Lo Cortes no quita lo Caliente . . . o al revés?
Harry Potter iniciaba su sexto curso, había estado terriblemente ocupado y estresado desde el reencuerpamiento de Voldemort. Pero dentro de él además de los deseos de venganza, de justicia y todas esas cosas que son muy importantes, había otros deseos que se desarrollaban o mejor dicho despertaban dentro de se su aflautado cuerpecito.
Y si a eso le agregamos que el pobre es amigo, uno, de la NERD de Hogwarts y dos, de Ron corazón de León, o sea el chico menos precoz de la vida; significaba que ni siquiera tenía chance de medio morbosear por ahí. Seguramente con Ron se habría divertido haciéndolo pero . . . Hermione los tenía bajo su ojo inspector todo el tiempo. Todavía recordaba con amargura su curso anterior, apenas le había contado a Hermione que se había dado un minúsculo beso con Cho y ella ya le estaba preguntado que cuando le pediría que fueran novios . . . Las mujeres no saben diferenciar entre calentura y . . . cortesía?
Pobre Harry, se creía el único chico en todo Hogwarts con las hormonas en total efervescencia, al grado de que a veces hasta las escurridas nalgas de Hermione lo alteraban (Esta es Hermione-Emma, jejeje). Definitivamente estaba grave. Estaba para tirarle a lo que se moviera. Tenía ganas de compartirlo con Ron, tal vez él también se sintiera igual y pudieran platicarlo, pero entre una cosa y otra la ocasión no se daba y eso de llegar con Ron e iniciar la plática con un: ¨Oye Güey, ando bien caliente, tu no?¨ No le parecía adecuado, de hecho se podría prestar a malas interpretaciones.
Cerca de cumplirse el mes de iniciado el curso y lleno de sus deberes como alumno y como nuevo capitán el equipo Gryffindor, andaba que bien podía haberse conseguido chamba de maraquero. Uno de esos días Madame Hooch, le dijo a Harry que estaba pensando en armar una especie de concentración de fin de semana con todos los equipos para tener un mejor rendimiento deportivo en los partidos, y como estaba por iniciar el primer partido de la temporada, el campamento era ese fin de semana.
Harry convocó a reunión extraordinaria en la cena y les notificó a todos los miembros del equipo que tendrían campamento de concentración ese mismo fin de semana. A algunos les gustó la idea a otros les dio igual. A Harry le daba una preocupación más, preparar entrenamientos para todo el fin de semana. Ron le ayudó y el sábado muy temprano se acompañaron con Ginny para bajar al campo en donde ya estaba todo listo.
Juntos entraron a la tienda de campaña que tenía los colores de Gryffindor y su escudo, esta era muy parecida a la que se puso en la primera prueba del Torneo de los Tres Magos, pequeña, pero amplísima a comparación de una tienda de campaña muggle. Había 3 camas, una King size al centro y dos matrimoniales a los lados. Harry y Ron se voltearon a ver . . .
-Hacen falta camas, verdad?- júrenme que si por favor!
-No creo, me dijo Madame Hooch que habían tenido bastantes problemas para conseguir estas. Pero no te preocupes Harry, esta bien, mira Demelza, Katie y yo en la King y las matrimoniales para Peakes y Coote, y Ron y tú. Queda perfecto!-
A Harry no le encantaba la idea de compartir cama con nadie, pero la repartición que había hecho Ginny parecía la correcta. Por un momento él había pensado que Ron querría dormir con Ginny para no perderla de vista y lo dejaria durmiendo con Peakes o Coote. Harry prefería dormir con Ron . . . o bien con alguna de las chicas.
Finalmente los entrenamientos dieron inicio organizados por Madame Hooch que hizo que todos desquitaran el entrenamiento, sobre todo los capitanes. Pero dentro de todo el entrenamiento fue muy bueno. Fue de esos desgastes fisicos que te dejan con ganas de un largo baño y caer en una maravillosa cama mientras te sale vapor de los poros. EL ERROR . . . Ron pensó lo mismo.
Bueno, en realidad no era error, era justo. Se dieron una ducha en los vestidores y cuando Harry terminó de vestirse y llegaba a la tienda secandose el cabello, Ron ya estaba muy apeltrechado en la cama. Harry se dio cuenta de que, como en ciertas ocasiones solía ser su costumbre, Ron estaba fingiendo estar dormido, así que sin decir las buenas noches se acostó a su lado.
Desgraciadamente esas odiosas camas matrimoniales son muy pequeñas, por lo menos para dos chicos de 16 años, que además estan acostumbrados a dormir solos y . . . que además traen el celo a flor de piel. A querer o no estaban peligrosamente cerca, Harry sentía claramente como de los poros de Ron salía ese vaporcito sabroso que sale después de darte un baño con agua muy caliente y te acuestas a dormir, es humedad, es sopor . . . es . . . es un no se qué, que qué sé yo . . .
Los demás iban acostandose también al mismo tiempo. Peakes y Coote se estaban poniendo de acuerdo sobre quien ponía el hechizo despertador y quien se bañaría primero en la mañana, las chicas platicaban entre los clásicos jijiji's que le chocan a Harry. Se levantó y como la autoridad de esa tienda las mando a dormir con cara de que estaba enojado, entonces las chicas le hicieron caso.
