Era más amigo de Tweek que suyo pero cuando tocó la puerta de su remolque con una bolsa llena de botellas, no pudo negarle la entrada. Sabía que habían terminado unos días atrás y ese semblante triste sólo prometía horas bebiendo en silencio. Esas eran sus noches favoritas, debía reconocer. Alcohol gratis y silencio. Lo vio sentarse en la silla frente a la mesa y sacar las botellas y las cajetillas de cigarros mientras él buscaba un par de vasos. No se quejó cuando Craig puso música en su celular. Tenían mucho más en común de lo que sus demás amigos imaginaban. Solían creer incluso que existía una especie de rivalidad entre ellos por la cercanía de ambos a Tweek. Pero ellos sabían y aceptaban perfecto su lugar en la vida del rubio. Su mejor amigo y su novio, nada más que eso. Bueno. Su exnovio y su mejor amigo. Tweek ya había ido a contarle con lujo de detalles los motivos de su ruptura un día antes, y aunque no le gustaba tomar partido en discusiones ajenas, debió decirle que realmente había exagerado. Hubiera jurado que iban a volver en cualquier momento y otra vez iba a ver con fastidio sus excesivas muestras de cariño cuando salían juntos.

-Odio el Bourbon pero es lo más barato que conseguí- recibió los vasos para llenarlos, ya con medio cigarro hundido en la tapa de la botella para no ensuciar la mesa. Pete ladeó la cara, buscando el cenicero en la sala y regresando.

-Siendo gratis, incluso te hubiera aceptado alcohol médico con azúcar- se apresuró a dar un trago y tomar un cigarrillo de la cajetilla- creo que jamás en mi vida he estado tan ebrio como esa ocasión-

-¿Recuerdas cómo Tweek nos regañó al día siguiente que le contamos? Nunca pensé que supiera tanto de enfermedades renales y esas mierdas- intentó reír pero de sus labios sólo salió un sonido apagado contra el líquido que iba hacia su garganta.

-No quiero mariconerías, Tucker, si vas a ponerte a llorar, mejor vete-

-Eres tan empático que me mareas, cabrón- sin embargo una breve sonrisa se le formó mientras servía otra ronda.

Contrario a su pronóstico, Craig parecía un poco más parlanchín que otras ocasiones. Se habían enfrascado en una discusión sobre videojuegos. No notó que ya se había acabado la primer botella y que la segunda no tardaría en terminar junto a la otra en el piso. Sentía sus mejillas ardiendo hasta las orejas y supo que estaba perdiendo la compostura cuando comenzó a reírse por un mal chiste de su amigo.

-Ya sé que es bajo lo que voy a pedirte, pero ya que Tweek ahora me odia por haber dicho en público que se medica ¿ Puedes al menos regresarle los antipsicóticos que dejó en mi casa? Quizá le hagan falta-

-Tengo una mejor idea- tomó el blíster y sacó una pastilla, poniéndola en su lengua y pasándola con el bourbon. Casi sintió cómo se deshacía en su estómago, alterando sus sentidos.

-Oye, eso es de Tweek- frunció el entrecejo, molesto incluso más al escucharlo reír y sacar otra pastilla.

-No seas tan serio, Tweek tiene recetas hasta para la menopausia, si algo le sobra son pastillas- le extendió la pastilla- no me dejes joderme solo- con una mirada desconfiada, al final la tomó.

-¿No me voy a hacer adicto o una mierda así? No quiero acabar vendiendo mi culo en un callejón oscuro por drogas-

-Tantos años juntos, era imposible que no se te pegara lo paranoico- bromeó. Craig hizo una mueca con la boca antes de por fin tragar. Fue una extraña descarga eléctrica que lejos de encenderlo, lo relajó. De pronto se sintió como de humo. Sonrió tontamente dando otro trago. La noche apenas estaba tomando terreno.

La tercera botella estaba a la mitad y ya no quedaba una sola pastilla. No podía sentir su lengua pero sabía que estaba hablando. Debía haberse convertido en una especie de comediante para que Pete se estuviera riendo de esa manera, azotando las palmas en la mesa sin preocuparse por las cenizas que saltaban del cenicero a la mesa. Se sentía tan liviano que temía por ratos que fuera a desaparecer. Quizá yo la había hecho y eso era una especie de dimensión alterna. De qué otra manera podía ser que se sintiera tan feliz aún sabiendo que Tweek lo seguía teniendo bloqueado. Que incluso había borrado el corazón que había dibujado en su casillero.

-No sé cómo un tipo tan guapo como tú puede ser tan aburrido- su extrema sinceridad a veces le jugaba sucio. No había querido decir eso. No era que no lo creyera, pero era demasiado incorrecto. Se estaba poniendo peligroso el calor que lo envolvía. Sabía que no debía mezclar nada porque el efecto siempre era un subidón a su libido.

