Los personajes y derechos de esta historia pertenecen todos a la autora de Kaichou wa maid-sama, Hiro Fuyiwara.
LUCES EN PAPEL
El mundo está lleno de luces.
Algunas son visibles, otras invisibles, ninguna imperceptible.
Algunas son de color, otras blancas, ninguna negra.
Algunas son calientes, otras son frías, ninguna insensible.
Algunas son el reflejo de tus sueños por realizar, otras son el reflejo de tus sueños rotos, ninguna desconoce tus esperanzas.
Las luces de los colgantes plateados, que brillan desde sus cadenitas como si fueran diamantes pulidos por el tiempo. Esos colgantes que encierran los sentimientos de la persona que lo regalan en sus filamentos plateados. A veces, esos sentimientos son tan fuertes que dan forma al colgante, manifestándose de esta forma a todos los que lo ven.
Algunas veces, esos colgantes encierran tanto amor que adoptan la forma de un corazón, al que la luz de una vela hace brillar como si se tratase de un trozo de cristal.
Las luces de los ojos ilusionados, maravillados, enternecidos, surgen repentinamente, sorprendiendo a quien se los cruce, ellos y su resplandor. Son chispas en ojos alegres, llenos de vida y mil palabras que decir pero que no necesitan ser dichas, al viajar en esa luz de las pupilas las mil palabras más el sentimiento que las provoca.
Algunas veces, esos ojos están como un corazón cabalgando alocadamente tras la unión de unos labios, son unos ojos más brillantes que si les alumbrara una luz.
Las luces de las estrellas se despliegan sobre un manto negro para acompañar a la Luna, que con su resplandor plateado ilumina la ciudad. Las estrellas y la Luna siempre están ahí, velando por nosotros, son nuestros confidentes silenciosos. Lo que saben nuestros corazones, únicamente lo saben ellas y a lo mejor algún que otro búho que ande por ahí.
Algunas veces, las estrellas y la Luna conducen los pasos perdidos del andante hacia sus protegidos, como aquel gatito gris que andaba solitario y discreto por la calle, hasta que le recogieron y bautizaron inocentemente como "Licht", derivado de luz.
Las luces de los fuegos artificiales suben, suben en el cielo, y estallan bajo ojos maravillados con un magnifico estrépito, que retumba como un tambor en orchestra con el ritmo de los corazones de los presentes, sobre los que mil pájaros vuelan en un círculo perfecto y esparcen manchas de colores brillantes sobre la tinta negra de la noche.
Algunas veces, los fuegos artificiales sorprenden a dos enamorados, en ese momento en el que los corazones, ya ardientes de deseos, se saltan un latido al ser interrumpidos en sus sueños por el repentino disparo de luz en el cielo.
Las luces… las luces centinelas. Son las más raras y bellas de todas. Se dice de ellas que son centinelas porque son guardianas de momentos únicos, que nada excepto alguna que otra luz como la de un fuego artificial pueden interrumpir. Lo único que se sabe de esas luces es que aparecen en momentos de rubores, palabras ardientes, deseos reprimidos, guardando en su seno el latido conjunto de dos corazones.
Misaki, espero que cuando leas esta carta, al menos una de mis luces te recuerden un momento especial, porque si junto todas esas luces, obtengo una LUZ aún más brillante e importante, la que ilumina cada dia de mi vida y me hace ser un alienígena pervertido: tu, Misaki Ayuzawa.
Te quiero,
Usui T.
PD: ¿a qué te has ruborizado?
Esta carta ha sido algo difícil de escribir, pero creo que el resultado no está mal... digamos que es algo particular xD
En todos casos espero que os haya gustado :D
¡Déjenme sus reviews por favor! ^^
¡Y sobretodo, GRACIAS por leer y que la LUZ esté con vosotros! (¿yo Star Wars? que va...)
