CAP 1

"El ultimo año de preparatoria se fue muy rápido" eso pensé al ver mi cuarto desierto y las múltiples maletas y cajas en la parte trasera de mi automóvil. No pude evitar sentirme un poco extraña, a pesar que ansiaba mucho que llegara el día en que me fuera a la universidad. Dejar el lugar en donde había nacido y crecido fue en extremo doloroso, aunque yo pensaba que no iba a ser así.

Me despedí de mis padres con la promesa de volver los veranos y en vacaciones navideñas y me embarque a esa nueva y extraña aventura.

Llegue a la ciudad de Munich muy tarde por la noche, y lo único que quería era comer algo y dormir. Pedí algo en el autocar de una comida rápida y mientras mordisqueaba mis papas fritas, traté de localizar mi residencia. Para mi suerte, di más de diez vueltas antes de darme cuenta que ya la había pasado mas de una vez. Estacioné el auto y me bajé a averiguar que onda.

Empujé la pesada puerta y rezongué. Cerrada con candado. Miré la hora; pasaban de las 12 de la noche. Busqué un timbre o algo para llamar, pero no había nada. Pegué en la puerta lo mas fuerte que pude. Pasaron como diez minutos antes de que alguien abriera para averiguar.

-Que?

Me molesté. Estaba cansada, harta, y llevaba tocando esa puerta por un largo rato. Y ese tipo me hablaba así ?

-Necesito pasar- dije, furiosa.

El se rió. Por lo que pude apreciar, tenía unos brillantes ojos azules, su nariz era recta y torcía la boca en una sonrisa sarcástica y burlona.

-No puedes pasar a menos que seas estudiante y te alojes aquí

-Precisamente- repliqué- soy Ashley Thomas.

-Ashley- repitió el- lindo nombre. Déjame checar en el registro.

Y me cerró la puerta en la cara.

Apreté los labios y cerré los ojos en un intento vago de tranquilizar mi genio y volví a tocar la puerta. El chico abrió la puerta.

-Si?

-Déjate de estupideces y déjame entrar- dije enojada- estoy cansada y no tengo ánimos para estos jueguitos, maldita sea!

El volvió a reírse.

-Ok, entra.

Empujé la puerta y entré. Lo primero que hice fue mirar al idiota que no quería dejarme pasar. Era alto. Aparte de los ojos azules y la nariz recta, tenia el cabello castaño, lacio y a la altura de la barbilla. Su labio inferior estaba atravesado por un piercing. Me desagradó al instante.

-Donde me registro?- pregunté malhumorada.

-Ahorita no puedes, por que la recepcionista se va antes de las 10- respondió, recargado en la pared.- pero si dices que estas inscrita en la universidad, puedes elegir el cuarto. La llaves están atrás de la barra de recepción.

Hizo un ademán de despedida y subió las escaleras de dos en dos.

Resoplé molesta y agarré las primeras llaves que me encontré. Pertenecían a la habitación 24.

-Está en el segundo piso- me dijo una voz . Me sobresalté. Una chica con cabello negro y ojos cafés exóticos me sonreía.

-Ah si, gracias.

-Debes ser nueva. Me llamo Kevari Dakila- extendió su mano.

-Ashley Thomas- dije, estrechando su mano- Kevari es un nombre poco común.

Kevari rió.

-Es hindú.

-Wow- dije, realmente sorprendida- con razón tienes ese aire exótico.

-Si bueno, me dicen mucho eso- dijo, sonriendo apenada. Era muy guapa, tenía que admitirlo- necesitas ayuda con tus maletas?

-Si- suspiré agradecida.

-Está bien, espera mientras le hablo a alguien para que te ayude.

Fue corriendo y regresó con un muchacho alto y musculoso.

-Te presento a Dirk, bueno, le dicen Yu- dijo Kevari, sonriendo- Yu, ella es Ashley Thomas, es la chica nueva.

-Un placer- dijo Yu, sonriendo amablemente- entonces necesitas ayuda?

-Si- dije- si no es mucha molestia.

-Para nada.

Salimos los tres a mi auto y entre nosotros bajamos todo lo que yo traía y lo llevamos a mi habitación.

-Mil gracias Yu- dije, sonriendo mas tranquila- no hubiera podido hacerlo sola.

-No te preocupes- dijo el, sonriendo- aquí nos ayudamos entre todos.

-Es la regla general- añadió Kevari.

-Bueno, bienvenida Ashley. Yo me iré a dormir que mañana tengo que levantarme temprano. Buenas noches.

Y salió.

-Es guapo- comenté mientras buscaba mi pijama.

