ES EL DESTINO
Kimihiro Fuyumi se convierte en kouhai de Nanami Haruka y con ello inicia su aventura hacia la verdad de su destino: Rodeada por todos los miembros de la Agencia Shining así como de la Agencia Raining, Fuyumi debe enfrentar las pruebas del día a día como nueva compositora y a su vez caminar por los enredados caminos del destino guiada por una antigua historia de su familia paterna que la vincula con varias personas que la rodean en su presente.
Nota 1: Un encuentro desafortunado
Cuando Haruka Nanami supo que tendría a alguien a su cargo para enseñarle todo lo que había aprendido en el transcurso de su apenas naciente carrera, quiso pensar que era una de las tantas bromas de su director y ahora jefe. Tan pronto como se dio cuenta de que era tan cierto como el éxito rotundo de STARISH, no le quedó más remedio que aceptar. No le molestaba en lo más mínimo tener a alguien en su habitación, ni compartir tiempo con alguien -de hecho ya lo había hecho en algún momento con Tomochika durante sus días en la Academia Saotome-; lo que la ponía nerviosa era tener que hacerse responsable de alguien... ¿Qué le iba enseñar si ella misma se sentía como una novata?, si le hacía preguntas ¿Sabría contestarlas adecuadamente?, aquella persona que sería su 'kouhai' ¿Se llevaría bien con ella?... Eran tantas las dudas de la joven compositora que la noche antes de recibir a su discípula no pudo dormir tanto como hubiese querido. Las ojeras en sus ojos al día siguiente lo hicieron evidente.
La mañana llegó fresca a las instalaciones del Master Course, el lugar donde Saotome reunía a sus artistas para ir puliendo sus habilidades hasta alcanzar casi la perfección. Nanami tomó un ligero desayuno, preparó sus cosas, y salió hacía las oficinas centrales en donde la estaría esperando su aprendiz. Al llegar ahí le informaron que la chica la estaba esperando en el jardín detrás de las oficinas. Haruka se tomó el tiempo para respirar hondo y poner su mejor semblante ya que la nochecita anterior la había pasado fatal con tanto nervio. Se apareció tímida en el jardín y entonces la vio: Complexión delgada, cabellos largos ensortijados en un color chocolate, unos ojitos azules brillantes y lúcidos, los labios rosados, la piel un poco bronceada... La chica creyó ver una muñeca.
-Ho ...hola... soy Nanami Haruka... ¡Un gusto!
-¡Hola, el gusto es mío! ¡Kimihiro Fuyumi! - dijo la jovencita e hizo una reverencia algo exagerada por los nervios.
-Kimihiro san ¿verdad?
-¡Sí, 'senpai'!
-¿'Senpai'?
-Bueno... ¿está bien qué la llame así...? Si no le gusta puedo dejar de hacerlo...yo... yo...
-Está bien... no te preocupes Kimihiro san -dijo Nanami y sonrío con afecto- sólo es un poco raro escuchar que alguien se dirija de esa manera conmigo-
Un rubor ligerito se cernió en el rostro de Haruka. Era la primera vez que escucharía de los labios de alguien la palabra 'senpai'; nunca se lo imaginó pero era real. Fuyumi sonrío tranquila al notar que su superiora era un chica sencilla y amigable. Temblaba de terror de pensar que le pudiese haber tocado un tipo de persona más autoritaria y soberbia, no obstante, Nanami Haruka parecía un ángel; no tenía por qué temer.
-Fuyumi san... ¿está bien si te llamo así?
-Como usted elija 'senpai' estará bien para mí
-Fuyumi san será entonces...
-Sí, se oye bien - afirmó al final la joven de cabellos chocolate y volvió a sonreír. ¡Qué agradable era hacer amigos! Fuyumi tenía problemas para comunicarse con los demás, especialmente porque carecía de gracia para acomodar sus palabras y por lo regular era tomada como una grosera y una impertinente. Notar que su primer acercamiento a su superior había corrido con naturalidad y no con algún mal entendido la ponía muy feliz. Nanami pidió a la chica que tomara sus cosas y se dirigieran a la que sería su habitación compartida por el tiempo que Shining considerara prudente. La compositora fue dando un breve repaso de las cosas que tenía que hacer y las tareas que Ringo se había encargado de programarles a ambas antes de que tomara unas vacaciones en Las Bahamas. Afortunadamente para las dos, Haruka no se perdió de camino al edifico de estancia del Master Course; al llegar ahí, Fuyumi no pudo evitar emitir un 'Ah' al ver el enorme conglomerado que componía aquel lugar y que obvio sería su hogar de ahora en adelante.
La chica miraba con ojos expectantes como niño en dulcería todo aquello, le parecía una sueño, casi una ilusión haber llegado tan lejos. Sabía que no sólo era su merito sino también el de su Idol el estar en un lugar así, pero la impresión era imposible de esconder. El corazón de Fuyumi latía acelerado como si se tratase de una caballo pura sangre al galope en un valle.
