Nota: Este es un pequeño obsequio de cumpleaños para Esteicy. Una buena amiga y excelente escritora.


Kitty es natural. Ella fluye en la vida, como si una corriente la arrastrara grácil entre las personas y la materia misma.

Coloso la observa en silencio y tranquilo. El gigante es un artista, tiene el don de captar pequeños detalles que pasan desapercibidos para los demás; los toma, los trabaja y los vuelve pedazos de arte.

Él observa y le gusta hacerlo. Porque la vida es un montón de pequeños detalles con una belleza inmensurable, si el observador es el correcto. Y una de sus cosas favoritas de observar es Kitty Pryde.

La ve caminar por los pasillos, saludando a todos con la sonrisa brillante y un rubor en las mejillas; que Coloso sabe, solo tiene para él.

—Hola, Peter —masculla tan niña y dulce. Con algo brillando en los ojos cafés.

Ella fluye. La ve así, tan dulce y juguetona. Ella es la musa de decenas de bocetos que no pueden ser ni tan bellos ni tan inocentes.

Brinca para enganchar las manos sobre sus hombros, cuando está inmerso en un nuevo cuadro, haciendo algún comentario inteligente, riendo suave en su oído, haciéndolo cosquillar. A veces solo depositando besos en su mejilla, porque los que caerán en sus labios, más tarde, lo hacen perderse en la bruma de los sabores y ella no quiere ser el motivo de que sus obras de arte se apilen inconclusas en el fondo de su armario, otra vez.

Ella baila entre la materia. Juguetea entre átomos. Fluye divertida.

Se desliza sobre su regazo o toma su mano, con tanta naturalidad que nadie la cuestiona. Es una confianza inocente, embelesadora, que él ama. No importa lo pequeña que sea o la sensación de querer protegerla. De atraparla y no dejarla ir, aunque sea consciente de que ella no puede ser atrapada jamás.

—Aunque si fueras tú el que me quiere atrapar —le dice ella—, no me resistiría. —Se encoje de hombros, tan sutil, como si sus palaras no significaran nada. Fingiendo que no se avergüenza por esos gestos insinuantes.

Él sonríe, intentando simular que no se derrite. Luego dibuja un cuadro abstracto que intenta representar lo que siente. Tiene colores vivos, matices de rojo y violeta, y algo tan similar a una estrella que Kitty lo llama Universe, luego Libertad, luego Remolino, y así sigue intentando con nombres, para luego corregirse y afirmar que nada es lo suficientemente bueno, con una diminuta arruga en el entrecejo y a veces un puchero, que hace que Peter sonría.

"Amor" —piensa distraídamente. Y ve cómo ella levanta la mirada del cuadro, deteniendo su examen visual para observarlo a él, con algo como la sorpresa, hasta que una amplia sonrisa tira de las comisuras hacia arriba.

—¡Eso es Peter! Debe llamarse Amor —dice entusiasta.

Él agacha la cabeza, intentando ocultar su cara, sintiéndola arder de vergüenza, por haber dicho eso en voz alta.

Luego, ella lo obliga a erguirse, cuando se hace un lugar en su regazo, apreciando la obra, desde otra perspectiva. Le extiende una bolsita de dulces, sin mirarlo y él acepta, tratando de descifrar si ese gesto es solo inocente o producto de un frío cálculo para evitarle la vergüenza.

—¿Cuándo dibujarás algo para mí? —pregunta ella.

Él rodea su cintura con los brazos y esconde el rostro, lo mejor que puede, en el hueco entre el hombro y la cabeza de la niña, saborea el aroma y no responde. Siente que es un poco extraño de explicar: que todo lo que hace, lo hace por ella.


Nota: *trata de cortarse las muñecas con un trozo de pan* Mi fluffy siempre parece estúpido. Necesito críticas, tomatazos e insultos para hacer algo decente.

¡Esteicy, cielo! Espero que no hayas vomitado, tú eres tan buena en este estilo que siento que te avergonzarás al leer esta tontería… ¡pero tenía buenas intenciones! D:

Un abrazo. Sabes que te quiero.