Cybertron, nuestro mundo, fue hace mucho tiempo una de los planetas más resplandecientes del universo. Pero ahora no es más que una tierra baldía, victima de una feroz guerra civil entre autobots y decepticons. El energon, combustible esencial para los cybertronianos, dejó de correr por sus venas. Al ser incapaz de sustentar la vida, nos vimos forzados a abandonarlo en busca de nuevas fuentes de energía. Pero pese a la muerte de nuestro hogar, la guerra continuó, extendiéndose por el espacio como un incendio que devoraba sin compasión a otros mundos. Nuestros enemigos buscaban apoderarse de cualquier beta de energon, sin importar que para eso debieran erradicar a los habitantes de otros planetas. Fue por eso que nos dividimos por la galaxia para combatir a los decepticons dondequiera que aparecieran; teniendo éxito algunas veces y fallando en muchas otras.
En el caos de las batallas, dimos con un hallazgo inesperado; un mundo que pese a carecer de energon puro, era rico en otros recursos que podían ser refinados en este. Gracias a su ubicación, distante de los conflictos principales, había logrado pasar desapercibido hasta el momento. Pero si nosotros habíamos dado con él, los decepticons también podrían hacerlo. Y eso no podiamos permitirlo.