-¡TO TO TODO ESTO ES EL MASTER COURSE!- exclamó fascinada la jovencita en tanto miraba de un lado a otro del edificio.
-Sí, pronto te acostumbrarás Fuyumi san... ¡Bienvenida a tu nuevo hogar! - dijo Nanami con una sonrisa cálida dibujada en los labios.
-Gr gracias... Nanami 'senpai'- en ese momento los ojos de Kimihiro se llenaron de lágrimas y dejo ir un sollozo. Hogar era una palabra que para la chica de cabellos castaños a veces le resultaba extraña... ajena. Haruka notó como las gotas salinas resbalaban por las mejillas de su ahora 'kouhai'.
-¡Fuyumi san! ¿dije algo malo?- fue el turno de Haruka para exclamar sorprendida.
-N-no 'senpai' -negó de inmediato Kimihiro y se limpió las lágrimas - sólo que... me emociona mucho estar aquí... perdone
- N-no, está bien... Pronto irás acostumbrándote a estar...
-¡NANAMI!
La voz de Ittoki Otoya vino de pronto desde el lado oeste de la edificación. Al parecer Otoya había ido por algo de beber pues aun traía puesto el traje de deportes que usaba para los ensayos e iba de camino al salón. La sonrisa mágica y la energética personalidad del pelirrojo impresionaron aún más a Fuyumi, era como ver salir al Sol en un día de tormenta. Otoya saludo a Nanami como solía hacer y empezó a hablarle de sus pendientes, Kimihiro sólo los observó por unos momentos y con ello supo de inmediato que el jovencito estaba interesado en su 'senpai'. Haruka se percató que Ittoki en su prisa no había reparado en la presencia de su "alumna" y decidió hacer la debida presentación:
-Ittoki kun... Quiero presentarte a Kimihiro Fuyumi san... Ella es mi... 'kouhai'- eso último logró un tono rosado en las mejillas de la chica. Aun sentía rara al llamar así a su acompañante.
-¡Oh!, ¡Lo siento! Me emocioné tanto de ver a Nanami que me olvidé de que te había visto, Mi nombre es Ittoki Otoya ¡Un placer!- dijo el muchacho y selló la presentación con una sonrisa inocente.
-Kimi... Kimihiro Fuyumi... ¡Un placer, Ittoki senpai!- asintió la señorita e hizo otra reverencia hiperbólica.
- ¿Senpai?
-¿Está mal si lo llamo así?
-N-no, pero suena raro, así que sólo llámame Otoya, 'Kimi chan'
-¿Ki- kimi chan?... Sí, está bien Otoya senpai
-Podías retirar el 'senpai' jejeje -apuntó el pelirrojo con un sonrojo en las mejillas
-¡Perdón! ¡Disculpe!- dijo Fuyumi e hizo unas seis reverencias para disculparse. Nanami observaba divertida a su alumna y a Otoya, parecía que ambos en tan sólo unos instantes ya habían tomado confianza entre ellos.
-Y... ¿hacia dónde iban Nanami?- preguntó el pelirrojo con curiosidad mientras se acomodaba la sudadera en las caderas.
-Íbamos a dejar las cosas de Fuyumi san a la habitación...
- ¡Ya sé!, porque no antes de ir a su habitación vamos juntos a presentar a Kimi chan con los demás...-
Ittoki no se lo pensó un momento, sujetó a la chica de los cabellos castaños por su diestra y a la compositora por la siniestra y, con entusiasmo, llevó casi corriendo a las dos damas hasta la sala de ensayos. Fuyumi podía sentir la calidez de aquella inocente mano llevarle con cariño por el largo pasillo; estaba deslumbrada ante tanta amabilidad. Nunca imagino que sería así. Al llegar a la entrada del salón, Otoya se abrió paso con un saludo para todos para llamar la atención, y así fue, de inmediato todas las miradas se centraron en él y el par del acompañantes a su lado.
-Corderita, ¡bienvenida! - saludó Ren enseguida que vio a Nanami
-Otoya, te tardaste mucho... ya íbamos a empezar sin ti... -acusó Kurusu y se dirigió a donde ellos a paso regular.
-¡Perdón, perdón! Es que me entretuve con Nanami y...
-¡Haru chan!- interrumpió Natsuki y corrió a saludar a Haruka con un fuerte abrazo que Syo tuvo que separarle más tarde de ella.
-Buenos días Nanami - saludó solemne y en su tono grave Masato en tanto se aproximaba a los visitantes en la sala.