-Es mi novio- dijo Kevari, sonriendo.

Me sonrojé.

-Lo siento Kevari- dije- solo era un comentario.

-No pasa nada- dijo ella- no soy celosa en absoluto. Es algo que mis amigas me critican mucho.

-Mmm- no sabía que mas decirle- en que clase estas tu?

-Baile moderno y actuación, y tu?

-Solo baile moderno- respondí- y probablemente me meteré a canto.

-Buena suerte con eso- dijo Kevari- escuché que solo admiten a los que son realmente buenos en canto.

-No me pongas nerviosa desde ahora- reí.

-Lo siento. Bueno, me voy a dormir. Si necesitas algo, estoy en la habitación 26. Somos vecinitas.

Sonreí.

-Mil gracias Kevari, en serio.

-No hay problema, siempre es difícil ser la nueva. Hasta mañana!

Me sonrió y salió de mi habitación.

Al día siguiente fui a la universidad a inscribirme y todo eso. Estaba en la oficina de admisiones esperando a que me atendieran, cuando llegó el tipo nefasto que me había recibido la noche anterior.

-Hola- saludó.

-Hola- respondí de mala gana

-Ayer no tuvimos oportunidad de presentarnos- dijo- me llamo Sebastian, pero me conocen como Strify.

-Vaya.

-Tu no tienes un nick name?

-No en realidad- dije- no me gusta que me digan Ash, prefiero que me digan Ashley.

-Vaya. Dormiste bien? Perdón por no ayudarte con tus maletas y eso, pero estaba con una chica en la cama y no quise dejarla esperando- sonrió como muy orgulloso.

-Mmm, me ayudó otro chico mucho mas amable. Y si, dormí bien, gracias.

-Ashley Thomas?- dijo una de las recepcionistas.

-Soy yo.

-Te esperan para la entrevista de inicio- me dijo, sonriente.

-Gracias.

Recogí mis cosas. Strify me tomó del brazo.

-Supongo que te veré luego- me dijo, sonriendo. Me solté con brusquedad.

-Espero que no pienses que voy a ser la siguiente en tu cama- le espeté, realmente enojada- por q pierdes tu tiempo.

Strify rió.

-Me gustan las mujeres con coraje.

-Eres un imbécil.

Eso hizo que se riera con mas ganas. Entré furiosa a la oficina.

-Algún problema?- pregunto la entrevistadora. Me obligué a relajarme.

-Lo siento- repuse con una sonrisita- me crucé con una persona que no me agrada mucho.

-Si, eso puede arruinarle el día a cualquiera- dijo la entrevistadora, sonriendo- en fin, me llamo Matilda Hopstein y soy la directora de la facultad de danza. Tu nombre es… Ashley, cierto?

Asentí.

-Y de donde vienes, Ashley?

-Vengo de Leipzig- respondí- ahí nací.

-Y que tipo de danza es la que practicas?

-Moderna. Estudié ballet clásico hasta los 12 años, pero dejó de apasionarme, así que me fui a lo moderno.

-Interesante. Bueno, el examen para ver en que clase te localizan es hoy en la tarde, y debes tener una coreografía.

-Si, me comentaron eso cuando me inscribí por internet- comenté.

-También debes saber que la nueva política de este curso indica que no puedes entrar solamente a un curso, deben ser por lo menos dos.- explicó Matilda.

-Estaba pensando en canto- dije.

-Tenemos una nueva clase que se llama danzas polinesias. Esta muy buena y altamente recomendable.

-Suena interesante- dije sinceramente

-Mañana a las 10 am hay una pequeña clase muestra, por si quieres.

-Si, si iré.

-Excelente- dijo Matilda- bienvenida entonces a la Academia Ludwig Van Beethoven- repuso con una sonrisa.

Saliendo de ahí, me encontré con Kevari.

-Ashley!- me saludó alegremente- acabas de salir de la entrevista? Detesto que la llamen así, a lo mucho te hacen dos preguntas.

-Si, lo se- repuse, sonriendo- a donde vas?

-Acabo de salir de un examen de danza- me dijo y al ver mi cara de susto, dijo, rápidamente- pero es solo para los que ya llevamos aquí un año, tu eres nueva, no necesitas hacerlo.

-Menos mal- dije, suspirando aliviada- me dijeron que tengo que hacer como una audición…

-Si, y espero que tengas una buena coreografía, tienes que impresionarlos. Ya desayunaste?

Negué.

-Vamos, te invito. Hay un lugar muy barato y muy rico y no esta muy lejos de aquí.

-De acuerdo, vamos.

