N/A: otro proyecto! En este voy a hacer un gran cambio de edades y personalidades, más abajo se los aclararé bien. Ahora solo les digo: Muchas gracias por la gente que leyó La vida de Amu Hinamori y a la que la comentó igual, muchas gracias de verdad.
En esta nueva historia va a haber mucha perversión, cosas así, no se si ustedes me entienden...
En fin, las edades:
Ikuto: 20.
Kukai: 19.
Lulu: 18.
Tadase: 17.
Utau: 16.
Nagihiko: 15.
Nashihiko: 15.
Rima: 14.
Yaya: 13.
Amu: 11.
Ami no va a aparecer en este fic, me parece muy chica para lo que después viene.
Este va a ser un lolicon, así que al que no le gusta este tipo de historias no la lea. Para los que no entienden, el significado de lolicon: relación niña x adulto. Es un amuto así que les debería dar igual esto
Los personajes de Shugo Chara no son míos etc.
Capítulo 1.
Pov' Amu.
Por fin era el día, hoy me llevarían al parque de diversiones, queda un poco lejos pero no es nada si tienes una camioneta 4x4, iríamos mi mami, papi y mi hermanito, al cual quiero mucho.
– ¡Hoy será un día grandioso! – exclamé desperezándome como un gatito – Me tengo que poner linda si voy a salir – me fregué los ojos con mis puños, me saqué las lagañas y fui directo a buscar ropa linda en mi ropero, el cual es gigante, todo con una gran sonrisa.
– Voy a elegir esto, esto y esto – cogí ropa y fui a mi baño privado.
Me bañé y vestí lo más rápido que pude, iba tardando mucho. A las 16:00 Hs. Me tenía que ir con my familia, y eran las 15:51 Hs. O al menos eso decía mi reloj de mesa. Peiné mi sedosa cabellera rosa y me puse la ropa que había elegido antes. Era una remera celeste con unas palabras que decían "I Love You" en rojo, un jeans ajustado y unas deportivas negras con azul.
– ¡Estoy lista! – pegué un brinquito por la emoción.
Agarré una cartera que había preparado anoche y salí de mi cuarto. Bajé la escalera y fui a la sala, ahí me encontré a mí familia esperándome.
– Ya te estabas tardando enana – me acarició la cabeza mi hermanito, yo hice un puchero y le saqué una risilla.
– ¡Oye!, no me digas enana – le pegué un puñetazo en el brazo.
– Bueno, bueno – se sobó el lugar afectado.
– Chico, vámonos que a las seis ya tenemos que estar acá, me llamaron por una reunión en el trabajo y no puedo falta – refunfuñó papá.
– ¡Pero papá, dijiste que hoy tenías el día entero libre! – me puse roja de la ira.
– Si, yo dije eso, pero hoy me llamaron diciendo que hay que cerrar un trato con alguien de mucha plata y vos sabes muy bien que no puedo faltar en los días que hay reuniones para cerrar tratos – me cayó serio y cortante, como siempre.
– Amu, ve con tu hermano y suban al auto que yo hablo con tu padre – dijo mamá enojada.
– Si – murmuré a punto de empezar a llorar.
– Vamos Amu – me susurró mi hermano.
Subimos a la parte trasera de la camioneta y esperamos a nuestros padres en total silencio. Estas peleas siempre arruinan mis días. Llegaron y arrancaron la camioneta en silencio.
Algo en mi interior me decía que pasáramos el día en casa, que pasaría algo que me quedaría marcado en mi memoria, pero no le hice caso.
Cansada de mirar mis zapatillas elevé mi vista y noté que la autopista, el día de hoy, estaba bastante concurrida; miré hacia la dirección en que estaban mis padres y delante de nosotros era lo mismo, había una larga fila de autos, camiones, colectivos, etc.
– Amu, ¿Pasa algo? – me preguntó mi hermano al verme angustiada.
– Tengo...un mal presentimiento...es todo – le expliqué asustada.