Fuyumi quedó completamente muda al ver a los jóvenes. Sabía por Saotome que su senpai era la compositora de un grupo llamado STARISH, conformado por siete muchachos que habían salido de la Academia al igual que ella y Fujiwara Sonomi, su prima y Idol; pero nunca se imaginó como serían. Al verlos quedó sorprendida de lo talentosos y simpáticos que eran muy a su manera. Despedían un encanto natural de sí. La castaña estaba absorta mirándolos saludar a su adorada compositora cuando una voz cálida pero imponente la distrajo:
-Y ... ¿tú quién eres? - cuestionó Cecil con curiosidad al ver a la chica ahí de pie sin decir nada. Al hacerlo acercó su rostro tanto como para mirarla a los ojos y con la magia de las musas determinar si ella era una buena o una mala persona. Fuyumi quedó paralizada al ver como esas esmeraldas la observaban fijamente a los ojos incluso pudo ver los rasgos del muchacho: la piel bronceada, los enormes y expresivos ojos verdes, los labios delgaditos, el cabello castaño cayendo sobre su frente... era obvio que el chico no era japonés como los demás.
-Ceshi... no hagas eso. Vas a asustar a la damita si te le acercas tanto, para conquistarla debes ir con calma - sentenció Jinguji tomando a Aijima por los hombros para retirarlo de la chica y portándose como todo un senpai en la conquista de damas.
-Ah... L-lo siento... -interrumpió Haruka algo nerviosa esperando que la mirada escrutadora de Cecil no hubiese asustado a su alumna - E- ella es Kimihiro Fuyumi, a partir de hoy ella será mi k-kou hai-
Nanami se acercó a la niña y la presentó delante de sus amigos. Al instante, las miradas cayeron sobre Fuyumi, la cual estaba aún anonadada al ver a todos esos muchachos observándola. Era la primera vez que la presentaban ante tantas personas, o al menos, sin que todo terminara en un desastre. Todo el grupo sonrió al mirarla tan pequeña e indefensa tal como su compositora.
-¡Bienvenida al Master Course, Fuyumi!, soy Kurusu Syo - rompió el silencio el pequeño rubio con tono entusiasta sellando su comentario con una sonrisa de aprobación.
-¡Aaahhh! Una pequeña y linda chica~ ¡Bienvenida Ki-mi chan~! - dijo eufórico Natsuki y envolvió en un abrazo a la menor estrujándola por completo al encontrarla tan adorable como Haruka. Fuyumi resistió por un momento el abrazo del joven, no obstante, su fuerza era más de la que ella podía soportar.
-A..a... h.. sen-pai...-
-Natsuki... las estás asfixiando... - comentó Otoya con tono preocupado mientras intentaba que el mayor la soltara.
- ¡Ah, lo siento! - agregó Natsuki y liberó a la chica de su afectuoso saludo para luego acomodarse lo lentes y decir - Soy Shinomiya Natsuki, un gusto Kimi chan-
-E-e-el gusto es mío Shinomiya senpai-
-Yo soy Jinguji Ren, ¡Bienvenida, lady! - se introdujo el chico de la mirada celeste y giñó el ojo a la joven de forma coqueta.
-Mi nombre es Hijirikawa Masato... Bienvenida, Kimihiro san- refirió en un tono solemne Masato e hizo una reverencia.
-¡Un gusto, Hijirikawa senpai, Jinguji senpai !- dijo Fuyumi y devolvió sus saludos con una reverencia un tanto más exagerada que las anteriores por los nervios. Conocer gente nueva no era fácil para ella.
-Disculpa lo de hace un rato - interrumpió el Principe de Agnapolis - soy Aijima Cecil, un gusto... Fuyumi san - Cecil tomó la diestra de la chica y depositó un suave beso en ella. Fuyumi se sonrojó con tal acto, nunca espero ser saludada de esa manera por un chico. Tras el beso, Cecil mostró una cálida sonrisa a la joven, era su forma de decirle que estaba conforme con que ella acompañara a Haruka. La castaña devolvió el gesto con una sonrisa tímida.
-¡Ven Ichii! Tienes que presentarte con la 'kouhai' de mi 'corderita'- gritó Ren a la distancia para llamar la atención de Tokiya quien se había quedado rezagado guardando algunas de sus pertenencias para no confundirlas con las de sus compañeros.
-¡Es verdad, Tokiya~! ¡Ven, tienes que conocer a Kimi chan! - dijo Otoya y fue por su compañero de cuarto. El pelirrojo llevó por los hombros a Ichinose hasta donde el grupo se había reunido para presentar sus respetos a la nueva inquilina del Master Course. Tokiya al ver a la chica adoptó una postura seria y con un tono igual de solemne que el de Masato dijo:
-Ichinose Tokiya, bienvenida señori...
-¡No puede ser! - gritó al instante Fuyumi sin permitir que el muchacho terminara de presentarse - Tú... tú...
Todos los presentes miraron a la joven en completo silencio pero tan sorprendidos como ella misma. Fuyumi dejó caer al suelo su bolso y llevó ambas manos hacia su boca para mitigar el sollozo que estaba por escapar de ella. Los ojos azules se volvieron cristalinos con las lagrimillas que nacían de ellos.
-Tú... eres... ¡HAYATO sama !- pronunció la castaña con la voz un poco entre cortada por la emoción.
