Miró con aire somnoliento el cielo, se encontraba parcialmente nublado, logrando que le agarrase más sueño. Se reacomodo en el mástil, decidido a dormir.
Cuando comenzaba a quedarse poco a poco dormido, escuchó como si fuese una ilusión, como alguien lo estuviese llamando.
- ¡Zoro!- Se removió, incomodo, ante aquel llamado. Parpadeo, confundido al escuchar con más claridad como gritaban su nombre , de pronto le dio de lleno una peculiar sombra.
Analizó aquel punto, que comenzaba a tomar forma a la vez que se aproximaba con mayor velocidad.
-¿L-Luffy?- susurró, entrecerrando los ojos. - ¡LUFFY!- gritó , al ver como este se golpearía de lleno. En un ágil movimiento, lo intercepto en el aire, y al final, dándose él de lleno, contra el piso.
Zoro gruño al escuchar el peculiar shishishi, enderezó el agarre, acomodando al pequeño capitán entre sus brazos.
-Sabía que Zoro me iba a agarrar- comentó divertido.
-Luffy...- pronunció con un tono que demostraba molestia, miro de soslayo al escuchar un leve ronquido- No me digas que...- suspiró, ciertamente, todavía no estaba acostumbrado a aquellos ataques de narcolepsia que le agarraban inusualmente.
Se acomodó, asegurándose de quedar contra la pared,teniendo a su-dormido-capitán en brazos. Acercó su nariz hacía el cuello del pelinegro y aspiró aquella fragancia que tanto le extasiaba. Avergonzado, alejo su rostro rápidamente, miró hacía ambos lados-tenso.- por si alguien lo hubiera descubierto haciendo relajarse al ver que, cada uno se encontraba lo bastante concentrado en sus cosas.
Miró, quedando prendado por unos-eternos.- minutos, la paz que transmitía el rostro de Luffy. Se golpeó contra la pared, avergonzado nuevamente, enojado también consigo mismo, decidió a seguir al menor y dormir.
Podía apreciarse, luego de un momento, a el capitán y su mano derecha, durmiendo plácidamente, juntos.
El pequeño, comenzó a desperezarse, y a los segundos, despertó. Observó a su alrededor, deteniéndose en el dormido Zoro.
-Shishishi- rió por lo bajito, acarició con la nariz el descubierto cuello, logrando que el peliverde frunciera el ceño entre sueños. Volvió a reír divertido y en un leve impulso, le plantó un suave beso en su mejilla.
Apreció como este, dejaba de fruncir el ceño, para darle paso a una pequeña sonrisa. Se acercó lentamente a los labios de él, cuando sus labios se rozaron, se detuvo abruptamente.
-No es divertido si Zoro no esta despierto- susurró, inflando ligeramente las mejillas.
Se acurrucó entre los brazos del peliverde, con esa sonrisa tan característica de él.
Disfrutando de las pocas veces que podía estar, en su verdadero lugar favorito.
