PRÓLOGO

Poblado celta-irlandés, Norte de Irlanda, año 532 d.C.

(1 de Mayo, Festividad de Bealtaine)

"Mi señor, es una chica." Le dijeron al hombre alto y pelirrojo vestido regiamente que esperaba al otro lado de la puerta.

"¿Una chica?" Dijo el hombre. "¿Mi primogénita es una mujer?"

"Keiran, hermano." Le dijo el rey junto a él. "Deberías estar feliz, un hijo, aunque sea una hembra, siempre es una bendición. Y esta niña será grande. El dios Bel, dios del fuego, la protege."

"¡El dios Bel!" Dijo el hombre.

"Ha nacido justo en medio de la noche." Dijo la partera. "Es la elegida por el dios Bel, es su protegida."

"¡El dios Bel es un hombre!" Dijo el señor. "¡Un dios varón no debe proteger a una niña!"

"Hermano, deberías sentirte honrado." Le dijo el rey. "Tu hija estará protegida por el dios Bel cuyo nombre honramos hoy. Es un gran honor."

"Mi hija, dedicada a un dios…" Dijo.

Poblado celta-irlandés, Norte de Irlanda, año 548 d.C. (16 años después)

"Ah… ah…" Jadeó una mujer despeinada y con la ropa llena de sangre y hecha jirones.

Mi nombre está muerto, yo estaría muerta si no hubiese sido por mediación de los dioses.

Una vez fui hija de una alta cuna pero siempre me dediqué al arte puesto que con mi cuna se me permitía. Nací bajo la protección del dios Bel, dios del fuego, por ello mi padre siempre tuvo miedo por mí; afirmaba que siendo protegida por un dios varón, no se podía esperar belleza o feminidad de mí pues el dios no podría crear una hembra como tal. Sin embargo, según fui creciendo, muchos de los hombres del clan pusieron los ojos en mi y yo no lo percibí hasta que Padre me prometió con el príncipe de un clan vecino llegando a la adolescencia; meses antes del enlace, me raptaron unos guerreros de un clan enemigo y me forzaron entre todos varias veces antes de que les encontraran y mataran los hombres de mi padre y mi futuro marido, pero ya desflorada, mi prometido se negó a casarse conmigo, pero al cabo de unos años me volvieron a prometer y me casaron con uno de los príncipes aliados que no me tocó más de lo necesario y de quien se decía que prefería al resto de damas antes que a mí por lo que pasé años encontrándome con mi marido solo por las noches, a veces cuando ya estaba dormida, con días sabiendo que no se hallaba cazando sino con otra.

A la muerte del rey, mi padre, mi marido asumió el trono de su suegro, mandándome matar por traición y brujería al poco de dicha muerte.

Por suerte, era cierto que los dioses me protegían, y entonces, la diosa Lilith, apiadada de mí, convenció a Artemisa, diosa griega de la caza y la noche, de que me dejara convertirse en una cazadora oscura a su servicio. Artemisa acabó aceptando pero con la condición de que yo, una vez entrenada para ser cazadora, estuviese condenada a no poder recordar los hombres con los que yacía así como a olvidar mi pasado mortal.

La diosa Lilith aceptó a regañadientes y se me ofreció el trato, siendo rebautizada con el nombre de la diosa y dándosele 24 horas para vengarse de sus asesinos antes de hacérseme olvidar todo mi pasado.

Así que aquí estoy, en medio de lo que hasta hace horas era mi poblado y el de mis antepasados, sucia y jadeando, bañada en la sangre de aquellos que me condenaron, bañada en la sangre de todos aquellos que murmuraron de mí a mis espaldas y de todas aquellas mujeres bellas en las que mi marido posó los ojos y gracias a las cuales, yo pasé años sintiéndome como mierda de burro.

Oí un ruido tras de mí y tiré uno de los cuchillos que llevaba en mis ropas para que este se quedase parado en el aire y cayese ante una mujer vestida con una toga que solo había visto en los grabados de algunos comerciantes y mis tutores.