Ahora, fue el turno de Tokiya para sorprenderse. Pensó que había hecho algo que había incomodado a la chica pero al saber que ella conocía su identidad antes de pertenecer a STARISH, él era el que sentía incómodo. Aún le costaba trabajo asimilar que lo relacionaran con su 'yo' del pasado. Fuyumi no podía creer que después de tanto tiempo, volviera a encontrarse frente a frente con el hombre que la inspiró para seguir su camino a la música del mundo del espectáculo y no del mundo clásico. La emoción de verlo no pudo ser contenida más.
- ¡HAYATO sama, soy Kimihiro Fuyumi, una fan...! ¡Puede darme su autógrafo!... - dijo la chica emocionada hasta las lágrimas y sin reparar en nada - No puedo creer que esté aquí, había soñado tanto con este día... yo... no sabe todo lo que necesito decirle... yo..
-¡Qué grosera! - soltó Tokiya con fastidio - Yo ya no soy HAYATO... soy Ichinose Tokiya...
Los presentes miraron a Ichinose asombrados, no imaginaron que Tokiya fuera dar semejante respuesta a la chica.
-¡No es verdad! - insistió Fuyumi con suplica - Usted es HAYATO sama... puedo verlo en sus ojos, sus ojos son tan transparentes como los de él... HAYATO sama estaba rodeado de una luz mágica y tú, tú la tienes no hay duda de que...
-¡Te he dicho que no soy HAYATO!- esta vez el chico había perdido los estribos y gritó de forma autoritaria a la muchacha logrando que la sonrisa tierna de la niña desapareciera al verlo tan airado y dirigiéndole una mirada desaprobada. Fuyumi vio desvanecerse el momento más preciado y esperado por ella como la llama de una vela expuesta al viento. Todo lo mágico que se imaginó ese instante se había convertido en una incómoda situación que hizo descender un silencio intoxicante para todos. Nadie se atrevía a hablar. Tokiya desvió su preciosos ojos de la chica en tanto los presentes procuraban guardar compostura o al menos hallar la manera de no empeorar la situación. La castaña tenía la mirada clavada en el suelo, no deseaba que miraran sus nacientes lágrimas de tristeza y desilusión.
Haruka decidió tomar la iniciativa tratando de llevarse a la chica de ahí y posteriormente arreglar el pequeño mal entendido que había surgido en la charla, no obstante antes de que la compositora pudiera decir algo, la chica levantó la mirada y dijo:
-Tiene razón. Usted no es HAYATO sama... él jamás hubiese tratado así a nadie... Con permiso, no tengo ya nada más que hacer aquí
Fuyumi echó carrera fuera del salón sin permitir que nadie la detuviese, en realidad, ninguno quiso hacerlo. Sabían que una situación así era mejor dejarla pasar hasta que todo llegara a la calma. Las miradas de aquellos jóvenes vieron salir a la castaña a toda prisa hasta que desapareció. La jovencita corría presurosa hasta la salida del edificio, necesitaba tomar aire y procesar en su mente todo lo sucedido en la sala de ensayos. Pronto, su mente empezó a reproducir la imágenes horrendas de la fiesta de los Kuroitsuki donde la chica fue humillada en público y poco a poco, la imagen de su amado HAYATO sama iba perdiéndose en sus oscuros pensamientos para revelar la ahora inexpresiva mirada que Tokiya le había dirigido. La carrera de la joven fue interrumpida por un choque contra el hombro de alguien, que sin percatarse, ella había golpeado antes de poder atravesar la salida.
Kimihiro dio un paso atrás y trastabillo perdiendo así el equilibro, extendió su diestra en un intento de sostenerse de algo, pero de repente una mano gentil la sujetó por la muñeca impidiendo su estrepitosa caída al suelo. La chica tembló al pensar que daría contra el piso y cerró sus ojos esperando el golpe, pero al instante una voz cálida apuntó:
-Ten cuidado, si sigues corriendo así un día podrías estropear esa carita tan linda que tienes...
-¿Eh? - Fuyumi abrió los ojos con la sorpresa en ellos.
-Deberías tener cuidado... girl~ - sentenció Reiji Kotobuki y guiñó un ojo a la niña de forma traviesa.
-Usted perdone... no fijé por donde iba- se disculpó Fuyumi avergonzada e hizo una reverencia más al mayor.
-¡Tranquila!, no tienes porque disculparte - continuó Reiji y le sonrió- pero puedes lastimarte si corres de esa manera por aquí...
-Lo siento... -dijo en un susurro Fuyumi y su semblante mostró arrepentimiento.
-¡Vamos, cambia esa carita! Por cierto, ¿quién eres? - cuestionó Kotobuki y miró con fijeza los profundos ojos azules de la chica, lo cual la hizo sonrojar. La mirada gris del joven la ponía nerviosa, sin embargo, al escuchar la pregunta decidió contestarle pero fue interrumpida por una tercera voz diciendo:
-Kimihiro Fuyumi... 19 años... la 'kouhai' de Nanami Haruka... ¿cierto?