– Ya, no va a pasar nad-... – la 4x4 de repente patinó e hizo que nos cayéramos, me paré como pude ya que no dejaba de patinar y vi que delante de nosotros hubo un choque a gran escala.
– ¡¿Qué mierda pasa?! – gritó mi hermanito.
– ¡Hubo un choque en cadena delante de nosotros! – le grité lo más fuerte que pude ya que el ruido de las llantas de la gente intentando frenar sus vehículos era demasiado.
– ¡Amu, agáchate! – me agarró la cabeza e hizo que me cayera.
– ¡Mamá, Papá! – grité al mirar hacia delante, ellos voltearon con lágrimas en sus ojos y mejillas y nos sonrieron, luego dijeron algo que no alcancé a oír porque todo se volvió negro.
Desperté y noté un peso encima de mí, era mi hermano...
– Hermano – lo empujé y lo que vi me traumó y creo que de por vida.
Sangre por todos lados. Miré hacia donde deberían estar mis padres y muchas lágrimas se agolparon en mis ojos. Mi mamá tenía un fierro cruzado en el cuello y este mismo pasaba por la frente de papá, sus ojos estaban abiertos y se notaban restos de lágrimas: tenían los rostros despedazados y rojos. Ya el cabello de mami no era el de antes.
– ¡No mires, Amu! – me tapó los ojos mi único familiar vivo.
Debo de aclarar que mis padres no tienen papis, ni hermanos, ni demás familiares; mi hermanito y yo somos, o éramos, su familia.
Por cierto, mi hermanito tiene 17 años, se llama Tadase.
– ¿Mamá y papá van a estar bien? – dije a punto de largarme a llorar.
– No Amu, no están bien...pero ahora deberían estar en un lugar mejor – me abrazó con desesperación.
Ambos nos pusimos a llorar en silencio. La agonía, la desesperación, la tristeza, el dolor, la pena, todos eran sentimientos que nos consumían.
– Oigan, ¿Están bien? – susurró un hombre feo al costado de la camioneta, o lo que quedaba de la camioneta.
– ¿Quién es usted? – dijo Tadase.
– Alguien...salgan rápido de la camioneta y síganme, digo...antes de que estalle en más de mil pedazos – no muy convencidos lo seguimos a una casita cercana, algo sucia y abandonada.
Miré a Tadase y lo noté sucio y con sangre. Me miré a mí misma y estaba igual o peor que él, al estar más cerca de mis padres cayó más sangre en mí que en mi hermano.
– ¿A dónde vamos, señor? – le pregunté tímidamente, él me miró admirado, no de la buena manera, y con sorna.
– Ah, además de guapa es respetuosa – susurró para que no lo escucháramos, yo sí alcancé a oírlo hablar – Pues, vamos a una casita que tengo un poco cerca de acá – intentó parecer amable.
– Bueno... – suspiré.
Caminamos un poco más y llegamos a una casa bastante grande, una mansión en mal estado: abandonada.
– Pasen, están es su casa – me miró de mala forma, digo por no decir: de mala manera.
– Muchas gracias, señor... – dijo Tadase.
– ¡Ah!, no me he presentado...mi nombre es Hikari, Natsumoto Hikari – le tendió la mano a mi acompañante.
– Muchas gracias señor Natsumoto – le sonrió.
– Dígame Hikari, estamos en confianza – rieron, aunque el señor lo fingía.
– Mi nombre es Tadase Hinamori – se dieron la mano, luego me miraron – Y esta preciosura de hermana que tengo... – me alzó a hupa – Ella es Amu Hinamori, mi hermanita menor – me sonrió.
– Así que son hijos de los millonarios Hinamori – nos sonrió con auto-suficiencia.
– Extraño a mamá, Tadase – le susurré en el oído con tristeza.
– Yo también pero no podemos hacer nada – me miró afligido, yo bajé la cabeza.
