CAPÍTULO 1

Habían pasado ya cinco años desde la partida de Goku, el gran guerrero dorado, sobre Shen Long junto con las esferas del dragón, cinco años en los cuales había reinado la completa paz en la tierra, y los allegados a ese guerrero dorado, se habían ya acostumbrado a vivir en su ausencia, aferrándose a los buenos recuerdos de momentos vividos junto a él.

Una de esas personas era su sobrina Pan, la cual, ya a sus 20 años de edad, se había transformado en toda una mujer, no solo de forma psicológica, (ya no era la niñita caprichosa y medio infantil de 15 años, a la cual si se le negaba algo, era capaz de armas unos líos bárbaros con tal de conseguir lo que quería, un buen ejemplo de eso, es haberse colado en la nave espacial junto a su abuelito y Trunks hace cinco años atrás).

Y de su físico, ni hablar, se había vuelto una joven totalmente atractiva con el pasar del tiempo. Media alrededor de 1.70, era de contextura delgada, pero con un cuerpo a simple vista fuerte, gracias a años de entrenamiento arduo, con una cintura bien marcada, unos pechos lo suficientemente bien formados para su edad, y aún conservaba su simpático flequillo, acompañado por una abundante y larga cabellera azabache que le llegaba casi hasta la cintura. Su forma de vestir había cambiado, pero no mucho. No se sentía muy cómoda que digamos viéndose muy femenina. En cierto grado lo era, pero no en exceso, ya que su guardarropas aun contaba con algo ropa ancha. Tampoco le gustaba maquillarse demasiado ni usar accesorios, debes en cuando una que otra pulsera o algún par de aros, pero nada más que eso, no necesitaba mucho, ya que poseía una bellesa natural.

Fue la única a la que más le había costado despegarse del recuerdo doloroso se su querido abuelito, pero con el tiempo pudo aceptarlo y darse cuenta que la vida era así, lo que viene tarde o temprano se va. Al principio, ella estaba enfurecida con él, ya que pensó que fue un egoísta al haberse ido con las bolas y dejarla a ella sola y a su familia abandonados, pero al paso del tiempo y de muchas reflexiones sobre lo sucedido, logro darse cuenta de que en realidad ella había sido la egoísta en pensar eso y que su abuelito hizo lo que hizo por el bien de la tierra, sus seres queridos, por el bien de la humanidad y sus siguientes generaciones.

Pan aun vivía en la montaña Paoz, junto a sus padres Gohoan y Videl y a su abuela materna Milk. Ella estudiaba desde hace ya dos años medicina en la Universidad de Ciudad Satan, era una de las mejores en su clase, ya que había heredado la inteligencia de su padre, el gran doctor y científico Gohan, reconocido mundialmente por sus avances en las ciencias médicas. Esto provocaba en Pan una gran presión, la cual no se la deseaba a nadie, ya que todo el mundo esperaba que ella siguiera el mismo camino que su padre: ser una reconocida científica. Desde un comienzo ella jamás quiso ingresar a la universidad, los libros y los estudios no eran lo suyo, ella amaba pelear, su cuerpo se lo pedía a gritos, era su gran pasión, una de las pocas cosas que la hacían sentirse plena y feliz, no por nada era media sayayin y sangre guerrera corría por sus venas. Ella deseaba abrir su propio doyo e impartir clases, pero allí estaba su padre, con el rostro serio, diciéndole que lo mejor para ella era ir a la universidad y convertirse en una respetada doctora. Pero eso no era lo suyo, el unico motivo por el que estaba en la universidad era por darle el gusto a su padre.

Ese sábado por la mañana su despertado comenzó a reproducir la ya casi diaria matutina canción para despertarla: "Buscando un amor" de Pappo's Blues, elegida por ella para comenzar su día.

- Nada como una buena mezcla de rock y blues para comenzar el día.- se dijo entre bostezos y estiradas en su cama.

Se levanto como pudo y se dirigió al baño privado que tenia en su habitación. Encendió la ducha y mientras el agua que corría se calentaba se dirigió a su guardarropas para elegir que ponerse. Optó por un jean azul oscuro semi ajustado, un cinturón blanco, que hacia juego con una músculo de tiras finas, y sus ya típicas zapatillas punteras blancas. Volvió a la ducha, donde se dio un rápido baño, salió, se vistió y bajo a la cocina donde ya estaba su madre esperándola con el desayuno listo.

