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Chiefs and Queens

Capítulo uno


¿Cuánto tiempo llevaba encerrada en la biblioteca? ¿Horas? ¿Días?

El tiempo se había vuelto eterno para ella y lo único que deseaba era terminar con esta tortura. No lo malinterpreten, a la Reina Elsa le gustaba la lectura, pero llegó a un punto en donde se había cansado ya de tanto leer. Elsa dio vuelta a la hoja con una elegancia innata, intentaba leer pero las palabras se habían vuelto montones de letras ya sin ningún sentido. Suspiró con cansancio y cerró el libro, dejándolo sobre la mesa que tenía junto a ella con los demás libros apilados que eran un poco más de diez. Elsa se recargó en su silla e hizo su cabeza hacia atrás, luego puso su brazo derecho sobre sus cansados ojos.

Quien dijo que ser una Reina era un trabajo sencillo, estaba totalmente equivocado.

Verán, ha transcurrido un año ya desde que había traído accidentalmente el Invierno Eterno en su Reino Arendelle, y es ahora en que estaba pagando las consecuencias de sus actos. Y no eran precisamente causados por sus poderes, estas consecuencias fueron causadas por su enojo. Cuando se enteró de que el Duque de Weselton había intentado matarla, rompió cualquier lazo comercial con dicho Reino en medio de su incredulidad, sin importarle lo más mínimo en la antigüedad que tenían en ser socios comerciales. Aún cuando Weselton y así como el Reino de Hans rogaban por su perdón, Elsa se mantuvo firme en su decisión.

Durante los primeros meses todo estaba bien, luego, las cosas que comercializaba con Weselton comenzaron a escasear mientras que las mercancías que Arendelle comercializaba con Weselton comenzaban a quedarse, afectando el mercado de su pueblo. Arendelle estaba en las costas, Weselton necesitaba de su pescado y ahora tenía montones de éste pudriéndose y pescadores sin ganancias; a ellos les estaba haciendo falta lana y material para sus armas, así como entre otras cosas.

Así que la razón de su encerramiento en la biblioteca era porque estaba buscando otros Reinos con los que pudiera hacer tratos comerciales beneficiosos, de preferencia Reinos que no conocieran su situación en dos sentidos: el primero de desesperación y el segundo de su condición mágica. Hasta ahora ha resultado ser una tarea difícil. Por supuesto que ya ha hablado con aquellos con los que sostenía buenas relaciones y tristemente ninguno contaba con los recursos necesarios para hacer un acuerdo, otros intentaron condicionar los tratados pidiendo su mano, incluso un Reino quería casarla con su heredero de quince años.

Oyó unos pasos acercarse. Elsa no apartó su brazo de sus ojos porque estaba segura que se trataba del bibliotecario.

"Si viene a dejarme otro libro, me temo que ya no puedo leer más" dijo Elsa con una cansada voz.

"Y no te culpo, llevas más de medio día aquí encerrada"

Elsa apartó su brazo y vio a su hermana menor, Anna, sonriéndole como siempre y cargando una bandeja con dos tazas de lo que presumía ser chocolate caliente.

"Creo que no te vendría mal un descanso" dijo Anna alzando un poco la bandeja de plata.

"La verdad no" sonrió Elsa sentándose bien.

Agradeció a Anna por la taza y bebió, el dulce sabor del chocolate en su boja la relajó completamente. Anna tomó una silla y la puso a un lado de ella, tomó asiento y mientras bebía, miró con expresión de aburrimiento todos los libros amontonados en la mesa.

"¿Cómo pudiste leer todo eso en menos de un día" le preguntó Anna asombrada "¿Acaso tienes una súper-velocidad de lectura?"

Elsa rió un poco y luego sonrió algo triste.

"No tengo otra opción, Anna, y no, no tengo súper-velocidad de lectura. Tengo que encontrar un Reino con el que podamos hacer tratos comerciales, esto no puede seguir así"

"Entiendo todo eso, pero podrías pedírselo a alguien que lo haga por ti. Digo, eres la Reina"

Elsa bajó la taza.

"Esto es algo de lo que prefería hacerme cargo yo"

Anna no comentó nada más y volvió a beber el chocolate. Suponía que Elsa no quería encontrarse con un Reino que tuviera a alguien como Hans en la familia real y por eso quería hacerlo personalmente. Aún cuando su familia no tenía conocimiento de lo que Hans había hecho, el asunto provocó que Elsa se volviera todavía más desconfiada con los extraños. A veces se preguntaba si llegaría el día en que no pensara mucho sobre las intenciones de las personas y que intentara conversar como una chica normal de su edad, o que por lo menos considerara las opciones de matrimonio que le ofrecían. Aún lamentaba que le hubiera dicho que no a un guapo y bien educado Príncipe de un Reino cercano, pero al final de cuentas todo regresaba a Hans: no fiarse por las apariencias.

