MODIFICADO

Disclaimer: Los personajes le pertenecen a J.K. Rowling.


Within my heart

Capítulo I: Cambio de papeles

"¿Qué pasa conmigo?" Se preguntaba. Era bien sabido que esa chica andaba detrás de él desde hacía tiempo y jamás le había importado. No hasta ese momento. Había sentido una molestia al verlos por un pasillo besándose. Y de esa vez le siguieron más, prácticamente habían empezado desde el primer día del curso.

Ese día simplemente no lo soportó. Se dio la vuelta y se fue hacia cualquier lugar, sin decirles nada a sus amigos que la miraban extrañados. Caminó por los pasillos perdida en sus pensamientos hasta que llegó a la Torre de Astronomía. Se recargó en el barandal y observaba el panorama tan tranquilo que se mostraba.

Pasadas unas horas se sentó en un escalón que había cerca y estuvo por un buen rato ahí, perdida en sus pensamientos. Por su mente pasaban Harry, Ginny, sus padres y por supuesto Pansy.

Escuchó que alguien se acercaba y rápidamente se escondió. Poco tiempo después una figura fue apareciendo hasta que logró distinguirla. Y justamente era Parkinson, que se había acercado un poco al barandal. Tan sólo escuchaba murmullos pero no lograba formar una oración por lo que decidió marcharse.

—Estúpido Malfoy—logró entender Hermione—. ¿Cómo pude andar tras él?

Tratando de no hacer mucho ruido se dirigió hacia la salida pero, por desgracia suya no lo consiguió ya que chocó con una especie de vitrina, provocando un ruido no muy fuerte pero sí lo suficiente para llamar la atención de la ojiverde.

— ¿Quién anda ahí?—preguntó la morena— ¡Lumos!

Se sorprendió al ver a Hermione cerca de las escaleras que daban a la salida. La castaña maldecía todo lo que conocía y lo que le faltaba por conocer. "Este no es mi día. Sólo falta que aparezca Voldemord y me lance un Avada Kedavra."

— ¿Qué hacías ahí? ¿Me estabas espiando? ¿Qué fue lo que escuchaste?—preguntó Pansy tomándola de la túnica.

—No logré entender nada. ¡Suéltame Parkinson!—intentaba zafarse del agarre de la Slytherin pero no podía.

—Me alegro pero no es suficiente. Creo que me desquitaré contigo—una sonrisa malévola apareció en su rostro—. ¿Qué crees, Granger? No saldrás de aquí.

— ¿Qué?—fue lo único que salió de su boca. "¿Qué puede ser peor? ¿Voldemord o Parkinson?"— ¡Suéltame! O si no…

— ¿O si no qué, asquerosa sangresucia?—preguntó Pansy, mirándola divertida— ¿Me golpearás? ¡Uy! Qué miedo tengo.

Hermione se molestó. No señor, esta vez no. Empujó a la ojiverde hacia delante, tumbándola al suelo. Sacó su varita y le apuntó.

—Tal vez deberías tenerlo.

Eso no se lo esperaba. Jamás pensó que ella, una sangresucia sabelotodo, fuese capaz de empujarla y apuntarle con la varita. Eso la enfureció. Se levantó como un resorte y la estampó contra la pared.

—Mira, ratón de biblioteca, a mí nadie me empuja ni me apunta con su estúpida varita y menos una impura como tú.

La castaña, algo adolorida por el golpe, se fue levantando poco a poco. Ya de pie, se fue acercando a la morena lentamente y tambaleando. "¿Ya cambiaron los papeles?" Pensó Pansy con el ceño levemente fruncido y mirando las acciones de la otra. Grande fue su sorpresa al sentir que Granger la agarraba de la túnica y la acercaba a ella. Abrió los ojos como platos al sentir los labios de la castaña sobre los suyos. No se movía. Era como si estuviese petrificada, hasta que sin poder contenerse cerró los ojos. Unos segundos le bastaron a Hermione para reaccionar, para entrar en razón. No estaba bien ¿qué le pasó por la cabeza? ¿Cómo fue capaz de besar a Parkinson? Se separó bruscamente de ella, y sin darle tiempo a la otra de reaccionar, salió como una bala de ese lugar.

