La flor marchita.

"Todos tenemos un ángel, un guardián que nos protege sin saber que forma tomara. Un día anciano, al otro…una niña, pero no dejes que las apariencias te engañen; pueden ser tan fieros como un dragón, pero no están aquí para pelear nuestras batallas, sino para susurrarnos desde el corazón… recordándonos que debemos hacerlo nosotros, que nosotros tenemos el poder sobre los mundos que creamos.

Podemos negar que nuestros ángeles existan, convencernos que no son reales; pero te todas formas aparecen… en lugares extraños y en momentos extraños.

Pueden hablar a través de cualquier personaje imaginable… gritaran a través de demonios si es necesario… retándonos a luchar…."

Sucker Punch

Prologo

Una fina capa de lluvia caía en el bosque de Fork, humedeciendo cada rincón que le permitía los tupidos arboles, que como gigantes habían negado el acceso del sol siendo un refrigerador natural, un cementerio perfecto para los cuerpos que no deseaban silenciarse.

Chapoteando en las negras aguas de los charcos, los ecos de las pisadas de un grupo de mujeres con capas negras para resguardarse de la lluvia, trataban de abrirse camino por la densa vegetación muerta hasta llegar a un grupo de rocas.

Un circulo de rocas sagradas que servía para las orgias con sus amos demonios cuando les marcaba como suyas, consumiendo sus cuerpos en un fuego que quemaba la carne sensible para terminar en una explosión que renovaba sus poderes.

Pero aquella excursión no estaba planteado para la renovación de energía; tenia otro fin que las jóvenes ignoraban excitadas por el hecho de usar sus poderes en algo que no sea la academia.

-aquí- la orden de su maestro fue un eco a través de los huecos de los troncos más cercanos hasta perderse en la densidad de la vegetación.

Las discípulas obedecieron a la anciana mujer, rodeando el circulo de piedra sin adentrarse al suelo sagrado.

-mi señora- una joven vacilante se dirigió a ella, mirándole con confusión-¿Qué es lo que buscamos?

La líder le miro bruscamente con sus ojos oscuros, penetrantes, llenos de sabiduría que hicieron que su discípulo tragara saliva por su ímpetu.

-Karina no es momento de cuestionarme- dijo la mujer con voz severa- este no es el internado.

La joven asintió tomando su puesto junto con las otras de su misma edad, que trataban de no moverse de sus puestos para no enojar a su señora.

-creo que es mala idea-dijo su colega sintiendo que cada vez el peligro le acariciaba la espalda.

La mujer no dijo nada, ella también sentía el peligro que corrían al estar en aquel bosque pero tenia razones mayores para correr el riesgo.

-Sabes que nos encontraran- continuo la otra mujer mirando a cada una de las discípulas- piensa en ellas, en el peligro que corren.

-no correrán ningún peligro mientras se encuentren en las rocas sagradas.- sentencio la líder mirando por ultima vez a la otra mujer antes de girar para encontrarse con sus discípulas que trataban de que la curiosidad no les mataran.

Colocándose al alrededor del círculo, cerrando los ojos como si rezara junto con las demás que le imitaron, pronunciando en diferentes lenguas muertas el sacramento del infierno, suplicando por sus almas.

Un leve movimiento acaricio a cada una, colocándose en el centro de las rocas sagradas una joven virgen, de belleza intacta, que hizo lo mismo que las mujeres de capa negras hasta que todas abrieron sus ojos mostrando un blanco lechoso, sujetándose de las manos cada una cuando sintieron una fuerza que les empujaban.

El poder misterioso que tenía el oráculo, degustando del delicado cuerpo de la joven virgen que se contorsionaba en el aire, jadeando por la falta de oxigeno hasta que su cuerpo cayo abruptamente, soltando el aire de los pulmones que se había mezclado con sangre.

Todas las demás salieron del trance, las más jóvenes asustadas por lo que sus ojos vieron; sintiendo el pánico por el futuro que les esperaban.