"Buenos reflejos." Me dijo la mujer con pelo caoba.

"Vaya…" Me dijo la diosa Lilith mirándome desde la roca sobre la que habían aparecido tras de mí. "Chica, te has desquitado a gusto…"

"Mi diosa." Dije tirándome a sus pies.

Nunca me hubiese arrodillado ante nadie, pero aquella diosa siempre me había tratado bien.

"Es hora de que cumplas con tu parte del trato." Me dijo la otra mujer.

Era muy guapa, así que la miré con mala cara y eso provocó que me doliese la cara y todo se nubló hasta que caí fulminada.

"La perra es insolente." Dijo la desconocida. "No me gusta su insolencia."

"Artemisa, la joven es una humana." Le dijo la diosa Lilith arrodillándose junto a mí y frotándome la cara. "No está acostumbrada a nuestro mundo, no sabe cómo tratar con los dioses más que la pobre educación mortal que le han dado."

"Mi Aqueron tendrá mucho trabajo que hacer." Afirmó la diosa Artemisa. "Recuerda nuestro trato, sin nombre, sin identidad ni recuerdos."

"Yo le daré un nombre." Dijo la diosa Lilith. "La chica es la protegida no solo de Bel sino de más dioses y diosas que le profesan simpatía."

Colina de Tara, cerca de Northfolk, Irlanda; año 2008 d.c. (1476 años después)

Las cosas cambian, las personas cambian, y tú estás destinado a verlo sin ser participe de ello.

He pasado siglos sin saber quién soy, sin saber quién era. No sé cómo me llamaba, ni quién era mi familia. No sé nada salvo lo que soy ahora y lo que quiero ser.

Mi vida es dura, pero si de algo estoy segura es de que vivo por y para mí. Soy una cazadora oscura, me he convertido en algo sin alma, aunque cada vez que ayudo a alguien quiero pensar que eso regenera aunque sea un trocito diminuto de alma, así que para estos momentos debo tener... como un brazo solo de alma.

Sobre mí sé poco, solo puedo recordar lo que me comentaron, algo de que antes de perder mi memoria se me otorgó la gracia de poder vengarme de mis asesinos, oh, claro, se me ha olvidado decirlo, a todos los cazadores se nos asesinó en nuestra vida mortal, de mala manera, con lo que se nos provocó un cierto estado de... vale, rabia contra según que personas.

Por desgracia, no contaron que enloquecería y no solo maté a mis asesinos sino a todas las mujeres y jóvenes en edad de yacer con hombres en un arrebato de celos antes de olvidarme de todo.

Luego pasé unos años al cuidado de Aqueron, un tío genial si llegas a conocerle un poco más de las apariencias, y acabamos desarrollando una relación de cierta amistad, lo cual provocó que Artemisa se pusiera celosa de dicha relación y decidiera mandarme al cuidado de la diosa celta Lilith que me acabó de instruir en las artes mágicas y me otorgó con el don que actualmente conservo y que es... dios, es genial.

No soy una Cazadora Oscura de pleno derecho sino que voy más 'por libre', con lo que se me permite consumir sangre humana pero solo de hombres jóvenes a los que tengo prohibido matar y solo mientras mantienen relaciones carnales conmigo, tras lo cual los hombres no recuerdan nada ni se dan cuenta de lo ocurrido, así que no se pueden quejar y mientras yo me aprovecho de ellos, ellos pueden pasar un buen rato conmigo.

Desde ese entrenamiento me he pasado los siglos yendo y viniendo en pequeñas misiones como asesina y 'viuda negra' pero pude establecer un hogar-santuario en la Colina de Tara, cerca del pueblecito de Northfolk, Irlanda, donde convivo con humanos protegiéndolos a cambio de su silencio y nunca preguntarse por qué no envejezco.

En cuanto a otras normas por las que me rijo, son bastante sencillas y son más o menos las mismas que para el resto de cazadores oscuros aunque alguna tiene alguna variación y básicamente se reducen a:

1. Nunca muestres tus poderes a humanos que no hayan sido iniciados, puesto que exponer tus poderes, nos expone a todos al escrutinio público. Por una obvia razón, es mejor que el mundo piense que somos un producto de Hollywood y mitos. Nunca, jamás les pruebes que somos reales.

