Alguna vez se preguntaron ¿Cuál es la diferencia entre Sunset y Starlight? ¿Qué pasaría si de pronto Sunset se volviera canon? Bueno, de eso trata este fic.
La mañana reciente traía un conjunto de aromas, sonidos, colores así como sensaciones distintas, entre estas, la tienda de Joe; mas por aquel día la clientela del lugar era escasa, apenas unos cuantos guardias del palacio real y uno que otro artista del mismo, el extenuante trabajo de cada uno tenía un área propia.
Starlight tenía entre sus cascos una taza de chocolate caliente, a su izquierda una dona, a su derecha malvaviscos, una combinación que le recientemente comenzó a fascinarle; su magia hacía girar la cuchara para disolver bien el azúcar que de por sí ya era excesivo, pero era necesario reunir energías. Twilight era una poni con una rutina completamente exigente, estar al tanto con dicha rutina requería el mayor de los esfuerzos, no podía imaginar cómo había estudiado mientras cuidaba de Spike.
Suspirando brevemente por el merecido descanso ganado a causa de una cumbre de princesas dentro del castillo de Canterlot; tenía aproximadamente dos horas antes de que dicha cumbre finalizara, según Twilight continuarían sus estudios pronto. Bueno, era trabajo que debía hacer, se lo debía a sí misma tanto como al resto de los ponis.
De pronto, la puerta de la tienda, con su distintiva campanilla estratégicamente ubicada para sonar al llegar un cliente se abrió, produciendo un tintineo audible para todos os presentes, nadie salvo Joe y Starlight observaron al poni o la poni llegado. Era difícil distinguir si era un él o ella, llevaba puesta una capucha de cascos a cabeza, su hocico apenas visible era de color ámbar, mientras que cierta prominencia en su cabeza daba claras indicaciones de que era un unicornio, sus pasos algo lentos eran indistinguibles. Sin embargo, dejando de tomarle atención Starlight continuó con su elixir tan merecido.
- Una dona y una taza de leche con cocoa, ponle algo de limón encima y ralla algo de zanahoria en la dona. – Dijo la figura irreconocible, ahora mostrando una voz femenina, denotando algo más de su misteriosa presencia.
Banana Joe de un momento a otro creyó reconocer a la poni detrás de la capucha, ¿Podría ser ella o era solo una ilusión?
- Necesita algo más o también quiere un mufin de fresa.
- No, gracias. – Le respondió la voz femenina mientras se encaminaba hacia la unicornio solitaria.
Sin prestar más atención, Banana Joe continuó con su trabajo, la preparación de aquel pedido solo era solicitado por una poni en toda su historia dentro de su trabajo; no la había visto en una eternidad, aunque también podía llegar a ser una confusión ya que el mufin de fresa era el predilecto de ella, podían ser dos yeguas distintas.
Starlight Glimmer se sorprendió cuando observó la figura de aquella yegua encapuchada sentarse frente a ella, la luz proveniente tanto desde fuera como la iluminación interior estaban a tales grados que en lugar de aclarar el rostro dentro de dicha vestimenta, lo obscurecían aún más.
Los ojos de aquella poni eran indetectables, de un momento a otro su respiración calmada y su postura relajada causaron una reacción en la unicornio de pelaje lavanda.
- ¿Te conozco de algún lado? – Preguntó todavía confundida al respecto.
- Lo dudo mucho, ¿Eres Starlight Glimmer cierto? – Cuestionó la yegua de forma amable y pasiva, cosa que desde luego incrementó la confusión de la unicornio.
- Sí, ¿Me conoces?
- No diría eso… solo conozco tu nombre y uno que otro chisme… es un gusto conocerte. – Expresaba la interlocutora de Starlight, quien mantenía de cerca la conversación, siendo cautelosa y tratando de no lucir algo atemorizada por la presencia o las palabras de la poni frente a ella.
De un momento a otro, la yegua se quitó la capucha con un aura turquesa alrededor de ella. Sus ojos del mismo color, un cabello ondulado de colores carmesí y dorado cayó, de la misma forma pronto su fijo su mirada de forma tranquila, pero penetrante en Starlight Glimmer, quien no pudo sino sentirse algo intimidada, aquella poni era extremadamente extraña, la forma en la cual se relacionaba con la de pelaje lavanda era sumamente extraña, era como si supiera algo, pero lo escondiera convenientemente.