- Tú eres el aburrido, idiota- vació su vaso de un trago, sujetándose las sienes, doblándose sobre la silla- Dios, esa mierda me jodió en serio, creo que necesito recostarme-

-Podemos irnos a la cama- se levantó, caminado hasta Craig como mejor pudo. Abrió sus piernas en torno a las suyas, sujetándose del respaldo de la silla, acercando su rostro al otro- no te prometo que vayamos a dormir mucho-

-No juegues en un terreno que no conoces- deslizó sus dedos por los botones de su camisa. Su mirada azul , nublada, etílica y dopada iba de sus labios a su cuerpo dándole escalofríos. Pete se inclinó para que sus piernas rozaran los muslos de Craig, acercando sus labios hasta que sus alientos se encontraron.

-¿Quién te dijo que estaba jugando?- Craig no necesitó más insinuaciones ni rodeos para jalarlo de la cintura hasta sentarlo por completo en sus piernas y comenzar a besarlo. Mordiendo, enterrando y succionado sin delicadezas, sólo ansiando el calor y la humedad que hacía que su lengua se sintiera como goma de mascar. Lo sujetó de la cintura para sentarlo en la mesa, pasando de sus labios a su cuello sin reparar en los botones que rompía con la desesperación que lo estaba desnudando- oye, más despacio- pero en realidad no tenía voluntad al sentir sus manos acariciando su espalda, sus labios cerrarse en sus pezones. No lo quería más suave, necesitaba ese mismo ritmo con que lo empujó contra la mesa hasta que su espalda se encajó en el cenicero mientras Craig se deshacía de su cinturón. Lo sujetó de las caderas, bajando su ropa interior también, dejando un rastro de saliva desde su vientre hasta su pubis. No estaba preparado para sentirlo abrir su boca sobre su pene e introducirlo sin ceremonias, de arriba a abajo, masajeando con su mano lo que su boca no cubría. Tweek no le había mentido al decirle que era el mejor en los orales. Podía sentir cómo la saliva le corría por los muslos hasta la mesa, haciendo que su mente de por sí alborotada se sintiera a punto de explotar. Enredó sus dedos en los cabellos negros aunque no fuera necesario guiarle, mordiéndose los labios para no gemir tan alto como quería. De pronto la boca le abandonó y en su lugar su mano le envolvió por completo, mientras Craig se inclinaba sobre él para volver a besarlo con más ansias. Parecía disfrutar cómo Pete ahogaba su voz en su boca, sujetándose a sus hombros. Se estaba derritiendo, estaba a punto de hacerse nada contra la mano de Craig. Con el poco control que mantenía, ladeó la cara- tengo condones encima de la cama ¿ Podemos acabar en la cama?- Craig asintió con la cabeza, sujetándolo de la cintura , volviendo a besarlo lo cargó por el estrecho lugar hasta recostarlo sobre la cama. Había estado sólo un par de veces ahí pero parecía recordarlo muy bien. Pete le ayudó a quitarse la camisa y los pantalones. Los ojos le brillaban ante ese cuerpo largamente ansiado, entregado por el destino como una especie de recompensa. Era un enamoramiento estúpido y lo sabía. Aunque no estuvieran juntos, no podía evitar sentir la culpa de estar traicionando a Tweek. Pero el sudor de Craig cayendo en sus labios mientras buscaba en la cabecera de la cama era como agua bendita. Nadie debía saber que si mantenía cierta distancia con él, no era por una estúpida rivalidad ni celos. Era miedo a hacer evidente lo que sentía, comprometer su amistad con Tweek por algo que sabía, no valía la pena luchar. Era cosa de una sola bendita noche.

-Dime si soy brusco- por la vorágine enfebrecida anterior estaba listo para morder la almohada pero estaba siendo tan suave que apenas lo sintió abrirle las piernas para colocarse en medio.

-Está bien así, puedo soportarlo- lo necesitaba antes de comenzar a arrepentirse, antes de que las sustancias se disolvieran en su sistema y debiera hacerse responsable, antes que la noche también le abandonara como velo protector. Sus manos fueron a sus caderas, sujetándolo mientras poco a poco comenzaba a penetrarlo. Estaba tan sensible por todo que lo sintió incluso más intenso. Alzó un poco las caderas, indicándole que podía moverse. Craig se inclinó para besarlo, sujetando sus muslos para mantener el equilibrio y no perder el vaivén. Pete sujetó su espalda, enterrando sus uñas en ella, marcando, contradiciéndose a sí mismo al no querer hacer eso algo de una noche. Quería quedarse grabado en su piel, quería que lo recordara al estar con otros, al estar solo y caliente alguna noche. Quería que durara más. Supo por el hondo gruñido que Craig ya había terminado y casi fue un desconsuelo cuando salió de él, recostándose a su lado, apresurándose a acunarlo en sus brazos, besando sus cabellos. Tweek también tenía razón en eso : Craig era todo un caballero.

-¿Estás bien?- asintió con pereza, más concentrado en disfrutar el aroma agrio de su piel tras el sexo y su calor- Estoy hecho una mierda ¿ Puedo quedarme a dormir?-

-Todas las noches que quieras-