Era un día normal en Forks, afuera llovía y yo tenía que asistir al instituto donde no hay más que maestros inservibles y alumnos fastidiosos.
-Bella ¿Cómo estas?-pregunto Ángela la chica con la que compartía mi primera clase.
-Bien ¿por qué?-pregunte, no quería hablar con nadie pero ella se había portado bien conmigo.
-No lo se… -dijo con voz contrariada- solo que desde la muerte de tu madre…
-Eso- la interrumpí- no te incumbe- solté la ultima palabra como un escupitajo y voltee la cara dando nuestra platica por concluida. No quería volver a verle la cara.
La clase pasó sin más interrupciones, Ángela no dijo nada más, ahora me sentía culpable por haber sido tan grosera, ella solo se preocupaba por mí.
Trate de disculparme pero Ángela me evitaba a toda costa, ella había sido la única persona que no me había juzgado y la había tratado mal ahora lo sabia.
Las siguientes clases pasaron entre el dolor y la culpabilidad.
Ya estando en la cafetería tome una manzana, la pague y camine a la mesa donde se sentaba Ángela.
-Lo siento- dije apenas en un susurro pero lo bastante cerca para que lo escuchara.
Apenas volteó ella me voltee y camine hacia la mesa más alejada donde podría lamentarme sola.
Me senté y tome mi manzana para comerla, cuando sentí que alguien estaba detrás de mi.
-Hola, soy Edward Cullen- ¡Oh por Dios!, me seta hablando el chico más guapo, cotizado, perfecto… odioso, superficial e insoportable de todo el instituto.
-Si, se quien eres.
De todas las personas, me tenía que hablar él; era el peor día de mi vida.
-Te quería pedir un favor- nunca nos hablábamos y ahora quería un favor.
-Que quieres, Cullen- dije cortante.
Me tomo de las manos, mientras decía.
-Me ayudarías en… matemáticas- ¡claro que no! Eso solo lo ayudaría para decir "soy guapo e inteligente".
-Claro- que… no… yo…
Me dio una sonrisa torcida de esas que arrancan suspiros a cualquier chica y uno que otro chico, cualquiera menos yo.
-¡Gracias!, si no es mucha molestia… crees que puede ser en mi casa- ¿qué?, ¿qué?, ¿qué?... yo en casa de ¿él? ¡claro que no, antes muerta!. Asentí con la cabeza.
-Hoy, después del instituto… claro, si puedes- como podre soportarlo con su faceta de galan ¡lo odio!.
-Si puedo- ¡que me pasa, no puedo controlar lo que digo!
-Esta bien- soltó mis manos y se fue alejando- te espero en mi auto- gritó.
Más de una chica me volteó a verme era la primera vez en 7 meses que me sonrojaba.
Mis manos me picaban y no podía concentrarme, solo él me podía causar tanto asco y repulsión.
Las demás clases pasaron como un borrón, al llegar a clase del señor Barner(la ultima clase): me di cuenta de que trajo un proyector. Apago las luces y trate de poner atención pero no podía pensaba en ¿Por qué a mi? Claro todos los amigos de Cullen son unos cabezas guecas. Pero hay muchos nerds y chicas que harían todo por el, que…
-Señorita Swan.
-Si, profesor- estaba enojada po que interrumpió mis pensamientos.
-¿Qué es lo que piensa del video?- no he puesto atención, tengo que pensar en algo rápido.
-Que es muy interesante, sr. Barner- espero que no pregunte mas.
-La vista al monitor por favor- dijo.
-Esta bien- llevo buenas calificaciones no importa lo que diga "Barner".
La clase pasó (no sin más llamadas de atención de Barner) pero no podía dejar de pensar en yo en casa de Edward Cullen, todas se morirían de asco. ¿Cuántas horas seran?¿solo hoy? No lo se…
Seguí divagando en mis pensamientos y camine sin rumbo, hasta que me encontré en el ultimo lugar en el que quería estar: el estacionamiento a un lado del carro de Cullen. Tenía que irme de ahí. Solo me di vuelta…
-Nos vamos-¡Que suerte!
-Si, claro.
Di vuelta hacia la puerta de copiloto el camino a un lado mío ¿ qué pretendía… había abierto la puerta para mi como en todas sus citas pero ni loca saldría con el.
-Gracias- solo me sonrió camino y abrió la puerta de piloto yo solo atine a quedarme viendo por la ventana.
Arranco y así me fui al mismo infierno solo yo me podía meter en estas cosas.
