¡Hola a todos! ¿Cómo están? Aprovechando el internet del parque cerca de mi casa, aquí les traigo un drabble que hoy escribí. Es un poco absurdo y raro, pero con un poco de humor para iniciar la semana. Ojalá les guste.

¡Saludos!

Vicka.

P.d: Los personajes no me pertenecen... Pero la historia sí. XD.


Un pequeño favor.

Clyde se acercó a la mesa de la cafetería donde estaban los bullies; estaba temblando de miedo, pero más que dispuesto a cumplir la misión que se había autoimpuesto.

- Vaya, vaya, vaya, ¡miren qué tenemos aquí! – llamó la atención Trent Boyett, el líder del trío - ¡Al amante de los tacos!

- ¿Qué hay, enano? – le inquirió Mark "Romper" Stomper con sarcasmo - ¿Vienes a regalarnos un poco de tu dinero?

- Uhmmm … - titubeó el chico Donovan al principio.

- Habla o lárgate – le dijo Josh.

Clyde se acercó a Josh y le susurró un par de palabras en el oído.

Josh abrió los ojos de par en par y, volviéndose hacia Clyde, le preguntó:

- ¿Es una broma?

- Errr… N-no, Josh. N-no lo es.

- Oh… Ven.

Josh y Clyde se fueron de la cafetería ante la mirada de extrañeza de Trent y de Mark así como del Team Craig.

- ¿Qué coño está pasando? – inquirió Craig.

- ¿Por qué Clyde fue con ustedes? – añadió Token

- No tenemos ni la más remota idea – contestó Mark.

Una hora después, en la clase de Biología, Josh entró al salón con una nota del señor Mackey para la profesora y una nota de justificación por parte de Clyde. Al sentarse junto a Trent, éste y Mark le preguntaron:

- Cabrón, ¿qué pasó? ¿Dónde está Donovan?

- Está en la bodega de la biblioteca – replicó el Meyers con calma mientras abría su libro y empezaba a leer la lección del día.

- ¿En la bodega? – preguntó Mark muy extrañado - ¿Qué hace ahí?

- Durmiendo.

- ¿Durmiendo? – intervino Token - Josh, no creo que alguien esté durmiendo en la biblioteca así como así. ¿Qué le hiciste?... ¿Y por qué hueles a desodorante de caballero?

Solamente le hice un pequeño favor a cambio de otro que me cobraré a la hora de la salida. Lo del desodorante no es de la incumbencia de nadie.

A la hora de la salida, un adormilado Clyde se acercó a un Josh campante y, con un beso de piquito en los labios, se fue con él a la casa del mayor. Todos, asombrados, comprendieron cuál fue el favor que Clyde le pidió a Meyers.

- Debí haberlo adivinado – comentó Trent.

- Todos debimos haberlo adivinado – intervino Token -. A Clyde le gustaba Josh desde antes y viceversa. Era obvio que en algún momento esos dos solucionarían su tensión sexual.

Los demás no pudieron estar más de acuerdo.