El sonido de la taza chocar contra la mesa trajo de vuelta a Anna a la realidad. Elsa había terminado de beber su chocolate y se puso de pie, yendo hacia uno de los tantos libreros para escoger qué leería ahora.

"Por lo menos termina hoy con esto" sugirió Anna dejando a un lado su taza "Luces agotada y tus ojos están hinchados"

"No tengo más tiempo que perder"

"Elsa" continuó Anna acercándose a ella "Tienes que relajarte, no puedes tomar una decisión estando cansada. Apuesto que ya ni sabes qué es lo que estás leyendo"

Elsa la miró de reojo y luego regresó a los libros. Su hermana tenía razón, pero ella también. El tiempo estaba en su contra, los pescadores lucían desesperados al no tener a nadie más a quién venderle la cantidad de pescado que le vendían a Weselton, ningún otro Reino con los que continuaba comerciando necesitaba más. El frío ya estaba por llegar y no contaban con suficiente lana para hacer ropa.

Tomó un libro de un estante pero Anna se lo quitó de inmediato. Elsa la miró con desapruebo y cuando tomó otro, Anna nuevamente se lo quitó.

"Anna" dijo Elsa con un irritado "No seas infantil"

"Me preocupo por ti"

La Reina de las Nieves negó con su cabeza y por tercera vez, tomó otro libro. Cuando Anna se lo quiso quitar, Elsa no se dejó. Ambas sostenían un extraño del libro y lo jalaban hacia ellas, el libro no era particularmente grande por lo que salió volando cuando ambas tiraron al mismo tiempo y fue a dar arriba de un estante.

"¡Anna!" gritó Elsa molesta

"Ya, ya" dijo Anna cruzándose de brazos y luciendo casi ofendida "Discúlpame por querer terminar con tu tortura"

"Sabes algo, estoy pensando en que deberías ayudarme también en esto"

Elsa rodó sus ojos y tomó una silla. El librero era un poco más alto que ellas y con la altura de la silla era suficiente para alcanzar el libro, así que se subió a la silla y miró. Lo primero en lo que se fijó es que había mucho polvo, no tardó de inmediato en pensar que debía mandar a limpiar estos libreros, luego notó el libro por el que ambas se estaban peleando y notó que había otro más. A juzgar por lo polvoroso que lucía, Elsa suponía que ya tenía mucho tiempo ahí olvidado. Tomó ambos libros y bajó de la silla con cuidado.

"¿Y ese?" preguntó Anna cuando vio a su hermana dejar el libro que mandaron a volar sobre la mesa y prestar más atención a otro libro polvoso.

"Estaba ahí arriba" se limitó a decir Elsa

El libro era de pasta gruesa y de color negro. No tenía ningún tipo de portada ni letras en el lomo de éste, llegando a la conclusión de que se trataba de un diario. Sacudió un poco el libro y Anna estornudó debido al polvo. Elsa sonrió un poco de lado y luego lo abrió. Llena de curiosidad, Anna se acercó lo más que pudo a Elsa a su lado para ver su contenido, pero Elsa no le daba el espacio suficiente para ver.

La primera hoja estaba escrita a mano, con letra cursiva muy bien hecha y elegante.

Elsa jadeó un poco al reconocer esa escritura.

"No puede ser" susurró sorprendida.

"¿Qué? ¿Qué es lo que dice?" preguntó Anna curiosa.

Elsa apartó su mirada y vio a su hermana a los ojos.

"Es un diario" dijo suavemente "Es el diario de nuestro padre"

Anna parpadeó confusa.

"¿Papá tenía un diario?"

Elsa no sabría decirlo, ella desconocía muchas cosas sobre su padre al igual que con su madre. No sabía en el caso de Anna, pero ella nunca tuvo la oportunidad de tener una propia conversación con ellos que no involucrara sus poderes y de cómo contenerlos.

No se percató del momento en que Anna le había quitado el diario de sus manos y ahora ella lo estaba hojeando.

"Son fechas de mucho antes de que naciéramos" dijo Anna sin dejar de hojearlo aunque no leyere nada "Parece que incluso antes de que fuera nombrado Rey"

Volvieron a sentarse en las sillas, pero ahora una al lado de la otra para intentar leerlo juntas.

