¡Hola mis queridos lectores! Después de una semana eh venido a dejarle este pequeño One-shot de Marichat, lo hice como resultado de una votación en nuestra pagina, y como no, gano Marichat/Romance + 16 xD Aunque no hay lemon o escenas subidas de tono, pero si un poquito de zukulencia 7u7

Espero les guste :3

Declaimer:

Nota: Miraculous Ladybug no me pertenece al igual que sus personajes.


Part One.

"Domesticando al minino"

Marinette se pasó una mano por el rostro totalmente irritada. Resoplaba a cada tanto mirando a cierto súper héroe que se había instalado cómodamente en su cama con ambos brazos atrás de su cabeza.

No necesitaba verlo para adivinar que este tenía una sonrisa victoriosa en sus labios.

Se cruzó de brazos mientras se recargaba más en la silla de su escritorio. Aun podía sentir su rostro caliente y su corazón palpitar apresurado en su pecho por culpa de ese maldito gato.

Eso tenía que acabar de una vez por todas, no podía seguir así y menos prácticamente todas las noches cuando la visitaba.

Debía de poner un freno al asunto o se volvería loca.

¿Cómo las cosas llegaron a este ese nivel?

Si le parecía que hubiera sido ayer que el intrépido felino comenzó a visitarla mucho más seguido, revelando que ambos tenían muchas cosas en común. Y avergonzada había descubierto muchas cosas de él que como Ladybug no había prestado atención.

Pero ahora Chat Noir se estaba pasando de la raya.

Él a su vez, había descubierto que le fascinaba avergonzarla, que su sonrojo llegara casi hasta los hombros y hasta la punta del cabello. Y esto lo hacía siendo totalmente descarando y abuzando de su atractivo.

Al principio había comenzado muy sutilmente, casi por accidente. Un roce de manos, besos en la frente, abrazos calurosos, y este tipo de muestra de afecto.

Porque entre los dos se había formado un vínculo aún más formidable.

Pero ahora todo era un mucho más diferente.

Ahora Chat invadía más su espacio personal sin pensárselo dos veces. Si estaba de espaldas a él, no dudaba en abrazarla por detrás colocando posesivamente sus manos en sus caderas apegándola mas a su cuerpo masculino, enterrando ligeramente sus garras mientras posaba sus labios en su cuello descubierto. Lo que le arrancaba más de un sonrojo y ciertas emociones.

O cuando se despedía de ella, depositaba el beso peligrosamente cerca de sus labios y la miraba con esa sonrisa depredadora antes de guiñarle un ojo y retirarse.

Pero los últimos días todo comenzó a subir de temperatura.

Era tan descarado que le había subido la camiseta que utilizaba como pijama hasta casi revelar sus senos, por el simple hecho de que sentía una sana curiosidad por buscar si tenía más pecas esparcidas por su cuerpo. Ella se había puesto roja de la indignación, pero lo peor fue que para llegar a ese punto; él beso, lamio y mordisqueo su cuello mientras sus traviesas garras levantaban la tela.

Pero lo peor pasó justo esa noche. Ella había estado mirándose al espejo con ambas manos en su cabello para atarse una coleta alta ya que hacia algo de calor. No se había dado cuenta que el escurridizo minino se había colado en su habitación hasta que él se posiciono atrás de si mirándola con esos ojos brillantes a través del espejo. Se había quedado estática del susto, pero luego quedó completamente atónita cuando vio como sus manos enguantadas aprisionaban sus senos y los apretaba suavemente arrancándole un gemido involuntario y un fuerte sonrojo mientras él sonreía maliciosamente, murmurándole con esa voz tan sexy que era perfecta para él.

Y después de darle un caluroso beso en la mejilla se retiró a su cama para echarse un rato con esa sonrisa boba en los labios.

Se estaba saliendo de control.

Definitivamente debía de parar esto, porque, joder, tenía diecisiete años y sus hormonas estaban en contra de ella. Había superado lo de Adrien por pura fuerza de voluntad dándose cuenta que él jamás se había fijado realmente en ella como una posible pareja, así que prefirió dejar las cosas en la amistad, y que a pesar que al principio le dolió, era lo mejor para ella... que estar sufriendo por un amor no correspondido por los siguientes años.