2. Sé parte del mundo pero nunca en él, ya que por nuestra propia naturaleza, estamos forzados a relacionarnos con el mundo humano. Recuerda, eres un observador, no un participante. Quédate en el fondo.

3. Nunca estés en presencia de un dios, cosa que, como no tenemos almas, somos anatemas, seres odiosos para los dioses. Llega a estar en presencia de uno, prepárate a morir. Aunque conozco a algunos que... eh, son unos cachondos mentales, les gusta pasarse de vez en cuando para hacerme una visitita, y hay que aceptar que a uno de los lacayos de un dios griego llamado Eros le encanta hacerme visititas para 'compartir su divinidad' conmigo.

4. Nunca dejes que el sol te toque puesto que Apolo nos odia a muerte y hará todo lo posible por quemarte vivo con poco sol que haga. Claro que en mi caso… eso es un poco diferente, lo que no puedo es dejar que me dé de lleno, así que con salir con una sombrilla o no salir si hace mucho sol sobra.

5. Un Cazador Nocturno inconciente, es un muerto Cazador Nocturno; por ejemplo, cuando estas herido, quieres dormir. NO te quedes dormido fuera de tu zona de seguridad. Nunca quedes vulnerable.

6. Nada de Media Naranjas, novias/os. Cuando tu única prioridad es la humanidad, las medias naranjas, novias/os te distraerán y restarán mérito a tu juramento. Abandonar tus deberes da paso a clasificarte como Desertor (No quieras saber lo que significa. Si te aprendes este término, es un pasaje de una sola ida a extinción total.) Mantén tus prioridades en orden y ten amantes, nunca te ates a uno solo. Eh, la poligamia mola, es preferible ser una perra viva y llena que una santa muerta y hambrienta.

7. Nunca toques tu escudero. Por la norma 6 y también por un extra: contamos con ellos mientras dormimos y que nos quiten de problemas en la luz del día. Asuntos del corazón, a menudo llevan a la muerte tanto del Cazador, como del escudero. Nada de enredos.

8. Nada de familia, ni amigos que te conozcan antes de que murieras. Ante todo, ESTÁS YA MUERTO. Nunca lo olvides. Es cruel tanto para el Cazador como para la familia enterarse de lo que se han convertido. Por la seguridad de todos, nunca vuelves a donde perteneces o contactas a cualquier familiar o amigo que aún puedan seguir vivos.

9. No dejes escapar a ningún Daimon vivo. Fuiste creado para matarlos. A menos que exista una tregua, mátalos. Nunca juegues con tu presa. Cuanto mas tiempo viven, mayor es la oportunidad que las almas que poseen mueran.

10. Nunca hables de lo que eres. Recuerda el Código de Silencio que juraste. Te atará por siempre. La única vez que puedes saltarlo es en circunstancias extremas. Los humanos NO DEBEN SABER que existimos.

11. No puedes estar en la presencia de otro Cazador Oscuro, lo cual viene a cuento de prevenir que no unamos fuerzas, se nos prohíbe estar en compañía de otros Cazadores Oscuros. Hacerlo es sentir inmediatamente que tus poderes se van. Unos cuantos minutos están bien, pero cualquier visita larga los acabará a ambos. Aunque es divertido pinchar a algunos haciéndoles bastante humanos, sobre todo a los que están acostumbrados a sus poderes.

12. Cualquier cosa que le hagas a otro Cazador Oscuro, lo sentirás diez veces más fuerte. Un bonito extra de diversión de los dioses, se creó esta norma para prevenir peleas de gallos, se nos prohíbe golpear o herirnos los unos a los otros. Pero para ayudarnos a mantener esta regla, Artemisa añadió un bono. Golpea a otro Cazador Oscuro y lo sentirán, pero TÚ lo sentirás diez veces peor. Piensa dos veces antes de lanzar el primer puño.

