Los débiles rayos del Sol iluminaban de leve manera la gran sala,dónde un joven hombre se encontraba,sentado en un gran y anticuado butacón,delante de él,se extendía un gran escritorio blanco,con suaves incrustaciones de nácar,no era un escritorio ordenado a la perfección,el caos reinaba allí,se imponía con gran poderío entre los papeles,lápices,trozos de bocetos desperdigados…
Y allí,estaba él,sentado en su confortable asiento,mirando la ventana,observando el otoñal paisaje,las hojas cayendo,realizando un agradable sonido al tocar el húmedo suelo. El oír los cánticos de los pájaros,que causaban un sentimiento de fuerte tristeza en su alma. Observaba como su gran mansión,resplandecía,brillaba,se engrandecía con el paso del tiempo,las habitaciones que antaño fueron pequeñas,ahora eran grandes salones dónde danzar,en la más profunda soledad.
El joven seguía enfrascado en mirar la blanca verja,ver la vegetación y el jardín tan bien cuidado,podado con meticulosidad por los jardineros que vienen de manera periódica. El dinero,no es problema para él,pues tras acabar la carrera de Arquitectura,la época dorada de su nuevo empleo comenzó,de la noche a la mañana diseñaba edificios que en pocos meses se construían,hasta diseñó su gran y enorme mansión de estilo rococó. Se obsesionó con todos los detalles,el mobiliario,los colores,en su mayoría blancos,las paredes y sus techos,las lámparas de araña,la gran escalera de caracol del recibidor,el gran salón con sus grandes y mullidos sofás,junto a una gran chimenea,el enorme comedor,con su larga mesa blanca y sus sillas a juego,la gran casa que tardó cinco años en pensar y seis en construir,de fugaz manera.
A su lado,en todo momento,estaba la bella Sara,la mujer de piel color tierra,de alegre risa y agradable aroma,pero que después de ver como su prometido,se pasaba todas las horas del día mirando la ventana,el otoñal y perpetuo paisaje,verle suspirar al oír a los pájaros,verle sin energía por completo,admirar el cansancio que se dibujaba en su rostro. ¿Qué la había sucedido a su antiguo amante? ¿Qué se había llevado la vitalidad con la que le besaba,el cálido abrazo que anhelaba,las suaves palabras que deseaba oír …? La vitalidad se transformó en una pasiva energía muy baja y casi inexistente,el cálido abrazo se metamorfoseó en un frío arrumaco de compasión,las suaves palabras fueron sustituidas por el gran y vacío silencio. Nada de él quedaba,se pasaba casi todo el día en su estudio,dibujando,suspirando,viendo el paisaje. Un día,estalló la furia y la rabia de la joven mujercilla,ya que al ojear los dibujos de su muy improbable futuro esposo,vió un bello dibujo de una mujer pelirroja,de tez pálida,de pelo largo y recogido,con florecillas azules en el pelo bien dibujado con detalle y con unos labios de aspecto suave. Esos labios tan dulces para él,fueron una amarga puñalada para la joven,que estalló en cólera y fué a buscar al muchacho,que estaba fuera,dando un paseo en el jardín. Fué corriendo hacia él con el dibujo en la mano,la cara le ardía de la furia,de la rabia y el odio,el odio que nunca se atrevió a expresar. Y al verlo llegar,con su inocente semblante y sus botines mojados,gritó,con furia imparable:
-¡¿Cómo osas?,maldito e insolente imbécil! ¡¿Cómo te atreves a seguir llamándome tu futura esposa,cuándo dibujas a esta estúpida y demacrada zorra?! ¿Quién te crees que eres para jugar con mis sentimientos de esta forma? ¿Acaso crees que soy estúpida? ¡Mira,vete a la mierda tú y estúpida amiguita,yo me marcho de aquí,¿me entiendes,idiota? Me marcho para no volver,para no ser tu puta mujer florero!-gritó con fuerza,desgarrando cada pedazo de su alma,notando como su corazón se resquebrajaba con fuerza.
