Bueno en lo que encuentro el cuaderno del Nuevo shredder les mandaré este.

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Tierra de muñecos.

Primer capítulo

Leonardo estaba parado sobre el tejado de un edificio y se le veía triste, hace unos cuants minutos se había pelado con Raphael y todo había sido por una tonteria, peo aun así su hermano le había gritado que por ser el lider ese creía mucho, pero que en realidad nadie lo quería y que deseaban que muriera.

Luego de que Raphael se marchó, Leo se dejó caer sentado sobre un pequeño banco de cemento y cubriéndose el rostro con ambas manos comenzó a llorar, lo que su hermano le había dicho, le había dolido y mucho.

Pero eso no era todo, incluso Leo creía que ni su maestro lo quería, ya que siempre lo regañaba

x que cuando sus hermanos se portaban mal o se lastimaban. Le decía que por ser el mayor era el responsable de ellos., pero realmente no se sabía quein era el mayor de ellos tres, donnie, Leo, Rapha, o donnie y de Mike era bien sabido que era el más pequeño, y el sensei había elegido a Leo como lider solamente por que desde muy pequeño habia demostrado ser: responsabel, paciente, disciplinado, atento y sobretodo inteligente.

Y lo peor de todo era que el amba a sus hermanos, pero parecía que ellos no lo querían para nada.

Su llantos e hizo más amargo y el cielo se estaba llenando de estrellas, realmente era una noche preciosa.

-¿Por qué lloras? –escuchó de repente y se destapó el rostro.

En la azotea donde estaba ssentado ahora se encontraba también un hombre. leonardo al verlo se quedó bastante sorprendido. el hombre estaba totalmente vestido de negro y traía una hermosa muñeca pelirroja consigo.

Incluso aquel hombre usaba un sombrero de copa.

Leo estaba extrañado, puesto que jamás lo escuchó llegar y ni siquiera esta había cuando comenzó a discutir con Rapha.

El extraño comenzó a avanzar hacia él, y por uns instante Leo creyó que aquel hombre se le acercaba flotando. Se talló los ojos y vio que venía caminando hacia él y que venía apoyado en un bastón.

-saluda al chico marisoln –le dijo el hombre a la muñeca y con una de sus manos enfundadas en un guante le alzó el rostro a Leo.

-Que rostro tan bello, no vale la pena que se tiña de estas lágrimas de perla –le pasó los pulgares por las mejillas.

Leo lo observó, aquel hombre era muy blanco, alto de ojos negros y usaba un monoculo en el ojo izquierdo.

Su cabello era negro y entrecano he incluso tenía barba.

-¿Me vas a decir porque lloras? O porque soy un extraño no me tienes confianza- se sentó a su lado que platicando es como haces amigos.

-Mi hermano me dijo que los demas dicen que no me quieren y que desean verme muerto y creo que tampoco me quiere mi sensei.

-¿A si?, no les hagas caso, luego decimos cosas que no son ciertas.

-No lo Creo, mi hermano ya me la ha dicho varias veces.

-No te preocupes ¿puedo invitarte a comer algo para que se te baje la tristeza?

-No puedo dejarme ver por otros humanos, se podrían asustar.

-¿Asustar? ¿de ti? por Dios si eres bello-. Ante esas palabras las mejillas de Leonardo se sonrojaron un poco-, pero si no quieres estar en la calle, vamos a mi casa.

Leo se puso de pie y siguió al sujeto y ambos abordaron una camioneta.

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Por lo mientras en la casa de las tortugas, Raphael entrenaba con su saco de arena.

-Raphael –su sensei se le acercó -¿Dónde está tu hermano?

-¿Cuál? tengo 3 sensei.

-Leonardo –le dijo.

-¿Cómo quiere que yo sepa? Ya volverá –Le dijo y el sensei lo observo fijamente y luego dando un suspiro se fue a su habitación

-Es cierto que Leo ya se tardó en volver acasa –Mike se giró aver a raspha en lo que jugaba video juegos.

-Y nosotros nos somos sus niñeras para estár detrás de él –respondió este.

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Leo llegó hasta una enorme mansión, la cual al fondo tenía una torre negra y bastante enorme.

-Sígueme –le pidió aquel extraño y leo se maravillo al ver todos los muñecos que veía a su paso.

-Suelo coleccionar muñecos y de todos tamaños –le dijo el hombre y luego entraron en una preciosa sala con columnas y piso de marmol, era un sala de té, principalemente y bastante acogedora –Vamos a sentarnos.

Tomaron sus lugares y el hombre toco una campanilla y al instante en la puerta apareció un hombre que parecía ser el mayordomo.

-¿Llamó Sr?

-Dime ¿te gusta el pastel y el té? –se giró a ver a la tortuga –Y no me has dicho tu nombre.

-Leonardo –le respondió.

-Ah, Leonardo, un nombre bello sin duda, como el gran Da Vinci, aunque me imagino que el no fue tan hermoso como tu –Leo se volvió a sonrojar –Y bueno, volviemdo a lo anterior ¿si te gustaría comer lo que te ofrecí?

-Sí, peor creo que tengo que volver a mi casa Sr.

-De acuerdo, cenas lo que te he ofrecido y luego te llevaré a tu casa.

-Gracias –dijo la tortuga y el mayordomo fue por los pedidos.

-No agradezcas por cierto mi nombre es Smith Edward –le dijo el hombre.

Cuando llego la cena, Smith se puso de pie para recibirlo.

-Leonardo ¿me haces un favor? ¿Ves el muñeco que tengo sobre esa repisa? Tráemelo con cuidado ya que al parecer esta roto de algún lado.

-Sí -Leo se puso de pie y tomó al muñeco el cual le entregó al hombre y vio frente a su silla su pedazo de pastel y tazón de té.

-Gracias –dijo smith al recibir el muñeco y comenzó a revisarlo -. Puedes empezar si quieres, no tardaré mucho.

Leo asintió y se comenzó a comer el pastel, el cual era de fresas, pero a la hora de dar el priemr sorbo a la taza de té, todo le comenzó a dar vueltas, luego todo se volvió oscuro a su alrededor y finalmente cayó al suelo inconsciente, Smith al verlo, sonrió con ironía.

-Verdaderamente no siempred ebes confiar en los extraños, leonardo…Ayúdame –le pidio a su mayordomo.

Éste se acercó y con una gran facilidad cargó al muchacho sobre su hombro y siguió a su amo primero por la casa, luego por el jardín y finalmente subieron hasta el punto más altod e la torre que ahís e encontraba.

Acuesta a Leonardo sobre esa base de cemento y podrñas irte y recuerda no decir nada.

-Yo nunca digo nada de lo que mi Sr hace. –dijo el mayordomo y después de hacer lo que le pidieron hacer marchó.

Smith a un lado de Leo puso un estuche de instrumentos de disección.

-Eres verdaderamente hermoso. Bien, vamos a comenzar. –le pasó la lengua por al mejilla. comenzando así a violar aquel cuerpo aun virgen que tenía consigo y comenzando asi su terrible tortura.

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continuará…