Miedo

Sinopsis: En ocasiones Yako llegaba a sentir miedo.

Disclaimer: ningún personaje me pertenece, y mucho menos la serie, si me pertenecieran nunca habría terminado.

Advertencias: ninguna.


Miedo

Había ocasiones en las que la famosa detective Yako Katsuragi llegaba a sentir verdadero miedo. Y es que, como detective privada que era, sonaba lógico pensar que la chica sintiera pánico en ocasiones.

Desde sus dieciséis años, y desde la llegada de aquel demonio a su vida, la chica se había codeado con todo tipo de personas u otros seres. Mentirosos, ladrones, asesinos, chantajistas, pedófilos, violadores… e incluso con demonios, siendo estos, curiosamente, los más inofensivos hasta ahora.

Pero no, Yako no sentía miedo de aquellas personas, ni sentía miedo de que alguien la dañara, ni siquiera tenía miedo a la muerte. Yako tenía miedo a la soledad. Tenía miedo a que Neuro se fuera de nuevo, y es que esos tres años de angustiosa ausencia habían sido los más devastadores de toda su vida.

Aun así, tras esos tres años, Neuro volvió tal y como lo prometió y con el paso del tiempo Yako comenzó a sentir otros miedos. El miedo a que se fuera de nuevo prosiguió, y a este se le sumo el miedo a perderlo para siempre. El miedo a que encontrara otra chica que hiciese el trabajo mejor que ella. O el miedo a que directamente se cansase de ella.

Con el paso de los años, la detective comprendió que era algo importante para aquel demonio. Neuro la veía, desde su vuelta, como a una igual. Como a su pareja.

Se podía decir que la chica vivía una vida feliz en aquellos momentos. Dio a luz a una preciosa niña, contaba con una estabilidad económica adecuada y tenía una preciosa casa de color blanco, pero esto, sin embargo, produjo que en Yako crecieran otras sensaciones.

Yako tenía miedo a perderlo todo, tenía miedo a que su hija desapareciera, y tenía miedo a que toda aquella felicidad acabase. Eso era lo que la chica pensaba todas y cada una de las noches en las que se encontraba sin la compañía de Neuro, bien porque se estuviese alimentando o bien porque tuviera cosas mejores que hacer que fingir dormir.

Yako tenía miedo, pero todos estos miedos desaparecían una vez que el demonio estaba cerca.

Como todas las noches, Neuro entraba por la ventana y se acostaba a su lado. Su simple presencia ayudaba a que los miedos abandonaran el cuerpo de la joven. La presencia del demonio le era tan gratificante que solo con sentirlo a su lado Yako podía dormir en paz, y esto Neuro lo sabía. Sabía que era necesaria su presencia. Sabía que Yako tenía miedos y sufría por ellos. Y lo sabía porque él también los tenía. Neuro tenía miedo de perderla, porque sabía que tarde o temprano la perdería. Yako era humana, el tiempo hacía mella en ella. Yako envejecería y moriría, y él no podría hacer nada para evitarlo.

Humanos y demonios eran diferentes, las diferencias en sus especies era muy notorias, pero siempre habría algo que los uniría.

Ambas especies sentían miedo.


Dedicado a Sherenity, porque sé que va a disfrutar leyendolo tanto como yo lo he hecho escribiendolo.