Salimos de la academia y atravesamos la calle para entrar al pequeño comedor. Olía a hot cakes. Nos sentamos en una mesa para dos y Kevari ordenó dos vasos de leche.

-Bueno- empezó ella- ayer que llegaste no tuvimos oportunidad de conversar y conocernos. De donde eres?

-Soy de Leipzig- repuse con una sonrisa- aunque siempre me prometí que en cuanto terminara la preparatoria, me iría a vivir a otro lado.

-Yo dije lo mismo- comentó Kevari. La mesera nos llevó los vasos de leche y ambas tomamos un sorbito.

-Tienes novio?- me preguntó Kevari.

-No- respondí, apartándome de la cara mi cabello castaño. Lo llevaba largo hasta la mitad de mi espalda y era ondulado, sin esponjarse nunca.

-Te gusta alguien?- volvió a preguntar, con una sonrisa traviesa.

-No- dije, sonriendo también- por ahora no. No he visto muchos chicos, a lo mucho tu novio Yu y… un sujeto llamado Strify… creo.

-Strify?- repitió Kevari- conociste a Strify? El es uno de los amigos de Yu.

-Bueno, el me recibió cuando llegué y se portó muy desagradable. Y si a eso le sumas que yo no estaba de humor, ya te imaginarás como me puse.

-Se me figura que tu eres de esas chicas con carácter fuerte- dijo Kevari.

-Si- admití- soy muy enojona y la verdad no me dejo de nadie. Siempre he sido así.

Kevari rió.

-Esa clase de chicas asusta a los hombres- dijo- sienten que no pueden lidiar con ellas.

-Eso explica por que no tengo novio- dije. Ambas nos echamos a reír.

-Debe ser por eso, por que físicamente no estas nada mal. - dijo Kevari.

-Gracias. Pero a tu lado, debo pasar desapercibida. Tu eres exótica.

-Nunca me ha gustado esa palabra- dijo Kevari, arrugando la nariz- siento que se refiere a una belleza que llega como a la fealdad, o no se como explicarlo.

Reí un poco.

-Es raro ver a una chica como tu en Alemania.

-Lo se, precisamente por eso a veces me siento como bicho raro. Una chica morena entre muchas blancas. Pero bueno… a todo se acostumbra uno.

-Sin duda alguna.

La mesera llegó y nos tomó la orden. Kevari pidió unos hot cakes y yo unos huevos benedictinos.

-Entonces llevas un año en la academia?- le pregunté.

-Así es- respondió Kevari.

-Y cuanto llevas con Yu?

-Un año también. Ha sido mi relación mas larga.

-Vaya. Mi relación mas larga fue de seis meses y termino muy mal- dije.

-Por que?- preguntó Kevari- que pasó?

-En parte fue culpa mía- admití- nos peleamos y yo lo engañé con su mejor amigo.

-Cielos Ashley!

-Si lo sé- dije- me sentí muy mal después de eso. El no nos vio pero yo decidí contarle la verdad antes de que alguien más lo hiciera. Y terminamos.

-Wow- dijo Kevari- yo no engañaría nunca.

-Yo decía lo mismo, pero estaba enojada, me dejé llevar. Y el arrepentimiento es peor.

Kevari asintió con seriedad y nos quedamos en silencio.

-Cuando recién llegué a la academia, me gustó Strify- dijo Kevari, como si estuviera hablando para ella- pero luego Yu me invitó a salir y así surgió el flechazo.

Abrí los ojos sorprendida.

-Y se puede saber que le viste a Strify?- pregunté.

-Tienes que admitir que no esta nada mal- dijo Kevari- sus ojos azules fueron los que me impresionaron desde un inicio. Y además, su forma de ser es muy linda.

-A mi me pareció un completo idiota- repliqué. Kevari esbozó una sonrisita.

-Del odio al amor hay solo un paso- recitó sabiamente. Me eché a reír.

-Por favor, no pensarás que algún día me enamoraré de el o si?

-Nunca digas nunca Ashley.

Entorné mis ojos verdes.

-Tonterías- murmuré. Deseé que Kevari cambiara de tema, pero por desgracia, siguió hablando de eso.

-Es de esos chicos incomprendidos que han sufrido por amor- me dijo- cuando tenía 15 años, la chica que era su novia falleció en un incendio.

-Debió ser doloroso para el- admití un poco apenada.

-Lo fue- dijo Kevari- a mi me contó la historia. Ese día estaban juntos en el edificio que se incendió. El pensó que ella ya estaba afuera y cuando salió, se dio cuenta que ella seguía en el edificio en llamas y por mas que quiso entrar a rescatarla, no se lo permitieron. La chica murió asfixiada.

