-Hola a todo el mundo. Vengo en paz!- murmura Andrea con una gran sonrisa, para luego soltar una carcajada. -Bueno, es momento de ponernos serios. En realidad vengo a terminar este fic de una vez por todas. y por lo tanto, vengo a rehacerlo desde el principio. Comenzando desde el prólogo, que es básicamente el mismo, pero sin tanta cursilada que le había colocado. y Espero que me colaboren con esto, dado que hare actualizaciones cada 15 días, para ver si logro terminar por fin este fic, que es uno de mis mas amados tesoros.- añade con resolución, la cual hace reír a Sirius. -No te burles, Sirius! que lo digo muy en serio.- añade mirandolo con el entrecejo fruncido.
-Llevas años diciendo lo mismo, amor.- murmura el ojigris, abrazandola.
-Pero esta vez es en serio.- refuta Andrea con un puchero, que hace reír una vez más a Sirius.
-Bueno, si tu lo dices. Será creerte.- comena tranquilo, mientra deposita besos en la mejilla de la joven, para luego ir bajando por su cuello. -Te demoras mucho, corazón? Es que he estado tanto tiempo fuera de casa por el trabajo, que tengo unas ganas inmensas de ...-
-¡SIRIUS!- exclama Andrea sonrojada, sintiendo al mago reir contra su piel. -Deja de decir eso.- añade avergonzada. -En fin, como saben Harry Potter y Co. no me pertenecen, sino no estaría aquí frente a ustedes diciendo esto, sino en un tour por el mundo...-
-Si quieres te llevo a uno, amor.- interrumpe Sirius, haciendo suspirar a su esposa.
-Claro cariño, tal vez después.- murmura Andrea. -En fin, espero que me disculpen por las molestias y su semana santa este llena de dicha. Besos, Andrea.- termina, para luego ser arrastrada por Sirius hacia la puerta.
Prólogo
-Huye Hermione. Corre- gritó Ron mientras trataba de defenderse de los continuos ataques de los mortifagos.
-No seas imbécil, Ron. No los dejaré aquí.- bufó la castaña, sin mirar a Ron. -Si me voy de aquí, lo haré con ustedes dos a mi lado.- le respondió Hermione mientras bloqueaba un ataque por parte de Avery.
-No seas testaruda, Hermione. Vete de aquí.- le dijo Harry que estaba a su lado, luchando con Bellatrix. -No resistiremos por mucho tiempo y no quiero verte morir. No es tu momento. Y eso es para ti también Ron. Esta es mi batalla. ¡Váyanse los dos, ya!- Completó Harry mientras lanzaba un expelliarmus a la mortifaga.
-¿Y si es tu momento? No me hagas reír Harry. Yo no me voy de aquí.-Contestó la castaña mientras creaba un escudo para protegerse de los múltiples ataques de los que era victima.
-Harry tiene razón, este no es tu momento. Nosotros nos quedaremos aquí y te cubriremos la espalda. Vete y busca ayuda.- Sentenció el pelirrojo mientras se volteaba a ver a su mejor amiga. Le regaló una última sonrisa de despedida, antes de girarse y seguir luchando. Se sintió desesperada ante ese último contacto visual que le decía tantas cosas, y que silenciosamente le estaba dando un adiós. Ron sabía que esa sería la última vez que se verían.
-¿Nosotros? No amigo, tú también te vas de aquí.- respondió el ojiverde.
-¿Y perderme de ver como le pateas el trasero a Bellatrix? Jamás. Además hermano, prometí estar contigo hasta la muerte y lo cumpliré.- expresó Ron con una sonrisa en su pecoso rostro, la cual fue respondida con una media sonrisa por parte del ojiverde.
-Ya quisieras, Weasley, que tu amiguito Potter hiciera eso. Pero al final, sólo verás como yo los elimino.- Contestó la morena con una sonrisa siniestra en su rostro, mientras se preparaba para lanzar su próximo ataque.
-Si las cosas son así, yo también me quedo. Al final de cuentas, yo también prometí estar a tu lado hasta el final, Harry.- Protestó la castaña mientras volteaba a ver a Harry, quien le miraba contrariado y preocupado.