– Vengan, los llevaré a un baño para que se limpien bien...justo esta noche tengo un gran evento, así que necesito que se arreglen, ¿Me escucharon? – nos miró con severidad.
– Si, no hay problema – dijo Tadase.
Tadase tiene un gran problema, él confía plenamente en los desconocidos y nunca nota las miradas malas; somos muy diferentes.
– Señor... – se acercó a nosotros muy mujer con muy poca ropa.
– Si, Ai – la miró furioso.
– Ellos son los nuevos, ¿No? – no se dejó intimidar por él.
– Si, ¿Y qué? – se hizo el desinteresado.
– ¿No son muy chicos?, bueno, solo la niña – examinó de pies a cabeza a Tadase.
– No me interesa, aléjate de acá – la echó sin delicadeza alguna, ella se fue sin esperar nada más – Ustedes, síganme – con miedo lo seguimos.
Yo ya tenía una idea del lugar en el que, este señor, nos había traído.
Llegamos a un cuarto y nos encerró allí bajo llave.
– Bueno... – suspiró Tadase, yo lo miré furiosa.
– ¡Nos metiste en un prostíbulo! – le eché en cara, el quedó perplejo.
– ¡¿Qué?! – se asustó.
– O capaz que en una venta de esclavos – razoné – Últimamente decían que esas ventas eran muy famosas y que, gracias a sus contactos, no los podían meter presos – le aclaré.
– ¡¿Y por qué no me dijiste?! – me gritó.
– ¡Pensé que te darías cuenta! – Le grité – Ahora hay que hacerle caso en todo – suspiré rendida – Dale, métete a bañar ahí, yo espero – me senté en una cama.
– Muy bien – se adentró en un cuarto más de ahí.
Pasaron unos minutos y salió Tadase con otra ropa nueva. Una camisa blanca, un jeans azul y unas zapatillas blancas. Me adentré en el mismo cuarto, me bañe y me puse unas ropas que allí había: una blusa, hasta el ombligo, blanca con el signo de la paz en negro, una pollera bastante corta, cinco dedos, gordos, arriba de la rodilla y unas deportivas grises, salí del baño y Tadase me examinó.
– Parezco una niña loli, ¿Cierto? – me crucé de brazos.
– Si – se sentó en la cama, yo hice lo mismo.
Pasaron unas horas, ya era de noche y en el piso inferior se oía un gran alboroto. De repente el ruido de la llave entrando en la cerradura no alejó de nuestra ensoñación.
– ¡Vaya!, esas prendas les quedaron estupendas – me escaneó descaradamente.
– ¡Déjela! – Tadase se puso en frente mío.
– Muy bien, solo les comunico...que están en un local de transfusión de esclavos, mí local de transfusión, ¿Entendieron?...no quiero ningún error esta noche, hoy viene un gran amigo y comprador, es mi cliente favorito – se fue bien terminó de pronunciar esas palabras.
– ¡Perdóname hermanita! – me abrazó de improvisto, Tadase.
– M-me as-asfixias – le dije intentando separarme de él.
– Perdón – me respondió separándose de mí apenado.
– No pasa nada, ahora dime... ¿Qué hacemos? – le pregunté algo asustada al pensar en la palabra esclava.
– No sé, esperemos a ver si nos compran juntos y si nuestro "Amo" es malo, nos fugamos de él, ¿Quiéres? – me abrazó nuevamente, con la diferencia de que esta ves fue suave.
– Me sorprendiste esta ves Tadase, me gusta tu idea, la haremos – le devolví el abrazó.
– ¡Chicos, nos vamos! – dijo Hikari entrando al cuarto precipitadamente, haciendo que rompiéramos el abrazo de golpe.
Rápidamente hizo que lo siguiéramos. Pasamos por varios cuartos y nos detuvimos en una puerta bastante grande.
– Detrás de esta puerta hay muchas personas, así que no se separen de mí o los violarían...es mentira, pero lo que dije no se aleja mucho de la realidad – me miró a mí principalmente al hablar.
