Esta historia participa en el reto de Marzo sobre parejas crack en el foro Comunidad del Cazador.
Estos personajes son propiedad de don Togashi.
La mujer de cabellos claros y mirada calmada entró aquella noche en el bar, llamando la atención de unas cuantas personas por su atuendo escotado a pesar de que aquella no era exactamente su intención. Se sentó en uno de los puestos de la barra y de inmediato pidió algo para beber.
No era normal en ella encontrarse en ese tipo de situaciones, pero aquella tarde había acabado pensando mucho más de lo que le hubiera gustado.
Pakunoda solía ser una de las más fieles acompañantes de Kuroro, pero había ocasiones en las que ni ella misma podía seguirlo. El líder de la araña era un hombre misterioso, y que en muchas ocasiones operaba en soledad.
Se llevó el vaso a la boca, y vació su contenido de una sola vez, haciéndosele increíblemente escaso. Algo no andaba bien con ella últimamente, y eso le molestaba, ya que no era usual que perdiera la calma.
Una penetrante sensación hizo que por primera vez en la noche prestara atención a su entorno, y con ello, la gente que la rodeaba. Justo a su lado, había un hombre delgado y con cabellos largos que la miraba de reojo. Sintió un pequeño escalofrío recorrer su cuerpo al notar lo poderoso que era. Bastaba con estar a menos de un metro de distancia para darse cuenta, y era muy probable que él la observara por la misma razón.
-Si estás buscando problemas, no estoy de humor-. Habló la mujer con voz firme una vez que se cansó de aquella situación.
-Al contrario, más bien pensaba en la posibilidad de invitarte a algo.
La mujer lo miró de forma inexpresiva, intentando comprender qué se proponía aquel hombre. Perfectamente podría tratarse de una especie de espía que la había seguido allí para capturarla. Después de todo, ella como miembro de la araña tenía un alto precio. Decidió acabar con aquello rápido, y averiguar directamente sus intenciones.
-Mi nombre es Pakunoda. ¿Qué te trae por aquí?- Preguntó ofreciendo su mano con la intención de leer los pensamientos que dispararían aquella pregunta. Sin embargo, el cazador miró aquel gesto sin responderlo.
-Kite. Vine aquí buscando a alguien-. Relató llevándose su propio vaso a la boca. –Y creo que harán falta un par de copas y unas cuantas horas de conversación antes de establecer contacto físico.
Pakunoda retiró su mano y sonrió con autentico interés por primera vez en varias semanas. Aquel hombre parecía ser bastante más prometedor de lo que habían resultado numerosos cazadores con los que se había topado en años. Quizás valdría la pena seguirle la corriente a la situación.
-Está bien. Entonces acepto tu propuesta-. Contestó apoyando su cara en una de sus manos, sintiendo la adrenalina recorrer su cuerpo. Como miembro de la araña, se le hacía imposible rechazar una situación tan atrayente y peligrosa como aquella, ya que era perfectamente consciente de que aquel joven tenía tanto experiencia como habilidades innegables.
Después de todo, aquella noche sería interesante.
Sinceramente, estoy sorprendida tanto de lo rápido que publiqué como de que algo haya salido de mi cabeza para juntar a estos dos personajes. Admito que me costó intentar interesarnos el uno en el otro, porque son un poco… Inexpresivos. Pero aquí está, y espero que la lectura haya sido de su agrado.
¡Besos! Gracias por leer.
