Solamente quería estar sola. Dejar de escuchar las voces de sus hermanos. Poder quitar la niebla que se cerraba sobre su cabeza y que estaba comenzando a asfixiarla. No quería más, ya estaba cansada de esta búsqueda incesante de novio que comenzó cuando Peter dijo "Ya cumpliste 18" y posó sus ojos sobre ella tantos minutos que pensó que la estaba analizando con rayos X.

Edmund se encargó de hacer que Peter no se olvidara de eso y repetía la misma frase con el mismo tono de ultratumba de su hermano mayor. Sólo para molestarla, el muy idiota.

Y justo cuando pensaba que Susan la entendería, mientras almorzaban, le preguntó "¿Y has pensado en alguien?"

Otra vez…


Si no hubiera sido por su amigo, el señor Beaver, no se habría enterado de nada. ¿Acaso Lucy no pensaba decírselo? Creía que erean buenos amigos… y los amigos se cuantan todo ese tipo de cosas, ¿no?

Siempre pensó que cuando Lucy cumpliera los 18, comenzaría a alejarse de él, porque "¿quién querría ser amigo de un tonto fauno?", se decía a sí mismo. Además, entendía que una reina no podía ser tan cercana a una simple criatura como él. Pero se quivocó: Lucy seguía siendo tan amiga suya como a los 9 años, cuando la conoció.

El único problema era que esa linda amistad que había surgido, con el paso de los años, para él empezó a significar otra cosa. Otra clase de sentimientos. Otra clase de emociones.

Pero eso era imposible.