– Bueno... – suspiramos mi hermano y yo.
Entramos a aquella sala y era enorme el lugar. El hombre se rió de mi expresión pero, en serio, quien no se sorprendería con un salón más o menos del tamaño de una mansión. De toda la casa, este salón era el lugar más limpio e iluminado. A paso apurado, fuimos a la otra punta de esta sala, hasta un escenario, ahí hizo que nosotros nos quedáramos quietos, al lado izquierdo del gran escenario.
– Chicos, cuando yo los llame ustedes suben al escenario y se paran en donde hay una equis, ¿Entendieron? – dijo Hikari algo emocionado y ansioso.
– Si... – volvimos a suspirar Tadase y yo.
Di una mirada rápida a aquel lugar y noté muchas miradas puestas en nosotros dos, en especial lujuriosas, eso, de verdad, incomodó. Los miré a todos a los ojos, mostrando mi fuerza de voluntad y de valor para que sepan que yo no soy una niñita llorona y asustadiza. Pero al mirar a todos a los ojos solo una hizo, que me detuviera en ella, esta se volteó a otro lado, ¿Por qué lo hice? Aún no lo sé, capaz que lo hice al ver que no solo la lujuria ocupaba lugar en sus ojos, capaz que al ver que se notaba la preocupación, la pena, la duda y la rabia en su mirada hizo que me fijara en él. Pelo color azulado al igual que sus ojos solo que eran de un tono zafiro, su vestimenta hacia notar su elegancia y una imagen de "Play-Boy", vestía una camisa con los dos primeros botones abiertos eso que dejaba a la vista un tórax bien esculpido, su jeans azul se notaba que apretaba pero parecía no sentirlo, su rostro parecía inocente pero desprendía una sensación de querer decir "Oye, tengamos sexo y diviértete", creo que al notarse observado volteó y me miró, sonrió raro y me guiñó un ojo, yo me sonroje furiosamente en eso rió y volteó al escenario aún riendo.
– ¡Señores y Señoras! – Gritó Hikari delante de un micrófono llamando la atención de todos los presentes – ¡Hoy les tengo nueva mercancía, bien fresca, como a ustedes les gusta y al final hay una novedad, la más reciente! – todos aplaudieron con fervor – ¡Muy bien, sube Verónica! – en eso una chica de unos 16 años subió y se dirigió directo a la equis, era bastante linda, pelo azabache como sus ojos, buen cuerpo, etc. – ¡Cuánto ofrecen por ella, se empieza desde 5.000 dólares! – Bien, eso si me sorprendió, era muy cara, al ratito muchos hombres levantaron las manos y gritaban precios más elevados – ¡Vendida al de 20.000 mil dólares! – aplaudió y un hombre medio gordo y calvo se levantó de su asiento y se acercó al escenario, la agarró de la muñeca con más fuerza de la necesaria y se la llevó, la pobre no hacía nada más que derramar lágrimas en silencio.
Así pasaron chicas y chicos, más o menos de esa edad, creo que yo era la más chica de ese lugar.
– ¡Y ahora el premio mayor! – todos gritaron muy fuerte, tanto que casi se me revientan los tímpanos.
– Amu – me dijo en un susurro Tadase – Pase lo que pase...te quiero mucho – me sonrió con tristeza.
– No digas eso bobo y yo también te quiero – le sonreí segura de mí misma aunque por dentro temblaba como gelatina.
– ¡Ellos son Tadase y Amu Hinamori! – gritó nuevamente, todos lo miraban de manera sorprendida y ansiosa.
Ahora solo una pregunta se ubicaba en mi cabeza... ¿Qué nos deparará el futuro a Tadase y a mí?...
Fin Pov' Amu.
N/A: este es bastante largo a comparación de los otros, es que sería el capítulo uno y la introducción todo junto, como verán, cambié tanto las personalidades de Amu y de Tadase como las edades...bueno, sin más que decir, me despido humildemente: nos leemos en el siguiente capítulo :3