Hasta que un dichoso gato comenzó con sus visitas nocturnas.

Y obviamente él no le era indiferente, causaba estragos a sus nervios. En esos dos años la madures le cayo como anillo al dedo al muchacho. Se había vuelto mucho más alto, hasta al punto que apenas le llegaba al hombro, y seguramente aun le faltaba por crecer. Y ni hablar de su contextura atlética, estaba muy bien en forma por su trabajo de súper héroe, y ese traje de cuero ajustado dejaba poco a la imaginación.

Su rostro atractivo era de ensueño, a pesar que no se lograba ver mucho de sus facciones por la máscara; se podía adivinar fácilmente que era guapo a morir, y ni hablar de esos ojos verdes tan únicos.

Pero lo peor de todo es que todo eso le estaba gustando demasiado, y sencillamente eso no podía ser.

No quería que sus coqueteos le gustaran o la forma en que comenzaba a utilizar su cuerpo para atormentarla.

Porque eso es lo que era, un tormento.

Siempre acababa toda acalorada sin mencionar la vergüenza.

Ya comenzaba a temer que una noche eso se les fuera de las manos, por eso debía frenar al minino.

Para otros, la respuesta sencilla seria correrlo de su habitación o simplemente decirle que no hiciera nunca más semejantes cosas. Pero no podía hacerlo, esos expresivos orbes esmeraldas la tenían hechizada y no podía decirle que no, se le trababa la lengua al punto de tartamudear... Muy parecido a cuando le pasaba con Adrien.

Además era condenadamente débil… debía admitirlo, Chat Noir era difícil de echar de su hogar con esa carita "angelical" que usaba a su favor.

Sin embargo, estaba decidida que todo eso se acababa.

Ya que tenía pánico de meter los sentimientos en medio, porque sabía cuál era la respuesta. Pero aún no estaba preparada para admitirlo, ni siquiera en sus propios pensamientos. Quería tomarse un tiempo para meditar, no había superado al modelo rubio para que otro cayera en su lugar.

Estuvo pensando por bastante tiempo la forma de que el gato se acobardara y dejara ese tipo de juegos en el pasado. Obviamente echarlo de su habitación y decirle que no lo hiciera estaban descartados, y después de meditarlo se le ocurrió una idea algo arriesgada, pero que estaba dispuesta a intentar costara lo que le costara.

Una sonrisa maligna adorno sus labios mirando desde su puesto al héroe que seguía recostado en su cama. Desde esa perspectiva no podía ver más que sus piernas y sus botas, pero ya podía imaginar su reacción.

Tenía un importante punto en su favor. Resulta ser que el chico atrás de la máscara podía resultar un tanto tímido, y no el galante casanova que se hacía llamar.

Lo había descubierto más que todo como Ladybug. Si se acercaba demasiado o utilizaba su coquetería en su contra; se ponía todo nervioso y abrumado.

Ahora su plan consistía en usar fuego contra fuego. Seria atrevida y seduciría un poco al felino para que se acobardara y se diera cuenta por fin que realmente no estaba preparado para eso, y que estaba en un terreno demasiado peligroso para su edad tan hormonal.

Confiaba que eso sería suficiente para ahuyentarlo.

Aunque existía un pequeño problema…

Ella jamás había coqueteado abiertamente con nadie, y ni hablar de seducir.

Cuando le pidió discretamente un consejo a Alya, esta se había carcajeando en su cara, insinuando que no podría seducir ni a una piedra, que era demasiado tímida para si quiera intentarlo.

Eso había lastimado su ego femenino.

Hasta la misma Tikki pensaba algo similar, solo que se lo dijo de una forma más amable.

¿Tan mojigata se veía que ni sus propias amigas tenían fe en ella?

Bueno, por lo menos la pelirroja pensó que estaba de broma y no pregunto a quien quería seducir supuestamente…

Ciertamente tenía sus serias dudas sobre el asunto, preguntándose continuamente si eso no iba a empeorar las cosas o seria ella que se acobardaría a último minuto.

Pero no, lo haría y utilizaría un poco su carácter como Ladybug para lograrlo. Conseguiría que el intrépido minino desistiera de esas ideas tan alocadas.