- Buenos días Pan, como has amanecido?- le pregunto Videl a su hija mientras le alcanzaba una gran taza de café.

- Bueno días mamá. Pues la verdad que un poco agotada, ayer me quede estudiando hasta muy tarde esos asquerosos apuntes de medicina- contesto Pan con poca gana mientras le daba unos sorbos a su taza de café.

- No digas esos Pan, ya verás que la universidad es lo mejor para ti- contesto su padre Gohan entrando a la cocina con un diario en la mano. Se sentó y comenzó a ojear el diario - debes ponerle mucho esfuerzo en los estudios si quieres llegar a ser una de las mejores egresadas de tu promoción.

Ante ese comentario Pan revoleó sus ojos con fastidio, se paro tomando una tostada mientras rápidamente se preparaba para salir - Bueno, ya debo irme o si no llegare tarde y el abuelo Satán se enojará con migo.

- Pero si aún tienes una hora libre antes de entrar a trabajar.- le dijo Videl con cara de extrañada a su hija.

- Si, eso… es que quede con verme con Kawai antes de entrar a trabajar así que ya me voy.

Ante ese comentario Gohan aparto su mirada del diario para posarla sobre su hija con el seño fruncido - No te entretengas mucho por ahí, si no llegaras tarde al trabajo- comentó, con un tono un poco celoso en sus palabras.

-Si papá, no te preocupes- le contesto Pan mientras apresuradamente buscaba su morral negro cruzado para salir- Adios, nos vemos-

- Adiós hija que tengas un buen día- saludo su madre.

Rápidamente Pan salió de su casa y remonto vuelo. La verdad es que no tenia que ver a Kaway, su ya ex novio desde hace un par de días, por eso la cara de pocos amigo de su padre cuando les dijo que se hiba a ver con el. Sus padres estaban al tanto desde ya hace unos 3 meses que Pan salía con Kaway, pero no de su pelea definitiva de hace un par de días. Mintió sobre Kaway, por que no soportaba a su padre diciéndole que lo mejor para ella era su carrera en la universidad ¡BASURA! Eso no era cierto, por eso fastidiada se marcho antes.

Volar…no había nada más relajante para ella que volar, además de escuchar por medio de su mp3, una buena música, su segunda gran pasión después de las artes marciales. Como todo sábado, comenzaba temprano su día trabajando como secretaria en uno de los tantos doyos de su Abuelo Satán, la verdad que mucho ese trabajo no le agradaba, pero la paga era buena, y le alcanzaba para costear sus clases de guitarra que tomaba a la salida de éste. La verdad es que era muy buena tocándola, el rock le apasionaba demasiado! Ella siempre les decía a sus amigos entre bromas que su guitarra era su único amor fiel.

- Yo escucho y sigo, por que mucho de lo que está prohibido me hace vivir, no me persigo, por que mucho de lo que está prohibido me hace feliz…lo reprimido cuando esta cautivo, te impide salir…- cantaba la letra de una canción felizmente Pan a todo pulmón sobre los aires.

Llegando a Ciudad Satan, diviso un callejón cercano al doyo para descender sin que nadie la viera. Llego al gran edificio y entro en la parte de secretaría del mismo, donde la esperaba la segunda asistente, Ria, una veterana con cara de cansancio y larga vida marcados en su rostro, ocultos tras unos grandes lentes de armazón azul.

- Hola Pan, tantas ganas de trabajar tenías que hoy has llegado tan temprano?- comentó Ria con una sonrisa.

- Ja-ja-ja- comentó Pan, con más sarcasmo e ironía bien marcados- Buenos días Ria. Y si…ya quisieras eso…lo hice para escaparme de una larga, repetitiva y fastidiadota charla con mi padre…algún mensaje de mi abuelo para mi?- le preguntó mientras acomodaba unos papeles de tras de su escritorio.

