Una palabra (o frase), historias cortas ArgMéx

Disclamer: Hetalia (LatínHetalia) no me pertenecen.

Dedicado a: Ambar Spellbound, quien fue quien me envició con la idea de estos dos juntos.

Resumen: Diferentes historias cortas extraídas de mi imaginación sobreactiva y diferentes roleos hecho con mi musa de plata. ¡Te amo nena!

Resumen complementario: Es el cumpleaños de Argentina y aunque a México se le habían ocurrido muchas cosas que podría regalarle para esa fecha, pensó –aún a costa de su orgullo de "macho" – que cumplirle un pequeño capricho no estaría mal ¿O si?

Advertencias: travestismo, un mexicano tragándose su orgullo y un argentino encantador y caprichoso.


Capricho

Pedro trago saliva nervioso, no podía creer lo que estaba a punto de hacer; normalmente no haría esas cosas ni borracho pero era el cumpleaños de Argentina y Martín se merecía pasar el mejor día de su vida en esos momentos y Pedro pensó que, a falta de algo mejor -aunque se ocurrieron MONTONES de presentes de cumpleaños más "decentes"- cumplirle un pequeño capricho (fetiche más bien) no estaría mal.

Claro que falto mucho para hacerlo decidirse a hacer eso sin echarse para atrás, no es que no amara al rubio, lo adoraba y haría cuanto fuera preciso para verlo feliz pero lo que estaba a punto de hacer iba contra la imagen que se había visto obligado a proyectar por siglos. No es que realmente fuera un "macho norteño" pero era un hombre con el orgullo muy en alto, orgullo que estaba a punto de irse a la porra y morirse pisoteado en el suelo por culpa de un argentino de ojos verdes, caprichoso y manipulador, aunque también era culpa suya por no saber resistirse a los encantos de Martín y consentirlo demasiado cuando era un niño. Quién le iba a decir que ese tierno niño de ojos verdes lo iba a tener "comiendo en sus manos" siglos más tarde.

Pedro se miro por última vez en el espejo del baño. Traía puesto un ajustado top strapless rojo escarlata que dejaba al descubierto parte de su espalda y una minifalda de mezclilla negra además de zapatos de tacón a jugo con su top y el pelo (que había crecido un poco y no se había cortado porque todavía no le molestaba) recogido en una coleta con una liga.

–Che, ¿ya vas a salir? -interrogo Martín, que seguía con los ojos cerrados sentado en la cama tal y como el moreno le había pedido antes de meterse al baño a arreglarse.

Pedro respiro profundo para no perder el valor que tenía para hacer aquello y abrió la puerta y salió del baño caminando con cuidado sobre los tacones a fin de no caerse y romperse la madre.

–Ya los puedes abrir –índico México parándose a pocos metros de Argentina.

–Pedro, ¿qué...? –la pregunta del porteño murió en sus labios al ver al moreno vestido de esa forma, Pedro se veía sexy con un ligero toque de inocencia debido al sonrojo que cubría sus mejillas.

–Feliz cumpleaños Martu –exclamo Pedro en un susurro bajo e incitante antes de tomar el bastón de madera, accionar el equipo de música con el mando a distancia y comenzar a bailar con movimientos gráciles y sensuales al ritmo de la canción que sonaba en aquellos momentos.

Martín abrió mucho los ojos. Jamás se imagino que su amado mexicano haría algo como eso sólo para él. Sólo para él, la idea lo hizo sonreír, apenas podía esperar a que terminara el espectáculo que le daba el moreno para seguir "festejando" su cumpleaños por todo lo alto pero por el momento no podía dejar de mirar los movimientos que Pedro realizaba mientras bailaba alrededor del palo de madera. El final del baile por fin llego cuando el mexicano clavo una vuelta al más puro estilo de Esmeralda en "El Jorobado de Notre Dame".

–Estuviste re copado ¿Dónde aprendiste eso? –cuestiono el rubio acercándose lento al mexicano

–No preguntes cosas que no vienen al caso ahora –respondió evasivo Pedro –, ahora si me disculpas, voy a quitarme esto –agrego comenzando a caminar de regreso al baño

–Espera –Martín tomo de la mano al muchacho, haciéndolo detenerse en seco–, mejor te lo quito yo y de paso seguimos con la "fiesta" –declaro con una sonrisa maliciosa.

–Serás... –gruño Pedro por lo bajo

–Dale Pedrito -Martín puso su cara de gatito bajo la lluvia–, es mi cumpleaños

–Este es el primer y último capricho que te cumplo Hernández –le advirtió el mexicano dejando que el menor lo sentara en su regazo

Martín sonrió ante el reto que Pedro le presentaba. Ya se aseguraría de que no fuera el último "capricho" que el mayor accediera a cumplirle. Mientras tanto sólo le quedaba disfrutar de su "regalo". Después de todo, los cumpleaños sólo eran una vez al año... ¿O no?


¡Feliz cumpleaños Martín! ¿Por qué casi nadie se acuerda de darle obsequios? En fin, espero que mis amigos argentinos se lo hayan pasado genial ayer. Si esto les gusto, déjeme su comentarios y sugerencias si quieren que continúe este proyecto ¡Esta pareja necesita más amor, carajo! Atte. Naruko Ninja Z.