La aprendiz dirigió sus orbes a la persona que había dicho esas inexpresivas palabras y halló a un jovencito de no más de 16 años de edad, el cabello turquesa como sus ojos y una voz tan delicada y bella como una flor de cerezo, la piel blanquita... un precioso muchacho. Ai, por su lado, miró de arriba-abajo a la chica escaneándola para verificar que la información que había obtenido era acertada y añadir algún detalle omitido en su informe.
-Vaya~ así que eres la 'kouhai chan' de Haru chan - rompió el silencio el castaño y extendió su mano para saludar a la chica - Kotobuki Reiji~ -
-Kimihiro... Fuyumi... Un placer Kotobuki senpai... - expresó la chica y estrechó la suave mano del mayor.
-Puedes llamarme Rei chan~ 'Fuu chan'- respondió el joven y añadió - y este de acá es Ai Ai~ - señaló y jaló al más pequeño para que se cercara a saludar a la nueva.
-Mikaze Ai... Un gusto...-se presentó el menor sin mucha emotividad en sus palabras.
-Un gusto, Mikaze senpai...- respondió Fuyumi y añadió - Por cierto, usted salió en un programa de variedades junto a un chico de cabello blanco... ¿no?- la chica miró a Reiji esperando su respuesta.
-¡Ah!, sí! ¿Lo viste? -soltó emocionado el castaño - ¿Qué te pareció? -
-¡Me gustó mucho! Y la verdad es que nunca pensé encontrar a una persona tan maravillosa aquí - declaró la chica y regaló una dulce sonrisa a Kotobuki.
Reiji la miró sonreírle de esa forma tan dulce. Nunca pensó que alguien pudiera expresarse así de él a parte de sus fans. Por lo regular, sus compañeros de trabajos lo tenían por un tonto y un escandaloso, pero lo soportaban por el trabajo. Ver aquella sincera expresión lo hizo sentirse especial. Mikaze al escuchar el comentario levantó ambas cejas en completa sorpresa, él catalogaría a Reiji en cualquier otro campo semántico menos en el de una persona maravillosa.
-¿En verdad, eso piensas de mí?- cuestionó el joven mientras sus ruborizadas mejillas hacían evidente lo mucho que le gustó el halago
-¡Sí... en verdad yo...-
-¿Y a dónde ibas? - Ai los sacó de la atmosfera romántica en la que ya se habían enfrascado aquellos y dio un pasó al frente para seguir con su minucioso escaneo a la jovencita. Fuyumi entonces vio en los ojos del más joven la mirada fría como la que hace unos instantes había visto en Ichinose. Una vez más, la chica recordó el agridulce momento que pasó en la sala de ensayos y sin decir una palabra, salió despavorida sin responder a la pregunta de su superior. Mikaze y Kotobuki vieron como la niña los pasó de largo sin responder, sólo la vieron huir de ellos.
-Qué chica tan rara... - dejo ir el jovencito al ver que ni adiós les había dicho.
-¡Qué cruel eres Ai-Ai! No dejaste que me respondiera...- se quejó el castaño con un puchero
-Por eso digo que es rara - añadió Mikaze con sarcasmo - ¿Quién pensaría que eres una persona maravillosa? Sólo una chica rara como ella -
-¡¿Eh?! Ai-Ai eres muy cruel - lloriqueó Reiji ante el comentario de su compañero
-Deja de comportarte como un niño y vamos a terminar nuestro trabajo...
Ambos siguieron con su camino, pero antes de dar un paso más Reiji miró a la puerta esperando volver a la chica que lo había impactado en menos de un segundo. Era linda a sus ojos y además cálida. Por alguna razón, quería verla de nuevo.
Paso un largo tiempo desde el medio día hasta casi la puesta del Sol. Fuyumi había estado recostada en uno de los jardines del Master Course y había hecho un repaso de los eventos acontecidos hasta ese momento. ¡Vaya que había sido un día intenso! Por su cabeza la imagen de Tokiya no se borraba, parecía haberse quedado grabada como con un marcador indeleble. 'Vaya decepción' se dijo así misma al recordar sus tarde en las que frente al televisor disfrutaba de algún programa de HAYATO. Las imágenes empezaban a borrarse de su mente, tal vez el hombre al que ella le adjudicaba su salvación era tan sólo un espejismo. El verdadero HAYATO no eran tan fantástico como cuando lo vio por primera vez en televisión.
Kimihiro dio un suspiro largo y lleno de tristeza. Otra desilusión como la que se llevó con Tetsuya se anotaba a su lista.
-¡Que remedio! -dijo y se estiró como gato en la hierba - ¡Vaya patán que es HAYATO! , toda esa aura de frescura y bondad eran mentira... Menudo mentiroso... pero... supongo que todos los Idols son así... -
-¡Te equivocas Fuyumi san!- sentenció Nanami mientras se sentaba junto a su alumna
- ¿¡Eh!? ¡Nanami senpai!- Fuyumi se sorprendió de ver que su superior la hubiese encontrado.
