LILITH
Os aconsejo escuchar la canción Lilith de Pedro Guerra, la letra es bastante buena para esta historia. Y como todos sabéis, Naruto le pertenece a Masashi Kishimoto.
Ep. 1: Otra oportunidad
"Creó pues, Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios le creó; varón y mujer los creó".
"Yahvé formó entonces a Lilith, la primera mujer, del mismo modo que había formado a Adán".
"¿Por qué he de acostarme debajo de ti? - preguntaba - Yo también fui hecha con el polvo de la tierra, y por lo tanto soy tu igual".
"Como Adán quiso obligarla a obedecer, Lilith enfurecida pronunció el nombre sagrado y prohibido de Dios, se elevó por los aires y le abandonó, a él y el Edén".
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Había pasado mucho tiempo. No tres o cuatro míseros siglos, que a los humanos mortales les parece tanto, sino realmente mucho, mucho tiempo. Y en todo ese tiempo, él no había sido capaz de olvidarla. Fingió ser feliz, tal vez al principio lo fue de verdad, pero nunca fue lo mismo desde que ella... desde que ELLA le abandonó. Se había ido tan contenta (más o menos), sin dudarlo ni mirar atrás, sin querer llevarse absolutamente nada de él. Una nueva muestra de su rebeldía e insumisión.
Y pasados tantos miles de años desde su creación, allí se encontraba él, frente a esa cueva del Mar Rojo donde ella habitaba. Todo estaba impregnado de su esencia, de su feminidad, pero también percibió los efluvios de todos aquellos que alguna vez yacieron con ella: hombres, demonios, semidioses paganos, incluso algún que otro ángel. Y cómo no, también mujeres (su propia costilla fue una de sus... ¿víctimas?). Sí, ciertamente era una mujer liberal.
Una vez más, ¿por qué había venido a buscarla, después de milenios separados? Ah sí, el AMOR.
- ¡LILITH! - gritó con toda la fuerza de sus pulmones, haciendo que resonaran las paredes de la cueva.
No quiso adentrarse más, se quedó apenas en la entrada, aunque desde ahí veía claramente que a ella no le había ido nada mal. Además de haber disfrutado de los placeres de la carne con cuanta criatura se le antojase (cosa que él no había podido hacer satisfactoriamente desde que se marchó), al fondo captaba la silueta de lo que debía ser un esplendoroso palacio. ¿Cuál de sus numerosos amantes se lo habría regalado?
- ¿Me buscabas? - se escuchó una pícara y femenina voz - Vaya, no puedo creer lo que veo. Después de tantísimo tiempo, ¿qué te trae a mi morada, mi queridísimo esposo Adán?
La burla e ironía de su voz eran evidentes, pero él las ignoró para deleitarse con la visión de su persona. Seguía siendo igual de hermosa, si no es que más. Sus largos cabellos rubios, creados por Dios con los rayos del sol, rozaban sus caderas. Sus ojos azules, que obtuvieron su color del cielo, resplandecían igual que cuando ambos fueron creados. Su tersa y blanca piel, originada con velos de nubes que cubrieron su carne en el momento de surgir de la tierra, seguía luciendo inmaculada. Era simplemente... perfecta.
- Yo... he venido a por ti - dijo dificultosamente en apenas un murmullo.
- ¿Perdona? Creo que no te he oído bien - se rió ella, revolviéndole sus cabellos hechos del fuego, al igual que hacía miles de años atrás - ¿Me lo puedes repetir?
- Veo que no has cambiado, Lilith - masculló fastidiado, pero en su interior sonó más bien como "Gracias a Dios por eso".
- No, en absoluto - apartó la mano y posó ambas sobre sus atrayentes caderas, en una postura claramente desafiante - Nunca hubo nada malo en mí que debiera cambiar. Y aún no respondes a mi pregunta. ¿Qué haces aquí?
- No volvamos a eso, ¿quieres? - suspiró - Estoy aquí para ofrecerte una tregua, un acuerdo de paz. Regresa conmigo, Lilith - ordenó, pero viendo el ceño fruncido de ella se doblegó un poco - Por favor, vuelve a mi lado y ocupa nuevamente el lugar que te corresponde. Conmigo, como mi esposa.
- No - dijo ella tranquilamente, quedándose tan pancha - ¿Alguna otra cosa más?
- ¿Por qué no? - preguntó cordialmente - Seremos otra vez una pareja, podremos regresar al Edén y crear nuevamente a la humanidad. Porque al paso que va no tardará en extinguirse, dos o tres mil años nada más.
- Adán, creo que el tiempo ha echado a perder tu memoria - resopló la mujer - Te abandoné voluntariamente, porque no acepté someterme a ti como la devota sirvienta que en realidad deseabas. Y otra cosa, las puertas del Edén están cerradas para ti, que cometiste el Pecado Original, pero nunca lo estuvieron para mí. Yo me marché antes de eso, y tengo la opción de regresar en el momento que me plazca. De hecho, creo que Dios estaría más que feliz si volviera y dejara de traer lilim al mundo.
- ¿Entonces por qué no lo haces? - insistió el hombre - Dios ha accedido a perdonarme si regreso contigo.
- ¡Pero mira que eres egoísta! No regreso porque no me da la gana, soy la mar de feliz viviendo libre y sin ataduras. Y ahora que lo pienso, ¿para qué me quieres de vuelta? Te creía satisfecho con esa pobre mujer que crearon de tu costilla, Eva. Ya sabes, es tu tipo: obediente, sumisa, callada, dulce, dependiente... las cualidades que toda buena sirvienta debe tener. Y por lo que pude ver cuando lo de Caín, también bastante mona.