13. Caminas solo. Más que nada por la razón ya mencionada, pero adicionalmente, no podemos unirnos para ayudarnos los unos a los otros. Nuestro código es estar solos. Apesta, pero así son las cosas. Los únicos amigos que se te permiten tener son tus escuderos. Cuídalos.

14. Mantén tu marca de Arco escondida; como por ella nos conocen, podemos ser expuestos a los humanos. La Marca del Arco debe ser guardada y protegida a todo momento.

Como se puede ver todo muy pero que muy fácil, y además, hay varios truquitos para poder llevar este tipo de existencia, como a nosotros, a los Daimons no les gusta la luz solar, por lo que cazamos solamente de noche, generalmente al resto lo de mi sombrilla o abrigos no te ayudarán a ocultarte del sol. El sol es el Sol. Si les toca, serán una antorcha. No hay un protector solar lo suficientemente eficaz. No te puedes fiar del 'Copperstone'. Quedarse adentro y alejarse de las ventanas es cien mil veces más eficaz.

Además, los Daimons tienden a frecuentar los cementerios y otros lugares 'muertos', pero nosotros no podemos ir allí puesto que los muertos son almas perdidas en busca de cuerpos y ya que nosotros somos cuerpos sin almas, tienden a querer apoderarse de nosotros, así que hay que alejarse lo más posible de los recientemente muertos y otros lugares 'embrujados', lo que también me incluye a mí y a cualquier otra forma de vida con ciertos... poderes, aunque dios me libre nunca de intentar apropiarme de cualquier cuerpo de otro Cazador Oscuro... son guapísimos, pero en general son unos cabezas huecos, conozco alguna excepción.

Otro consejo es asegurarse de saber cuales son las zonas de seguridad de uno mismo; hay que tener mas de un lugar seguro al cual recurrir si te alcanza el amanecer. Los escuderos son útiles, pero, no pueden hacerlo todo.

Generalmente los Daimons no vuelan, a menos que sea del capó de un Lamborghini, que ya se ha dado algún caso, como el de Kyrian de Tracia.

Puedes creer que eres un vampiro, pero no lo eres. No puedes volar y no te puedes convertir en un murciélago. No intentes esto en casa u otro lugar. Tan solo resultarás estúpido. A menos que antes hayas sido un Katagario-Cazador, no puedes cambiar de forma, a menos que sea el convertirte en una mancha frita en la acera por que se te olvidó el consejo lo de no salir al sol. Oh, y si tienes que alimentarte de humanos, no los mates. Personalmente, me gustaría que dejaras a un lado el tema de 'alimentarte', pero pues si debes, hazlo cautelosamente. Alimentarse tan solo te lleva a problemas. Como yo; pero sobre todo y ante todo, NUNCA dejes que un humano se alimente de ti. Te acuerdas de esa palabrita 'Desertor'? Aquí vamos. Es una regla cardenal. Y tienes que acordarte de ello o te las verás con el gran Aqueron, alias, perro de presa de la zorra de Artemisa, Oh, sí, que se me olvidó comentar que nos llevamos las dos a matar... Bueno, creo que sabiendo lo que piensa ella de mí, sobran las explicaciones de por qué ese odio ¿no?

No os preocupéis, ya solo quedan dos consejitos más.

El noveno consejo es que los Daimons por naturaleza son cobardes, a menos que sean Daimons Spathi. Estos son los guerreros de su clase quienes nos cazarán y nos perseguirán, así que es mejor no dárselas de muy fuerte y aprender la diferencia. Los Spathi tienen un tatuaje del sol en su mano derecha y se enfrentarán a ti hasta la muerte. Creerme, me he tenido que ver las caras varias veces con ellos y por muy fuerte que pueda ser contra los Daimons en general estos son colgados que atacan hasta muertos, por lo que la mejor defensa contra ellos es matarlos y reducirlos a cenizas cuanto antes. Ya os diré cómo más adelante, podría escribir un libro sobre cómo matar y torturar Daimons de más de 100 formas. Eh, sería un best-seller entre los nuestros.