Pensó detenidamente lo que haría con una sonrisa malvada en sus labios, Hasta su Kwami la miraba con temor.

Ya había pasados dos días y en ese momento se encontraba en su habitación estando a punto de anochecer, faltaba pocas horas para que Chat Noir hiciera acto de presencia.

En algún momento se le había ocurrido comprar ropa más… sensual, pero descarto esa idea porque no quería gastar sus pequeños ahorros en eso, además de que le daba muchísima vergüenza. Simplemente algo se le ocurriría.

Se encerró en el baño y se vistió con una pijama, pero esta consistía en uno short, tan corto, que se asemejaba más a una ropa interior. La camiseta era de tirantes bastante ajustada, y todo el conjunto era de un tono azul claro casi blanco.

Y para completar el cuadro, no se había puesto sujetador…

Se miró en el espejo y se dejó el cabello suelto, y se colocó un poco de brillo en los labios.

—¿Estas segura de esto, Marinette?

La chica observo a su pequeña amiga a través del espejo deteniendo el labial sobre sus labios.

—No—respondió de inmediato, luego cayo en cuenta y sonrió nerviosa—Digo, claro que si, confió que esto tiene que funcionar, Tikki—dijo tragando hondo. En realidad se sentía demasiado ansiosa, y estaba a punto de que lanzaba todo su plan por la borda.

¿En qué rayos estaba pasando?

Ciertamente era tímida hasta la raíz del cabello, y solo el traje de Ladybug podía proporcionarle cierta seguridad.

Suspiro para calmarse y dejar el labial en el lavamanos antes de mirarse al espejo con decisión.

No, ella haría eso y no había marcha atrás, por muy acelerado que estuviera su corazón.

Este gato tonto no iba a ganar más terreno, eso terminaba hoy.

Respiro hondo, y mojo un poco sus manos en el grifo del agua para empapar un poco su camiseta, más específicamente sobre sus senos bajo la curiosa mirada de la Kwami. No tenía pechos grandes, a veces sentía que era bastante pequeña, pero era normal por su baja estatura, además tenía que sentirse orgullosa por su cintura estrecha y caderas amplias y buenos glúteos. Eso le había dicho Alya hace algún tiempo cuando comenzó a sentirse cohibida con su propio cuerpo.

Al finalizar su cometido, salió del baño con determinación, la barbilla en alto y una sonrisa en los labios. Tikki ya se había escondido, la habitación estaba casi totalmente a oscuras, lo único que iluminaba era la luz de la luna que entraba por la pequeña ventana.

No tuvo que esperar demasiado, Chat Noir llego al poco rato por la escotilla, cayendo perfectamente en la cama con toda la elegancia felina. Escrutando la habitación algo confuso por encontrarla en penumbras.

Marinette sonrió ampliamente mientras se armaba de valor.

Había llegado el momento.

—Oh Chat que bueno que llegas—murmuro suavemente entre las sombras cerca de su escritorio.

—¿Princess? ¿Por qué esta todo a oscuras?—pregunto bajando lentamente las escaleras.

Ella sabía que podía verla con demasiada facilidad por su habilidad de visión nocturna, pero por ahora él estaba enfocado en descubrir porque había apagado todas las luces, cuando normalmente a esa hora aún se mantenía ocupada en alguna tarea o algún diseño.

Esta era su oportunidad.

—Pues… solo quería que el ambiente fuera acto para nosotros.

Las orejas de Chat se irguieron mientras fruncía el ceño.

—¿Qué?

Entonces ella aprovecho justo en el momento que el termino de bajar las escaleras par abalanzarse contra él y empujarlo contra la pared, ganándose una mirada totalmente incrédula del muchacho.

Sonrió para sí misma aun con sus manos en su fuerte pecho. El rubio tenia ambas manos a los costados pegadas a la pared, estando claramente atontado y confuso por ese repentino cambio de aptitud.

—¿Princess?—murmuro aun sin comprender la situación.

—Solo quería jugar un poco también, Minou—dijo viendo como él posaba sus gatunos ojos en su vestimenta.

