QUÉDATE, NO TE VAYAS
Era de noche, estaba en la sala común con Dean, mi… mi novio. ¡Qué difícil era decir que era mi novio! L a verdad es que ya no lo quería, de hecho, el había insistido tanto en que fuéramos novios que al final me había convencido.
Tenía la esperanza de que al andar con él, se borrara de mi cabeza la imagen que nublaba mis pensamientos a cada momento de todos los días. Harry Potter.
Harry me gustaba y muchísimo, desde que lo conocí me atrajo, no era su fama, ni su característica cicatriz en la frente, era algo más. Algo imposible de describir.
Pero había un problema, Harry estaba prohibido para mí porque era el mejor amigo de mi hermano y porque no parecía existir el mismo interés de él hacia mí.
Suspire.
Entre Harry y yo no podría existir nada más que una amistad. Quizá se debía a que habíamos estado juntos durante tantos años que me veía más como una hermana que como la mujer en la que me estaba convirtiendo y si me comparaba al menos físicamente con Cho Chang (su antigua novia), no teníamos nada en común. ¿Es que a Harry solo le gustaban las morenas como Romilda Vane o alguna de las Patil? Ese pensamiento me produjo una sensación extraña en el estomago, se me encogió solo de imaginarlo con alguna de ellas.
En ese preciso momento bajaban por las escaleras de los dormitorios Harry, con Hermione y Ron que como casi siempre, parecían más sus guardaespaldas que sus amigos por el simple hecho de que nunca se separaban de él.
Dirigió la vista hacia a mi por unos segundos pero se me hizo un momento eterno. Aparté la mirada en cuanto pude y la dirigí a Dean que continuaba con un aburrido discurso sobre el quidditch. ¡¿Por qué rayos hice eso?! Pensé; lo que más deseaba era que Harry me pusiera un poco de atención y hoy que parecía haberlo logrado lo deje ir.
-¡Ya basta! –grite molesta conmigo misma lo que provoco un gran gesto de confusión en el rostro de Dean pero no me importo. Lo deje hablando solo y salí de la sala común para tomar un poco de aire fresco.
No llegue muy lejos. Me recargue en la pared cerrando los ojos y pensando en Harry y viendo su rostro sonriente en mi mente. No era el hombre más guapo de todo el colegio, eso estaba claro, tal vez Malfoy era guapo pero yo no quería a un estúpido engreído etc, etc, como novio. Yo quería a Harry.
-¿Estás bien? –me pregunto una voz conocida y abrí los ojos de golpe. Era Harry que esta frente a mí y parecía un poco ¿preocupado? ¿Preocupado por mí?
-Estee…. –me quede como atontada en ese instante. Eran pocas las ocasiones en las que podíamos hablar sin que el tonto de mi hermano estuviera interrumpiéndonos o haciendo bromas sin chiste. –S-sí, estoy bien, es solo que Dean me estaba desesperando. Quería estar sola.
-Oh, ya veo –susurro con aspecto abatido. –¿Entonces me voy?
-¡No! –grite con tanta desesperación que temí se asustara. Pero no lo hizo, me dedico una sonrisa que le correspondí. –Quédate, no te vayas.
-No lo hare. –respondió y me pareció captar un trasfondo en lo que acababa de decirme, era algo más profundo. Era como si me estuviera haciendo una promesa a un futuro lejano.
Después de eso tomo mi mano y entrelazamos nuestros dedos.
Con ese gesto mis dudas se disiparon, aunque Harry no quisiera admitirlo y yo tampoco, nos amábamos y llegaría el día en que no soportaríamos nuestro silencio y lo gritaríamos a los cuatro vientos sin importarnos que pudiera decir nuestra familia o Ron para ser exactos…
