LUCY POV
CAPÍTULO 1
"Dónde hubo fuego, cenizas quedan"
"No existe amor en paz. Siempre viene acompañado de agonías, éxtasis, alegrías intensas y tristezas profundas." –Paulo Coelho
Era diciembre. Un notorio frío calaba en mis huesos, y mis manos rojizas me hacían saber que estábamos a pocos grados. Mi aliento paulatino era seco y gélido. Anduve durante un buen rato hasta un edificio desmesuradamente grande que sobresalía de las casas comunes de Magnolia, Fiore. Tomé el poco aliento que me quedaba, y entré dentro del edificio. Saludé con un ademán de simpatía a todos los integrantes que en esos momentos me miraban compungidos. Me establecí en la barra, sentada frente a la hermana mayor Strauss, que me dedicó una sonrisa cálida y sincera de las que ella acostumbraba a dar. Le sonreí también, para luego preguntarle:
-¿Sabes si ya ha vuelto de la misión?- Me miró apesadumbrada. Eso significaba un no. Diablos. Ya hacía un año y medio que no volvía de esa misión de clase S. Se suponía que era fácil, al menos para un dragon slayer como él, y me prometió solemnemente que volvería sano y salvo. Sonreí tristemente. En ese instante, se me acercó mi amigo, el mago de hielo, a saludarme.
–Ey Lucy, ¿Cómo vas?-Me preguntó.
–Bien, bien. No te preocupes.- Enarcó una ceja y se sentó a mi lado, mirándome seriamente como nunca lo había hecho.
–Tú tranquila Lucy, él volverá. Después de todo, te lo prometió, y flamita no es de los que olvidan las promesas. –Intentó animarme y se lo agradecí, pero en mi interior sabía que a lo mejor él ya no volvería. Volví a mirar a Gray para agradecerle sus ánimos, pero me percaté de algo no muy inusual en él.
–Gray, tu ropa ya no está.-Él me miró extrañado, bajó la cabeza para verse, y, efectivamente, tenía razón.
-¡Pero cómo ha desaparecido!-gritó a pleno pulmón, poniendo unos ojos como platos.
– ¡Gray-sama, por favor, tápese! Sólo Juvia le puede mirar así. –Y me dedicó una mirada fría. Yo sonreí, y me reí un poco ante lo común y raro que era formar parte de ese inusual gremio. Cuando por fin Gray encontró su ropa, se la colocó, para luego decirme:
-Me voy a hacer una misión con Wendy, para ver como se integra en el gremio. Recuerda que él volverá, solo tienes que dejar pasar el tiempo.
Asentí para luego despedirme de él. ¿Sólo tengo que dejar pasar el tiempo? Como si fuera tan fácil hacerlo, por no decir imposible. ¿Cómo podía esperarle, si cada segundo que pasaba era dedicado a él? Si en mi cabeza solo lo veía a él, ¿Cómo podía aguantar un tiempo tan prolongado sin siquiera verle sonreír?
Como para no echar de menos esas frases inoportunas del exceed azul, y mis mosqueos por invadir mi habitación a cada momento sin ningún tipo de permiso. Sonreí tristemente. Cuántas veces le regañaba por las locuras que decía, o por las destrozas que hacía que luego debía pagar yo. ¿Y qué hacía él? Se limitaba a disculparse y a sonreírme con una sonrisa de oreja a oreja, de esas que es difícil olvidarte de ella. Cuantas veces me hacía enfadar, me hacía pucheros, o me irritaba…Y cuantas veces más me sonreía, estaba conmigo cuando me encontraba mal, sin contar las miles de veces que me tuvo que salvar de una muerte segura, se preocupaba por mi…No quería hacer nada sin que él no estuviera presente.
Volví a sonreír tristemente, mientras dejé escapar una lágrima salina que descendía por mi mejilla. Fue luego cuando me percaté de que estaba en el gremio y no sola, así que no podía hacer un galimatías de todo aquello. Demasiado tarde. Mis sollozos se hacían sonoros a cualquier oído que pasara por ahí, y en medio minuto tenía a todo el gremio mirándome preocupados. Murmuré algo inteligible, para luego respirar hondo, tranquilizarme y decir entre medios sollozos:
–Lo siento.-Todos me miraban con un deje de tristeza en sus ojos, e inmediatamente algunos integrantes se dirigían a mí. Mirajane se limitó a darme un cálido abrazo, mientras Levy me susurraba unas cuantas palabras de apoyo.
