Disclaimer: Ninguno de los personajes oficiales de Bleach me pertenecen, todos son propiedad de Tite Kubo. Yo sólo los manipulo a mi gusto para hacer un fan-fic. En contra, el personaje Ririan Shiroi me pertenece a mi y no será utilizado sin mi permiso. Cualquier semejanza con la realidad o demás fics es pura coincidencia.
Mi objetivo con hacer un personaje original en Bleach es mejorar mi capacidad para imaginar personajes, sin que, obviamente, lleguen a caer dentro de los llamados "Personajes Suescos". Por eso necesito de vuestras críticas, para asegurarme de que mi personaje no llegue a ser una Mary-Sue, y poder mantener su evolución bajo mi control.
Esta história nació de mi hermana pequeña, de 11 años, que está loca por Ishida y me pidió de le reescribiera la historia, pero con un personaje inventado, para "acompañar" a Ichigo y compañía en sus aventuras. A ver que os parece.
-Prólogo-
En toda la clase resonaron susurros de asombro.
-Ishida, ¿qué te ha ocurrido?- preguntó asombrada la profesora, al ver a su mejor alumno plantado en el umbral de la puerta, a tercera hora, y con las manos vendadas.
-Me caí por las escaleras- respondió Ishida, acomodándose las gafas en su gesto más característico. Murmullos incrédulos se escucharon en la clase.
-Buenos dias, lo siento por el retraso- una chica acababa de entrar en clase -¿Ishida? ¿Qué haces aquí plantado? No es típico de ti llegar tarde... empezamos a bajar, Ishida- dijo la chica, con las manos en la cintura y moviendo la cabeza. Ishida la miró de reojo, sério. Él no lo veía tan gracioso.
-Shiroi, ¿crees que éstas son horas de llegar? Vale por 10 minutos, pero ¿tres horas?- regañó la profesora - ¿Qué os pasa a vosotros dos? Ishida, puedes sentarte, supongo que puedes justificar tu retraso, pero tú, señorita Shiroi, ya estoy harta de que llegues tarde cada dia. Quiero que me escribas una redacción sobre el asunto de tus constantes retrasos, de 2 páginas. Y aún estoy siendo blanda, por que eres buena alumna. No volveré a aceptar ésto.
-¿Buena alumna? Es la única que le hace competencia a Ishida- dijo alguien en clase. Tatsuki miró a Ishida y luego a Shiroi. ¿Podría haber pasado algo entre éstos dos? No... las únicas peleas en las que se verían involucrados serían en las de retórica.
Ichigo miró las manos de Ishida, no le estaba gustando esa ligera sensación de culpa y preocupación. Casi le debía la vida, si no hubiera sido por él ¿qué hubiera ocurrido con tanta energía dentro de él, si incluso le desgarró las manos a traves de su arco? Rukia le decía que no le prestase mucha atención, al fin y al cabo, él es responsable de sus heridas, nadie le llamó diciendole que le ayudara.
Hablando de Kuchiki, ella también llevaba unos días rara. A veces era alegre, como de súbito se ponía séria. Incluso le parecía poder percibir en ella algún matiz de nostalgia.
Orihime se percató de la atención que tenía Kurosaki en Ishida. Ella estubo mirando la pelea que llevaron con el Menos, y Ichigo no dejaba de asombrarla.
-Muy bien, ¿quién podría recitarme cuáles fueron los estudios de Aristóteles?- preguntó la profesora. Orihime volvió en si y levantó la mano, esa era una pregunta fácil -¿Sí, Inoue?
-Sus estudios abarcaban casi todos los campos científicos, profesora.
-Respuesta correcta, Inoue, ya veo que repasaste anoche.
-No realmente, era una pregunta muy básica- respondió humilde, ligeramente sonrosada.
-Bueno, queda 1 minuto para que finalice la clase. Para mañana, quiero que me busquéis información sobre cuáles fueron las afirmaciones filosóficas de Aristóteles, y quien se encargó, más tarde, de negarlas. Será todo.
Desorden y exclamaciones reinaron en clase.
-¡Que esté herido no le hace más gracioso! ¡Podrías invitar a un montón de gente divertida y sin embargo me quieres imponer a ese aguafiestas!
-Cállate, Asano.
Las chicas miraron la escena, divertidas por lo exagerado y extravagante que llegaba a ser Keigo Asano.
-Hoy está extraño Kurosaki- le dijo Tatsuki a Orihime- no suele invitar gente a comer, además, ayer mismo ni siquiera sabía quien era Uryû.
-Vaa, déjalo, Tatsuki. Ichigo es así, venga vamos al patio que tengo hambre.