— ¡Por Salazar! ¿Qué rayos fue eso?—se preguntó Pansy.


Pansy entró a la habitación que compartía con Daphne, Millicent y Tracey azotando la puerta. Estaba furiosa con Granger y con ella misma. ¿Era necesario que la besara? ¿Por qué simplemente no volvió a empujarla? No le convenía pero era preferible eso a un beso. Preguntas sin respuestas, sumando formas de torturar a la leona rondaban en su cabeza.

— ¿Qué ocurre, Pansy?—preguntó Daphne somnolienta— No ves que estamos dormidas.

—Me importa un cuerno si estaban o no dormidas—respondió de mala gana.

— ¿Pasó algo?—esta vez fue Tracey quien preguntó.

—No—contestó cortante.

—Qué humor, Parkinson. Al parecer alguien no te cumplió.

La ojiverde ignoró el comentario de su compañera. Cerró las cortinas de su cama y se dispuso a dormir, lo que le costó bastante ya que seguía pensando en lo ocurrido con Granger.


Después de haber corrido sin rumbo alguno, Hermione se detuvo en un pasillo y se puso a pensar en lo ocurrido momentos atrás. ¿Por qué lo hizo? No estaba muy segura. Rato después, se dirigió a su sala común, con cautela ya que no quería toparse con Filch o su gata, o alguien peor. Seguía perdida en sus pensamientos por lo que al entrar no se dio cuenta que no todos estaban en sus habitaciones. Fue hasta que su amigo la llamó que se percató de la presencia de los leones.

— ¡Hermione! Por fin apareces—se levantó el chico de anteojos—. Nos tenías preocupados.

La castaña, lentamente, se dirigió al sofá cercano a la chimenea donde se encontraban Harry y Ron.

— ¿Te encuentras bien, Hermione?—cuestionó el pelirrojo—. ¿Por qué saliste corriendo hace rato?

— ¿Dónde estabas?—preguntó esta vez Harry.

— ¿Qué…tienes en los labios?—observó detenidamente a la chica, la cual empezaba a molestarse— ¿Acaso…? ¡No! ¡Te estabas besuqueando con alguien! ¡Por eso saliste corriendo tan deprisa sin avisar!

Harry no se había dado cuenta de eso hasta que su amigo lo dijo. Le parecía extraño ver que trajera un poco brillo labial, aunque no tanto ya que había ocasiones en las que lo usaba.

— ¿Quién es, eh? ¿Con quién...?

— ¡No importa, Ronald!—gritó la castaña levantándose del sofá, ¿quién se creía él?— Eso es algo que a ti no debe de importarte. Soy libre de salir con quien se me dé la gana. Buenas noches a los dos.

Con esto último se fue directo al dormitorio de chicas. Ron no podía creer que su amiga le había gritado. Y no negó lo de si tenía novio. El chico sintió algo que jamás había sentido; estaba furioso, tenía ganas de encontrar al estúpido con el que estaba saliendo la castaña y golpearlo. Sentía celos.

Después de despedirse de su amigo, se fue a los dormitorios.

— ¿Qué le pasó a Ron?—preguntó Ginny, que había entrado cuando su hermano se fue.

—Tuvo una pequeña discusión con Hermione—respondió—. Ginny, ¿tú sabes si pasa algo con Hermione? ¿Hay algo que le moleste o si tiene algún problema?

La pequeña pelirroja negó con la cabeza, por lo que Harry le contó a la más pequeña de los Weasley lo que había pasado ese día con la castaña. A la chica le sorprendió, y se molestó un poco consigo misma por "descuidar" a su amiga. Luego de haber conversado un rato, ambos jóvenes se fueron a sus respectivos dormitorios al percatarse de la hora.


Algunos de los alumnos, por distintos asuntos, no pudieron conciliar el sueño, o por lo menos se les dificultó. Entre esas personas se encontraba cierta castaña de cabellos castaños rebeldes, la que se levantó con algo de dificultad ya que aún tenía sueño. Se arregló y salió para ir a almorzar. Llegó a la mesa de Gryffindor y se sentó al lado de Ginny quien la saludó con un gesto con la mano. Sintió una mirada y volteó hacia la mesa de las serpientes. Y lo comprobó: Parkinson la miraba fijamente. Ella simplemente se volteó y comió su plato de cereal, después de lo ocurrido no tenía ganas de ver a Slytherin.