-No cumplir una promesa no es de verdaderos hombres. Tranquila Lucy, Natsu es un hombre.-Me dijo Elfman. Yo les sonreí a todos y les agradecí todo lo que hacían por mí. Verdaderamente, amaba Fairy Tail con toda mi alma.
–Lucy, yo conozco verdaderamente el dolor que tú sientes, el dolor de una pérdida, de tener la incerteza de si podrás volverle a ver o no, pero pase lo que pase, ten esperanza. Después de todo, él tenía el poder de la esperanza para salirse siempre con la suya. –Profetizó Erza. Yo, un poco más aliviada, les agradecí con todo mi corazón el gesto que tuvieron conmigo, y me tomé el día libre paseando por las calles de Magnolia.
Me senté en un banco. De repente, una idea vagó por mi cabeza y, iluminando mi rostro, me cuestioné si lo que a continuación haría pudiera estar mal o bien. Me lo pensé unos segundos, y… ¡Qué diablos! Quería ver otra vez su sonrisa. La decisión estaba tomada. Cogí la llave acertada del puñado, e invoqué a Géminis. De golpe salieron, de un haz de luz, los dos seres azules del mundo celestial y, a continuación, les pedí tartamudeando que se transformaran en la última persona que vieron. Al notar el cambio, y ver a esa persona cruzar los brazos y sonreír, no pude evitar empezar a sollozar ampliamente y un cúmulo de lágrimas propagarse por mis mejillas, mientras salían de nuevas por el lagrimal. Les volví a pedir que se marcharan y, aún confundidos, desaparecieron. Estuve un buen rato sollozando, sentada en ese banco, sola.
Mentira. Solo era una miserable mentira que, de algún modo, me hacía sentir mal y bien a la vez. Al menos, el dolor cesaría un poco, y tendría algo más de tiempo para esperarle.
Esa noche no cené nada, me limité a pasarme una ducha fría por mi cuerpo, mientras jugaba con la flácida cara de Plue dentro del agua, para luego secarme e irme directamente a la cama. Eran las tres y media de la noche y no conciliaba el sueño. Cogí el edredón y me lo pasé entre las espaldas, para dirigirme a la cocina. Encendí la luz, abrí un cajón y rebusqué entre los diversos tarros de especias y otras cosas, hasta que visioné mi objetivo. Una botella de vino. Una vez abierta, encontrando una copa, la cogí y me dispuse a llenarla de ese morapio. Iba a acercar mis labios a la copa hasta que me detuve, pensando en que quizás tendría que brindar antes. Cerré los ojos y me imaginé mil y una historias en donde el protagonista principal era mi compañero pelirosa. Bajé la cabeza. No tenía sentido todo aquello. Volví a la cama dejando la copa llena sobre la mesa. Al menos, en el mundo de los sueños él estaba junto a mí.
Basta de farsas. Era hora de ser sincera conmigo misma. El tiempo en el que él no había estado, la preocupación por saber si estaba bien, el miedo a que él nunca volviese, el dolor que sentiría si fuera así…Sí, todo eso solamente eran signos que demostraban lo evidente, de lo cual yo nunca me di cuenta: estaba enamorada de él. De mi compañero pelirosa. Natsu Dragneel. De mi Natsu, que a fin de cuentas era mío. Sentí un dolor en mi corazón por llegar tarde, por darme cuenta de que le quería con locura, pero ya era demasiado tarde. Mi corazón se estrujó al sentir ese enorme vacío en mi corazón. ¿Cómo pude darme cuenta ahora? Pero no. Ya había derramado demasiadas lágrimas inservibles. Cogí mi mochila más grande, la llené de comida y de lo que pudiera necesitar, y, decidida, me encaminé hacia el gremio para anunciar mi nueva decisión. Una decisión que me marcaría para siempre.
¿Y bien? ¿Qué os a parecido? ¿Bien, mal, horrible? :3
En breve subo el segundo capítulo (un individuo muy esperado aparecerá en el segundo cap)
¡Nos leemos!