- Del señor Satán no, pero si dos mensajes de un tal…- y tomo su agenda, donde la mujer anotaba sus mensajes, para recordar el nombre de la persona- hum…déjame ver...Ha! aquí está! Un tal Kawaki, llamo dos veces para tratar de comunicarse con tigo, y en el segundo mensaje me pidió que te dijera que te extrañaba…mmm, problema amorosos mi querida Pan?-

Al escuchar de que se trataban los mensajes, Pan puso cara de fastidio y enojo, el cuál no paso desapercibido por la veterana Ria.

- Qué sucedió? Ba, si es que se puede saber…- pregunto con cara de preocupación mirando a Pan tomar asiento frente a su escritorio. La verdad es que Ria, por más que fuera una vieja solterona, no era para nada amargada y odiosa, como la mayoría de viejas amargadas y solteronas que Pan conocía, al contrario, era amable y siempre muy dulce y cuidadosa con todos, es por eso que Pan siempre se preguntaba por que Ria había terminad sola.- O vamos Pan, no me digas que te has peleado con tu novio…que lastima, si era ese muchacho morocho que siempre te esperaba a la salida de aquí , es una lástima, era un chico tan atractivo! Y parecía ser tan educado!-

- Pues más bien resulto ser un asqueroso cerdo el desgraciado- comento Pan un tanto enojada elevando la voz- Lo siento Ria…no quiso sonar descortés…pero lo cierto es que lo era! Ese patán no se merecía a una chica tan educada y hermosa como yo jajajajaja- y comenzó a reir de forma media desquiciada, en forma de broma. Luego miro a Ria y vio que esta la miro ceriamente esperando la verdadera repuesta. Pan puso una mueca con un dejo de tristeza- No…este, lo que sucede es...mira, lo siento Ria, pero es que la verdad, en estos momentos no tengo muchas ganas de hablar sobre ello…no te enojas, verdad?- Y era cierto, ya hace una semana que se habían peleado y prácticamente había tratado de no pensar en ello en lo últimos tres días. Aún le dolía demasiado.

Ria le dedicó una cálida sonrisa para luego responderle- Por supuesto que no Pan, para nada, si no estas en condiciones de querer hablar sobre eso, no lo hagas, pero te recomiendo que no te lo tengas guardado por mucho tiempo, debes sacar para afuera lo que te angustia, de acuerdo?-

- Lo se Ria, no te preocupes…y gracias por entenderme- le contesto Pan.- Bien, y ahora, a concentrarse en el trabajo!- Comento mientras empezaba a llenar planillas.

Llego el medio día y con eso el fin de su mañana laboral y la hora del almuerzo. Unos minutos antes de salir del doyo, su celular comenzó a sonar.

- Bra! Hola amiga, pero que sorpresa, no esperaba un llamado tuyo en esta fecha, a pasado tanto tiempo!- saludo Pan desde su celular.

- Hola Pan, cómo estás?. Acaso pensaste que me olvidaría de mis amigas?- contesto Bra, con un tono alegre en la voz .

Lo que sucede es que Bra había ingresado en la Universidad de la Capital del Norte, y eran casi escasas las veces en las que las amigas semi sayayin se podían ver.

Prácticamente tres meses habían pasado desde su último encuentro.

- Jajaja, sabes que no pienso eso, pero oye, imagino que si me llamas, es para decirme que estas en la Corporación Capsula!- comento animada Pan.

- Pues claro que si. Llegue ayer por la noche, y ya quiero verte amiga! Juntémonos para almorzar, tengo tantas cosas que contarte…te he extrañado mucho marimacho- le dijo con un tono de broma. Ese era el epodo cariñoso por parte de Bra hacia Pan. Desde muy pequeñas que la llamaba así, y era a Bra a la única persona que le permitía llamarla así.

- Y yo a ti princesa caprichosa- ese era el apodo de Pan para Bra.

- Ump…y bien orgullosa de serlo!- contestó la peliazul con orgullo.-Te espero en quince minutos en la entrada del centro comercial, si?

- Ok, nos vemos en unos minutos entonces, adiós!- Pan colgó su celular y se apresuro a colocarse el morral, para salir a toda prisa hacia el centro comercial para encontrarse con su amiga de la infancia, sin sospechar que alguien o algo oculto la observaba desde hace rato.