¡ESTOY DEVUELTA! Otra vez.
Sí, otra vez a Hetalia. No tengo la culpa.
Peeeeeeeeeeero, ¡Traje RusLat! Y no RusEst como he estado haciendo todo el año. Mi obsesión con esa pareja no es normal.
Me negué a hacer que Letonia hablara porque no sé hacer su personalidad y siento que la hubiera cagado mucho, soy sincera.
Y sí, otro concurso. SON ADICTIVOS, NO ME CULPEN.
En fin.
Disclaimer: Hetalia no me pertenece, todos los créditos van hacia Himaruya Hidekaz.
Una taza de azúcar y un poquito de café
Las risas que provenían de parte del ruso sólo provocaban que sus mejillas se enrojecieran –aún más–, haciendo también que se encogiera en su lugar. Puede que sí, su torpeza había causado que terminara lleno de azúcar, ¡Pero eso no era una razón para reírse! Si sólo había intentado tener un lindo gesto con su novio y hacerle algo de café ya que se había acabado el té.
No podía con Iván cuando se ponía así…
El letón se quitó el azúcar del cabello, agachándose para recoger la taza que se le había caído. Si se lo pensaba bien había sido tonto tomar una taza sólo para llevar un poco de azúcar, pero es que llevaba las manos tan llenas… Suspiró, mirando con ligero reproche al ruso que seguía riéndose aunque sin tanta emoción como en un principio. Sus mejillas se inflaron con mucha ligereza, mientras continuaba limpiando el desastre.
Iván se levantó de donde estaba sentado, limpiándose una que otra que otra lágrima que se le había escapado con el ataque de risa. Se acercó a Raivis con una pequeña sonrisa, revolviéndole el cabello para ayudar a quitar los restos de azúcar.
—Me pregunto si…
Las palabras quedaron al aire, extrañando al más pequeño. Sin esperárselo recibió un beso del ruso, el cual tardó en corresponder por la sorpresa inicial. Cuando el ruso se separó rió por lo bajo, comenzando a ayudar a Raivis a limpiar el desastre.
—Tus labios saben dulce.
Y sin poder evitarlo, Galante sonrió.