De un momento a otro la poni de melena bicolor comenzó a tomar un poco de su taza con su magia, más intrigante aún, sus ojos se posaron nuevamente en los de la yegua para mostrarle una sonrisa a modo de calmar la tensión generada por tan mala conversación iniciada por esta última.
- Entonces… ¿Tú nombre es?
- No tiene la menor relevancia, pero puedes decirme Sun Shine. Mucho gustó. – Prosiguió la de ojos turquesa extendiendo su casco a modo de saludo con Starlight. Poco antes de sentarse frente a ella y comenzar a degustar su taza de chocolate primero soplando para enfriarla. – Disculpa mis malos modales, he estado fuera de Equestria por mucho, mucho tiempo y ya hasta olvidé un montón de modales… - Dijo poco antes de sorber algo de la dona en el chocolate, saboreando con gran existes el que de seguro era el mayor manjar que se había dado en mucho tiempo.
Incomodada por la presencia y la intriga que giraba en torno a aquella yegua, Starlight estuvo a punto de retirarse al castillo nuevamente.
- A veces pienso que haberme alejado tanto tiempo me ha hecho algo seca para estas cosas… bueno, no es como si alguna vez me hubiera sentido como si encajara en este lugar después de todo. – Afirmó la de pelaje ámbar observando alrededor, viendo los cambios que había tenido el lugar desde que se ausentó por tanto tiempo.
De pronto, Starlight puso gran atención y énfasis en las palabras de aquella extraña, apenas podía notar en su hocico una sonrisa débil; extrañamente tenía esa expresión en lugar de una seria.
- ¿Viviste aquí antes? – Cuestionó con inmensa curiosidad.
- Sí, por algún tiempo estuve en la academia para unicornios superdotados de la princesa Celestia, aunque nunca pertenecí allí realmente.
- Ya veo… - Respondió la de pelaje violeta, sin evitar sentirse intrigada por la unicornio que tenía en frente.
De pronto Sun Shine comenzó a sonreírle de forma débil, aunque no dejaba de mirarla a los ojos, cosa que de inmediato puso nerviosa a la unicornio lavanda.
- Y ¿Extrañaste a tus amigos? – Cuestionó de repente Starlight teniendo la repentina idea surgida de la nada.
- No, aquí no tuve ningún amigo. Es por eso que fue fácil marcharme, no había nada que me atara aquí. – Dijo de pronto Sun Shine con cierto brillo en los ojos.
- Pero supongo que los hiciste allá, donde fuera que hayas ido ¿Verdad?
- Sí. – Se limitó a afirmar, ese brillo particular pareció destellar todavía más, la yegua apreciaba atenta aquel cambio en la actitud de la unicornio de ojos turquesa.
Aquella poni tenía algo especial, algo bastante diferente a todas sus amigas; en especial aquella tranquilidad que prácticamente emanaba de ella a montones. Era como si no tuviera miedo a absolutamente nada, desde luego, eso era algo bastante llamativo hasta el punto de casi provocar miedo más allá de una mayor intriga.
- ¿De dónde nos conocemos? – Insistía nuevamente la yegua, todavía confusa por la forma en la cual aquello poni la abordó en medio de un café.
- De ningún lugar en realidad, he oído de ti, eso es todo… suelo viajar de vez en cuando. – Una pausa repentina tomó la conversación, nuevamente Sun Shine volvió a sonreír débilmente a la unicornio. – Hasta ahora no puedo creerme lo que pasó con los Changelings.
Saber su nombre era una cosa, pero saber lo ocurrido recientemente era otra muy distinta.
- ¿Cómo sabes?
- Tengo ojos, oídos y olfato como cualquier otra poni, solo los sé usar bien. Créeme que no quiero asustarte o hacerte daño, solo deseo conversar contigo… pero supongo que no tienes tiempo para una desconocida. – Afirmó la unicornio ámbar resignándose a que Starlight la dejara.
Ciertamente, debía ir a ver a Twilight al castillo para continuar con su día de estudios, pero la intriga pronto le carcomió hasta lo más profundo… la poni de ojos turquesa era un mar de misterios: ¿Cómo la conocía? ¿Cómo se había enterado de algo que se supone se haría público dentro de una semana? ¿Quién era ella?
- Tengo tiempo… pero creo que ambas debemos ser sinceras con la otra… ¿Te parece?
