¿Puedes verme?
El joven albino observó como su pequeño niño había crecido, como ahora llevaba el cabello más largo y que su sonrisa aún no había cambiado. Volteó, listo para irse.
- ¿J-Jack?
Los ojos de Jack se humedecieron ante la mirada de reconocimiento de Jamie.
- ¿Puedes…? – Su voz tembló y tuvo que aclararse la garganta para poder seguir hablando. - ¿Puedes verme?
El castaño le sonrió cálidamente, dos lágrimas heladas resbalándose por su mejilla. Tomó el rostro del joven guardián y lo acercó al suyo con una lentitud apabullante.
- Nunca dejé de creer – susurró.
Y luego, lentamente, lo besó.