Él no pudo apartar la mirada de su pecho, la tela estaba húmeda y se volvía algo transparente. El contorno de sus senos eran perfectamente redondeados, justo el tamaño que le gustaba, como si estuviera echa para él. Pero lo que causo que sintiera calor en todas partes era sus pezones que se encontraban erectos por la humedad, provocándole unas inmensas ganas de saborearlos y apartar aquella tela para verlos bajo el brillo de la luz de la luna.

—¿J-Jugar?—balbuceo aturdido sin apartar los ojos de esos motes.

Marinette casi podía morir apenada. Jamás nadie la había mirado con aquella intensidad, pero al mismo tiempo se sentía triunfadora, estaba consiguiendo lo que quería. El minino se estaba poniendo nervioso y su falta de reacción era simplemente perfecta. Mentiría si dijera que ella no estaba nerviosa o que las ansias amenazaban con hacerla retroceder, jamás había hecho algo ni remotamente semejante.

Estaba demasiado tentada a llamar a Tikki y transformase, pero controlo muy bien sus impulsos.

Pero debía avanzar rápido sin darle tiempo a procesar nada.

—Así es… jugar, como lo has estado haciendo conmigo.

Y antes de decir nada más, llevo sus dedos al cascabel, rezando internamente para que funcionara. Y al jalar hacia abajo; el traje comenzó abrirse dejando al héroe totalmente perplejo, y ella no pudo evitar morderse el labio inferior, sintiéndose victoriosa.

Cuando el cascabel alcanzo el tope de su cinturón, miro sin aliento toda esa piel leonada. Esos músculos bien definidos que le secaron la boca al instante. Parpadeo un par de veces antes de recorrer toda esa delicia con sus manos, sintiéndolo temblar bajo sus dedos.

—Marinete… ¿Q-Qué haces?

Dios, se sentía tan bien bajo sus manos. Con una sonrisa y sin intenciones de responderle, se colocó de puntillas para acercar sus labios a su cuello, donde su cabello rubio un poco más largo acariciaba su piel.

Comenzó a dejar besos húmedos, pasando tímidamente su lengua saboreando su piel… y motivada por los suspiros que dejaba salir el fenilo; mordió levemente arrancándole un ligero gruñido.

Las manos de Chat cobraron vida, posicionándose en su cadera para apretarla contra él. Pero ella al percatarse de sus intenciones, tomo sus muñecas y las pego nuevamente contra la pared aun sin despegar sus labios de su cuello, que ahora bajaba lentamente hasta su clavícula.

Sintiendo un poco más de valor, apretó sus senos contra su pecho al igual que el resto de su cuerpo.

Él se tensó notoriamente.

—Shhh, Chaton, tu no participaras esta vez—le susurro mirándolo, disfrutando ver como debajo del antifaz se podía adivinar un tono carmesí adornando sus mejillas, sus ojos estaban un poco más dilatados y se mordía el labio inferior con sus colmillos. Curiosamente él no oponía resistencia, cuando obviamente era mucho más fuerte que ella.

—M-Marinette…

¿Ahora era solo Marinette? ¿Ya no era Princess?

Sonrió más para sí misma, estaba funcionando, el gatito estaba perdiendo seguridad.

—¿Si?—dijo inocentemente mientras frotaba intencionalmente sus senos ganándose otro nuevo gruñido de su parte. Hasta ella misma se estremeció.

No debía tardar demasiado, ella misma se sentía en llamas, y con un calor curioso que se estaba estableciendo entre sus piernas al igual que un cosquilleo.

Esto le estaba gustando demasiado.

—Yo…

Pero ella lo acallo colocándose aún más de puntillas para alcanzar sus labios, pero no lo beso inmediatamente. En cambio, sus bocas se rozaban ligeramente mientras aun sus ojos se mantenían bien abiertos. Subió sus dedos hasta sus hombros; donde aparto un poco el traje para descubrir más de esa piel ligeramente bronceada, al mismo tiempo que mordía juguetonamente su labio inferior, sintiéndolo estremecerse.

Pero necesitaba un poco más… Así que su derecha bajo lentamente por su pecho, por aquellos abdominales dignos de una tableta de chocolate hasta pasar el cinturón. Sus dedos temblaban presa de los nervios, queriendo huir y continuar al mismo tiempo. Pero no iba a dejar que la voluntad se le escapara y retroceder como una cobarde.