-Vete si lo deseas,no te necesito,total,gastabas un montón en estúpidos trapos que sólo te ponías una vez…-contestó con suma tranquilidad y frialdad,el joven,mientras se sacaban los húmedos botines,y se quitaba los calcetines,cambiándolos por otros secos.
-¿Cómo puedes estar tan tranquilo? ¡Te digo que me voy de verdad! ¡Me voy para no volver!-repetía,una y otra vez,desesperada,deseosa de oír una lastimera disculpa. Pero no,sólo oyó el silencio frío y odioso,tan odioso como la tranquilidad con la que el jovenzuelo,se colocaba unas pantuflas,cerraba la puerta del gran recibidor y subía la gran escalera de caracol. Sara,enfurecida,acudió a su habitación y recogió lo más rápido que pudo sus cosas,se llevó todo,dejó el baño casi vacío,ya que sus cremas y demás ungüentos ocupaban medio baño. Sara,que al principio era una mujer de gran belleza natural,poco a poco se fué volviendo cada vez más obsesiva con su imagen,se blanqueaba la piel,se maquillaba en exceso,adelgazaba mucho...Todo eso para que al final,su improbable marido le dejase marchar con el corazón roto y la cartera vacía. Con gran pesar salió de la casa y llamó a un taxi,que llegó bastante tiempo después. Metió todas sus maletas y sentada en el asiento del copiloto,ojeó otra vez la casa que una vez,fué su feliz hogar. El letrero con elegantes letras,que decía:" Mansión Beatrice" ,se despedía de ella de manera silenciosa. Beatrice fué el nombre que escogió él para la mansión,el mismo nombre que le llevó a la ruina amorosa. El taxista,entonces,preguntó:
-Señorita...¿A dónde le llevo?
-Lléveme a donde usted quiera,total,ya no tengo hogar-contestó ella,derrumbándose sobre sus piernas,derramando amargas lágrimas.
Mientras tanto él,en su casa,se sentía aliviado,libre,ya no tenía a esa marimandona mujerzuela rondando por los grandes pasillos de su gran mansión,la soledad le reconfortaba pero era también su enemiga. La única compañía que tenía eran sus asistentas de limpieza,viejas señoras mayores,de terco carácter y gran maña para la limpieza,cuya presencia,alegraba el día del jovencito Wirt. Sus asistentas venían todos los días a limpiar la casa entera,a mantenerla limpia y ordenada,a cocinar para él y acompañarle un poco. Wirt dejó de mirar el paisaje por un momento y centró la atención en el gran cuadro que ante él tenía,el cuadro más bello jamás pintado,encargado a un prestigioso pintor seguidor de las artes clásicas y conocedor de las técnicas más hermosas,pintó pues a una joven de tez pálida,suaves mejillas salpicadas de pecas rosadas,ojos grises que se mostraban cálidos y hermosos,su nariz formaba una perfecta curva,su pelo rojo color pasión,estaba perfectamente recogido,adornado con flores azuladas. Vestía un bello vestido azul,de leve organza y suave seda,adornado con muchas florecillas. Sus suaves labios mostraban una enigmática sonrisa,la sonrisa más bella que Wirt había visto. Quería besarla,abrazarla,anhelaba su tacto y su sentir,pero ella sólo se le aparecía en sueños,de manera extraña pero a su vez,hermosa según él.
Sentía dolor por su ausencia,se acuerda de haberle conocido,de haberle tenido entre sus brazos,de haber hablado con ella y haber sido ayudado por ella. Ella,era un frágil azulejo de plumas azuladas,la cabeza de color gris ceniza y el pecho rojizo,ella,que había lanzado la primera piedra,que había huído de la maldición,que había salvado a su familia,que había vuelto a ser humana...Ella,en sueños sólo aparecía. La última vez que creyó verla de verdad,ella gritaba fuertemente su nombre,deseando que volviese,pero sólo escuchó en vacío del fondo del lago y la frialdad de esta,que no logró recomponer su roto corazón.
