daban unas ganas inexplicables de querer salir a jugar, y el sol estaba brillando a todo lo que daba, pero no se sentía ni una pisca de calor.

Flaky camino con un paso no tan seguro. ¿Dónde se encontraba? Estaba segura de que ayi no era Londres, ni si quiera se acercaba a Inglaterra. Llego hasta un pequeño letrero que tenía escrito:

"Bienvenidos sean al país de las maravillas"

-¿Donde me eh metido?-Se pregunto Flaky. Estaba segura que nunca había oído hablar sobre ese extraño país. ¿Acaso se había vuelto loca?


Hola mis hermosos lectores! ¿Les gusto? ¡Tendrá continuación! Claro, si es que esta historia llega a tocar vuestros corazones. Pero bueh, ¡Si esta es la primera historia que lees mía, te invito a que pases a mi perfil a leer mas! ¿Creen que le falte algo? ¿Tienen alguna sugerencia para los personajes? ¡Dejad vuestras opiniones!

Y, creo que por el momento eso es todo. Coman galletas!

Atte: La escritora :33 ...Au revoir!