Nada es mío, no gano nada escribiendo esto. Ya lo saben.

¡Hola! Este es el primer fic que publico de en la pagina, e inevitablemente tiene que ser de la tercera generación. Tengo una fijación preocupante con estos chicos. Esta historia fue una de las primeras que escribí y lleva siglos en mi PC así que creí que ya era momento de publicarla. Espero que les guste.

Albus Severus Potter.

Albus Dumbledore. Severus Snape. Harry Potter. James Sirius Potter.

Cuatro personas. Cuatro personas que él tendría que cargar toda su vida. No podría evitar ser comparado con alguno de ellos. Desde el momento en que nació siendo hijo del gran Harry Potter y hermano menor del genial James Sirius Potter. Desde el momento en que su padre lo nombro en honor a dos magos tan grandes. Quizá demasiado grandes, demasiado peso para un niño.

Jamás podría alcanzarlos. Lo sabía.

¿Cómo podría llegar a ser como Albus Dumbledore? El no podía imaginarse como un anciano respetable, menos aún como un profesor medio chiflado héroe del mundo mágico. El tenía los ojos verdes, no azules. No le gustaban los dulces. No se veía capaz de combatir a un mago tenebroso. Sin duda, el nunca sería como Albus Dumbledore. Y él lo sabía.

¿Quién podría igualar a Severus Snape? Su padre decía que Snape era el hombre más valiente que había conocido. Pero el jamás sería tan valiente. Incluso las tormentas eléctricas podían asustarlo. Y nunca había sentido especial interés por las pociones. Además Albus estaba seguro de que él no era tan antipático como decían que era el antiguo profesor. Y lo más importante, el NO quería ir a Slytherin.

James Sirius Potter. Su hermano mayor. Albus ha escuchado que a menudo los menores tratan de imitar a sus hermanos mayores. Bueno este no era el caso. Al no quería ser como James, no podía imaginarse a sí mismo metido en tantos problemas, ni haciendo ruido todo el tiempo. Pero a pesar de que no quiere ser como él no significa que no le duelan las comparaciones. El sabe que no es tan divertido, ni tan querido, o tan popular como James. No necesita que se lo recuerden constantemente.

Harry Potter. Sin duda, el mayor peso que cargaba.
No era sólo el apellido, era su cabello, su rostro, sus ojos. A ojos del mundo mágico él era una copia en miniatura del Elegido. Y en algún momento Albus estuvo seguro de que quería serlo. Sin duda, ¿qué niño no quiere ser como su padre? Pero poco a poco Al fue notando que, por más que le doliera admitirlo, el jamás sería como Harry. No era, de nuevo, suficientemente valiente. Tampoco le gustaba el Quidditch ni tenía "complejo de héroe", como decía su tío Ron.

¿Quien era él? No lo sabía.

"Albus Severus Potter"

Escucha su nombre. Respira profundo una última vez, se pone el sombrero y toma asiento. Oscuridad. El sombrero le tapa los ojos.

Escucha lo que dice el sombrero. Su padre tenía razón, le da a escoger entre Gryffindor y Slytherin. El no es valiente, no merece estar en Gryffindor, pero le teme a la idea de ir a Slytherin.

"Ser valiente no es no tener miedo, es tener miedos y enfrentarlos."

¿Dónde había escuchado esa frase? No lo recuerda. El sombrero lo apresura, Al toma una decisión. Ya es hora de ser valiente.

Escucha como el sombrero grita su casa. Se levanta, deja el sombrero y se encamina hacia su mesa. Puede notar que el gran comedor esta llenó de susurros pero no le importa. Por primera vez esos susurros hablan de Albus Potter, no del hijo de Harry, ni del hermano de James.

Se sienta en la mesa de las serpientes evitando mirar hacia los leones, hacia su hermano. Aún no está preparado para enfrentarse a él. Tampoco mira a sus compañeros, se queda mirando la mesa. Y toma una decisión. No sabe quién es Albus Severus Potter, pero ese día inició su historia, y estaba seguro de que ya tendría tiempo de averiguarlo.