- No hace falta que seas tan sarcástica - se molestó él - Quiero que me perdones porque te echo de menos. Sí, todo lo que has dicho es cierto, tanto de ti como de mí y Eva. Ella es estupenda a su manera, pero no... no es lo mismo. No eres tú. Eva es confiable y devota, pero resulta demasiado dependiente, siempre está encima de mí.
- No me digas - se rió Lilith con muchas ganas - ¿Es ella la que está encima? Conmigo nunca lo aceptaste.
- No te burles, sabes a lo que me refiero.
- Lo sé de sobra, y mi respuesta sigue siendo no - se puso seria repentinamente.
¡Menuda cara la de ese hombre, venir hasta su casa para exigirle que volviera con él! Y así sin más, después de todas las humillaciones que tuvo que soportar a su lado.
- Lilith, hay una cosa que quiero saber - extrañamente, él pareció entristecerse con su negativa - Durante miles de años te has entregado al placer. Has entregado tu cuerpo a innumerables amantes de una noche, has gozado como ninguna otra criatura de la divina creación de Dios. Y sin embargo... tu alma sigue incorrupta, como si el vicio nunca te hubiera seguido los pasos. Por eso, creo que realmente todavía me amas.
- Eso no hace falta ni preguntarlo - confirmó ella sin una pizca de vergüenza - ¿Cómo iba a ser de otra manera, si a fin de cuentas fuimos creados el uno para otro? Dos hermanos, dos amigos, dos amantes. Hombre y mujer, esposo y esposa, ambos creados perfectos por Dios, y sin embargo no quisiste aceptarlo. ¿Y tú te quejas de lo que has sufrido? Al menos has podido volver a amar, mientras que yo no. He entregado mi cuerpo a miles de hombres y mujeres, he experimentado placeres que ni siquiera alcanzas a imaginar, pero jamás he vuelto a sentir el calor que me inundaba al estar contigo. Mi corazón siempre ha sido tuyo.
- Yo nunca encontré satisfacción completa con Eva - aseguró Adán - La quise, la quiero, pero no eres tú. Por eso te lo pido: por favor, regresa a mi lado.
- Adán, no importa cuántas veces me lo pidas, mi respuesta siempre será la misma - dijo ella tercamente.
- De acuerdo, veo que sigues siendo tan testaruda como siempre. En ese caso...
- ¿Yo soy la testaruda? - chilló Lilith - De no haber sido por ti, por tu estúpido orgullo de macho, todavía viviríamos felices y contentos en el Edén, amándonos por toda la eternidad. Si tan sólo hubieras sido un poco más transigente...
- Sí, lo que tú digas - se negaba a aceptarlo, aunque el tiempo le había dado la razón a ella - Estaba por decir que si no quieres volver conmigo, al menos podrías darme una segunda oportunidad.
- Al contrario que tú, yo sí estoy dispuesta a aceptar cambios. ¿Qué me propones exactamente, Adán?
- Una vida. Lo que te ofrezco es que renazcamos como simples mortales, como los seres humanos que fuimos en el momento de ser creados. Es lo que Dios me sugirió por si, evidentemente, te negabas. A cambio, ha prometido que ningún ángel matará a más hijos tuyos durante los años que seas humana.
- ¿Y qué opina Eva de esto? Oh, qué tonta soy, lo había olvidado - volvió a burlarse - Ella no opina nada, porque hará exactamente lo que sea tu voluntad, ¿cierto?
- De hecho... Eva renacería con nosotros - dijo inseguro.
- Ya veo. Muy bien, entonces si ella renace como humana, quiero que también lo haga Samael.
- ¿Qué? - gritó furioso - ¿Acaso pretendes reencontrarte con tu fiel amante en esa vida?
- Oye, te recuerdo que también renacería tu esposa - contestó Lilith de igual manera - Y eso te convierte en bígamo, no sé qué es peor.
Adán se apartó unos pasos de ella y se frotó sus ojos aguamarinos. Ya no le hacía gracia el asunto, pero supuso que era lo justo. No tenía otra opción.
- De acuerdo, que así sea. Renaceremos los cuatro, y te demostraré que puedo hacerte feliz, lo juro.
Ya no resistió más, y cedió al impulso que le atormentaba desde que la vio. La abrazó contra su pecho, estrechando su cuerpo y aspirando el aroma de sus cabellos. Cuánto lo había extrañado. Lilith simplemente se acurrucó entre sus brazos, sintiendo ese calor en su interior que había añorado durante miles de años.
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Y así, Adán y Lilith llegaron al primer acuerdo de toda su vida. Renacieron como simples mortales, en la misma época, muy cerca el uno del otro y con sus respectivos acompañantes. Pero no fueron los únicos: para verificar que todo sucedía de forma justa y más o menos pacífica, Dios también envió a cuatro de sus arcángeles, lo que no le hizo ninguna gracia a su enemigo acérrimo Satanás, que tenía sus propios planes...
Dios: Madara Uchiha - - - - - - - Satanás: Danzou
Adán: Gaara del Desierto - - - - Lilith: Ino Yamanaka
Eva: Matsuri - - - - - - - - - - - - Samael: Sai
Uriel: Sakura Haruno - - - - - - Raguel: Sasuke Uchiha
Sariel: Shizune - - - - - - - - - - Remiel: Hanabi Hyuuga