- Supongo que así es más justo. – musitó Sun Shine, volviendo la vista hacia una ventana cercana, para poder apreciar el paisaje de una parte de Canterlot, con sus grandes torres, sus particular arquitectura en espiral y la preferencia por la piedra como material de construcción.
Cuando su vista se fijó nuevamente en Starlight, ésta ya tenía más de cien preguntas distintas, aquella poni prácticamente era una fuente de misterios, si Twilight estuviese allí probablemente tendría un control mucho menor al que ella tenía en ese instante. Tomando una gran cantidad de aire se concentró en las preguntas más importantes para ella.
- ¿Quién eres? No, espera… ¿qué hacías antes?
La unicornio de pelaje ámbar tomó un sorbo de su chocolate, para después ver el contenido restante que quedó, poco antes de hablar, esperó a que el líquido sabroso estuviera completamente estático, dio un pequeño suspiro y obedeciendo la pequeña regla entre las dos, comenzó a hablar.
- Solía vivir en Canterlot, creo que no soy nada destacable, tú perfectamente debes comprender cómo se siente ir a la escuela y tener talento para la magia…
- De hecho… yo no conocí mi talento hasta mucho después, tenía un amigo… Sunburst, él era el que tenía futuro y el resto… bueno, no es algo de lo que me enorgullezco.
- Lo comprendo… la soledad es bastante fría, bastante cruel y también bastante clarificadora.
Las palabras de la unicornio pronto resonaron en la cabeza de Starlight, aquel pensamiento era bastante extraño, intrigada, la de pelaje lavanda interrumpió nuevamente.
- ¿Cómo puede clarificarte algo la soledad?
- Es solo una frase de la que conoces el significado. Quiere decir que solo la soledad nos muestra el valor de la amistad y la parte de nosotras mismas que no podemos ver de otra forma, la saca a la luz.
- No lo había pensado así… pero ¿Piensas que es algo bueno?
- A estas alturas quizás sí, porque me guió hasta una vida feliz, claro que tuve que sufrir mucho, pero puedo decir que lo soy; y quizás no, porque el pasado es algo de lo que no puedo huir.
Aquellas frases eran expresadas de forma corta, algo coherente, pero también parecían ser un intento por mantener oculta todo el contenido que el trato entre ambos exigía.
- Bueno, ¿Dónde iba? Ah sí, mi tiempo en el colegio fue algo corto, a comparación de la mayoría de las potrancas, algo que no puedo olvidar es que jamás tuve un solo amigo en todo mi tiempo allí. Después, me aburrí de las lecciones que impartían, sentía que necesitaba más, por eso busque en varios lugares de Canterlot hasta que finalmente encontré el lugar perfecto para mí. Hasta aquí, mi vida no es nada del otro mundo, pero bueno, te conté de mis primeros años, ahora te toca a ti contar tus primeros años. – Explicitó la unicornio con una sonrisa en el rostro que impacientó a Starlight Glimmer.
- Haber, yo también vengo de Canterlot , mi tiempo en la escuela se puede dividir en dos partes… te hablé de Sunburst, bueno, él fue el primer amigo que tuve mi tiempo junto a él puede marcar la parte más feliz de mi infancia. Pero cuando él se fue a estudiar a la academia para ponis súper dotados. Cuando él se fue, me sentí la poni más solitaria del mundo, era un frío inexpresable, un dolor silencioso y obscuro, yo… - Starlight bajó la cabeza, hablar con aquella poni era distinto a hablar con Trixie, si bien con la segunda podía expresarse de forma libre, con Sun shine simplemente se liberaba de cualquier desconfianza, era similar a hablar con una amiga de toda la vida y la había conocido hace solo quince minutos atrás.
- Apuesto que al igual que yo, eres huérfana. ¿No es así? – Cuestionó la unicornio poco antes de continuar escuchando el relato de la yegua.
- Sí, cómo lo sabes.
- Esta vez solo adiviné, pero me imagino que debió haber sido bastante duro para ti; no llevo más de unos días lejos de mis amigas y ya estoy hecha un manojo de melancolía.
- En eso también estás en lo correcto…
- Es algo raro, pero parece ser que los y las ponis no pueden vivir sin un amigo, es un impulso natural, vital quizás… lo que pasa cuando no tenemos amigos es que nos volvemos en criaturas débiles, enfermamos con facilidad y somos extremadamente infelices; ¿crees que tengo razón en esto?
