Una vez hace mucho tiempo, en la tierra de nunca jamás, una flor dorada se abrió en el árbol de la hondonada escondida, de ella surgió una figura que parecía una persona pequeña con dos hermosas alas doradas y de su pelo pendía una corona. La primera hada, la primera reina de las hadas surgió de este árbol sin igual que emanaba una sustancia que confería a estos seres ciertos poderes característicos a cada hada que surgiera. A la hora de haber florecido la flor surgió otra flor distinta de color azul celeste de la cual surgió un duende con un vestido de flores y una corona de hojas verdes. El seria el ministro de la primavera. A media mañana surgió una flor pomposa naranja y amarilla como un girasol de ella surgió un hada regordeta con un vestido de flores con grandes pétalos y una corona de pequeñas flores en un pelo rizado y rojizo. Ella sería la ministra del verano. Antes del atardecer surgió una flor violácea como el azafrán de hay surgió un duende que su ropa era de hojas caducifolias de rojizas a marrones como las que caen en el otoño y una corona picuda hecha del mismo material. El seria el ministro del otoño. Cuando cayó la noche surgió una flor rosácea como de cerezo de la que surgió un hada de ropas azules y blancas con una corona puntiaguda y un pelo blanco largo y lacio. Ella sería la ministra del invierno, capaz de pasar la frontera sin que se congelaran sus alas, pero prefería el árbol. Allí en el invierno surgió en una laguna a la que llegaba el polvo de hada un duende que se llamaría el señor del invierno, él se acercó a la frontera donde ya se habían acercado los ministros a saludarlo sin la reina, ya que esta aun no podía abandonar el árbol. Aún quedaba una flor. Esta estaba desde la mañana, era igual que la de la reina pero de color azul brillante. Esta se abrió a la media noche cuando la luna alcanzo su máximo auge. De ella surgió un hada azul, la hermana gemela de la reina Clarion.