Disclaimer: I do not own House MD, nor Hugh Laurie or Lisa Edelstein. I do not have contact with the show or any of the actors in it.

Esta historia se sitúa tras el final de House MD. No tengo claro si Wilson ha muerto ya o no. Simplemente quería darle un final, o más bien un nuevo principio, al Huddy. Cuddy siempre será, para mí, la única mujer para House, y se merecían un final mejor. Este es mi intento. Enjoy.

Debo continuar la historia? Se admiten opiniones. Gracias. :D


Era un día soleado de agosto en la costa oeste. La enorme casa de estilo colonial restaurada parecía la única en el mundo, elevada, solitaria, al lado de la playa de arena blanca. Paró la moto y puso la mano sobre sus ojos; a pesar de sus gafas de sol y la visera del casco, tenía que entornar la mirada para ver el camino que llevaba a la entrada. El patio delantero estaba rodeado por una valla blanca que se levantaba hasta un metro del suelo. Inmaculada, perfecta, como la dueña de la casa. Sonrió al pensar en ella pero enseguida su rostro se ensombreció al darse cuenta de la difícil tarea que le esperaba.

Continuó hasta la casa y aparcó la moto. Dejó el casco sobre el depósito y cogió su bastón. Se dirigió hasta la puerta y llamó al timbre.

No hubo respuesta. Volvió a llamar una y otra vez. Nada. Por lo visto su ayudante actual era igual de idiota que los que tenía en su anterior trabajo. Se quedó un momento en la puerta considerando sus opciones.

La risa de una niña le sacó de sus pensamientos. Provenía de la parte de atrás de la casa. Siguió la dirección del sonido y pronto se encontró admirando una playa enorme que se iniciaba a los pies del amplio jardín posterior de la casa. El mar rompía en la orilla con fuerza; la playa estaba desierta; el sol lucía en lo alto. Era una imagen de absoluta belleza que, sin saber por qué, le transmitió serenidad y determinación ante lo que se avecinaba.

Entonces la vió. Estaba de espaldas a él, de rodillas, jugando con una niña en la arena. Llevaba el pelo suelto y sus rizos se movían libres con la brisa; uno de los tirantes de su camiseta caía sobre su hombro desnudo; su piel bronceada brillaba bajo el sol. Aunque no podía verle la cara, sabía que estaba sonriendo, como siempre que estaba con su hija. En ese momento, echó la cabeza hacia atrás mientras se reía, feliz, de alguna ocurrencia de Rachel.

House se quedó unos minutos disfrutando de la tranquilidad y felicidad que estaba presenciando, alargando el momento hasta de que se dieran cuenta de su presencia.

Rachel fue la primera en verle. Levantó la vista y sus enormes ojos azul mar se cruzaron con los ojos azul cielo de House. La sorpresa del primer momento pasó a alegría en segundos, y al momento salía como un rayo hacia él gritando su nombre. Su madre se volvió sorprendida ante esta reacción de la pequeña y se levantó para enfrentarse a él. Habían pasado cerca de dos años desde la última vez que le vió, saliendo de su coche empotrado en la pared de su casa en Princeton.

Se quedó de pie donde estaba, a unos metros de House y de su hija, que se había enganchado con ambas manos a las piernas de House. Cuddy siempre tuvo claro que House se había ganado el afecto de la niña muy rápidamente; al principio para llegar a ella, pero llegando a ser un sentimiento mutuo al final.

No podía ser él. Sacudió la cabeza recordando la llamada de Foreman para avisarla del funeral de House.


No había acudido a su último adiós. No porque no le echara de menos cada día, o porque no siguiera amándole cada día, si no porque sabía que no podría disimular todo aquello delante de sus antiguos empleados y amigos. Era mejor dejar las cosas como estaban. Pero eso no le impidió derramar un mar de lágrimas por él. Para ella siempre fue y siempre sería, el único. Se enamoró de él en la Universidad, y en ese mismo momento le entregó su corazón, para no recuperarlo nunca. No había día en el que no recordara cada detalle de su relación, y tampoco que no se arrepintiera de haberle dejado escapar.

Le miró interactuar con su hija; House se había agachado para ponerse a la altura de la pequeña, y había dejado el bastón en el suelo. Sonreía. Rachel le quitó las gafas de sol y pasó una mano por la mejilla rugosa de House. – Pincha! – se rió la niña. De pronto le pasó las manos alrededor del cuello en un abrazo lleno de cariño. House se quedó sorprendido y correspondió a la niña acariciándole el pelo. Rachel le soltó tan rápido como le había abrazado y tiró de él para que se levantara. – Vamos, vamos – tiraba de su mano. – Mamá! Mamá! House ha vuelto, mamá! – la niña le arrastraba hacia Cuddy con fuerza. Se pararon a un metro de ella. Cuddy estaba en medio del jardín, con las manos en las caderas, sonriendo, aún a su pesar, ante la ternura de su hija.

