Una nueva oportunidad

Capítulo 1: Primer encuentro

-Solo piensal… Bueno entonces nos vemos esta noche... si... ok... te amo...bye.

Eso fue lo primero que escuchó Eriol Hiraguizawa al entrar a la oficina de bienes raíces Li, la voz aterciopela y suave de una mujer despidiéndose de su pareja. Cruzo el pasillo, la mujer en realidad tenía un tono de voz bastante alto y poco le ayudaba el hecho de que no hubieran muchas personas en la oficina a esa hora, pues aparte del portero y una señora aseando el piso solo vio al par de recepcionistas antes de que una de ellas lo dirigiera a la oficina de la doctora Li, genio en el ámbito de los negocios e inversiones inmobiliarias.

Supo por su amigo Kaji que ese era el lugar para ir si se quería adquirir un buen lugar a buen precio, aunque no es que él necesitara ahorrar o lo que sea pero no era un niño rico despilfarrador, y ya ni niño era, tenía 27 años y ya manejaba la compañía de su familia, su padre le había cedido el mando hacía poco más de tres años, al principio se sentía un inexperto pero pronto tomo las riendas del negocio textil Hiraguizawa y lo había llevado a nuevas industrias y campos, por lo que él y su familia se sentían orgullosos de lo que habían logrado.

La recepcionista golpeo la puerta pero no hubo respuesta alguna, así que entró a la oficina, Eriol pudo ver a la hermosa mujer de cabello negro, tez blanca, unos lentes sin marco y ojos… rojos; un extraño color pero a ella le quedaban muy bien. De pronto una voz lo llamó detrás de él.

-¿Señor Hiraguizawa? –le preguntaron.

-Si –dijo mientras volteaba el rostro, otra hermosa mujer estaba frente a sus ojos, esta vez la chica tenía ojos verdes, la piel un poco más oscura que la mujer en la oficina y tenía un rostro alegre, se notaba que era una persona feliz, perfecta para algún anuncio, eso lo hizo sonreír pues la chica por esa felicidad y jovialidad se veía más joven de lo que seguramente era, pues pensaba que debía tener entre 23 y 24 años (imposible que fuera mayor) pero esa sonrisa la hacía parecer de 17, una colegiala, volvió a reír. La chica se extraño por su chiste personal así que él volvió a su expresión regular, la que todos conocían; su cara seria.

-¿En qué le puedo ayudar?

La chica se rió.

–Creo que la que lo va a ayudar soy yo señor Hiraguizawa, Kinomoto Sakura, sígame por favor –le dijo la amable chica.

-Disculpe pero tengo una cita con Li Meiling –refutó el inglés algo confundido.

-Si lo sé, pero desafortunadamente Meiling no lo puede atender ahora, así que me encargó atenderlo, no se preocupe yo soy la mejor vendedora de la compañía y Meiling me recomendó mucho que lo atendiera debidamente, así que acompáñeme y le mostraré el catálogo con los mejores lugares disponibles.

-Pero mi cita era con la señorita Li –volvió a decir, la verdad no le gustaba que cambiaran los planes a última hora y mucho menos sin avisarle nada.

-Sí pero como le digo ella no puede atenderlo.

-Me parece una falta de respeto ¿cómo es que cambia la cita sin avisarme previamente? Esto es un insulto contra mí.

Sakura vio el malestar del hombre e intentó calmarlo.

-Por favor señor Hiraguizawa, no se moleste la verdad Meiling si lo iba a atender pero por un problema en la compañía tuvo que dejar su cita en mis manos.

Bien no iba a armar un escándalo porque le cambiaron de vendedora, aunque debería.