-Me alegra escuchar eso, Sangre Sucia. Porque nada me alegrará verte revolcarte en el suelo ante Potter, antes de que termine con tu inmunda existencia.- Sentenció el mortifago. –Crucio.- murmuró, para luego ver con satisfacción como la joven se doblaba del dolor, sin pronunciar palabra y mirándolo desafiante. -¿Con que muda, sangre sucia? Ni siquiera de entretenimiento me sirves, mejor será acabar de una vez con tu existencia. Avada Kedavra- gritó Avery.
Un rayo de luz verde se dirigió inmediatamente a la castaña, que no tuvo tiempo de reaccionar y mucho menos, moverse del suelo. La joven cerró sus ojos instintivamente esperando el hechizo, el cual nunca llegó. Escuchó un golpe seco frente a sí y lentamente abrió sus ojos, para encontrarse con el cuerpo inerte de Ron Weasley.
Muerto. Ron está Muerto.
-Hermione- Gritó Harry, despertando a la castaña de su ensoñación. -Hermione, vete de aquí. Ahora.- completó el morocho mientras miraba sucesivamente a la castaña y al cuerpo de su mejor amigo. Hermione lo miró unos segundos y luego asintió.
Miró por última vez a Harry, directamente a sus ojos, los cuales le trasmitían una última suplica y su inminente despedida. Al igual que Ron, los ojos verdes de Harry le decían adiós.
Hermione le sonrió amargamente, esquivando un hechizo de Avery, antes de meter su mano al interior de su blusa. Comenzó a tirar de una cadena que se encontraba atada en su cuello, mientras lágrimas salían de sus ojos cafés.
-Te amo- le dijo Harry entre mímicas, mientras la veía retroceder poco a poco.
-Y yo a ti.- le respondió Hermione, antes de girarse y comenzar a correr. Dejando al niño que vivió, cubriéndole la espalda, sólo ante Avery y Bellatrix. La castaña comenzó a correr por los largos pasillos del edificio. Antes de cruzar por uno de ellos, escuchó un sonido seco, parecido al de un cuerpo cayendo al suelo. Cerró sus ojos violentamente, mientras las lágrimas seguían saliendo.
Entró a la primera habitación que encontró, no había tiempo para ir a buscar ayuda, por lo que tendría que resolver ese predicamento por sí sola. Apretó la mano que sostenía la cadena, para luego aflojar con un suspiro, tomándola entre sus manos y comenzando a darle vueltas al giratiempo. Con solo atrasar 24 horas, podría salvar a sus amigos. Se obligó a concentrarse en las 24 vueltas que tenía que darle al reloj, y no en los ojos opacos de Ron, o en la desesperanza que había en los de Harry. Trato de apresurarse, aunque sus dedos no le respondían con la precisión a la que estaba acostumbrada. Intentó poner todo su empeño en los últimos giros del reloj, dado que podía sentir que la estaban buscando en ese preciso momento para eliminarla.
-20, 21, 22, 23…-susurró levemente mientras seguía girando el pequeño reloj, cuando la puerta se abrió estrepitosamente y por ella entro Bellatrix.
-¿Creíste que te me ibas a escapar, sangre sucia?- Murmuró Bellatrix con una media sonrisa, mientras acariciaba su varita. -Pues te equivocaste y ahora te haré el favor de enviarte junto con tu querido amigo Weasley y tu amado Potter.- dijo la mortifaga con una sonrisa cínica en su rostro.
-Harry.- susurró la castaña mientras se imaginaba el cuerpo inerte de su novio, mientras apretaba con fuerza el giratiempo. Miró fijamente a la mortifaga y le regaló una fría sonrisa, mostrándole el pequeño artefacto con desdén, notando el cambio de expresión de Bellatrix al notar que era lo que tenía en las manos.
-Nos veremos en otra ocasión, Bella.- dijo la castaña con voz inexpresiva. -24- completó Hermione, dando el último giro.
- Avada Kedavra- Gritó Bellatrix al mismo tiempo que la joven hablaba. Un rayo verde salió de su varita y chocó con el pequeño reloj del giratiempo, justo en el momento en que Hermione le terminaba de dar la vuelta. El rayo rebotó, al mismo tiempo que hacía un quiebre en el reloj, pero aun así, este comenzó a girar velozmente, llevando a la castaña a su destino. El pasado.
