Este es un drable para el concurso de la pagina ''A mi también me gusta el stucky''

Los personajes no son mios, todos los derechos reservados, espero les guste y muchísimas gracias por leer.


-Respira… hondo, vamos 1… 2… 3… suelta.

-¡Bucky cállate ya!

El dolor era insoportable las contracciones se hacían cada vez más frecuentes, su cabeza daba vueltas y quería vomitar por los nervios.

Steve no estaba realmente consiente de cómo había llegado al hospital, recordó haberse desmayado en mitad de la cocina, o eso creyó al menos, todo se había desvanecido y el dolor en su frente aumentaba, era imposible mantenerse callado, los gemidos dolorosos desgarraban su garganta y había empezado a sudar frio, ningún entrenamiento militar le hubiera ayudado para esto.

Sabía los riesgos que implicaba el tener al bebé pero no se rendiría, pasara lo que pasara seria la persona más feliz del mundo, traería con vida a ese bebé y le amaría hasta la muerte. Estaba totalmente aturdido, los oídos le zumbaban y el doctor había comenzado a colocarle la anestesia local, debía estar despierto, el riesgo era abismal.

Bucky no paraba de dar vueltas en la habitación, se detenía a darle un par de besos y seguía moviéndose nervioso hasta que uno de los gemidos de Steve le erizo la piel, había gritado como jamás lo había hecho, se acerco alterado, tenia tanto miedo que al tomarle de la mano pudo percatarse que el mismo temblaba más que el mismo Steve, jamás paró de darle besos, jamás paró de decirle que lo amaba.

La operación comenzó, la anestesia no hacía mucho efecto y el dolor parecía ser insoportable, sentía que le removían las entrañas y casi no podía respirar, escuchaba murmullos lejanos, algo sobre pérdida de sangre en abundancia, y peligro de una convulsión, lo tenía esperado… el doctor le había dicho todo eso pero nunca dudó un solo segundo, lamentaba que su precioso castaño de ojos tristes no supiera toda la verdad pero era mejor de esta manera.

Bucky fijó la vista en sus manos temblorosas y entrelazadas le daban infinita preocupación, tenía miedo por Steve, no se perdonaría si algo le ocurriera, lo amaba como jamás amó a una persona, quería que todo terminara, tener a su bebé entre brazos y a Steve a su lado, donde siempre perteneció y donde siempre debió haber estado, era su alma gemela, lo sabia al verle despertar en su cama cada día, jamás hubiese imaginado encontrar al amor de su vida en aquel pequeño niño de Brooklyn, su mejor amigo, moriría si algo le pasara… todos sus pensamientos fueron callados por el suave llanto de un bebé, su bebé había nacido.

La sonrisa gobernaba en ambos rostros, uno mas pálido y agotado que el otro, pero eran sonrisas honestas, los quejidos de aquella diminuta persona hacia estremecer sus corazones, Bucky lloraba de alegría pero lo que vio en los ojos de Steve le desarmó, de verdad amaría a su bebé hasta su último aliento.

Los médicos colocaron al bebé entre sus brazos y Bucky no pudo evitar un sollozo al darse cuenta que era una preciosa niña, ambos contaron sus deditos y la examinaron… era perfecta.

-Quiero que la cuides más que a nadie, amala, protégela para siempre y… háblale de mi.

-¿Pero de qué rayos estás hablando Steve? Tú no, no puedes dejarme, no digas eso… no.

Steve lucia extremadamente pálido y hasta ese momento se percató del casi nulo sonido cardíaco de la maquina…

Sonrió con tristeza al recordar aquel día, su pequeña y preciosa niña dormía junto a él, su cabello rubio le llegaba a los hombros, tenía a penas unos escasos cuatro años, jamás rompería su promesa, cada día Sophie Rogers conocería un poco más a quien fue su padre, Steve.


Bueno... eso es todo, espero fuera de su agrado, y de nuevo gracias.