-Muy bien la sigo –aceptó al fin luego de un suspiro. Kinomoto lo llevó a la oficina del lado, amplia con una ventana que iluminaba el lugar, el escritorio era sencillo, un vidrio sobre unos soportes negros metálicos y con cajones, había una lámpara, un ordenador portátil, dos retratos –que no podía ver por su posición), un florero delgado con una única rosa en él, además de muchos papeles a un lado, había un archivero en la pared derecha, en la izquierda había un cuadro rosa, era un botón de cerezo algo borroso, por las pinceladas y debajo un perchero con el abrigo blanco la mujer . Ella se acomodó en su sitio y le hizo una seña a Eriol para que se sentara frente a ella. Comenzó por buscar entre los papeles hasta que sacó una carpeta.

-Señor Hiraguizawa éstos son los lugares disponibles, los mejores de la ciudad.

Él tomó el catálogo y concentró su mirada en las fotos y las descripciones aunque no se le pasó que la chica en frente suyo lo estaba analizando, bien era de esperarse él sabía que era bien parecido, era por eso que podía conseguir a cualquier chica que quisiera. Era alto, de tez blanca, tenìa lentes que hacían que sus ojos se vieran más profundos, cabello azulado y un cuerpo de dioses; espalda ancha, brazos firmes y pecho esculpido, era el hombre perfecto. Bien exageraba un poco tal vez ella no lo considerara el hombre perfecto solo uno bien parecido, además por el anillo en su mano derecha era obvio que ya tenía a alguien especial.

-Pues éstos me parecen adecuados –le señaló sus elegidos.

-Muy bien… déjeme revisar la agenda… -presionó algunas teclas en su ordenador y sonrió- bien pues podríamos ver los primero tres hoy mismo, ahora mismo si desea.

-Pues esa era la idea ver los lugares hoy ¿y los demás? –puso mala cara, la verdad es que libró el día para dedicarse a la búsqueda de su nuevo apartamento.

Sakura vio el gesto de disgusto en el hombre que atendía y sabía que era un hombre importante, no dispondría de mucho tiempo además de que le había molestado eso de que no lo atendiera Meiling… pero es que ella estaba tan mal, trabajaba sólo para no pensar en él ¡El idiota de Rioga le estaba dañando la vida una vez más! Tendría que hacer algo por ella no podía seguir enfrascada en estar con ese hombre, si es que se le podía llamar así, pero mientras tanto tenía que solucionar lo de Hiraguizawa, ya tendría tiempo de pensar después.

-Disculpeme un segundo –dijo ella luego de meditar por dos minutos y deja a Eriol algo desconcertado.

-Cla…ro ¿ah? –la actitud de la asesora era lago rara.

Sakura entró a la oficina de Meiling sin avisar y la vio escribiendo algo en su computador.

-Meiling… ¿qué haces? –le preguntó apenas ella levantó la mirada algo nerviosa.

-Nada, enviando algunas cartas eso es todo –bajo la mirada y movió su mano rápidamente.

-Sí claro –la chica dio dos pasos- ¡deja de rogarle Mei!

-No le estoy rogando –puso los ojos en blanco- en serio estaba enviando una carta.

-Aja, ¿una carta a él diciéndole que vuelvan por favor, que lo amas y demás?

-No –medito, Sakura la conocía muy bien- solo le decía que lo quería mucho y que siempre podía contar conmigo.

-¿Qué pasó con el plan? –le dijo as ¡cercándose a la silla frente al escritorio- se supone que no lo ibas a llamar, ibas a dejar que él te extrañara.

-Quisiera que dejaras de hablar con Shaoran por un día a ver cómo estas al siguiente.

-Charlando como una loca, pero ese no es el punto- su amiga levantó al mirada-. El punto es que él te hace esto cada vez que quiere, cuantos "tiempos" han tenido –le dijo haciendo un gesto.

-Pero esta vez es diferente, lo sé –dijo bajando la voz.

-Si claro, como lo fue hace tres meses o hace 5 o hace un año, si claro esta vez es diferente, esta vez no es una Saori, Miyako o una secretaria no esta vez es diferente porque ahora es OTRA chica Mei ¡No entiendo cómo aguantas esto!