Wirt se levantó con desgana del butacón y decidió salir de su estudio,para ir a la cama,ya,tan pronto. Eran las ocho y media de la tarde y estaba cansado,cansado de esperar a que Beatrice volviera a junto suya. Pero no,el mejor lugar para encontrarla,eran sus sueños,tan hermosos y bellos a veces. Abrió las sábanas de la gran cama,cerró la puerta y se metió en la cama,ya que siempre o casi siempre,llevaba un pijama de seda por debajo de una capa azul oscura.
Y cerró los ojos,deseando abrirlos en sus sueños,deseando sentir las manos de su amada junto a las suyas,sentir el calor que solían desprender,poder admirar su rostro sereno y tranquilo. Y así fué,en su sueño nocturno apareció la joven dama,con su vaporoso vestido color turquesa,adornado por una liviana organza,decorada con florecillas azuladas y blanquecinas,las mismas florecillas que adornaban su pelo rojo como el fuego,pero no un rojo sacado de las llamas del infierno,no,un rojo,un rojo digno de las hojas otoñales que caían en el suelo y danzaban con delicadeza en el aire. Su rostro mostraba una cálida sonrisa,dulce cual caramelo de feria,su semblante era bello,sus pómulos levemente sonrosadas,salpicadas por las pecas,perfectamente redondeadas,al igual que sus facciones,su nariz perfectamente redonda,con una bella curvatura,una curvatura igual de perfecta que la curva que sus cejas,rojizas aunque algo más oscuras,formaba,y debajo de ellas,sus ojos,los ojos más deseados,grisáceos,aunque con un leve tono verdoso,unos ojos deseables,bellos,hermosos. Se acercó a ella y alzó las manos y la rodeó con ellas,notando su cálido corazón,deseando besar sus mejillas y sus dulces manos.
-Oh,Beatrice,siempre estás en mis sueños,¿porqué no apareces a mi lado nada más al despertarme? ¿porqué no puedo ser feliz junto a ti,querida? Oh,Beatrice,vuelve a mi,en mi mansión eterna llevo esperándote-sollozó Wirt,mientras besuqueaba las pálidas manos de la damisela.
-Wirt,por ahora no puedo ir a tu mansión,tengo que cuidar a mi familia,espera sólo un momento,sólo espera a que todo se calme,a que todo llegue a su fin..-contestó ella,con dulces y tranquilas palabras.
-Beatrice,¡llevo mucho tiempo esperando! Tanto tiempo esperando para que vuelvas,esperando que vuelvas a estar a mi lado,enseñarte el fruto de mi amorío,mi gran mansión,nuestro hogar…-decía él,triste,apenado,mientras una lágrima caía por su mejilla.
-Por favor,ten paciencia,te lo suplico…-replicaba ella,con su triste tono de voz.
-¡He tenido paciencia todos estos años! Esperándote en mi morada,aguardando a que Sara se fuera y su amor se extinguiera. Me quería casar con ella porque,de algún modo ella me recordaba mucho a ti,tenía una vitalidad y un vigor que me recordaban a ti,pero me di cuenta de que sólo me quería por el dinero,para comprarse cremas,blanquearse la piel y pavonearse delante de sus amigas que le habían llamado fracasada. Y ella se fué,porque nunca la amé,nunca le quise,siempre te he amado a ti,siempre he querido besar tus labios,Bea,concédeme ese poder,déjame besarte,desde siempre quise hacerlo,ojalá en el bosque pueda encontrarte,traerte a la mansión y tratarte como una princesa,poder estar a tu lado,cuidarte… Vuelve,vuelve a mi lado,amada Beatrice.
