N/A: Hace un tiempo me tomé el atrevimiento de leer nuevamente mi fic de los 3 años solo para descubrir la atrocidad que había creado. Me quedé sin palabras. Me disculpo por haber carcomido los ojos de algunas personas con ese fic tan mal narrado. Tengo que hacer sí o sí un borrón y cuenta nueva, no puedo vivir con ese pecado sobre mis hombros sin intentar aunque sea redimirme de aquella atrocidad.


Disclaimer: Dragon Ball/Z/GT son propiedad de Akira Toriyama y Toei Animation. No son utilizados con fines de lucro alguno.


Terrícola con orgullo de Saiyajin

PROLOGO

"No te equivoques Kakarotto, que quede claro, no creas que he venido para ayudarte, si estoy aquí es por que soy yo quien debe eliminarte y no permitiré que nadie me quite ese privilegio"

En retrospectiva las cosas no salieron tan mal. Si bien debo tener en cuenta que yo no era el hombre más pacifico de la Tierra –rió– siempre pudo haber sido peor.

Luego de entrenar con mi pequeño nieto, a quien mirando con detenimiento no sé si es otro hijo mío y de Bulma –rió nuevamente, esta vez con un atisbo de nostalgia en la mirada– me dispuse a tomar una botella de agua, de esas que se acumulan en el refrigerador de mi cámara.

La Corporación había crecido en tal medida que se podía alojar a todo el planeta Namek, basta y cómodamente. Sin embargo yo ya no era ese jovial principito caído del cielo con las manos bañadas de sangre que había sido invitado a convivir hace ya muchísimos años a Capsule Corp. Yo ya no era "Vegeta, el príncipe de los Saiyajins", saliendo de las tinieblas de mi pequeña y confortable nave circular. No puedo saber a ciencia cierta en que momento pase de ser eso, a lo que soy ahora. Un abuelo en pocas palabras… Y no es cosa que me acompleje, todos llegamos a viejo en algún momento, incluso nosotros los Saiya. Aunque no se me notan mis setenta y cinco años como a los pobladores terrestres, mi sangre me hace llevarlos con más gracia que al resto. Al menos.

Con todos estos años atiborrados sobre mi cuerpo no me queda más que mirar el paisaje y preservar en la memoria todo lo que he vivido. Pero al parecer es solo mi nieto quien esta interesado en oír mis añejas historias sobre las peleas por el bien del Universo y sus confines. A veces me veo tentado a contarle, así mismo los detalles escabrosos de mi vida, ver su reacción y reírme de los rostros verdosos de nauseas que tal vez esboce al oír la sarta de atrocidades que viví y vi. Pero no, como dije, ya no soy ese. No he perdido mi esencia, ni mucho menos. No es que el pasar de los años me haya borrado la personalidad es solo que… Ya no es lo mismo sin ella.

– Abuelo –Me llamó el muchachito de diez años. –¿En que estás pensando? –

A veces me sorprende como esa personalidad tan propia de ella se inmiscuye entre los genes de toda nuestra descendencia. Tal vez en la próxima tanda de Saiyajin-Terricolas alguno herede mi silenciosa forma de ser.

–¿Quieres escuchar una historia? – Le pregunté ladeando una sonrisa y él sonrió y asintió con la cabeza.

–¿Qué me contarás hoy? – Cuestionó él, acercándose y me quedé mudo por un momento, me senté en un sillón cercano y con una seña le ordené que se sentara cerca de mí para escuchar. La mirada de emoción del niño me agradaba.

–Te contaré… –Empecé con un poco de inseguridad. – Te contaré como empezó todo.


Continuará.

Nota final: Como verán esto es tan solo un prologo de lo que será el fic. Para no enfrascarme en más información pueden leer en mi perfil de lo que básicamente se tratará. Espero que les agrade n.n