-¡Él no me es infiel!

-¡Sí claro! ¿Tú en serio te crees eso de que sólo puede estar contigo? ¿Qué esas son solo "amigas"? –hizo la seña con los dedos y la miró de manera consoladora- Mei no seas ingenua, un hombre no le pide un tiempo a su novia para tener amigas, tú sabes lo que busca un hombre.

-Entonces me dices que Shaoran no tiene amigas ¿y qué hay de Nana, Shizuka, Karen o Aya?, ¿no son acaso sus amigas?

-Sí claro que lo son.

-¡Entonces me dices que Shaoran se está acostando en ellas!

-¡Por supuesto que no! Él no me pidió un tiempo cuando conoció a cada una de ellas, no me trata como un trapo y no me dice que la pasa mejor con ellas que conmigo.

Meiling abrió los ojos sorprendida y luego bajo la mirada, sentía que los ojos se le estaban llenando de lágrimas. ¿Cómo se atrevía Sakura a decirle eso? Ella le contó eso en confianza y no necesitaba que le recordara lo que su novio de cinco años le decía o hacía. Pero es que no podía evitarlo, lo amaba, lo amaba tanto que sentía que su mundo se venía abajo cuando él le pedía un tiempo porque se sentía sofocado por ella y aunque sabía que él era un miserable no podía dejarlo porque confiaba en él, porque sabía que él decía la verdad cuando le decía que eran amigas, nada más, porque tenía planes con él, porque era el hombre de su vida y el primer hombre que la conoció íntimamente, porque habían sueños y sentimientos de por medio que no se iban de un día para otro y por muy mal que él se portara ella no lo iba a dejar, porque lo amaba y no podía vivir sin él.

Sakura vio la reacción de su amiga por sus palabras y trató de enmendar su error.

-Mei lo siento, es que tu sabes que no quiero verte así y que no me parece la manera como manejas esta situación.

-¡Es mi vida Sakura no te metas!

-En serio lo lamento –siguió, pues sabía que había herido a su amiga.

-¿Venias por algo en especial?

Que linda manera de cambiar el tema, bien tendría que dejarlo por ahí ya que Meiling se veía en serio enfadada.

-Sí, el señor Hiraguizawa quiere visitar todos los lugares pronto, supongo que preferiría que fuera hoy y es que vi que se molestó cuando tú lo atendiste –Meiling la miró- así que supongo que sería bueno hacer que se sienta bien pues es un hombre importante.

-Tienes razón fue una descortesía de mi parte pasarte su cita sin decírselo personalmente, claro toma las citas de los lugares que necesitas, por ahora él es prioridad.

Sakura sonrió, al menos el trabajo hacía que la mente de su amiga se despejara.

-Bien entonces iré a decírselo y supongo que estaré fuera hasta la tarde. –Se levantó de la silla y se dirigió a la puerta.

-¡Espera! –la detuvo con la mano en el picaporte- creo que iré a disculparme personalmente, no quiero parecer grosera con él.

-Muy bien.

En la oficina Eriol estaba sentado en la silla y desconcertado por la actitud de la señorita Kinomoto por irse de una manera tan abrupta y demorarse tanto, ¿sería que no iba a volver?, imposible dijo que verían algunos de los apartamentos ese día. ¿Pero entonces por qué no volvía o explicaba su partida mejor?

Estaba molesto, esa agencia no era lo que creía, parecía que la dueña hacía lo que se le daba la gana y sus empleados la secundaban y hacía lo propio igualmente. Se puso de pie, no iba a esperar por más tiempo, iría a otro lugar, uno donde supieran tratar a sus clientes. Cuando iba a tomar el mando de la puerta esta se abrió sola y vio de nuevo a su asesora comercial y la mujer de ojos rojos detrás.

-¿Señor Hiraguizawa? –le preguntó Sakura extrañada de verlo de pie y en la puerta -¿Se va? –indagó.

