Disclaimer: el señor George Martin es el amo todopoderoso de su magnífica obra.

Esta historia participa en el reto 58 del foro Alas Negras, Palabras Negras, tu mejor foro de Canción de Hielo y Fuego.

Retrato de ser Harry del Valle

Yo solo quería un caballero hermoso, tan valiente como Aemon y tan galante como Florian, que me diese un amor tan dulce como sincero, que me bendijese con hijos e hijas, con el que vivir hasta hacerme vieja y arrugada y me colmase el pecho de felicidad infinita. Solo eso.

En cambio, te tengo a ti.

Roncas. Oh, por los dioses, cómo lo haces. No hay noche en la que no me despiertes, con ese roncar tuyo, pegado a mi nuca, mitad resoplo y mitad gruñido, que impide que vuelva a conciliar el sueño. Luego echas tu brazo sobre mi cintura y te tengo encima, asfixiándome, ensordeciéndome a ronquidos. Quién lo diría con esa lengua de miel y esas maneras tuyas, que hacen sonreír a las muchachas bobas del Valle, y algunas incluso acaban con un hijo nueve lunas después.

Me aborreces. No soporto la forma en la que hablas, como si todo fuese un chiste y solo tú lo entendieses. La condescendencia de la que haces gala en mi presencia y esa voz autoritaria que crees que pones delante de los señores del Valle, que no es más que un monólogo petulante e impertinente.

«Ser Harrold del Valle, podéis llamarme, aunque pronto seré Lord Arryn», entonces sonríes mostrando todos los dientes, y lo dices como si un dios te hubiese concedido un don, cuando en realidad eras una opción más remota que la que dio nombre a Aegon el Improbable. Tienes menos tema de conversación que una roca, así que hablar de tu ascensión prodigiosa es la cháchara más coherente en la que te puedes enfrascar. Todavía ni ha llegado el edicto que te concede el apellido Arryn, pero ya vistes con los colores del cielo.

Robb era más fuerte, Jon más alto, Bran más habilidoso y Rickon no demandaba tantas atenciones como tú. Supongo que podría ser peor. Podrías creer que de verdad tienes capacidad para comandar un ejército —hasta tú sabes que el título de caballero te lo han concedido por las circunstancias— o para gobernar en el Nido. Mejor déjaselo a Meñique y a lord Nestor, cariño. Podrías traer a alguna de tus chicas tontas y a sus bastardos, o beber hasta desfallecer o pegarme. Bueno, si te atrevieses a ponerme una mano encima, ser Lothor te abriría la cabeza con los nudillos.

Podrías ser feo y deforme como mi anterior marido, aunque al menos Tyrion despertaba más interés que el de una patata cocida. No, eres hermoso, con tu cabello dorado y tus ojos claros, pero por otro lado, solo he conocido a un puñado de mujeres más engreídas que tú.

Podrías sembrar en mí el miedo. Siento que he vivido tan asustada en los últimos dos años que lo único que puedes engendrar en mí es el más puro de los aburrimientos. O tal vez sea porque en general no despiertas nada en nadie, no es que aportes gran cosa ya que solo eres un mero figurante, una pieza más. En concreto un peón. Los días a tu lado duran como estaciones, son planos, son eventos que se suceden en la absoluta monotonía, una existencia limitada a la larga, larga espera.

No vendrá nada mejor, Harry, ya lo sé. Yo no soy una muchachita boba del Valle. Ya no. Podrías ser Joffrey y no lo eres. Podrías ser un Lannister y no lo eres. Podrías ser muchas cosas y no lo eres. Supongo que eso te sitúa un escalón por encima de mis anteriores relaciones.

Lamento si eres un blanco fácil en el que focalizar mi rencor. Es posible que no te lo merezcas, pero más te vale ser útil. Eres mi última oportunidad.