Disclaimer: Los creadores de NCIS son Donald P. Bellisario, Dom McGill y esa serie y sus personajes no me pertenecen. CSI fue creada por Anthony E. Zuiker, por lo que tampoco me pertenece. Un pequeño drabble hecho para sara_f_black en livejournal.

Lo que pasa en las Vegas…

Greg entró en el hotel y no pudo dejar de recordar el caso que habían trabajado ahí, tratando de no alertar a unos narcotraficantes de poca monta y aprendiendo más de lo que quería sobre cierta parafilia que tenía como eje las pantaletas…

Pasó por la gran sala de juegos, iluminada y llena de gente. Y entró a una de las salas audivisuales que había estado buscando.

Cuando llegó, todavía se encontraban algunos de los que había llegado a las ponencias sobre Química. Greg caminó por el lugar, buscando con la mirada, cuando, de repente, estaba siendo fuertemente abrazado por alguien que se escurrió entre dos personas más.

—¡GREGORY!
La emoción y entusiasmo lo hicieron sonreír en demasía, exclamando:

—¡Abby! —mientras le devolvía el abrazo.

Ella lo medio soltó y se miraron a la cara. Él sonrió aún más. ¡No había cambiando en absoluto! Aunque ella medio frunció el ceño al decir:

—¿¡Qué hiciste con tu cabello! Se ve tan… ¡No tú! —hasta lo despeinaba con una mano, tratando de darle el aspecto que tenía hace años, aunque con el insuficiente largo para eso.

Él dejó ir una carcajada y se trató de explicar:

—Lo siento, tuve que cambiarme el look… ahora soy un aburrido criminalista más.

—¡Oh, no te atrevas a decir eso! —Lo amenazó en broma con el dedo índice en su dirección—. Ya me costó perdonarte que no pudieras venir a mi ponencia, ahora quiero pasar una noche muy divertida como las que tuvimos en tu año de intercambio. ¡En las Vegas! —terminó exclamando, con gran entusiasmo.

Pero Greg la miraba y agachaba un poco los ojos, pareciendo en algo a un niño tiernamente perverso. En el año que estuvo en la universidad de ella, había pasado tantas cosas entre los dos, que no supo a qué tipo de noche se estaba refiriendo. Sintió como Abby le daba una calleja juguetona en la cabeza, como respuesta a esa mirada. Aunque después, le dijo:

—¡Bien, guía! ¡Vamos a divertirnos! —con una sonrisa, y, más aún, una mirada por más alentadora.

Y salieron del lugar…

OoOoO

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