-Sí, la verdad no me parece adecuada la manera en que tratan a sus clientes –miró a ambas mujeres.

Meiling comenzó a hablar.

-Señor Hiraguizawa soy Li Meiling y me apena mucho no haber podido atenderlo pero verá se presentó un problema con uno de los edificios, los papeles de un edificio no aparecen registrados en la notaria que nos dijeron, lo peor es que el lugar ya está pago –dijo lo ultimo un poco más bajo y bajando su mirada, sumiéndose en sus pensamientos.

Ah así que los estafaron, ¡qué mal!, seguramente fue un lugar que deseaban, rentable y no querían que más personas supieran que estaba a la venta… pues sí muy mal pero igual él tenía sus propios problemas, había dejado de ir al trabajo por ir a esa agencia para comprar un apartamento, merecía su atención tanto como ese edificio con problemas, aunque por el ánimo y los ojos de la mujer de cabello negro, rojos por llorar seguramente, el problema era grave y tal vez estaban en grandes y graves problemas. Se sintió mal por la mujer frente a sí, se veía abatida así que trató de manejarse mejor y no crearle más problemas.

-No se preocupe señorita Li –le dijo tranquilamente- yo sé lo que es tener problemas en la empresa y verse contra una pared, la comprendo perfectamente.

-Gracias señor Hiraguizawa –le sonrió- pero debo decirle que lo he dejado con la mejor asesora que tenemos, Sakura lo atenderá muy bien, no se preocupe por nada y si necesita algo más no dude en pedírmelo –su tono estaba mejor aunque no así sus ojos, pues se seguían viendo triste, seguramente era el primer gran problema que ella enfrentaba.

-Gracias, lo haré –le dijo y le brindó una cálida sonrisa.

-Muy bien entonces los dejo –miró a Sakura que se veía algo contrariada- Hasta luego señor Hiraguizawa.

-Hasta pronto señorita Li –no pudo quitar la sonrisa de su rostro, algo extraño en él y su normal ceño serio e indifenrente.

-Bueno señor Hiraguizawa estuve revisando los demás lugares y si lo desea y dispone del tiempo podemos verlos todos hoy mismo.

-Me parece perfecto –dijo amablemente aunque su ceño regreso a la normalidad, la seriedad personificada en el rostro del hombre.

ºººººº

-¿Bien? ¿y qué le parece? –preguntó la mujer de ojos verdes.

-Me gusta, si está muy bien –aceptó el hombre.

-Bueno señor Hiraguizawa este es el último lugar que usted preseleccionó. Pienseló y estaré esperando su respuesta.

-El cuarto –respondió.

Sakura se veía extrañada.

-¿Disculpe?

-El cuarto –ahí descubrió la confusión de Sakura- elijo el cuarto apartamento señorita, es que el que más me gustó.

-¿Así nada más? –dijo ella- ¿es decir tan rápido? –se corrigió.

-Sí, ese era el propósito de este día, elegir el lugar donde iba a vivir.

-¿No desea tomarse más tiempo para pensarlo? Con nosotros no tiene ningún inconveniente, puede tomarse el tiempo que quiera, meditarlo, si quiere puede visitar los lugares de nuevo con algún amigo que le brinde un punto de vista distinto.

-No veo porque debo tomarme más tiempo cuando ya he decidido que deseo comprar el cuarto lugar, es el mejor; más iluminado con buenas vías de acceso, no está cerca a ninguna avenida principal por lo que no tengo problema por el sonido de pitos o algo así y era un lugar agradable además de ser el más amplio que es lo que necesito ahora, pues mi actual residencia está algo pequeña para mis necesidades actuales.

-Ah, entiendo. ¿Y no desea preguntarle a nadie? –le insistió.

-No sé qué sentido tendría pues vivo solo y las necesidades de otros no son la mías.