-Tal vez... - Nanami ordenó sus ideas en la cabeza - lo que pasó te tiene confundida pero.. te puedo asegurar que Ichinose san está siendo sincero...-
Fuyumi tronó la boca un tanto molesta. Ella no podía creer en ello, no ahora que había visto otra cosa completamente distinta a la que se imaginó desde que tuvo la fortuna de conocer a HAYATO. Nanami sabía que convencer a su kouhai de lo contrario sería difícil pero no iba a desistir hasta lograrlo, no deseaba que nadie se llevara una mala impresión de ninguno de sus amigos.
-Entiendo cómo te sientes- continuó Haruka y miró directo a los ojos de Fuyumi - yo pasé por lo mismo... y es confuso... pero te aseguro que Ichinose san está siendo sincero con él mismo y con los demás...-
-¿Ser sincero es ser grosero sin una explicación?- espetó con sarcasmo la chica del cabello castaño y se encogió de hombros.
-Ichinose san... él tuvo muchos problemas para unirse a STARISH... por un lado debía abandonar el ser HAYATO sama y por otro seguir con ello hasta lograr debutar en la Academia... las cosas no fueron un lecho de rosas para él... ¡Por favor, no lo juzgues tan duramente!- sentenció la joven compositora en un tono tan triste que las lágrimas estaban a punto de salirse de sus ojos.
-Ok, ok... no tiene porque llorar...- soltó con nerviosismo la chica al ver a su mayor tan afligida -Es sólo que... no entiendo...- Fuyumi se abrazó las piernas y recargó su barbilla en sus rodillas - Porque si HAYATO sama eran tan fantástico y cantaba como los mismísimos ángeles... ¿por qué renunció a su carrera para empezar en otro lado?, Entiendo que la Agencia de Shining es la mejor que hay pero... él... - la muchacha detuvo su relato, ahora era ella quien quería llorar al recordar aquellos felices recuerdos que había hecho al lado de la antigua personalidad de Tokiya y que ahora se diluían en la penumbra de su presente.
-Ichinose san... - dijo Nanami un poco más tranquila - deseaba cantar con todo su corazón... como HAYATO sama no estaba logrando su sueño así que Ichinose san renunció a ser HAYATO para perseguir su sueño y yo... ¡Yo decidí que lo apoyaría! -
Fuyumi vio cierta determinación en aquellos ojos ambarados de su senpai. Algo que sólo conoció cuando ella decidió que compondría para los Idols con el único propósito de componer un día para su amado y salvador. Sin embargo, ella sintió una empatía especial por Tokiya; ella también había renunciado a ser compositora de las operas y orquestas de las Bellas artes clásicas para consagrarse a la composición en las Artes escénicas. Sabía que abandonar ese mundo significaba decir adiós a los sueños de su madre y al mundo que esta le dejó como herencia antes de morir, no obstante lo dejó por seguir sus propios sueños... tal como Ichinose había hecho al renunciar a la imagen de HAYATO. La chica sonrió nostálgica y dijo:
-Entiendo... ¡Qué envidia! Usted si puede componer para él-
Kimihiro se rió para no ceder al llanto mientras sentía una clavada en su pecho. Era triste saber que Ichinose ya tenía a alguien con él o al menos eso pensó la chica mientras volvía a recostarse en el pasto. Nanami miró a su alumna un tanto preocupada, no sabía si realmente se había explicado.
-Fuyumi san... yo...-
-Está bien... ya le dije que ya entendí... y está bien... yo también renuncié a mucho por él... por eso en estos momentos me siento un poco estúpida pero... sé lo que es eso... perdón... por juzgar tan mal a su... - Fuyumi prefirió callar para no lloriquear ahí mismo.
-Lamento haber sido tan ruda Fuyumi san pero... no quería que pensarás mal de Ichinose san... eso es todo...- dijo avergonzada la compositora al notar que su kouhai se sintió regañada por ella.
-¡Qué va! No es su culpa Nanami senpai... sólo soy yo... pero no se preocupe... todo está bien...-
Fuyumi sonrió al finalizar esas palabras y miró al cielo del atardecer con sus colores rosados, naranja y azules para ocultar que estaba a punto menos que berrear cual niño. Nanami sintió que la brisa de aquel día era demasiado fresca para permanecer tanto tiempo fuera así que con tono suave comentó - Fuyumi san... vamos a la habitación... aquí está muy fresco...-
-Adelantase senpai... yo voy a esperar a alguien...-
-¡¿Vas a esperar a alguien con este frío?! -
-No se preocupe... volveré a la habitación una vez que arregle eso ¿sí?- comunicó la castaña y sonrió una vez más para darle la seguridad a su senpai de todo iba bien.