- Definitivamente, hasta hace más de un año, quizás cinco, no recuerdo bien la fecha exacta, fundé un pueblo en el cual… - de un momento a otro, la expresión de Starlight cambió por completo, observando los atentos ojos turquesa de su interlocutora, acarició brevemente el borde de su taza de chocolate para después, bajar levemente la mirada hasta que finalmente evitó todo contacto visual.
¿Por qué se abría tan fácilmente a aquella desconocida? Al ver sus ojos, no podía evitar sentirse, hasta cierto punto identificada con la dueña de los mismos. Los conocía porque ella también había aprendido a observar de aquella forma. Su función era simple, ocultar la pena, la vergüenza y el arrepentimiento, enterrarlos en el fondo de su corazón para no mostrarlos más, para evitar a toda costa que los residuos de su antigua yo afloraran. Valía la pena, a todas luces, era por ello que era una actividad necesaria para su día a día, era algo suyo, únicamente suyo, aquello que jamás haría cargar al resto de sus amigas.
- ¿Qué hiciste? – Cuestionó de repente la de pelaje ámbar logrando ser algo intimidante con la de pelaje lavanda.
- Pero es la segunda parte de mi relato…
- Primero tú y después yo, estoy segura de que tu historia es mucho más entretenida que la mía. – era tan convincente que no necesitó de más para que Starlight tragara un poco de saliva antes de comenzar a platicar sobre su pasado.
Ciertamente, le costaba un montón comprender a la yegua frente a ella; o al menos todavía no se acostumbraba. Tenía cierta sensación de que algo no estaba claro, era como si pudiera reconocer detrás de esos ojos un detalle importante, algo que tenían en común… esa sonrisa, era la misma que ella había aprendido a fingir tiempo atrás ¿Era por eso que se sentía mucho más cercana? ¿O era algo más?
- ¿Y bien? – Dijo de pronto levantando levemente los párpados para llamar la atención de la yegua que había comenzado a abstraerse dentro de sus pensamientos.
-Esteeee… sí, es algo difícil de contar…
- Entiendo, también tengo miedo de contarte mi pasado… pero si algo he aprendido es que el pasado no es hoy. – Afirmó la poni mientras tomaba otro sorbo de su chocolate.
Aquella forma en la cual se comunicaba era casi tan amable como la de Fluttershy, pero al mismo tiempo tan cercana y en confianza como la de Pinkie Pie, además el arreglo de sus pestañas se asemejaba en sobremedida a la que Rarity solía usar… No sabía ni siquiera por qué le recordaba a sus amigas.
- Haber, déjame ayudarte… hace cinco años fundaste un pueblo ¿y?
Perdiendo la vergüenza por lo sucedido gracias a las palabras y ánimo de Sun Shine, la yegua de pelaje lavanda finalmente se decidió a compartir ese secreto que siempre guardaba a los desconocidos.
- Funde un pueblo donde yo era la líder… yo… yo… estaba furiosa por la Cutie Mark de Sunburst, no quería que me robaran a nadie más ni que nadie más se alejara de mí, no sabía cómo lograrlo.
- ¿A qué te refieres? – Cuestionó de pronto la de ojos turquesa.
- Las Cutie Marks, determinan lo que una hará durante toda su vida… su destino.
- En eso discierno contigo… una Cutie Mark solo determina las capacidades y está en cada una adquirir una Cutie Mark u otra, en qué usar esa capacidad es otro asunto.
- Lo sé, pero Sunburst tuvo que irse por su talento sobresaliente en la magia, mientras que yo no. Como sea, mi odio por las Cutie Marks creció hasta que decidí crear un lugar donde no hubieran más Cutie Marks.
- Oh vaya, eso cambia mucho las cosas. – Afirmó Sun Shine mientras se llevaba un casco a la cabeza.
- Entonces, realicé un hechizo para extraer la Cutie Mark a cualquier otro poni… inventé una historia de un cetro de la igualdad para que me creyeran, así fue como pude atraer varios ponis a mu ciudad. Tienes razón ala firmar que los ponis no pueden estar solos…
- Sí, alguna vez pude comprobar que los ponis enfermos se curan mucho más rápido de enfermedades cuando están acompañados por sus amigos. Enserio es una locura, pero puedo comprenderlo… mejor no te interrumpo, ¿Qué ocurrió después?