Pero de sus piernas,crecían zarzamoras y ramas,que la atraparon con fuerza,unas ramas que goteaban un extraño líquido negro. Beatrice al verlas,exhaló un asustado gemido y Wirt,valientemente,intentó romperlas para alcanzarla y al fin,acercase a sus suaves labios y besarle,besarle con la pasión y el amor que sentía. Pero nada más alejar sus labios de ella,despertó de su sueño,pues una cálida mano le estaba agarrando. Esa mano pertenecía a su criada Sue,que le avisaba de que tenía que levantarse,para hacer la cama y ya de paso,que se diera una ducha.
-Vamos,señorito Wirt,levántese,no sea holgazán,he de hacer la cama,vamos,venga,váyase a dar una ducha y deje que Jennifer le prepare el desayuno. Hoy va a ser un buen día,lo presiento.-dijo Sue,mientras le quitaba la sábana de seda al muchacho,que se levantó algo enérgico.
Anduvo hasta el baño de su dormitorio,se desnudó y se metió en la bañera,que llenó con agua tibia. No le gustaba el agua muy caliente,le adormilaba,la muy fría la odiaba,le recordaba al frío lago y a ...Lo Desconocido. Se bañó,se aplicó un caro y bien perfumado jabón y para el pelo escogió un champú "deluxe" con aroma a florecillas. Salió pues de la bañera,se secó y se colocó una elegante bata,salió del cuarto de baño. Andó hasta su amplio vestidor y se vistió de manera elegante,tenía ese presentimiento,cada vez que Sue decía que sentía"algo",algo,aunque fuera la cosa más simple del mundo ocurría. Se puso unos elegantes pantalones,una camisa fina y blanca,conjuntada con un elegante chaleco,en el que colocó un pequeño brochecillo de oro,con una cómica rana,su emblema personal. Se acordó de Greg,que ahora es un muchachito responsable,aunque algo respondón y maleducado,que con ayuda de Wirt,trabaja en el espectáculo del teatro y quizás,algún día,salte a la gran pantalla. Por un momento se acordó de su hermanito,que fué rechoncho en su día,con sus mejillas sonrosadas,ahora estaba tan cambiado,había adelgazado muchísimo gracias a una dieta y una mala racha sentimental,ya que con las mujeres era… torpe. Wirt había cambiado poco,ahora estaba más pálido que antes,un poco escuálido,pero no demasiado,se notaba que estaba sano gracias a las nutritivas comilonas de Jennifer,su cocinera personal,una mujer brasileña de carácter afectivo y una mano en la cocina que más de uno querría en su restaurante.
Salió del vestidor aplicándose un caro perfume de rosas francés y bajó al comedor,hambriento,miró su reloj de bolsillo,era la una y media y por la tanto,el desayuno sería más bien,una comida enorme y vivaracha. Se escuchaban los cánticos alegres de la atractiva mujerzuela,que bailaba y se contoneaba en la cocina mientras aplicaba los toques finales a sus variados platos. Las sirvientas le alegraban la vida al pobre muchacho,no sólo trabajaban por el dinero,si no que les encantaba la compañía de él,que era como el hijo perfecto,bien educado,tranquilo,triunfador… Sue bajó las escaleras con prisa y corrió hasta la cocina,otra criada,Anna,servía los cubiertos de plata en la mesa,brillantes. Anna era una mujer delgada,la más joven de las criadas,con casi 40 años,muy bella y algo tozuda,se ocupaba de tareas como limpiar las cortinas y lavarlas,hacer recuento de cosas,lavar los platos y demás. Le ofreció una silla al señorito y este se sentó.
-Oh,señorito,se ha puesto muy guapo esta mañana,¿alguna dama viene a visitarle?-dijo con una agradable risita la sirvienta.
-No,Anna,Sue ha tenido un presentimiento,supongo que algo bueno ocurrirá y debo estar elegante de vez en cuando,¿no?-contestó Wirt,sonriendo.