Pero sus reacciones fueron demasiado lentas, cuando un grito ahogado salió de una de ellas haciendo que todos miraran al cuerpo sin vida de una joven sostenida por un demonio que les sonreía malévolamente, escurriendo de sus labios sangre fresca de su victima.

Presas del miedo, salieron corriendo sin prestar atención de los gritos de su líder, siendo presas fáciles para los demonios que se divertían al ver el horror reflejado en sus rostros.

Jadeando las dos mujeres mayores al ver su error por traer a jóvenes inexpertas que gritaban antes de fallecer, hasta un punto que todo se quedo en silencio, un silencio de muerte que hacia que el palpitar de sus corazones hicieran ecos en el bosque.

Alertas sin bajar la guardia, mirando por cada lado que sus ojos les permitían, hasta que un insignificante ruido les advirtió que tenia compañía.

Eran tres demonios, tres malditos demonios en cuerpos humanos llenos de maldad, sin preocuparse del hilo de sangre que salía de sus bocas.

-Zafrina, un placer volver a verte- dijo el demonio de cuerpo de mujer con una voz lleno de placer por matar.

-Jane- dijo con resentimiento la líder tratando de proteger el cuerpo de la joven virgen ante las miradas depredadoras- nunca pensé que te unieras a la mala sangre

Los dos demonios hombres sonrieron mostrando su brillante dentadura blanca, haciendo empalidecer a la mujer mayor que trago en seco sin saber como salir de la situación.

-fue un magnifico festín- se lamio los labios probando la salada sangre antes de sonreír- pero fue muy descortés que no nos hayas invitado a la fiesta.

Zafrina gruño al tener a pocos centímetros de su rostro, cara a cara, sintiendo su gélido aliento que erizaba los pelos de su nuca.

Pero todo paso una fracción de segundos cuando su colega salió como una flecha contra la mujer demonio, empuñando su daga lista para degollar su garganta, hasta que fue interceptada por uno de los demonios hombres que le tomaron por el cuello sin piedad, aplastando su tráquea con su fuerza sobrenatural.

-pequeña Jade- dijo Claus reprendiéndole cuando la humana escupía choros de sangre- no has aprendido nada que nosotros- el demonio que le sostenía sonrió- no podemos morir apuñalados

Zafrina cerró sus manos en puños, sintiendo la impotencia y la rabia cuando Jade soltó un grito de dolor sintiendo los afilados colmillos de Jane rompiéndole el cuello.

La joven humana- bruja se sentía flácida cuando fue liberada de su tortura, mirando como el demonio se deleitaba de su sangre tibia.

-curioso- dijo Jane abriendo los ojos- demasiado curioso

Sus poderosos ojos del halcón miraron fijamente a Zafrina que se retorcía de la rabia, pero le llamo mas la atención ver el cuerpo inerte de la mujer virgen, haciéndole sonreír complacida por el fruto que podía tomar de ella.

-¡aléjate!- le advirtió Zafrina adivinando sus intenciones- ¡maldito demonio!, no podéis cruzar el circulo sagrado.

Jane alzo una ceja cuando la vieja mujer había llamado aquel montón de rocas sagrado, pero ella ya no tenía tiempo de divertirse, su objetivo estaba ahí, detrás de aquella vieja chiflada.

-no seas ridícula- dijo cuando entro al gran circulo

La mujer abrió los ojos sorprendida por su fallo, tragando seco al ver que el demonio estaba delante de ella alzándole con una sola mano hasta romperle el cuello.

Jade dio un grito agónico antes que el propio demonio mujer le lanzara su propia daga a su garganta silenciándole por completo.

-haber pequeña- dijo arrodillándose ante la virgen que se mantenía en coma- dime que has visto.

Clavo sus afilados dientes antes de perderse en el torbellino de imágenes que sabia que cambiaria cualquier concepto del futuro, el futuro de su raza.