—Hola Hermione—saludó Harry después de haberse sentado.

—Hola, Harry. Buenos días—le sonrió. Volteó para ver a su pelirrojo amigo—. Ronald, ¿no puedes comer con la boca cerrada? Es asqueroso.

—Hermione tiene razón, Ron, pareces un animalito—hizo una mueca. Después se dirigió hacia su amiga, ignorando la respuesta de su hermano—. Hola Herms. Oye, ¿terminando podemos hablar?

—Claro.

En la mesa de las serpientes, Parkinson seguía mirando hacia la mesa de Gryffindor aunque sin ver a alguien en especial.

—Pansy, ¿a quién miras así?—volteó para ver a dónde veía su compañera de casa— ¿A los leoncillos esos? Vaya, vaya.

—Cierra la boquita, Davis—su enojo apareció de nuevo al escuchar a la chica, desde hacía un tiempo había estado haciendo esa clase de comentarios y se estaba cansando—. No te conviene meterte conmigo, recuerda que somos compañeras de habitación. Y ya sabes, muchas cosas pueden pasar.

Sabía que no le convenía tener a la "Princesa de las Serpientes" en su contra así que simplemente se calló y continuó con su alimento. La pelinegra vio cuando la Gryffindor se levantó, ella iba a hacer lo mismo, tenía que hablar con ella sobre lo que sucedió la noche anterior. El único problema era que Weasley iba con ella. "Esos Weasley, cómo los odio." Se levantó y siguió a las dos amigas que se dirigieron a las afueras del castillo y se sentaron el pasto. Pansy se ocultó tras un arbusto para escuchar de lo que hablaban.

—Bien, ¿de qué quieres hablar?—preguntó la castaña.

—Quiero hablar de ti—al ver que parecía confundida, aclaró—Harry me platicó lo que ocurrió ayer con mi hermano.

—Ya veo—asintió.

—Sí—respondió Ginny—. ¿Te ocurre algo?, ¿te sentías mal?, ¿o es que era verdad que ibas a ver a alguien?

No se libraría de ella fácilmente, ¡De un Weasley nadie se salva! Y menos de Ginevra Molly Weasley, eso lo tenía seguro. "En algo se parece a Molly" Dijo una vez Hermione. Le diría. Además, tenía que contárselo a alguien y quién mejor que ella. Volteó hacia todos los lados para comprobar que no hubiera nadie. Luego miró a su amiga, dispuesta a soltar la sopa.

—Ginny, prométeme que no dirás nada a nadie—la pelirroja levantó la mano en señal de promesa, lo que animó a Hermione a comenzar—. Mmm… verás, desde hace un tiempo he sentido una molestia al ver a… A Malfoy y Parkinson juntos.

— ¡Alto! ¿Malfoy y Parkinson?—preguntó preocupada tocándole la frente, como si tuviera fiebre— ¿Te sientes bien? No me digas que te enamoraste de ese hurón engreído.

Pansy estaba muy atenta. Esa información le serviría para molestar a la castaña en un futuro cercano.

— ¡Claro que no! ¡Ginny, por Merlín! ¡Es Malfoy!

— ¿Entonces?—frunció el ceño.

—Deja continuo y cuando termine me regañas, golpeas, hechizas y todo lo que quieras.

—Está bien.

—Ayer no lo soporté y me fui a la Torre de Astronomía. Estuve un rato ahí hasta que escuché a alguien, y ese alguien resultó ser Parkinson.

— Si te hizo algo esa…—se levantó.

—Déjame terminar—interrumpió la castaña. Ginny se sentó de nuevo, no le quedaba de otra—. La escuché murmurar y quejarse así que decidí dejarla sola.

"Donde le digas algo te quedas sin lengua, Granger." Pensaba la ojiverde mientras se removía un poco.

—Para mi mala suerte choqué con algo y me descubrió—continuó—, tuvimos un pequeño problema…

— ¿Qué clase de problema?

—Un… intercambio de palabras—pensó bien qué decir—. Lo importante es que hice algo que jamás creí que haría….

— ¿Qué?—se preocupó Ginny.

—Pues… la besé.