-Entiendo, es que pensé que… como dijo que ya su apartamento le quedaba pequeño, pensé que querría consultarlo con su esposa o algo así, disculpe por un segundo pensé que iba a tener un hijo y por eso ahora no le queda su apartamento actual.

Que mujer tan imaginativa.

-No soy casado, y no tengo hijos –la miró algo severo, de dónde sacaba todo eso y qué le importaba…- mi apartamento me queda pequeño porque he cambiado de muebles además de me molestaba mi vecina y las fiestas de adolescentes cada fin de semana en el piso de abajo, verá es un edificio.

-Ah –comentó la ojiverde, pudo ver por el ceño del hombre que no le había gustado de a mucho que ella preguntara o se inventara una vida para él- bien entonces si quiere le envío los papeles legales a su oficina hoy mismo para que pueda mudarse pronto.

-Se lo agradecería, con puedo planear la mudanza y hacer que mi abogado revise el contrato.

-Claro no hay ningún problema, hoy mismo los tendrá en su oficina –le sonrió.

-Bien, entonces creo que eso es todo, muchas gracias por su ayuda señorita Kinomoto –le hizo una reverencia- hasta luego –dijo.

-Hasta luego –dijo mientras hacía también una reverencia.

El hombre salió del lugar y Sakura se quedó por un minuto ahí pasmada, viendo al hombre que ya se había ido, tan reservado, prudente y formal. Despertó de su ensueño y se dirigió a la agencia a sabiendas de que el señor Hiraguizawa necesitaba esos papeles hoy y que no podía tener más inconvenientes en su atención pues lo haría exasperarse.

Llegó a la oficina y pidió a su asistente los papeles del apartamento elegido por Hiraguizawa, pasó a saludar a Yun otro asesor de la agencia, como había estado fuera casi todo del día hasta ahora podía saludar a las personas de la oficina, Meiling la vio con Yun y la llamó a su oficina.

-¿Cómo te fue con Hiraguizawa? –le preguntó la mujer de cabello largo y negro sentada en su silla frente a su odenador.

-Muy bien, de hecho ya ha elegido un lugar.

-¿¡Tan pronto!?

-Sí, yo pensé lo mismo pero él dijo que no necesitaba tiempo para pensar y que elegía el apartamento de la calle Kuga.

-Wow ese es un buen lugar –Salura asintió- y uno muy caro.

-Lo sé pero me dijo que quería ese porque era amplio, estaba cerca a la ciudad y además amplio, justo lo que estaba buscando.

-Bien entonces hazle un 10% de descuento por los inconvenientes de hoy, lo mejor es que tenga una buena imagen nuestra para que le pueda hablar a sus conocidos de nosotros.

-Muy bien –le sonrió dio la vuelta y al dar el primer paso recordó algo que la hizo volverse a su jefa-¿Meiling hubo un problema con el edificio Sios? –expresó algo preocupada

-¿Eh?

-El edificio Sios… esta mañana dijiste que había un problema con ese edificio.

-¡Ah eso! –Sakura rodó los ojos- no, no hay ningún problema, era una excusa para darle a él, no le podía decir que mi novio me pidió un tiempo por cuarta vez y que por eso no me sentía en condiciones para atenderlo –le respondió bromeando, aunque a Sakura no le hizo mucha risa pues apenas y movió los labios en un intento de sonrisa.

-Bien, me alcancé a preocupar. Bueno creo que le enviaré los papeles a Hiraguizawa y me voy.

-Muy bien -le contestó y le sonrió ampliamente, pues sabía que ella se preocupaba por su estado de ánimo. -Saluame a Shaoran- terminó Sakura salió y Meiling se quedó en su oficina pensando.

Sabía que Sakura no había querido herirla esa mañana con lo que dijo y sabía que en realidad su comportamiento no era muy normal con su novio pero no perdía la esperanza que los problemas con Rioga acabaran y volvieran a ser tan felices como antes.