Sentí un pequeño nudo en la garganta.

-Pobre- susurré. Kevari asintió.

-El fingió que todo estaba bien, pero yo me imagino que por dentro debe seguir destrozado. Incluso, cuando me contó la historia, la contó como si nada, con mucha tranquilidad. Yo me hubiera echado a llorar histéricamente.

-Vaya- suspiré- es sin duda una triste historia.

La mesera nos llevó el desayuno a la mesa y Kevari y yo empezamos a comer.

-Hablando del rey de roma- dijo de repente Kevari. Voltee y vi a Strify entrando al pequeño restaurant.

-Hola- nos saludó.

-Hola- respondió amablemente Kevari- estábamos hablando de ti.

-Si, sé que las mujeres no pueden dejar de pensar en mi- dijo Strify, sonriendo con galantería- pero que se le puede hacer?

Kevari rió.

-Eres terrible. Vienes solo?

-No- respondió Strify- tengo una cita. Es un bombón de nuevo ingreso. Y tiene un cuerpo de infarto.

-Tu no cambias- dijo Kevari- ya conoces a Ashley no?

-Claro- respondió el, mirándome- la conocí ayer. Muy agradable por cierto.

Compuse una sonrisa a fuerzas.

-Ojala pudiera decir lo mismo de ti- repuse, regresándole la mirada.

Strify rió.

-Ves? Es una chica muy agradable.

Kevari apretaba los labios sin saber que decir.

-En fin- dijo Strify soltando un suspiro- me voy a mi cita. Seguro esta esperándome ansiosa.

-Es una cita a ciegas?- pregunté inocentemente- por que de ser así, tal vez vino, te vio y mejor decidió irse.

Kevari me miró tratando de aguantarse la risa y luego lo miró a el. Strify permanecía impasible sin quitarme la mirada de encima.

-Por que? Eso te pasó a ti?- me preguntó.

-Vaya al menos tienes la inteligencia para regresar las bromas- dije- aunque sea para eso si usas tus dos neuronas que te quedan.

Kevari carraspeó.

-No te ibas ya?- le preguntó a Strify

-Si, si, ya me voy- respondió el - adiós.

Me guiñó un ojo y se fue.

-Dime loca, pero creo que el ya te echó el ojo- dijo Kevari.

-Pues perderá su tiempo- dije- no es mi tipo.

Terminamos de desayunar y ella insistió en pagar mi parte.

-Bueno pero la próxima vez, yo invito- dije, mientras salíamos del restaurant.

Kevari asintió.

-Tengo que irme- me dijo- tengo que trabajar. Deberíamos salir por ahí, hay muchos buenos bares cerca de la residencia.

-Me parece estupendo- dije emocionada- estoy ansiosa por ver la vida nocturna de Munich.

-Excelente- dijo Kevari, sonriendo- te parece esta noche? Le diré a Yu que lleve a sus amigos.

-Si, esta bien, esta noche. Oye, en que trabajas?

-Soy hostess en un restaurant italiano que esta a tres cuadras de aquí- me explicó- si necesitas trabajo, hay una vacante de mesera.

-No se- dije- prefiero adaptarme primero y luego buscar un trabajo.

-Como tu quieras- dijo Kevari- nos vemos mas tarde. Por cierto, suerte en tu audición!

Como no tenía nada que hacer, hasta mas tarde, decidí caminar un poco por el vecindario, para irme familiarizando con todo lo que me rodeaba. Había muchas tiendas de ropa, algunas muy caras, otras muy baratas; también ví muchas tiendas de comestibles, con ingredientes de todos colores, sabores y olores, como para preparar un platillo típico de cada región de Alemania. En la calle siguiente a la academia había un bar, abierto las 24 hrs (no me quería imaginar que clase de personas asistirían ahí) y dos metros mas adelante otro bar, un poco mas elegante. Había también un local de tatuajes, una peluquería y una cafetería.

Caminé sin rumbo fijo, bobeando y deteniéndome en cada uno de los escaparates de la tiendas de ropa. Vi mi reflejo en uno de los vidrios. Cada que me veía me gustaba lo que veía. Adoraba mi cabello, castaño claro, ondulado y largo. Muchos apreciaban mis brillantes ojos verdes, enmarcados por pestañas largas y siempre curvas; me gustaba mi cuerpo esbelto, aunque yo no era muy alta, apenas alcanzaba el 1.70 pero sobre todo me agradaban mis piernas, largas y delgadas, de una bailarina profesional.

Sonreí a mi reflejo mientras colocaba un mechón de mi cabello tras de mi oreja, cuando vi que una segunda persona se reflejaba a mi lado.