La compositora se sentía un poco incómoda. Tal vez si había sido muy ruda con su aprendiz pero ya era tarde para remediarlo pues lo dicho, dicho estaba así que decidió retirarse esperando no haber arruinado su primer encuentro con su alumna.
Por otra parte, Tokiya estaba en su habitación terminando detalles de su próximo trabajo cuando recordó todo el sermón que le tocó recibir en la hora del almuerzo:
-¡Fuiste muy grosero Tokiya~! - soltó de la nada el pelirrojo mientras todos los demás hacían la comida
-¿De qué hablas Otoya? - contestó el muchacho al no enlazar el 'accidente' de la sala de ensayos con su comentario
-Se refiere a tu pleitecito con Kimi chan... Ichii- se introdujo Ren con temple.
Ichinose levantó una ceja un tanto desencajado, aunque reconocía que se había extralimitado en su reacción con la chica -Bueno... siento mucho haberlos incomodado... -
-Esa disculpa se la debes a ella no a nosotros, Tokiya... - comentó Syo y se llevó un trozo de tocino a la boca
-Syo chan tiene razón Tokiya kun... Kimi chan debe estar triste por lo que pasó...- añadió el rubio de lentes de modo serio
-Bueno, y esto de qué se trata ¿Un regaño? - masculló el joven al sentirse todavía más culpable de lo que sentía con los reproches de sus compañeros.
-No... no es eso Ichinose. - hizo entrada Masato en tono sereno - Mas bien... queremos decir que deberías hacer las paces con la chica por el bien de los dos. -
-Así es...Hijirikawa tiene razón Ichii... sólo queremos que los dos estén bien... - Ren le sonrió a su compañero para no incomodarlo más con todo el sermón que de forma inesperada le habían soltado.
Tokiya vio las miradas de sus compañeros centrarse en él pero no en plan reproche sino animándolo a no sentirse culpable y a pedir disculpas apropiadamente. El joven dio un suspiro y tras pasarse una porción de arroz - Está bien... esperaré a mañana para hablar con ella...-
-¡Así se habla! - dijo Otoya y le dio un abrazo a su compañero. Los presentes sonrieron en símbolo de aprobación.
-Es el destino... - musitó Cecil de forma misteriosa pero como si fuera consciente de lo que hablaba.
Todos los demás miraron al Príncipe de Agnapolis con asombro pues al parecer el muchacho no había estado poniendo la debida atención a lo acontecido en la mesa.
-¡Tú! ¡¿En dónde demonios estás?!, ¡Esto es algo serio! - reprochó Syo al joven e hizo ademán de levantarse de la mesa.
-Syo... mantén la calma... -
Cecil pareció ignorar el comentario de su compañero y clavó sus esmeraldas en los preciosos ojos de Ichinose, quien se sintió un tanto cohibido con semejante acto. Cecil sonrió y volvió su atención a su comida. A veces ese muchacho tenía actitudes que los dejaban perplejos y esta no había sido la excepción...
Tokiya sintió un ligero escalofrío al recordar la mirada de Aijima. Era extraño en sumo grado lo que el príncipe había dicho.
-El destino... -murmuró el muchacho y se echó hacia atrás hasta que su espalda tocó el respaldo de la silla y cerró sus ojos dejando ir un suspiro. No era capaz de creer en ello pero algo le hacía sospechar que las palabras de Cecil no eran en vano.
Al anochecer, Fuyumi seguía en la entrada del edificio del Master Course. Había estado razonando en lo que su senpai le comentó sobre su compañero de carrera y aún no podía creer todo lo que había sucedido en apenas su primer día. Pronto su atención se desvió a la figura femenina que iba llegando al conglomerado. De cabellos castaño-rojizos, piel blanca y unos ojos color olivo, una linda chica tan delicada como una flor hizo arribo en el lugar y al ver a la chiquilla de los cabellos castaños, saludo en completa euforia:
-¡Fuyumi! ¡Me alegro de verte! Pensé que ya no te alcanzaría despierta ¿Qué tal tu primer día? ¿Cómo es Nanami Haruka?-
-Si tomamos en cuenta que pudo ser peor... creo que estuvo bien... - soltó sarcástica Kimihiro mientras echaba una mirada de reproche a su interlocutora
-¿Qué pasó? ¿Nanami te trato mal?... Mi senpai dijo que ella era como un ángel...-
-¡No qué va! Nanami senpai no fue el problema... ¿Por qué no me dijiste que HAYATO sama estaba en el Master Course, Sonomi?- Fuyumi se escuchaba molesta.
- Así que ya lo supiste - dijo Fujiwara con una semblante serio y se cruzó de brazos.
-¿Cuándo pensabas decírmelo, eh?-
-Perdóname... si no te lo dije fue porque tenía miedo de que te volvieras a confinar otros seis meses en tu habitación... - Sonomi agachó la mirada con pesar al recordar la pesadilla que vivió durante seis meses junto a su prima.