-Oh, sí. Ya tengo ganas de ver qué delicia nos habrás preparado hoy- ironizó Tatsuki.
Se estaba bien, en el patio, bajo la sombra de los árboles. La ligera brisa, refrescante, era toda una recompensa para las jóvenes mentes que estubieron 3 horas seguidas trabajando.
Un grupo de chicas comentaban sus almuerzos.
-¡Tachán! Os presento una de mis especialidades, ¡el Castela! A base de crema de judias rojas y mantequilla de cacahuete- espetó Orihime, echándole un mordisco.
-Me sigo preguntando como hace para comer esas inmundícies- comentó Tatsuki, al ver a Orihime comiendo tan alegre.
-Buenos dias, con permiso.
-Ririan, creía que los viernes estabas en la sala de música a la hora del patio- dijo Michiru.
-Sí, pero hoy la profesora ha faltado, y no me dejan usar los instrumentos. Ah, por cierto, buenos dias, Ryô - saludó Ririan, con tres dedos en la mano y una pícara sonrisa. Ryô torcíó el gesto.
-¿Quién te ha dicho...?¿Quién te ha dicho que saqué 3 décimas menos que tú en el exámen de álgebra?- preguntó Ryô irritada.
-Todo se acaba sabiendo, Ryô. Pero no te enfades, mujer, que era broma. Además, yo he sacado 1 décima menos que Uryû, por lo tanto, no hay de qué estar orgullosa.
-Por cierto, Rukia, ¿a ti te gusta Ichigo, verdad?
La súbita y embarazosa pregunta de Mahana hizo que Rukia escupiera su zumo.
-No, no me gusta Ichigo.
-¿Ni un poquito?
-Ni un poquito.
-Que mal- se decepcionó Orihime- por que si ha Rukia le gustase Ichigo, luego podría gustarme a mí, y acabaría gustándole a todas las chicas del grupo, y al final, alguna pillaría con él.
-Yo no creo que me gustaría Kurosaki sólo porque le gusta a Rukia- dijo Tatsuki.
-Es verdad- afirmó Ririan- no somos tan superficiales.
-¡Chizuru! Deja ya en paz a Orihime quieres- le gritó Tatsuki a Chizuru, a la que acababa de propinar un puñetazo.
-Cómo se pone la gente cuando habla de chicos ¿verdad, Ririan?- preguntó Ryô.
-La primavera altera, Ryô.
Ya había llegado el final del dia. La mayoría de los alumnos, felices, volvían a sus casas, algunos a trabajar, algunos a quedar con amigos. También era cuando empezaban las actividades extraescolares, sean deportivas, artísticas o de refuerzo para los estudios.
La sala de Música estaba en silencio, los alumnos ya se habían ido y ese dia solo le tocaba ensayar a ella. Levantó la flauta, dispuesta a tocar Badinerie.
-¡Admira el trabajo de un as de la aguja de coser!
El grito provenía de la sala de al lado.
-¡Esto es un juego de niños!
La sala de trabajos Manuales y Costura.
-¡Os mataré a todos!
La sala donde hoy sólo había entrado Uryû, y sin embargo, esta última no era su voz. Enfadada por su pérdida de la concentración a causa de esos gritos, salió de clase dispuesta a pedir explicaciones.
-Señor 'As de la aguja de coser', la aquí presente 'As de la flauta travesera' pide un poco de silencio para poder tocar tranquila, que ni siquiera me oigo coser...digo, pensar.
-No veo de que te quejas, Shiroi- contestó Uryû, acomodándose las gafas- te tengo todos los lunes en la clase de al lado tocando y aún no me he quejado.
-Porque no es lo mismo escuchar mi dulce música que tus desgarradores gritos- respondió Ririan, quien se fijó en Kon -Oh, vaya, que mono, ¿lo has echo tú, Ishida?- preguntó cogíendolo.
-Sí.
-En eso estoy de acuerdo contigo, si hay algo en lo que nunca te superaré será en trabajos manuales, está muy bien hecho -Ririan se lo acercó a la nariz para poder olerlo, y Kon suspiró. Ririan se lo alejó de la cara, asustada.
-¿Soy yo o lo he escuchado suspirar?
Ichigo y Rukia maldijeron mentalmente a Kon por ser un indiscreto, sólo había que esperar a que Ririan creyera habérselo imaginado.
-Debe de ser fruto de tu tan gran imaginación, Shiroi- dijo Uryû quitándole Kon de las manos- tienes tendencia a imaginarte muchas cosas.
Ririan torció el gesto y frunció el ceño. Miró a Ishida durante unos segundos, cogió su flauta, que había dejado encima de la mesa y dió media vuelta, dispuesta a marcharse.