Y apareció en escena la electrizante cocinera,portando varias fuentes y platos deliciosos,en un carrito. Sonreía de oreja a oreja mientras canturreaba alguna canción en su idioma particular.
-Pues aquí,el señorito tiene de primero,sopa de gambas salteadas con bogavante,de segundo tiene pollo a la naranja con patatas gajo aderezadas con finas hierbas,de tercero un poco de puré de patatas al estilo Jennifer y de postre...¡Es una sorpresa,señorito Wirt! -anunció Jennifer,bailoteando mientras le servía a Wirt la deliciosa sopa.
-Oh,Jennifer,cada día te superas cada vez más,espero que tu comida esté exquisita,ya que parece serlo. Puedes llamar a las demás criadas,que yo creo que has cocinado demasiada comida sólo para mi.-respondió él,feliz y animado,con una suave sonrisa.
-Ohhh..¡Será un placer poder comer con usted,señorito Wirt! Muchas gracias,voy a llamarlas…¡Sue! ¡Anna! ¡Mary! ¡Carol! ¡Venid a comer,el señorito lo ordena!-dijo,casi vociferando.
Y acudieron en tropel,colocaron sus platos y la comida fué servida. La sopa era deliciosa,las especias picaban un poco,el bogavante complementaba a las picantonas gambas,pero todo era mejor,si se acompañaba con un vino extremadamente caro,que sólo se sacaba en ocasiones especiales. El pollo a la naranja estaba exquisito, y las patatas eran una delicia,se deshacían en la boca del muchacho,que les aplicó un poco de salsa de queso. El puré al estilo Jennifer,era un puré de patatas con un toque de lima,especias muy picantes y guisantes. El postre,era una suculenta copa de helado,decorada con barquillos,muy apetitosa,que fué devorada por el entusiasmado joven. Nada más acabarla,alguien llamó al timbre de la gran puerta y Sue salió corriendo. Volvió corriendo muy,muy pálida.
-Señor...Tiene visita,es una damisela que desea verle inmediatamente...Si le digo la verdad,me parece que es la mujer...Del cuadro de su estudio…-dijo mientras intentaba mantener la respiración.
El corazón de Wirt dió un brinco y este,fué con lento paso y el pulso acelerado. Y en la entrada,estaba una bella mujer admirando la estancia,de rasgos conocidos,pelirroja,con vestido azul turquesa,con un ligero tul azulado y adornado con diseños florales.
-Disculpe,señorita,¿quería verme?-dijo él,con dificultad,mientras observaba a la mujer que estaba delante de él,anonadada por la opulencia y elegancia del lugar.
-Si,señor Wirt,venía a visitarle,me llamo Beatrice,venía a conocerte,es un placer.-dijo ella,con una dulce sonrisa.
Se oyó un gemido de feliz venir de la cocina,fruto de los chismorreos de Jennifer.
-El placer es mío,señorita Beatrice,venga conmigo,paseemos por la mansión,si usted quiere.
-Pues claro que quiero,empezaremos por el jardín-contestó ella,ofreciéndole su brazo para salir al exterior.
Y salieron,ambos,agarrados. Jennifer chilloteaba feliz,diciendo que su pareja ideal se había juntado al fin. Las demás criadas chismorreaban y reían,mientras limpiaban la cocina. Al fin,al fin ella se presentaba,al fin…
-Pensé que sólo...Que sólo existías en mis sueños,que fuiste producto de mi imaginación,al igual que la Bestia y sus óperas absurdas… Pero eres real y más bella de lo que imaginaba.-dijo Wirt mientras caminaba por el extenso jardín.
-No,nunca he sido parte de tu imaginación,al igual que lo Desconocido,ya no soy esa inútil azuleja que por su culpa maldecieron a toda su familia. Quiero agradecerte el haberme entregado las tijeras y gracias a eso mi familia ha sido salvada. Muchas gracias,Wirt.-añadió ella,con dulzura y delicadeza.