Ella podía con eso.

Era la mismísima Ladybug.

Los ojos de Chat se ampliaron aún más viendo claramente cuáles eran sus intenciones, trago realmente pesado cuando ella se separó de sus labios para ver su expresión en el momento que se acercaba más a su objetivo.

—Marinete… para yo...

Lo dijo con una voz totalmente ronca que hizo que el bello de su nuca se erizara. Pero no iba a parar, solo un poco más y por fin en la detendría totalmente escandalizado, diciéndole que eso estaba mal y que ahora veía sus errores.

—Solo tengo curiosidad, Minou.

Y con esas palabras llego donde claramente la erección del muchacho se marcaba debajo del traje. Su propio corazón salto desbocado al sentir la calidez y la dureza. Ella misma tembló y ahogo un gemido cuando froto levemente con la palma de su mano, explorando su longitud, arrancándole un gruñido más profundo al rubio al mismo tiempo que él cerraba fuertemente los ojos.

Santo cielo...

Chat Noir definitivamente ya no era ningún niño.

Ella misma se sentía muy pequeña y… deseosa.

Definitivamente era el momento de terminar con todo eso o perdería la cabeza.

Pero al parecer, esos no eran los planes de Chat.

Marinette jadeo sorprendida cuando en un rápido movimiento se vio estampada contra la pared con las muñecas aprisionadas por encima de su cabeza por una fuerte mano. Parpadeo confusa, viendo los dilatados ojos de su compañero, esas pupilas gatunas tan alargadas que le daban un aspecto bastante salvaje.

La respiración de él era tan acelerada como la propia. Estaba un poco inclinado hacia ella para poder mirarla a los ojos de cerca.

Podía oler su fragancia masculina, a cuero y sándalo.

—Chat…

Él no la dejo terminar, apoderándose de sus labios en un beso intenso, dejándola tan sorprendida que un gemido quedo ahogado en su garganta.

Algo en su cerebro se desconectó al sentir como el amoldaba su cuerpo al suyo aprisionándola aún más contra la pared, sintiéndolo cálido y aquella erección que se apretaba en su cadera la estaba haciendo delirar.

Aun así Chat no la soltó, pero la mano que se encontraba en su mejilla viajo hacia abajo donde se escurrió entre su húmeda camiseta para tocar así su seno izquierdo sin esa estorbosa tela de promedio.

Gimió al sentir frotar su pezón y masajear su carne sensible, sentía algunos pinchazos producto de sus garras, pero nada que no fuera absolutamente placentero. El héroe aprovecho la oportunidad para introducir su lengua en la perfecta boca femenina y saquearla con hambre, una lucha de voluntad en una apasionada danza de lenguas.

Marinette arqueo la espalda cuando él pellizco su pezón al mismo tiempo que frotaba su caderas contra ella.

¡Que delicioso se sentía!

Pero mientras sus bocas se devoraban, cayó repentinamente en cuenta de las circunstancias. Reacciono al momento en que los labios del felino comenzaron a descender.

¡No!

¡Esto estaba totalmente fuera de control!

Tenían que parar o realmente iban a cometer una locura.

Ese gato aprovechado no se iba a salir con la suya, no esta vez.

Con toda la fuerza de voluntad que pudo reunir, pudo zafarse de aquellas garras que la mantenían prisionera sin mucha dificultad, ya que su agarre no era demasiado firme.

Sostuvo suevamente el rostro masculino entre sus manos para apartarla de su cuello, aunque su propio cuerpo protesto, queriendo más de aquellas caricias.

Cuando miro esos ojos esmeraldas se quiso morir, había tanto deseo en ellos. El pulso estaba como loco saltado en sus venas, sus terminaciones nerviosas estaban alborotadas, y la intensa necesidad de que él la tocara en todas partes aún seguía presente y latente, quemándola cada vez más.

Pero a pesar de todo se obligó a sonreír.

—El juego termino, Minou.

Chat parpadeo y frunció el ceño demasiado aturdido como para comprender. Marinette lo empujo levemente para que se apartara.