-Viniendo de tí, me atreveré a tomármelo como un cumplido, Ishida- dijo parada en el umbral de la puerta- pero recuerda que tenemos un examen de inglés dentro de 4 dias.
-Por qué me lo dices, ya lo sabía.
-Porque sigo siendo la mejor alumna calificada junto a ti, que el inglés es mi mejor matéria y que esta vez, no pienso dejarme superar- dicho ésto, corrió la puerta y volvió a la clase de al lado.
-¿Crees que la has convencido?- preguntó Kon.
-No. Pero ahora estará más ocupada pensando en el examen que en un peluche.
-Pues venga, tú ya estas arreglado ¿no? Pues pa' casa- dijo Ichigo cogiendo a Kon.
-¡Nooooo! ¡No quiero quedarme así!- se quejó éste.
-Serás el deleite de la hermana de Ichigo- dijo Rukia, con una pícara sonrisa, saliendo de la clase.
Ishida se quedó solo en clase, y volvió a emprender sus tareas de costura, con el sonido de la flauta de Ririan de fondo.
-Rukia.
La voz de Kurosaki sacó a Rukia del mar de pensamientos en el que se encontraba.
-Sí.
-Llevas unos dias como rara.
-Solo es impresión tuya.
Pero lo cierto es que Kuchiki tenía bastante en lo que pensar. Primero, la venida de ese shinigami para avisarla. Sí, además de preocupante, eso no pintaba nada bien. Generalmente, la Sociedad de Almas no solía enviar a shinigamis para avisar, y si lo hacían, no podía significar nada más que no fuera que ahora mismo, estaba siendo condenada. Y tampoco podía dejar de pensar en como, sin querer, hirió a Ichigo hablándole de la muerte de su madre, a sabiendas que los humanos son de naturaleza más sensible que los shinigamis. Y, aunque tal vez nunca lo admitirá, por un segundo fue capaz de ver el sufrimiento de Ichigo, de su fragilidad interna.
Pero, lo que ahora le picaba el ojo es esa extraña energía espiritual que sintió cuando estaba en clase con Ishida, antes de que entrara Shiroi. Era una energia casi imperceptible, pero la pudo sentir, y no pertenecía a Kon. También es posible que se lo hubiera imaginado, porque no. Pero... ese nombre, Shiroi, y esa energia espiritual, le recordaban a la de...
-Ichigo, ¿hace cuanto que Ririan Shiroi está en tu clase?
-Shiroi... a ver, esa es quien entró antes con la flauta, ¿no? Pfff... qué se yo, nunca me había fijado antes en ella, lo único que sé, es que ahora que conozco a Uryû, muchas veces están discutiendo. ¿Por qué lo dices?
-No... si ese reiatsu es suyo, y no suele ir con Ichigo, entonces no puede verse influenciada por su energia espiritual.¿Podría ser...?- No, para nada, sólo curiosidad.
Las actividades extraescolares ya habían acabado. Aunque hoy solo tocaba Música, Artes Plásticas y Artes Manuales y Costura, por lo tanto, no habían muchos alumnos por los pasillos, además, los de Artes Plásticas estaban en el piso de abajo. Uryû corrió la puerta, y bajó las escaleras, no sin antes despedirse de algunos profesores con los que se cruzaba. En la puerta principal, se encontró con Ririan, plantada en el umbral, mirando expectante el horizonte. Uryû se paró por un momento a su lado.
-¿Qué miras, Shiroi?
-Ishida...¿tú escuchaste al muñeco suspirar, cierto?- Ishida sonrió mentalmente de lo terca que era.
-Aún estás con el tema ese del muñeco. Solo eran imaginaciones tuyas.
Ririan frunció el ceño y le encaró.
-Sí, tal vez sea eso...- y volvió para mirar al horizonte, ya estaba oscureciendo.
-Si te preocupa ir sola hasta tu casa, puedo acompañarte- una sonrisa burlesca se apoderó del rostro de Ririan, quien cogió su mochila y emprendió la marcha.
-Sería lo mismo que me acompañaras o no, Ishida.
-¿Qué has querido decir con eso?
-Hom, pero nada. Parece ser que tú también imaginas cosas, pero la paliza que te meteré en el examen no te la imaginarás- desafió Ririan, que dejó de caminar y se giró para mirarle.
-Ha, más quisieras, Shiroi. Tal vez estés al mismo nivel que yo, eso lo admito. Pero aún no ha llegado el dia en que me metas una "paliza" en un examen , ni llegará.
Así se despidieron los dos compañeros, y tomaron caminos opuestos.
Final del Prólogo. Es muy posible que el primer capítulo llegue dentro de poco. Opiniones y críticas son bienvenidas.
-Chimaru-