- Después llegó Twilight y me detuvo, tuve que escapar del pueblo porque todos recuperaron sus Cutie Maks.
- Espera, espera… ¿Me estás diciendo que le extrajiste su Cutie Mark a Twilight? – Cuestionó pronto la de melena bicolor.
- Sí, ¿tú la conoces? – Respondió la de pelaje lavanda todavía más sorprendida.
- Claro… te lo contaré todo, pero por favor, continua. – Le espetó la yegua todavía cubierta por aquella vestimenta negra.
- Después de huir, me frustré, Twilight me había quitado todo el fruto de mi trabajo, ella y sus amigas, necesitaba demostrarles que las Cutie Marks no eran importantes, que ellas no importaban en lo absoluto. Entonces uní un hechizo temporal de Star Swirl con el mapa de la amistad y llevé a Twilight al día al cual Rainbow Dash hizo la raimplosión sónica. Ese era el día clave en el cual ellas se predestinaron…
- Entonces descubriste que ellas son clave para que las cosas sean como son ¿no es así?
- Sí, exactamente. ¿Cómo lo sabes?
- Bueno, si cambias una ficha importante en una lista de sucesos que deberían suceder de una forma determinada, cambias el resultado, es así de simple... es por eso que a mi jamás me gustó usar ese hechizo, es muy confuso.
Asombrada la unicornio todavía no podía comprender cómo Sun Shine lograba anticipársele en los sucesos y en la íntima que era su comprensión de sus sensaciones.
- Después, de ver los posibles presentes, me convenció de que estaba equivocada, ellas si importaban, después, estuve confundida, todavía lo estoy… las diferencias son importantes, puede que mucho más importantes que la igualdad de todos. Y que, a fin de cuentas es esto lo que hace a los amigos felices, sus diferencias… o… no lo sé del todo.
- Mmm… ya veo. Pero ¿Puedes decir que todo terminó bien?
- Entendí mi error, creo que puedo decir que sí… ¿Por qué la pregunta?
- Bueno, sé que es obvia, sino ¿Por qué estarías aquí cuando podrías haber huido nuevamente?
Aquello era cierto, Starlight pensó entonces en aquella posibilidad que podría haber tomado, mas su decisión fue quedarse, tomar el casco de Twilight para cambiar así su vida.
Un silencio se produjo, ambas sabían lo que seguía.
- Ahora es tu turno… anda, no seas tímida. – Dijo la unicornio para romper el silencio, provocando una sonrisa de su interlocutora, prueba de que ambas tenían más o menos el mismo estado al recordar su pasado.
- De acuerdo. ¿Recuerdas que hallé un lugar donde encontré lo que estaba buscando?
- Sí, lo recuerdo.
- Bueno, pues ese lugar fue la academia para unicornios súper dotados de la princesa Celestia. Allí fue donde ingresé de lleno en el estudio de la magia. Los conocimientos que allí habían eran asombrosos; así que avance y avance sin mirar atrás, sin velar por amigas, sin preocuparme por nada más que el poder que adquiría, la magia… estaba completamente convencida de que la magia era poder.
Starlight observaba los ojos de la yegua resplandecer mientras pronunciaba aquellas palabras, en ese corto periodo de tiempo de pronto aquella equina de ojos turquesa le mostraba algo que jamás habría logrado sospechar, aquella historia tomaba un argumento impensable para ella, pues el aspecto de la poni era diferente es cierto, pero jamás podría dar pista de un pasado que comenzaba a pintarse cada vez más obscuro.
- ¿Y luego?
- Pues… todo tuvo un avance desde ese punto, cuando tuve aquella visión, estudie con mucha más intensidad, mis horas de sueño disminuyeron, pasé menos tiempo fuera del castillo para concentrarme en los libros y en las prácticas de conjuros de alto nivel. Desde luego, no pasó mucho tiempo hasta que la princesa se dio cuenta de mis aptitudes y me nombró su protegida.
En ese instante la historia narrada por aquella unicornio de ojos turquesa se hiso casi fantasiosa, pues ser alumna de la princesa Celestia o de cualquier princesa requería de un dominio elevado en la magia como requisito y aquella unicornio no parecía tener nada parecido a ello, incluso su manejo de la cuchara con su magia era algo brusco.
- Por la expresión que pones, creo que no tienes mucha confianza en lo que te digo, pero bueno, por lo menos terminemos antes de juzgar ¿De acuerdo?