En efecto, el diario era de los días de juventud de su padre. Calculaban que tal vez tendría más o menos la misma edad de Anna cuando comenzó a llenarlo. Narraba todos los sucesos y aventuras que tuvo antes de asumir el trono de Arendelle. Entre más leían, más descubrían que su padre fue todo un aventurero. Navegó por muchas partes y conoció a mucha gente de diferentes partes del mundo sin importar que fueran de la realeza o no.

A pesar de la ligera sonrisa en su rostro, Elsa se sentía un poco triste por dentro. Estaba aprendiendo un lado que nunca creyó que su padre tenía por un diario en lugar de que él mismo fuera quien relatara esas historias.

"Elsa" Anna el dio un suave codazo que la trajo de vuelta.

"¿Qué pasa?"

"Mira"

Elsa tomó el diario y comenzó a leer.

Hoy hemos perdido rumbo en la navegación. No sabíamos en qué aguas estábamos navegando mi tripulación y yo, estábamos lejos, eso era seguro. Un barco se emparejó con el nuestro y pensamos que tal vez podrían ayudarnos a ubicarnos y cuál era el mejor rumbo para tomar y regresar a casa.

Resultaron ser piratas.

Mi tripulación y yo nos vimos en la necesidad de tomar nuestras armas y luchar en pleno mar abierto. Lamentablemente, éstos piratas eran muy ágiles, se notaba que tenían experiencia en tomar barcos ajenos.

Cuando creí que estábamos perdidos, otro barco se había acercado a nosotros y nadie lo notó hasta que los hombres descendieron a nuestro barco. Ellos supieron de inmediato a quiénes enfrentar, ayudando a mi tripulación y a mí a ahuyentar a los piratas.

¿Quién diría que sería salvado por vikingos?

"¿Vikingos?" dijo Elsa en voz alta.

Elsa continuó leyendo y resultó que la persona que salvó la vida de su padre resultó ser el próximo Jefe de una tribu vikinga cerca de donde ellos estaban perdidos.

Por lo que tenían entendido, luego de la caía de Harad el Despiadado, eran muy pocas las islas que fuesen habitadas todavía por vikingos, más aún era muy raro llegar hasta sus tierras considerando que se encontraban retiradas. Los rumores decían que los vikingos eran crueles y que lo único que les importaba era saquear y matar.

"Papá entabló amistad con vikingos" exclamó Anna llena de emoción, tomando el libro para sí misma y continuaba leyendo "¡Es asombroso!"

Elsa no recuerda un momento en que parlamento le dijera que su padre había conocido a vikingos. Relacionaba que si el diario estaba oculto del ojo público del castillo, entonces nadie más sabe sobre esto.

"Dice que ese próximo a ser Jefe vikingo es de una isla llamada Berk" continuó Anna y luego soltó una risotada llena de burla "Que nombre tan feo"

Anna miró a su hermana esperando algún tipo de contestación, pero se fijó que Elsa tenía un rostro lleno de seriedad.

"Oh, ya sé para qué rumbo va esto" susurró Anna para ella misma.

La castaña sonrió se cruzó de brazos sin soltar el diario

"Reconozco esa mirada, Elsa" comentó ella haciendo que Elsa la mirara "Estás interesándote por esta isla vikinga, ¿no es así?"

Solo Anna podía leerla con tanta facilidad. Efectivamente, Elsa sentía cierta curiosidad por estos vikingos. Elsa extendió su mano y Anna le entregó el diario. Continuó leyendo con calma sobre lo sucedido después de ese día de ser atacado por piratas, esperando descripciones más claras sobre la ubicación de la isla.

Esto era fascinante, debe confesar. Elsa estaba buscando lugares nuevos con los cuales pueda comerciar, una isla vikinga no era exactamente la idea que tenía en mente, y aunque estaban todos esos rumores negativos sobre ellos, que su padre conviviera con vikingos era todo un logro y tal vez no debía guiarse por los comentarios que hacían sin realmente conocer a estas personas.

"¿Y bien?" dijo Anna.

La Reina suspiró.

"Por las descripciones que nuestro padre puso, esta isla de Berk tiene cosas que nosotros necesitamos" comentó Elsa con calma y cerrando el diario "Parece que estos vikingos pueden necesitar más de pescado diferente al que están acostumbrados y que sólo encuentran en sus costas. El cacao podría ser algo nuevo para ellos, lo mismo con las sedas"

"Elsa, normalmente eres tú la que me trae devuelta a la realidad y de verdad no quiero arruinarte esto pero, ¿estás segura que de verdad quieres ir a buscar esta isla? "dijo Anna mostrándose preocupada "Este diario tiene años, quién sabe si Burk continúe en pie, tal vez este Jefe vikingo ya murió o ya no son tan amables. Además, no lograste ningún acuerdo con Reinos que ya conocemos, ¿quieres ir a un lugar con un montón de salvajes? ¡Me dio un escalofrío con tan sólo pensarlo!"