-¡Por favor, si yo ya no soy esa niñita! ¡Debiste decírmelo! Hice el ridículo frente al hombre que más he admirado en la vida y ahora supongo que me odia - soltó la castaña molesta y apretó los puños. Se sintió como una completa estúpida.
-¿HAYATO sama, te hizo algún desaire? - continuó la joven Idol y colocó sus manos en los hombros de su menor
-Ya no importa... sólo te voy a pedir que no me ocultes información ¿vale? - Fuyumi sonrió para tranquilizar a su prima. No quería hacerla responsable de algo que ella había hecho. Además le sabía mal hacer sentir incómoda a la única persona que la trató como su hermana menor, aunque le molestaba que aún la viera como la niña de cinco años que llegó desamparada a la casa Fujiwara.
-Te lo prometo... - dijo Sonomi y extendió sus delgados brazos para envolver a su pequeña prima en un abrazo. Kimihiro correspondió sin reservas al cariño de su 'onee sama' como ella solía llamarla cuando niña.
La escena cálida y fraternal que se producía a las afueras del edificio de estancia era contemplada por la gélida mirada del Conde de Permafrost quien permanecía en silencio observando por detrás de las ventanas al par de jovencitas prodigarse cariño fraternal. De súbito la curiosidad entró en Camus.
-¿Quién es la chica del cabello castaño, Mikaze?
Ai, quien estaba tomando notas en su ordenador, subió la mirada hasta poder ver por la ventana del salón a ambas señoritas y con el tono característico de su voz comentó:
-La castaña es Kimihiro Fuyumi, tiene 19 años, nació en Osaka pero se crió gran parte de su vida en Tokyo, acaba de graduarse de la Academia junto a la chica que está con ella ahora. Nació el 8 de junio y según lo que dicen, tiene un talento similar al de la propia Nanami Haruka...-
Camus enarcó las cejas y observó más detenidamente a la chiquilla. Era simple a su vista, no obstante aunque no fuese una belleza venusina, tenía algo que no te permitía que la pasaras por alto. El hombre miró con atención los ademanes, los rasgos y las reacciones y percibió estar teniendo un dejavú al ver aquella escena. Mikaze dirigió su mirada al mayor un poco extrañado al notar que no despegaba la vista de la chica, era raro que Camus le prestara atención a alguien que para sus gusto refinados era tan común. Al momento que el rubio advirtió que Kimihiro iba entrar al edificio, este se encamino al recibidor para interceptarla.
-¿A dónde vas? - interrumpió Ai al ver que su compañero iba directo a la salida del salón
-Tengo un asunto que atender...
-Así de la nada...
- Es algo personal - respondió Camus y llevó su bastón al hombro derecho para luego salir a toda prisa.
El jovencito se quedó perplejo con la abrupta salida del conde, pero sabía que la razón que lo había hecho salir de ahí era la compositora de cabellos castaños. Ai liberó un suspiro resignado y continuó con sus actividades.
Fuyumi estaba a punto de echar marcha a su habitación cuando la imponente figura de Camus se interpuso en su camino. La chica pudo ver cómo el hombre le cerró el paso y se posicionó frente a ella al mismo tiempo que le dirigía una mirada glacial, por su parte la niña se quedó petrificada de sólo verle mirarla así.
-¿Quién eres? - preguntó directo el conde
-Ah... Soy Kimihiro Fuyumi... se... se.. se... ñor...-
- Camus... Conde de Permafrost al servicio de la reina de Silk Palace... así que tú eres... la aprendiz de esa chica
-Si se refiere a Nanami senpai... así es... - respondió Fuyumi mientras intentaba pasar de largo al hombre - ahora si me disculpa... Camus senpai... me tengo que ir a dormir-
Fuyumi estaba a punto de emprender la 'graciosa huida' cuando el hombre colocó su bastón delante de ella para no dejarla avanzar más. La jovencita miró una vez más aquellos ojos fríos y dijo - ¿Se le ofrece algo...?
Camus continuó mirando en silencio todas las características de la dama. Los cabellos, los ojos azules, la boquita pequeña, la languidez del cuerpo y de las manos... Nada fuera de lo común, sin embargo había algo que no le permitía pasarla inadvertida. Kimihiro temblaba de nervios de sólo contemplar semejante muchacho mirarle de ese modo tan escrutador, ni Mikaze le había observado de ese modo. Finalmente, al no encontrar nada más, el conde bajo el bastón y permitió el paso de la chica y comentó en tono autoritario:
-¡Muestra tu educación la próxima vez y di 'Buenas noches' cuando te retires a tus aposentos, niña!
Fuyumi dio un respingo y poniéndose en una completa posición firme como militar exclamó - ¡Sí, senpai!
El mayor se retiró con completa elegancia y la chica al verlo irse salió corriendo antes de que este se arrepintiera. Ese había sido el primer día, uno lleno de sorpresas.
CONTINUARÁ...