Ella se acomodó la camiseta rezando que el fuerte sonrojo no se notara demasiado en sus mejillas.

—Bye, Chat, que pases buenas noches—dijo con una enorme sonrisa.

—¿Qué?

Sus orejas gatunas se movieron graciosamente obviamente confundido.

Ella lo hizo girarse de espalda y le dio unas palmaditas y empujones para que se dirigiera a las escaleras.

Aun así él puso algo de resistencia a sus pasos—Pero, Princess nosotros…

—Solo no vuelvas a jugar conmigo de esa manera, Minou—le corto de pronto—Porque si no… acabaras con tu pelaje chamuscado—le susurro muy cerca de su oreja produciendo un nuevo estremecimiento al cuerpo del joven.

—Pero…

No supo cómo, pero Marinette logro llevarlo a su cama y le abrió la trampilla, ella estaba tan fresca y relajada, como si nada hubiera pasado. Y él seguía encendido y con las hormonas alborotadas.

—Marinette yo…

—Shh minino, no hay nada más que decir, ten buen viaje—dijo dándole una leve despedida con la mano.

El solo un largo y profundo suspiro mientras sus hombros caían y aceptaba irse finalmente.

Marinette cerró la trampilla momentos después de que el héroe se fuera. Respiro realmente aliviada mientras se dejaba caer en la cama aun con su corazón bombeando como loco en su pecho.

Llevo temblorosamente sus manos al rostro donde lo sentía literalmente ardiendo, rememorando una y otra vez lo que sucedió hacia un par de minutos. Jamás pensó que Chat le daría la vuelta de esa forma tan sorpresiva. Era cierto que se había vuelto tímido y fuera de sí al principio, como si no fuera a creer lo que sucedía, que la pequeña Marinette lo haya seducido y tocado de esa manera.

Ciertamente había disfrutado mucho ver su expresión, hasta pensó que él iba a salir finalmente huyendo. Porque vamos, tenía la leve sospecha que su gatito era tan virgen como lo era ella a sus diecisiete años.

Hasta que le volteo la partida.

Trago hondo al sentir como aun sentía calor por todo el cuerpo, juraba que aun podía sentir sus garras paseando por su piel hasta su pecho.

De solo imaginar que la hubiera tocado con los labios la hacían temblar.

¡Ya basta!

Esto fue para que él no la tocara más, no para que alimentar su imaginación y aumentar sus ganas por él.

Al final tuvo que echar a Chat prácticamente a patadas, fingiendo una sonrisa cuando en realidad quería abalanzarse nuevamente contra esos labios y terminar lo que habían empezado.

Pero si tenía suerte, él no volvería hacer nada de eso. Según tenía entendido, él estaba enamorado de Ladybug y no llegaría tan lejos con Marinette a pesar que eran la misma persona, y obviamente él no lo sabía.

Y si era fiel a sus sentimientos dejaría las cosas como estaban.

Sonrió, al decir verdad su plan no había salido tan mal. Eso quizás lo asustaría, porque sabía que ella podría voltearle rápidamente la situación, ahora sabía que tenía el poder para hacerlo y se sentía jodidamente poderosa.

Aunque no se sentía capaz de seducir a nadie más aparte de él. Sabia porque, pero jamás lo admitirá en voz alta, aún era demasiado pronto para eso.

Se preparó para dormir esperando que sus sueños fueran más tranquilos y que ningún gato se interpusiera en su descanso.

Pero lo que la joven chica no sabía, era que cierto súper héroe aun permanecía en el techo de una de las casas próxima de su hogar, observando su habitación. Con su cola moviéndose depredadoramente y en sus labios había una sonrisa que dejaba a relucir sus colmillos.

Definitivamente lo había incentivado aún más.

Pobre princesa.

Le había dado un motivo más para desear que cayera finalmente entre sus garras.

¿Continuara?


Creo que es mi primer One-Shot tan corto xD Pero me obligue a mi misma a no irme por las ramas e ir directamente al grano jaja

Finalmente espero que les haya gustado, el próximo fanfic que subiré sera también un One-Shot pero Brichat y con otra categoría.

¡Nos veremos en la próxima Historia!

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