Hola! este es un nuevo fic, es un proyecto que quiero hacer largo y entretenido, espero que sea de su agrado.
Está ambientado en los años 40, terminada la guerra y en Nueva York.
1948- Nueva York
Tony Stark había pasado por muchas cosas los ultimos años, pero nada cómo ahora. Recientemante había recibido amenazas de un loco llamado El Mandarín. No le tenía miedo, pero empezaba a sentirse cansado de estar siempre en peligro, no lo dejaba disfrutar la vida. Ponía en peligro también a la única chica que había amado realmente en toda su vida, se sentía tan impotente verla irse a trabajar cada mañana lejos de el y preocuparse de que algo le pasara. Lo pero que podía imaginar era perderla para siempre a causa suya y no poder hacer nada.
En aquellos ratos de soledad lejos de Pepper le hubiera gustado hablar con alguien, pero a quien podría recurrir?
Estaba su buen amigo Rhodey el cual siempre lo había apoyado, se conocían desde adolescentes, pero el estaba todo el día ocupado.
Se le acabaron la opciones, tenía que admitirlo, además de Rhodey y Pepper no tenía a nadie más.
Estacionó su Packard Darrin fuera de su mansión, la cual fachada estaba decorada al más puro estilo barroco, sacó las llaves de la casa de su bolsillo y abrió la puerta. La casa estaba sola a esa hora, como era ya la costumbre. Tiró su sombrero negro por ahí y se quitó el saco.
Encendió las luces y de dirigió hacia su ''pequeño'' taller. En ese lugar hacía frío, lo que lo hizo pensar en calentarse un poco, encendió el toca discos y le hechó una mirada a sus armaduras, con esas cosas podía quemar a cualquiera. Sonrió, gracias a esas cosas, se había vuelto en ''el hombre más ingenioso del mundo''.
Escuchó a la cercanía el sonido del Cardillac de Pepper estacionarse, se emocionó y revisó su reloj de cadena que se asomaba por el bolsillo de su chaleco. Escuchó los pasos de tacones de su novia y salió corriendo hacia ella, decidió que era hora de deshacerse de su inseguridad y depresión por un rato.
Pepper abrió la puerta con su llave, cuando intentó encender la luz, Tony salió de la nada.
-Buu!- gritó Tony, quien se había puesto una sabana en la cabeza.
Pepper dió un pequeño grito y un brinco hacia atrás.
Tony empezó a reir.
-No fué gracioso- dijo Pepper ocultando una sonrisa, ese hombre siempre la hacía reir.
-Entonces porqué te estás riendo?- preguntó él con tono burlón.
Pepper negó con la cabeza mientras sonreia y encendía la luz. A continuación le quitó la sábana de la cabeza a Tony y le dió un merecido beso.
-Te ves hermosa- le susuró Tony al oido.
Ella sonrió, Pepper llevaba puesto un vestido negro que tanto le favorecía, unos tacones de no más de 7 cm , unas medias a juego y su sombrero negro que usaba a diario como era la moda. Su calbello era pelirrojo y ondulado.
Se prepararon a cenar en el comedor grande y largo de 24 puestos que tenía la mansión, algo irónico puesto que en esa casa solo vivian ellos. Pusieron unas velas, Pepper sirvió el pollo y se sebtaron a comer y conversaron acerca de su día.
-Que tal te fué hoy en la empresa?- preguntó Tony con la boca llena de pollo.
-Pues se puede decir que bien, Happy es un poco exagerado, anda por ahí ''arrestando'' a falsos criminales y ''espias'' de la compañia...- Dijo Pepper, luego de una minúscula pausa continuó- Y no hables con la boca.
Tony sonrió, dejando ver el pollo que estaban cenando entre sus dientes.
Ella arqueó una ceja y el le dió un beso en la mejilla, dejando un rastro de salsa en ésta.
Se quedaron sonriendo un momento en silencio. Ella fué a hablar primero.
-Y...que pasó con lo del Mandarín?-preguntó Pepper con cierta cautela.
La sonrisa de Tony se borró de sus labios su expresión cambió por completo, tragó la comida que tenía en la boca y respondió:
-Ese bastardo no es nada- dijo él muy seguro de lo que decía y sin mirarla a los ojos.
-Tony, no lo puedes desafiar, no sabes a lo que te enfrentas- dijo Pepper algo preocupada, había notado que Tony temía del Mandarín, pero no sabía exactamente porqué.
-Lo podría derrotar con los ojos cerrados!- exclamó Tony alzando la voz y dirigiendo su mirada a la de ella, se veía muy molesto ante el comentario.
-Tony...cálmate...-Pepper empezó a susurrar, tenía miedo de que su novio se volviera agresivo, pues se le veia realmente muy frustrado.
-YO SOY MEJOR QUE EL!- le gritó Tony mientras golpeaba con el puño la mesa, haciendo brincar los platos y cubiertos de la mesa.
A continuación Tony salió corriendo muy enojado hacia su taller.
Pepper se quedó sentada en el comedor, iluminada sólo por la luz que las velas le regalaban, estaba inmovil y con la mirada perdida. Una lágrima comenzó a caer por su mejilla, rápidamente se llevó la mano a ésta para limpiarsela, se encontró con aquel beso sucio de salsa que momento antes Tony le había obsequiado. No lo pudo evitar y comenzó a llorar sumergiendo su cara en las manos, silenciosamente decenas de lágrimas salían de sus ojos.
Poco antes de abrir la puerta de su taller, Tony pensó en lo sucedido, estaba tan arrepentido y enojado consigo mismo. No debió de haberle gritado de esa manera, ahora ella estaba espantada y de seguro no dormiría junto a el esa noche. Se recargó contra la pared y dijo para sí mismo:- soy un idiota.
Tony no pudo evitar asomarse, para ver que estaba haciendo su novia, no encendió ninguna luz, no quería que se percatara de su presencia.
Ella estaba recogiendo los platos y copas de la mesa y ocacionalmente sollozaba o gemía, estaba realmente angustiada y no porqué Tony le había gritado sino porque sabía que el estaba preocupado por algo que seguramente no le había contado, y no sabía cómo ayudarlo.
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