Dissclaimer: Card Captor Sakura no me pertenece, le pertenece a CLAMP.

La historia si me pertenece así que por favor, NO COPIAR.

El ángel y el vampiro

Emiko hime-sama

LECTURA OBLIGATORIA:

Como habrán notado hay 3 fics con el mismo nombre. Las tres historias son las mismas, pero son de diferentes parejas ya que, algunas veces he recibido quejas de algunas parejas que no son de su agrado. Lo que yo quiero es que todos puedan disfrutar de mis historias y por eso hice la misma historia pero con diferentes parejas.

Deseo que tomen en cuenta mis esfuerzos ya que, hacer esto toma tiempo, esfuerzo y dedicación así que al menos me gustaría que me recompensaran con un review, si no es mucha molestia.

Como ya dije, esta historia toma bastante tiempo así que los capítulos no serán muy largos, ya que pretendo subir las tres versiones al mismo tiempo. Aún así procuraré actualizar lo más rápido posible.

Si no entendieron alguna cosa me lo pueden comunicar por medio de un review y yo con gusto les contestare.

En las notas de autora no pienso hacer muchos comentarios sobre la historia, ya que sería muy cansado hacerlo tres veces y con diferentes nombres.

Disfruten la historia y espero que no se compliquen mucho con esta forma de escribir…

Una noche oscura sería la encargada de ser escenario para el encuentro de un amor prohibido que sin querer había sucedido.

La noche era oscura y la luna brillaba en lo alto del cielo alumbrando el lugar en donde se ocultaban los seres de la luna con forma humana más sin embargo, eso era solo apariencia.

-¿Eriol? –le insistía su compañera.

-Meilling.

-No te vayas! ¿Qué encontraras en el mundo humano tú, príncipe de los vampiros? Oh! Tal vez… ¿Es que piensas depender de sangre humana? Yo… mi sangre podría…

-Basta Meilling! No lo hago por sangre. Lo hago por mí mismo. Me voy.

-¿Qué haré yo sin ti? Tu prometida! Tu futura esposa!

-Lo siento Meilling, pero yo no me puedo quedar aquí.

-Eriol! –dijo insistentemente tratando de detenerlo. –No soportaras la sangre humana! Madre… se enojara muchísimo si padre supiera esto…

-Adiós, Meilling.

Meilling: una joven de cabellos negros, ojos color carmesí y piel blanca como el mármol como la tenían todos en ese oscuro lugar. Alta y hermosa. Vestía botas negras de tacón cortas con una falda negra, corta y una capa que le llegaba hasta las rodillas de igual color. Sus cabellos recogidos en dos coletas estaban amarrados con dos cintas de color negro.

Eriol: príncipe de los vampiros, piel pálida, ojos color índigo y unos anteojos rodeándolos, cabellos negros azulados. Alto. Vestía una capa color negro al igual que todos los de su especie y tenía su llave que se transformaría en báculo bien amarrada en su cintura.

Ambos eran vampiros, seres oscuros que se alimentaban de sangre. Ambos lucían en su dentadura dos colmillos brillantes que resaltaban en la oscuridad de ese lugar.

Meilling corrió y lo abrazó. Eriol se detuvo.

Se quedaron así por varios segundos en los que solo se escucharon los sollozos de la joven.

-No! Yo…

-Meilling… -dijo para voltearse lentamente y abrazarla. –Eres mi amiga de la infancia… y fuiste mi prometida…. Eres mi amiga… regresare… no te preocupes… estaré bien… solo será…

Meilling lo calló con un beso.

-De mis labios recibe mi esperanza, mi cuidado, mi alma y alegría… -dijo entre sollozos.

-De tus labios recibo tu esperanza, tu cuidado, tu alma y alegría –repitió y no dijo nada sobre el beso ya que, sabía que aquello era la forma de despedirse de él.

Se arrodilló para tomar la manó de Meilling y darle un beso.

Convirtió su llave en báculo y se lo dio a Meilling.

Ella, con sus manos temblorosas, la voz rota y sus lágrimas corriendo por sus mejillas la tomó y repitió las palabras que había estado estudiando por tanto tiempo para ese momento… el momento de su despedida.

Meilling sabía que Eriol la quería más sin embargo, no la amaba, no como ella quería. Ella sabía que en el mundo humano tal vez, su amigo de la infancia encontraría a una persona a quien amar, una persona que no sería ella, nunca sería ella.

Mas lágrimas recorrieron su lindo rostro.

Pero, a ella no le importaba, quería que Eriol fuese feliz… simplemente feliz, con o sin ella.

Lo sabía y tampoco le importaba nada con tal de que él fuese feliz… pero entonces, ¿Por qué le dolía?

¿Por qué sentía un dolor agudo en el pecho?

Le había robado un beso y él no había dicho nada más que las frases que estaban acostumbrados a decir los vampiros, las frases que ella había estudiado y aprendido porque sabía que llegaría el día en que su alma se rompería.

-Yo… Meilling Li… descendiente de la reina Ieran Li y Hien Li, descanse en paz le deseó. –se detuvo un momento y cerró los ojos, esperó el momento suficiente que calculó que su voz no se rompería y continuó.