Hola Cuddy. – hizo una pausa - Por lo visto, Rachel no se ha olvidado de mí. Ya le he dicho que me gustó mucho su última carta. La llevo siempre conmigo – esto último iba dirigido más a su madre que a la niña, y esperaba que Cuddy se diera cuenta.

No he conseguido que deje de ver esos dibujos horribles de piratas que veía contigo – la cara de Cuddy era de falso enojo. House podía ver la sonrisa en sus ojos.

Estás preciosa, Lisa. – dijo de pronto. No era lo que había pensado decirle ni el discurso que tantas veces había ensayado, pero no pudo evitarlo, al tenerla así, ante él, después de tanto tiempo.

Cuddy le dedicó una pequeña sonrisa. O, al menos, es lo que le pareció a House.

Rachel, anda, por qué no vas a jugar en la playa mientras House y yo hablamos un poco? – sugirió Cuddy a su hija, que salió corriendo hacia la arena de inmediato.

La siguieron con la mirada y, cuando estuvo lo suficientemente lejos, Cuddy habló.

Llevo un rato pensando si eras una visión, o un fantasma. O un sueño. – Foreman me llamó. – confesó Cuddy – Y, sin embargo, aquí estás.

Lo siento. – House la miró directamente a los ojos y soltó su disculpa de la única forma sincera de la que era capaz. Se calló y esperó la reacción de ella. Ambos sabían que ese 'lo siento' no era sólo por lo de mentir sobre su muerte. Era una disculpa por todo lo que le había hecho y por haberla apartado de su lado.

Cuddy se dio cuenta de inmediato. Sabía cuando House era sincero; sabía leer más allá de sus palabras; sabía ver más allá de su mirada.

Se le llenaron los ojos de lágrimas. Hasta ese momento no se había dado cuenta de lo mucho que le necesitaba en su vida. Dio un paso hacia él, hasta casi tocarle. Sin tacones, su diferencia de altura se hacía más evidente. Cuddy se estiró hacia él y rozó sus labios con los de House. Éste, al sentir el contacto, cerró los ojos, sin atreverse a hacer un movimiento que rompiera la magia del momento.

Tras un momento, se separaron. Al abrir los ojos, pudo ver el cambio en su mirada. Hacia mucho tiempo que ella no le miraba así. House no pudo evitarlo y una lágrima corrió por su mejilla. Las emociones eran demasiadas para reprimirlas. Incluso alguien tan poco dado a este tipo de demostraciones. Pero sus amigos, sus verdaderos amigos, como Lisa, sabían que ese lado suyo siempre había estado aquí. Porque House, tras su fachada, era más sensible de lo que aparentaba, y sus pensamientos siempre estaban puestos en las personas que de verdad le importaban.

La miró extrañado. No era la reacción que esperaba de ella tras todo lo que había pasado. Una bofetada le habría intrigado mucho menos. Cuddy leyó sus pensamientos.

No te creas que no nos queda mucho de lo que hablar. Pero, de momento, vamos a concentrarnos en lo que haremos para resucitarte. No quiero que digan que tengo un novio fantasma o algo así. Esto no es una peli de Tim Burton. – Lisa le cogió del brazo y le llevó hasta un banco desde el que podía controlar a su hija en la playa.

Se sentaron. House no se rió ante su intento de broma, ni pareció registrar que se acababa de referir a él como novio otra vez, y seguía mirándola intrigado. Pero, al mismo tiempo, su mirada mantenía el cariño y el deseo por ella al que estaba acostumbrada. La miraba así desde que se conocieron. Eso nunca, nunca había cambiado. Por fin, habló.

Por qué? – House siempre sería House. Necesitaba saber.

Ya te lo he dicho – House frunció el ceño. Cuddy continuó, antes de que pudiera abrir la boca para protestar – Eres el hombre más increíble que he conocido en mi vida.

Tomó su mano entre las suyas y House pasó el brazó sobre sus hombros. Cuddy se acurrucó.

Seguimos encajando a la perfección. – bajó la vista para mirarla, y sonrió.

Ssshh. – Ahora calla un momento, House. – No lo estropees.

House se reclinó hacia atrás, satisfecho, acercándola más a él. No sabía lo que iba a pasar a continuación, y aún le quedaban muchas cosas que solucionar antes de tener una vida con Cuddy. Pero, por primera vez en mucho tiempo, el saber que ella estaría a su lado, y que estaba dispuesta a intentarlo de nuevo, le bastaba. No necesitaba nada más.


Comentarios? Sugerencias? Demasiado OOC? Debo seguirlo?

Gracias por leer!