-Tan rápido terminó tu cita?- pregunté despreocupada.

-Tenía cosas que hacer- respondió Strify, mirándose también en el vidrio. Movió su cabeza para acomodar su cabello.

-Tu o ella?- volví a preguntar

-Yo

-No será que se aburrió y prefirió irse?

Strify me miró ladeando la cabeza.

-Nadie se aburre conmigo- dijo presuntuosamente. No pude evitar soltar una carcajada.

-Si como digas

-En serio- insistió Strify, sonriendo- deberías comprobarlo.

-No lo creo "galán"- dije, comenzando a caminar. Strify fue tras de mi.

-Por que no? Te darías cuenta que no soy quien tu crees

-Mi intuición femenina me dice que no estoy equivocada respecto a ti- dije, parándome en seco y mirándolo a los ojos.

-Bueno- dijo Strify, cruzándose de brazos- ya que tienes una teoría respecto a mi, por que no me la cuentas?

-De verdad quieres escuchar lo que opino de ti?- pregunté.

-En la mañana me dijiste "imbécil"- me recordó- no creo que esto sea peor.

-De acuerdo- dije- te lo contaré. Pero nos vemos completamente ridículos aquí parados en medio de la acera.

-Tienes razón- concedió el- ven, hay una cafetería por aquí cerca.

Pude adivinar sus intenciones, así que sonreí maliciosamente y le dije:

-Mejor vamos a un pequeño parque. Ven, es por aquí.

Me acomodé mi pequeña bolsa en el hombro y ambos empezamos a caminar. Strify se metió las manos a los bolsillos de su pantalón. Cuando por fin llegamos, me senté en la primera banca desocupada que ví y el me imitó.

- Dime, estoy ansioso por saber- dijo Strify. Contuve una risita.

-Pues bien, si quieres saber lo que pienso de ti, ahí te va: eres uno de esos chicos incomprendidos que sufren por amor y por eso buscas aventuras sexuales con cada chica que se te cruza, para llenar ese pequeño vacío que hay en tu interior.

Strify se me quedó viendo anonadado, pero cambió se expresión en una milésima de segundo y se echó a reír.

-Qué clase de psicología barata es esa?- preguntó sin dejar de reír- que estupidez.

-Te molesta por que es verdad- aseveré seriamente- o no?

-Siento decirte que no.

-Pues yo siento decirte que yo estoy en lo cierto- insistí- y lo sabes, pero no quieres admitirlo.

-Vale, entonces tengo aventuras de una noche por que, según tu, me han hecho sufrir?

-Has sufrido por amor- corregí.

-Es lo mismo

-Claro que no. Sufrir por amor y que te hagan sufrir son dos cosas diferentes.

-Si alguien no te hace caso, y lo amas, sufres, no?- dijo Strify

-Si- dije

-Ahí esta.

-Pero no es lo mismo- dije tercamente- cuando sufres por amor es por que te han quitado a la persona que amas.

Strify palideció ligeramente.

-Y como explicas entonces que te hagan sufrir?- preguntó, con voz ronca.

-Que ames tanto a alguien que te decepciona- dije- así de simple.

Strify asintió y miró hacía otro lado.

-Tal ves estás en lo cierto- admitió.

-Yo siempre estoy en lo cierto- dije.

Strify me miró sonriendo ligeramente.

-Entonces, según tu, yo he sufrido por amor?

Asentí con seriedad.

-Y que te hace pensar eso?

-No solo lo pienso, lo confirmé

-Como?

-Kevari me contó lo de tu ex novia- expliqué, clavando mi mirada en la suya.

Strify suspiró y se encogió de hombros.

-Son cosas que tenían que pasar, ni modo.

-Supongo.

-Y nada garantiza que si ella estuviera viva, seguiríamos juntos- continuó el- ya sabes lo que dicen, las cosas pasan por una razón.

Me encogí de hombros y me puse de pie.

-Eso dicen. Me tengo que ir.

Strify también se puso de pie.

-Yo también me formulé una opinión hacía ti cuando te conocí.

-Y cual es?

-Tienes miedo.

Me reí.

-Miedo? De que?

-Solo miedo- explicó Strify- y ese miedo lo cubres con tu enojo.

-Que clase de psicología barata es esa?- dije, imitando lo que el había dicho antes.

-La misma que usaste tu- susurró cerca de mi oído- y acertaste.

Se alejó, me sonrió, se dio media vuelta y se fue, dejándome ahí plantada en medio del parque.

Suspiré y fui a la residencia a ensayar un poco la coreografía para esa tarde.