Eriol la espero pacientemente.

Él sabía cuánto lo amaba Meilling. Lo sabía y sabía que lo que estaba haciendo era un gran dolor para ella. No solo dolor, sabía que la joven le estaba dando su alma y que con ella ya no habría nada con que pudiera demostrar que estaba viva. Sabía que cuando él dejara ese mundo ella se rompería.

Se rompería como una muñeca de cristal o porcelana.

¿No había una forma de aliviar su dolor, de salvar su alma?

Cerró los ojos y siguió escuchando las palabras de su amiga de la infancia. Se sentía horrible por hacerle eso a su amiga pero… él sabía que Meilling era fuerte… que ella no se rompería tan fácilmente.

-Yo, heredera del trono número 6 te doy mi bendición a ti, Eriol Hiraguizawa, descendiente directo de Elizabeth y Edward Hiraguizawa. Te doy mi bendición a ti caballero, con esta espada que heredaste de tu padre y que bendijo tu madre. Te doy la bendición en nombre de tu mejor amigo Syaoran Li, y… en mi nombre propio Meilling Li.

El corazón de Meilling se rompía a cada palabra que decía, ambos lo sabían.

-Ve, en paz… -dijo la última frase para después caer al suelo y darle el báculo a Eriol.

Eriol sintió una punzada en el pecho al ver a Meilling así, él nunca había visto a Meilling llorar y caer como lo estaba haciendo en ese momento.

Le dio el báculo con toda la culpa cargada en sus hombros dispuesto a irse.

Meilling lo tomó de la muñeca. Lo pensó un momento y negó con la cabeza.

-Se… feliz… -trató de sonreírle y lo logró.

Sí… tenía que sonreírle para que Eriol no sintiera que era su culpa que ella estuviera caída, sin alma ni esperanza. Sin vida.

Quería que Eriol fuese feliz, porque para ella, si él era feliz, ella era feliz. Porque ¿qué más importaba si ella quedaba sin alma y vida si él podía ser feliz? Era algo equivalente ¿no? ¿No se supone que sus maestros siempre decían que en el mundo sobrenatural todo era cuestión de equivalencia?

Ella sufriría pero Eriol sería feliz…

Felicidad… ¿Qué era realmente?

Eriol miró el esfuerzo que hizo Meilling por sonreírle y sintió otra punzada en el corazón.

Esa no era la Meilling que conocía.

Se miraron por última vez a los ojos.

Meilling perdiéndose en ellos mientras que, Eriol buscaba algún rastro de la antigua Meilling.

Con una sombra cubriendo sus ojos Eriol se dio la vuelta y se fue.

Se detuvo un momento al escuchar los sollozos de Meilling y Meilling se odió por eso, ¿No se supone que lo iba a despedir con una sonrisa?

-¿Eriol? –le preguntó cuando su voz se hubo recuperado.

Meilling se quitó el collar que colgaba de su cuello y se mordió un dedo dejando fluir su sangre color carmesí. El dije del collar era una cruz plateada. Caminó hasta llegar a dónde estaba y le colgó el collar. Con el dedo en el que se había mordido recorrió los labios de Eriol.

Eriol entendió y él se quitó el anillo que los comprometía. Se arrodillo y se lo puso a Meilling en el mismo dedo que ella traía el suyo.

Se mordió un dedo al igual que ella y recorrió sus labios.

Meilling se tomó la sangre con su lengua recorriendo sus propios labios. Disfrutando el dolor de la despedida.

Eriol hizo lo mismo.

Meilling nunca había probado la sangre de Eriol debido a sus diferentes rangos. Al hacer eso comprobó que Eriol la quería y se estaba despidiendo de verdad. Se mordió el labio fuertemente para no llorar.

Eriol saboreó la sangre de Meilling como otras veces, pero está en particular sabía a despedida, dolor y sobretodo amor.

Eriol tomó la mano de Meilling y depositó un último beso en ella.

Sacó una rosa roja de igual color carmesí que los ojos de Meilling y se la dio a Meilling.

Cuando Eriol se hubo ido, Meilling se rompió real y libremente.

Los sollozos que había contenido ahora salían libremente. Las lágrimas que siempre guardó corrían por sus mejillas, mientras aún tenía la rosa en su mano.

Eriol escuchó los sollozos de Meilling recargado en la puerta sintiendo un dolor punzante en el pecho más sin embargo no se detuvo a consolarla como lo haría otras veces.

-Adiós, Meilling. –murmuró Eriol.

-Adiós… Eriol … -murmuró Meilling con la voz quebradiza.

Notas de la autora:

Gracias por leer esta nueva historia y espero que no se compliquen con esta nueva forma de escribir…

Se que es un tanto complicado.

Los primeros dos capítulos van a hablar de las respectivas despedidas del ángel y el vampiro, la verdadera historia empezaría en el capitulo tres. Aún así me gustaría que me tuvieran paciencia ya que, no tengo tanto tiempo.

También quiero saber lo que piensan! Dejen reviews!!!!!!

Gracias por leer!

Arigatou:

Emko-chan