"Anna, ellos no son salvajes"

Anna le quitó el diario a Elsa, buscó leyó unas hojas después de la que relataba su suceso con los piratas y leyó en voz alta:

"...entonces el vikingo de una pierna me mostró todas las armas que fabricaba en la forja y las utilizó en contra de otro vikingo, luego éste con otro, y él con otro y así se armó una pelea a la que el futuro Jefe se refirió como un día normal..." posteriormente, Anna cerró el diario "Para mí eso es ser salvaje"

Elsa se mordió un poco el labio inferior y se puso de pie.

Por supuesto que es un riesgo ir a esa isla vikinga cuya única referencia que tiene es el diario de más de veinte años de su padre. Muchas cosas pudieron cambiar en la isla durante todo este tiempo, como Anna sugiera, podrían ser cosas buenas o podrían ser cosas malas.

Pero algo en su interior le estaba diciendo que debía ir. ¿Será acaso debido al saber que su padre disfrutó de su juventud fuera de sus obligaciones reales lo que la alborotaron de esta forma? Elsa recuerda a su ocupado padre con claridad, siempre viendo por el bienestar de Arendelle y de su familia. Le era un poco difícil imaginárselo navegando hacia lo desconocido por pura diversión, dejando a un lado que pertenecía a la realeza.

Elsa nunca ha tenido un día en que ella pudiera sentirse libre. No la malinterpreten, ella ama a Arendelle con todo su corazón y haría cualquier cosa por su reino, ¿pero no sería bueno ser un poco atrevida por una vez en su vida y aventurarse a lo desconocido?

"Tal vez" dijo Elsa finalmente y se puso frente a su hermana "Pero creo que si voy con un equipo capacitado podré llegar a esta isla. Además, me puedo defender con mis poderes"

Elsa comenzó a caminar hacia la salida.

"¡Elsa!" gritó Anna tomándola del hombro y deteniéndola "¡¿Te has vuelto loca?! ¡Eres la Reina! No puedes irte de aventura a un lugar desconocido así nada más. Tienes que hablar con el parlamento y..."

"¿Acaso no eras tú la que me dice que debo alejarme un poco del trabajo y salir más?"

"¡Sí!" respondió Anna rápidamente y tornándose algo colorada "¡Pero no me refería a ir a una isla vikinga! Me preocupo por ti, Elsa. No quiero que te lastimen. Los rumores dicen que los vikingos son salvajes, sanguinarios y crueles"

"Y nuestro padre fue salvado por uno, fue a una isla llena de vikingos y regresó a salvo"

"Eres hermosa" soltó Anna de repente y Elsa arqueó una ceja confundida. Anna se sonrojó todavía más y alzó sus manos hacia enfrente "¡No, no, no! ¡No es cierto! Digo- quiero decir... No digo que no seas hermosa, es que... eh... "Anna inhaló profundamente para calmarse "Lo que quiero decir es que eres hermosa, Elsa, ¿qué crees que pasará si un montón de vikingos te ven? ¿Qué es lo que pueden hacerte? Puede que nuestro padre haya salido con vida, y aunque esto se escuche totalmente machista, él era un hombre. Tú, una Reina, yendo a un lugar así sería como cometer suicidio"

Un escalofrío recorrió la espalda de Elsa. Se imaginó por un momento escenarios terribles de ella siendo sometida por vikingos salvajes. Su estómago se revolvió un poco pero mantuvo su rostro serio.

Durante su aislamiento de niña, ella aprendió perfectamente la historia de Arendelle. De cierto modo, las raíces de Arendelle tenían descendencia vikinga. Aunque tal vez su escritura no era la misma, compartían el mismo lenguaje y la prueba era que su padre logró comunicarse a la perfección con ellos.

Aún así, ella misma no podía comprender su nueva terquedad. Tenía curiosidad, lo admitía. Y a lo mejor esto lo hacía más para ella que para Arendelle.

"Estoy segura que lograrás encargarte del Reino en mi ausencia" dijo Elsa y tomó a su hermana de las manos" Tal vez esta no era la clase de aventura que tú tenías planeada que yo hiciera, pero al final es una aventura. Te prometo que si no encuentro nada, regresaré a Arendelle de inmediato"

Elsa soltó sus manos y continuó su camino hacia la salida.

Imaginaba que iba a tener una gran discusión con su parlamento para que la dejen ir, pero con su aprobación o no, Elsa estaba dispuesta a marcharse a esta isla vikinga llamada Berk.