NOCHES EN SEDA ROJA

Cap.1 MUDANZA

Lo vi cuando llegó al lujoso pent house de New York, era en verdad un adonis andante. El sueño de cualquier mujer. La perfección de su rostro que combinaba a la perfección con ese cuerpo musculoso sin ser exagerado, pero perfecto en su totalidad. Ni aún la mejor escultura podía competir en hermosura con él.

Llevaba puesto un jeans negro entallado, con una camisa color rojo sangre, abierta a medio pecho que hacia las delicias de las féminas. Sabedor de sus encantos, y de la gracia con la que se movía, parecía un ángel. Algo totalmente irreal, al sonreír una deslumbrante y destellante sonrisa mostraba su perfecta dentadura, una muñequera de cuero negro estaba en su antebrazo derecho mientras en el izquierdo un Rolex de oro destellaba alegremente. Mientras en la otra mano en su dedo índice un precioso anillo con una esmeralda de regio corte lanzaba destellos hacia las paredes.

Era el momento en que casi todas las mujeres del elegante y caro edificio salían "por casualidad" al súper, a preguntar la hora a la vecina, e incluso una llegó a regar una planta artificial que tenia a un lado de su puerta. Todo era valido con tal de ver a Edward Cullen. El hombre más guapo que jamás se hubiera visto.

Él sólo sonrió ante el efecto que causaba en las mujeres, estaba más que acostumbrado y sabia que podía hacer lo que se le diera la gana con ellas.

Por eso, había elegido ese camino. Por eso le gustaba tanto su vida. El no era cualquier hombre, era sin lugar a dudas el mas afortunado de todos por ser perfecto.

Él podía darse cualquier lujo, como el que acababa de darse. Irse a Europa tres meses, en calidad de premio. Si un premio, porque Edward Cullen era un amante sin igual. Ninguna mujer jamás se ha quejado de que él no haya respondido como debía, por el contrario, superaba con creces las expectativas femeninas. Y tal vez eso se debía en gran parte a que a parte de ser un gigoló, sólo aceptaba mujeres que le gustaran. No falto quien quiso pagar una fortuna por una noche de placer con él. Pero si no le gustaba la mujer no había trato. No importaba que tanto pudiera ofrecer. Él jamás se acostaba con quien no le gustara.

Todo esto lo supe por mi amiga Denisse quien vivía en el apartamento del fondo y yo había tomado el pent house de enfrente, o sea que seria su vecina más próxima.

Cuando iba con mis cosas saliendo del elevador, una cajita de cristal se tambaleó y cayó, solté un gemido esperando escuchar el tintinear del vidrio al romperse, pero no fue así.

Edward Cullen la había sostenido a tiempo y estaba ahora frente a mi, sus esmeraldas se posaron en mi, mientras contuve un jadeo de la impresión, todo lo que había escuchado se había quedado cortó. Era imposiblemente guapo.

-Cuidado, es muy hermosa para que se rompa-me quedé con la boca abierta mientras yo salía y él entraba y me regaló una picara sonrisa. Su voz era una caricia al oído. Entré a mi Pent House completamente alucinada con él.


Este Edward es un hermoso Gigoló y quien no quisiera tener dinero para pasar una noche con él, en especial con su don. Jejeje, pero en fin veremos que sucede, ahora que sabe que hay nueva inquilina.

Ya saben que sus reviews alegran mi vida, por fin comenten, que no les toma mas de un minuto, ya saben que uno esta abierto a sugerencias y ya veremos que se mejora ó corrige.

besos

Bella Cullen H.