Por último, el consejo número 10 es que hagas lo que hagas, nunca y bajo ningún concepto mates a un Apolita. Hasta que son Daimons, merecen la misma protección que un humano. Mata a uno y volvemos al tema de Desertor.

Si recuerdas todo esto eres uno de los grandes, si no, eres un Desertor, y probablemente se mande a Aqueron o a algún castigador a por ti, y lo sé porque tengo a alguien buscándome por una... disputilla que tuvimos una vez, y una pelea con un dios menor, y aquella vez que... bueno, mejor dejémoslo en que tengo a uno buscándome por varios motivos y punto, pero por suerte, mis 'padrinos', que no son pocos considerando que la mayoría de gente no tiene o tiene uno o dos como mucho y yo cuento con la simpatía de varios por diversos motivos que no vienen al caso además de ser algo así como 'protegida' de uno de los mayores dioses de mi cultura, la orden se revocó, lástima que el que me perseguía no se enterase y siga emperrado en que soy 'mala' y todo eso.

Así que aquí estoy, en la Colina de Tara, viviendo una vida más o menos tranquila, rodeada de humanos a los que protejo y ayudo a cambio de que pasen por alto que no soy completamente como ellos, no recibo demasiadas visitas a no ser por mis... ¿se llaman escuderos? Unos amigos en los que puedo confiar para 'cuidar' de mí y asegurarse de que no me falta nada y estoy al día de todo sin necesidad de tener que mostrarme por el pueblo, lo que no es un problema demasiado grande cuando puedes cambiar de rostro con solo chascar los dedos.

Colina de Tara, cerca de Northfolk, Irlanda; año 2008 d.c. (1476 años después)

Así que aquí estoy, una vez más en la Colina de Tara, en una de esas temporadas tranquilas que aunque quieras que duren eternamente solo duran semanas, lo más largo que he podido descansar de mi trabajo de caza han sido apenas 3 meses, y eso contando con que entre medio me tocó trabajar cerca de casa y por razones que nadie alcanzaría a comprender, la diosa Lilith me otorgó también con el poder de teleportación, ahora estoy aquí y ¡pufff! Aparezco a varias yardas de ahí, o en la otra punta del mundo... he viajado mucho, así que casi podría aparecer en cualquier lado, incluso en tu retrete mientras tú te estás duchando al otro lado de una ridícula cortina. Claro, que yo como soy de otra época digamos que soy una romántica y prefiero ducharme en la naturaleza, como el dios Bel me trajo al mundo y con una roca de jabón, y que alguien me pueda ver, a estas alturas de la vida, me la trae fresca, mejor para ellos, las vistas tengo oído que son muy buenas, así que... lo que es a mí me da igual que me vean, con tal de que no me detengan y no lo harán gracias de nuevo a mis dones otorgados por Lilith.

Así que mi existencia se reduce prácticamente a eso. Soy una Cazadora Oscura que trabaja para los dioses Celtas y la zorra de Artemisa solo cuando esta no anda muy bien de unidades o necesita ayudita de la 'puta perra de la ramera de Lilith' refiriéndose con este último Lilith a la grandiosa diosa. Yo le hubiese enfrentado ya, de no ser porque no soy especialmente tonta y sé que quien se meta con un dios o diosa es más que probable que acabe siendo una Sombra, un muerto en el limbo de donde, al no tener alma, nunca sales. Así que ahora trabajo para ambas, aunque los dioses celtas son bastante más normales que esa zorra desquiciada y envidiosa de Artemisa. Suerte que cuenta con la lealtad de Aqueron y en lo que puedo recordar es un tío legal...

Así que cuando esta mañana, en mi fuente-bañera producto de filtraciones de aguas fluviales y pluviales que se mantiene caliente gracias a un hechizo que me permite calentarlas con un solo gesto de mano, vi el designio que anunciaba cambios y vi reencuentros, países lejanos y problemas con Daimons junto con un arco y flechas con un ciervo en espuma, no me tomó por sorpresa, sobre todo cuando esa misma mañana vino Cirian con noticas.