Escuchando esas palabras, la de pelaje lavanda afirmó con la cabeza, en ello, Sun Shine observó con detenimiento el movimiento del chocolate en su taza para continuar.
- Ni bien llegué Celestia comenzó a darme libros y libros, a encargarme trabajos de supervisión de cosas que me parecieron de poca importancia, aunque siempre solía sorprenderla con lo bien que hacía cada una de ellas, o al menos era así hasta que descubría cómo pude llegar a hacer semejantes cosas.
- ¿Qué hacías exactamente?
- Presionar a ponis, tomar prestados instrumentos, utilizar magia avanzada, recuerdo que una vez incluso ofendí a un embajador yak, la princesa se concentraba en lecciones no se cansaba en insistirme que esa no era la forma, que no debía actuar así, que debía ser un poco más amable, abrirme a los demás, hacer amistades... cosas que eran ridículas para mí, cosas que no podía permitirme hacer, porque solo había una cosa importante y eso era el poder, el perfeccionarme a mí misma y así superar al resto.
Pero por más que me esforzaba en hacerlo, Celestia parecía estar más distanciada de mí… ella era la única poni a la que había contado secretos, con la cual pasé algunos cumpleaños y corazones cálidos, en realidad, ella fue mi primera amiga. Así que ya sabrás cuánto me importaban sus comentarios cuando hacía algo que parecía no estar bien.
¿Amiga de Celestia? Una cosa era haber sido su estudiante y una completamente diferente era tratar de hacerse pasar por una amiga, porque el escenario para ello era improbable, Twilight la consideraba como una tutora, maestra o incluso segunda madre si se exageraba el caso, pero aquella unicornio que de seguro no tenía ni la mitad del talento que Twilight decía ser amiga de Celestia, algo iba mal.
- Después todo se fue directo a la basura. – Una sonrisa cínica se formaba en sus labios al recordar aquellos tiempos. – Ella se alejó y de un día para el otro sus insistencias para cambiar de actitud se incrementaron, hasta que llegó el día en que me puso frente a un espejo, la cosa es que ese espejo mostró algo que despertó en ella un miedo que hizo colapsar nuestra relación, después de ese día, ella cortó los lazos entre las dos, todo era mero estudio, lo cual me dolió al principio, pero tuve que reponerme, perder una amiga era un precio a pagar por el poder. ¿Sabes qué reflejó el espejo? – Cuestionó de pronto la unicornio con una expresión intraducible.
- No… ¿Qué fue?
- Una princesa. Me reflejó como una princesa. – Afirmó la de ojos turquesa cambiando aquella expresión por otra sonrisa. – Pero no era cualquier princesa, mi imagen estaba rodeada de obscuridad y mi rostro apenas era visible, pero pude reconocer la corona y las alas. No pasó tiempo hasta que mi curiosidad me llevó a indagar, Claro que el miedo de Celestia interfirió con que supiera la verdad. Entonces tuve que buscarla por mis propios medios, así terminé en la biblioteca prohibida y finalmente pude averiguar qué era ese espejo.
- Entonces, cómo fue que ahora estás aquí y no eres una princesa.
- Simple, Celestia me atrapó con los cascos en la masa, me quitó todo derecho a estudiar magia y me exilió del castillo; su temor la llevó a darme ese castigo cuando por derecho merecía algo de poder sobre otros ponis.
- Por qué lo dices.
- Porque nadie estudió tanto como yo, nadie se molestó en perfeccionar hechizos de nivel alto como yo, ni siquiera se atrevieron a averiguar cómo funciona Equestria; pero bueno, eso no importa porque es parte de mi pasado.
El espejo era también un portal que podía llevar a un poni a otra dimensión paralela a la nuestra; para huir de Celestia y del castigo que me imponía, tuve que cruzarlo y escapar de aquella limitación. Sorpresa, era un mundo sin magia, pero a fin de cuentas, ese fue un nuevo inicio para mí.
Bien, como dije al iniciar, este fic mostrará una posibilidad, la que se me ocurrió a mitad de una pesadilla donde veía en mi celular que finalmente MLP era cancelado [Lo sé, fue tan raro que ya no me atrevo a dormir más de seis horas]; bien, sus comentarios, críticas [Aparte del evidente: Sunset Shimmer jamás será canon] serán bien recibidos, nos leemos pronto y que tengan felices fiestas.
