Summary: Giró la cabeza , encontrándose con unos grandes ojos que lo miraban atentos desde los matorrales ./Este fic participa en el ritual de iniciación de Noragami del foro ''Mar de Joyas Escondidas ''/

Disclaimer: Los personajes le pertenecen a Adachi Toka.

N/A: Espero que disfruten ambos drabbles :3

El joven rubio de ojos naranjas andaba tranquilamente a través del enorme bosque que se extendía delante suya . La tierra mojada que había en el suelo –debido a la lluvia que había caído horas atrás –ralentizaba sus pasos , pero él no le daba importancia , después de todo ni Yato ni Hiyori estaban libres en ese momento así que caminar por aquel lugar era su único entretenimiento .

La tranquilidad inundaba el ambiente , así que no pudo evitar sobresaltarse al escuchar el sonido de unas ramas crujir , dándose la vuelta totalmente preparado para atacar con una barrera si se trataba de un ayakashi . Se extrañó al ver que no había nadie allí y estaba a punto de irse , cuando escuchó unos débiles pasos cerca de él . Giró la cabeza , encontrándose con unos grandes ojos que lo miraban atentos desde los matorrales .

No sabía el por qué pero no pudo despegar su vista de esos ojos castaños y parecía que el dueño de ellos tampoco podía hacerlo . Su curiosidad pudo con él y se acercó unos cuantos pasos . El misterioso ser al ver sus intenciones , retrocedió asustado saliendo del arbusto donde estaba escondido . Ante sus ojos pudo ver al misterioso portador de esos orbes , un pequeño zorro marrón .

Sonrió de forma amable al animal y comenzó a rebuscar en el bolsillo de su chaqueta , sacando un pequeño paquete de galletas de él . Lo abrió y cogió uno de los dulces , tendiéndole el alimento al indefenso ser que no le quitaba la mirada de encima , atento a todos sus movimientos .

No sabía si fue por curiosidad o por el hambre que a lo mejor el animal tenía , pero al cabo de unos minutos este comenzó a aproximarse hacia él . Solo un paso lo separaba del cánido , distancia de la cual pudo admirar su hermoso y sedoso pelo de cerca , unos cabellos que quiso acariciar pero que por culpa del destino no pudo hacer , o mejor dicho , por culpa de cierto dios de la calamidad .

El molesto ruido que hizo Yato al llamarle a una gran distancia , provocó que el pequeño zorro saliera despavorido de allí sin que él pudiera evitarlo .

–Por fin te encuentro Yukine .–exclamó el hombre de cabellos oscuros , posicionándose a su lado–. ¿Pasa algo? –cuestionó al ver que no respondía .

–Yato … –susurró , provocándole al dios un escalofrío . Ese tono de voz que usó le daba un mal presentimiento–. ¡Eres un idiota! –gritó con todas sus fuerzas , antes de empezar a perseguirlo por todo el bosque .

Todavía no sabía por qué pero le había gustado aquel zorro con el que se había encontrado , lo había atraído de una forma que ni él mismo podía explicar . Era por esa simple razón que jamás le perdonaría a su estúpido dios que lo hubiese espantado cuando lo tenía tan cerca , ni aunque fuera su regalia bendita lo haría .