"Tienes un..." Me dijo nervioso para pasarme el ramo de crisantemos que Artemisa me mandaba cada vez que se requería de mi presencia acompañado de una tarjeta.

"Cirian, prepara mis maletas." Le dije leyéndola y torciendo mi sonrisa cuando comprobé dónde era el 'países lejanos' al que me mandaban esta vez. "Me voy a Nueva Orleáns, América."

"¡¿América?!" Me dijo alarmado el hijo menor de mi anterior escudero que desciende de un linaje de escuderos a mi servicio desde que decidí asentarme en las colinas que me habían visto nacer y crecer.

"Sí, a América." Le dije. "Voy sola. Así que resérvame con tu familia un viaje, solo ida, usa mis ahorros y cógete un pico para tu hermana. Cuando vuelva espero poder traeros patucos a tu hermana y a ti."

"¿A mí?" Me dijo. "Oh, no, Lilith. No me digas que has vuelto a ver cosas en tu bañera."

"Se llama adivinación." Le dije. "Y sí, he visto cosas, como este viaje. Por cierto, recuerda comprarle rosas blancas de importación, adornados con tréboles para atraer la felicidad. Ya entenderás esto cuando te toque."

"Creo que ya estamos todos acostumbrados a tus misteriosos augurios." Me dijo sonriendo.

Mi nombre es Lilith, la misma diosa me lo dio cuando morí y renací perdiendo mis recuerdos, a día de hoy tengo 1477 años en el año del señor de 2009 y aunque no tengo ni idea sobre mi pasado mortal, tengo muy claro quién soy.

Me gustan el arte (fue artista), los coches caros y lujosos y las motos grandes y las armas de filo, aunque no hace ascos a las de fuego.

No soporto ni el maltrato a las mujeres, ni el tofu (una vez estuve con un vegetariano, lo eché de mi cama antes de llegar a nada porque me dio asco el sabor que tenía tras cenar tofu y sésamo) y tampoco me gustan la mayoría de hombres puesto que no ven más allá de su exterior. Por ello mi prototipo de hombre en el que buscar alimentación suele ser del grupo sanguíneo 0 (dios, me producen un frenesí casi orgásmico) y siempre son guapos. Suelen ser chicos malos, o deportistas (su cuerpo suele saber bien y son resistentes), o chicos más malos, chicos aún más malos o también, chicos super malos.

Tengo varios lemas entre los que prefiero "En el amor y la guerra todo vale." Referido a 'y la guerra', "Cogito ergo Sum." (Pienso luego existo) referido a que como piensa sigue viva, sea o no Cazadora Oscura, "Carpe Diem" (Vive el día) porque prefiero vivir a día sin pensar en el futuro... aunque también suelo decir mucho una de producción propia que es "Las mujeres tenemos que ser fuertes y protegernos nosotras mismas.", lo cual es muy cierto, no se puede confiar en los hombres para protegernos. Experiencia, la madre de toda ciencia.

Me gusta la música, así que tengo un I-Pod nano propio donde las canciones más escuchadas son ritmos celtas, bandas sonoras de películas, canciones de My Chemical Romance y Muse.

Mi comida favorita, aparte de la sangre de los tipos arriba mencionados, suele ser asada, pero con el juguillo aún cayéndole con suavidad por la carne, ni muy hecha y sangrando, aunque puestos a elegir entre esas dos, prefiero más sangrante.

A veces me han dicho que parezco un animal, y tampoco se lo puedo negar, me gusta la carne casi cruda, como a veces carne cruda, me encanta el frenesí de la cacería y cuando me cabrean soy peor que el peor de los animales.

Pero bueno, no quisiera asustar a nadie antes de comenzar, hay quien dice también que soy como un corderito, así que... lobo o cordero es algo que cada uno debe opinar; aunque personalmente, puesto a compararme con un animal, diría que soy como una pantera, felina, calmada hasta dar el zarpazo que siempre será acertado y casi siempre letal por necesidad desde el primer golpe... todo un animal exótico.

Lilith