Tres años, me fui por tres largos y duros años a entrenar fuera de la villa que me vio nacer, me fui con un solo objetivo cumplir la promesa que le hiciese a Haruno antes de partir, si lo he dicho bien Haruno, ya no es mi amor Sakura-chan, o mi amiga Sakura, no ya no puedo verla así; no después de lo que pase, de todo lo que sufrí, después de todo eso ya siquiera me apetece dirigirle la palabra, tres años entrenando arduamente día y noche casi sin comer, prácticamente no dormía, no me daba tiempo para las cosas que me gustaban, no me di tiempo para ponerme a pensar en lo que hacia, no puedo decir que desperdicie tres años de mi vida ya que siendo sincero esos tres años me forjaron tal cual soy ahora, pero si puedo decir que desperdicie tres años de pensamientos, me desgaste mentalmente por tanto tiempo creando una fantasía, una mera ilusión, construyendo en mi mente un hermoso futuro para los dos, el cual se vino abajo el día que regrese a Konoha.

No le di importancia a las miradas rancias que recibí de los aldeanos, ni me importo el hecho de que ni siquiera quisieran venderme un poco de alimento en cuanto me reconocían, ni siquiera el ver mi casa o debería decir los escombros que quedaron de esta ya que al parecer habían decidido que seria bueno desquitar todas sus frustraciones en ella, no nada de eso me importo, nada me altero, yo era feliz por el simple hecho de que la volvería a ver, de haber sabido que las cosas serian de esa manera no me hubiese molestado en regresar, recuerdo que en cuanto la vi quise abrazarla, decirle lo mucho que la extrañe y contarle de todos los días que pase planeándonos un futuro juntos y lo único que obtuve al acercarme fue una sonrisa fingida y una conversación hipócrita de su parte, todo lo que recibí a cambio de tres años de devota dedicación al cumplimiento de mi promesa para con ella fue el quedar al borde de la muerte al traer de regreso a mi rival y nada mas, ni un buen trabajo Naruto ò alguna compensación de ningún tipo un simple gracias hubiese bastado para levantar la escasa autoestima que tenia en ese momento pero al parecer ella decidió que no merecía mas que una fuerte reprimenda y una promesa de jamás dirigirme la palabra por haberle hecho daño a Sasuke...¿pueden creerlo? por hacerle daño a Sasuke, es cierto que no estaba en pleno estado de salud pero al menos no estuvo un mes metido en el hospital con la incertidumbre de no saber si podría volver a saltar entre las ramas de loa árboles, o poder utilizar tus brazos normalmente, el no salio de ese hospital con una cicatriz en el pecho que mostrara el mudo testimonio de una herida que antaño pudo haberme causado un daño permanente en el pulmón derecho, no Sasuke salio caminando y en pleno estado de salud física siendo vitoreado por toda la aldea y yo que jamás en mi vida me atreví a hacer absolutamente nada en contra de Konoha salí solo para encontrarme con que si ya antes era un mounstro ahora también era considerado un traidor entre la gente de la villa, un criminal cuyo crimen fue cumplir una promesa a costa de marcas permanentes en mi piel, dolores intensos residuos de la batalla y algunos huesos rotos que completaban la lista de acusaciones que se me hacia.

Fui un inbesil al creer que al menos Haruno se disculparía después de un tiempo o que como mínimo las cosas serian como antes que solo seguirían ignorándome y podría llevar una vida semi tranquila pero incluso en eso me equivoque, las cosas solo empeoraron ahora que aun con la prohibición impuesta por el cuarto todo mundo podía decir y hacer lo mas hiriente posible hacia mi persona.

Entonces fue cuando decidí irme de la aldea, dejar atrás todos los sueños que alguna vez creí posibles de realizar en Konoha así que fui a la oficina de la vieja Tzunade y entregue mi protector, a partir de ese momento deje de ser un ninja de la hoja y me dirigí a la salida de la aldea con las pocas posesiones que podía llevar ¿Que aria ahora¿A donde iría¿Donde viviría? fueron preguntas que saltaron a mi mente en el instante que cruce las puertas de la villa y estas se cerraron tras de mi pero preferí segur mi camino, no mirar atrás, después de todo atrás no deje nada que pudiese hacerme falta, otro de mis errores, pero irónicamente el error mas feliz de mi vida, comencé a escuchar que lentamente las puertas volvían a abrirse y una especie de resplandor proveniente de las puertas me cegó al dar la vuelta para satisfacer mi curiosidad de quien podría estar saliendo de Konoha, grande fue mi sorpresa al ver a una joven de mi edad de cabellos azulados y con una enorme maleta a su lado, me sorprendí de no divisar la bandana en su cuello tan característica de ella, se acerco lentamente con la mirada clavada al piso y me pregunto en un tono de voz apenas audible si podía ir conmigo.

Ahora puedo ver que estaba a punto de cometer el error mas grande mi vida, estuve a punto de olvidar que si había algo o mas bien que había alguien en toda Konoha que jamás me mintió, que no me humillo, que siempre estuvo ahí cuando le necesité, alguien que nunca me traiciono y a la única persona que fue en contra de todo y todos por que me quería realmente y yo fui un idiota al no notarlo.

Ahora puedo ver que jamás necesite de mis constantes gamberradas para llamar la atención de los demás, o de mi alto tono de voz para que me tomara en cuenta, nunca tuve la necesidad de pintar las cabezas de los antiguos Kages, y definitivamente no tenia por que ganarme el reconocimiento de todos a través de mi fantasía infantil de ser Hokage, lo único que realmente necesitaba era a esa persona que esta la fecha vive conmigo, lejos de los maltratos y prejuicios de la gente de esa villa, y que se que jamás va a fallarme así como yo nunca le faltare, esos fueron nuestros botos el día que nos casamos en esa vieja capilla y nuestra promesa al llegar a la modesta cabaña que seria nuestro hogar.

Es gracioso como sin darme cuenta siempre tuve lo que quise pero simplemente no pude valorarla en aquel entonces, tuve y tengo todas las respuestas toda la felicididad y la paz que necesitaba.

Tanto tiempo buscando como definir la felicidad absoluta y termine encontrándola ese día en las puertas de la aldea, la única definición de todo lo bueno que me ha ocurrido en dos pequeñas palabras:

Hinata Hyuuga.