-Oh,Beatrice,no tienes nada que agradecerme,soy yo el que agradece tu presencia,agradezco que estés aquí,que pueda sentir el calor de tu mano. Oh,ardo en deseos de festejar tu retorno,quiero organizar una fiesta en tu honor.-anunció el muchacho radiante de felicidad.
-Wirt,no,no tienes que organizarla,no,no quiero que venga toda mi familia y arruine el festejo.
-No,será una fiesta con cena privada,sólo tú y yo,querida Beatrice-añadió Wirt con dulzura.
Y se pararon en medio del jardín,se miraron el uno al otro y se vieron reflejados en el estanque de carpas japonés. Eran dos bellos jóvenes con toda la vida por delante,deseosos de celebrar su alegría. Y Wirt,se dejó llevar por la pasión e intentó besar a Beatrice,que seguía mirando su reflejo.
-Llevo esperando toda una vida por ti,por poder estar contigo... Bésame,Beatrice,bésame sin miedo,ahora la Bestia ya no puede observarnos,ya nada nos puede parar.-susurró Wirt al oído de la damisela sonrojada.
-Wirt...¿Y Greg? ¿Qué le ha pasado? ¿Está bien?...-preguntó ella,avergonzada por la falta de modales del jovencito
-Si,está bastante bien,con un piso cerca de la universidad de Artes,está estudiando y trabajando en un teatro,soy su mecenas y le va bien,tiene mucho talento. Ya no es el rechoncho niño que recuerdas,ha adelgazado y a golpe de gimnasio se ha formado. Hace bien,no como yo,encerrado en mi mansión esperándote.-contestó él,algo molesto,mientras acariciaba el pelo de Bea.
Y de repente,un sonido se oyó en el bosque cercano a la casa del muchacho,un sonido como de un ser o algún tipo de bestia,que se movía furioso por el bosque,se oía algún árbol caer,acompañado de una cancióncilla entonada como si fuera...ópera. Ellos se sorprendieron terriblemente,ella temblaba levemente,asustada,sintiendo su corazón latir muy rápido,deseando huir y refugiarse en la gran mansión.
-T-Tengo algo de frío,¿podemos ir a dentro y me enseñas tu fabulosa casa?-preguntó ella,aterrada,sintiendo el más gélido frío.
-Pues claro...Estás muy pálida,ordenaré que te traigan algo para comer,venga,vamos,cielo.-dijo él,acariciando su mano y andando a su lado,de manera algo apresurada.
Llegaron a la mansión,donde fueron recibidos con honores,las criadas estaban felices,quizás Beatrice acabaría siendo la mujer de la casa y tendrían otra compañera para cotilleos,podrían pintarle las uñas,peinarla de mil maneras,cuidarla con cariño y amor... Sirvieron pues un poco de té y pastas inglesas de mantequilla,acompañadas con mermelada de fresa. Le gustaba la comida muy dulce a Bea,le costaría bastante acostumbrarse a la picantona comida de Jennifer,que desde la cocina,canturreaba alegre en su particular lengua. Bebió a sorbitos pequeños el té,intentando no mirar por la ventana,para no encontrarse con la horrible sombra que le acechaba.
Creía haberse librado de la terrible sombra que le asombra,creyó haberse escapado de su maldición,pero allá fuera,se podía escuchar a una negra bestia carcajearse,regodearse en el bosque,cortando un árbol de vez en cuando,atormentando a la mujercilla,que estaba en la mansión,completamente asustada,bebiendo su té con miedo y ansiedad.
-Beatrice,¿te encuentras bien?... No se te ve muy habladora..-se dignó a decir Wirt,alertado por el tono de piel más pálido y el débil tembleque de la taza de té.
-Si,me encuentro bien,me alegro mucho de estar aquí,el viaje ha merecido la pena.-contestó ella,más calmada.
Creía pues que su pesadilla había terminado,pero no,en realidad el verdadero terror,pronto comenzaría.