La tienda se quedó en una casi completa oscuridad y casi completo silencio, apenas alterado por todo tipo de suspiros (incluyendo intestinales por parte de Coote). La piel de Ron se rozaba inevitablemente con la suya y eso le enchinaba la piel aunque no tuviera frío. No era que fuera algo especial con Ron es solo que . . . nunca había compartido cama con nadie, nunca había sentido una piel tan cerca de la suya, y ese calorcito . . . esas respiraciones que le daban en la oreja, y un cierto olor le estaban poniendo a trabajar la mente sin poder dormir.
Harry no supo cuanto tiempo pasó solo de pronto se dio cuenta de que entre movimientos normales Ron y él cada vez estaban más cerca hasta el punto de estar casi, casi de a cucharita . . . Harry no aguantó y se metió la mano al pantalón del pijama, se acarició y se le escapó un suspiro que quiso contener y que disimuló fingiendo que se acomodaba y daba un ronquido. Sin darse cuenta eso lo había puesto más cerca de Ron y un hormigueo le recorrió las nalgas cuando sintió los inconfundibles movimientos de una paja disimulada justo detrás de él.
Entonces retomó la suya, con ese estímulo . . . cómo aguantarse! Sus respiraciones se comenzaron a hacer entrecortadas y sudaban, el calor dentro de esa cama era inmenso y nomás se hacían los desentendidos porque ambos sabían que se estaban masturbando. Harry sabía que Ron es un chico bien criado, en una familia que le da gran importancia a la convivencia social armoniosa y a la tolerancia y a todas esas cosas, eso mismo era lo que los había convertido en traidores de la sangre (pero esa es otra historia). A lo que voy es a que a Harry le sorprendió el respeto y el refinamiento que mostró Ron teniendo semejante calentura y tomandose la cortesía de preguntar:
-¿Quieres que te ayude Harry?-
Cuando bien podía haberselo agarrado y a darle . . . Harry no se habría opuesto. Como no lo hizo, hubiera querido responderle con la misma elegancia pero tenía miedo de abrir la boca y soltar algun resuello, así que como era necesario comunicarse de alguna manera nomás pasó su mano para atrás correspondiendo anticipadamente a las gracias del pelirrojo que entendió claramente la respuesta.
Evidentemente ya no era necesaria la platica aquella . . . se brincaron el ¨oye tú, fijate que yo¨, ¨pos a mi me dan ganas¨, ¨pos a mi también¨, ¨y que tan seguido le jalas el pescuezo a ganzo¨, ¨no pos cuando me agarra la necesida!¨ etc. En ese momento ya era evidente que el furor uterino . . . ¿furor uterino? Oh no, perdón, quiero decir calentura juvenil, los sueños húmedos y todas esas cosas no era exclusivas de ellos. Los dos traían una ganas locas darle rienda suelta a la lujuria. Y como son mejores amigos, quien mejor?
Se estuvieron dando una sobada de corneta durante un rato. Harry se sintió un poco celoso de Ron, muchas veces habían ido a los mingitorios juntos y eso pero, ya agarrandosela sí apantallaba. Aunque después se consoló pensando que es normal teniendo la estatura que tiene. Cómo podría ser que siendo tan alto tuviera chiflo en vez de corneta.
-Harry- sopló Ron muy bajo –bájate el pantalón- pidió tímidamente mientras Harry sentía como los largos dedos de Ron se apretaban entre las telas de sus calsones y pijamas.
-Huum- Harry apenas abrió la boca para responder
-Bájalo!- como Ron andaba con los sentidos enajenados no había escuchado
Harry ya no quería ni moverse ni abrir la boca porque el gusto de tener movimientos más libres se le había subido a la garganta y tenía miedo hasta de respirar, la mejor manera de responder era bajandose los pantalones como su amigo le había pedido. Inmediatamente vio como el pelirrojo le ayudaba bajando el pantalón con la mano que tenía libre para luego apoderarse con renovados bríos de Harry, que aunque le parecía un poco vergonzoso el asunto, se acomodó flexionando las piernas acomodándose en la famosa posición fecal, jjm, jjm, digo fetal, para darle un mejor acceso a su amigo.
Harry sintió como si sucediera en cámara lenta como iba encerrándolo en su mano con fuerza, ¡hijo de su madre . . . que bien se siente! Sus respiraciones eran ahogos dejando que Ron lo acariciara libremente. Ron por su parte, nunca creyó realmente que eso pudiera ser tan interesante, era muy curiosa la forma en que Harry reaccionaba, ¡Palpita más fuerte que el mío! Y como se sentía la tersura de su piel en su mano y como Harry no dejaba de recibir con jadeos cada uno de sus movimientos.
-Ahora yo a ti-
El guardián tardó un par de segundos en reaccionar, tiempo en el que el capitan aprovechó y movió la mano de Ron desenredándola de donde la tenía y rápidamente se volteó pescando al pelirrojo todavía bocarriba. Harry no estaba como para pedir permiso o volver a sugerírselo así que no habiendo oposición le metió la mano al pantalón. Apenas en ese momento el otro chico reaccionó y abrió las piernas flexionándolas como dama en el ginecologo. El pelinegro encontró fácilmente lo que buscaba a pesar de estaba bastante alterado, pero tenía muy claro su objetivo.
-Mojate la mano- sugirió Ron preocupado viendo le hacía falta algo de lubricación
Harry volvió a sacar su mano y deteniéndose un segundo para meditar su idea, puso su mano en la boca a Ron quien la lamió con mucho interés por bien propio. Harry no sabía que eso también se sintiera rico . . . después de que el pelirrojo diera algunas lamidas, se acordó para que era y bajó la mano cuidando que la mano lubricada no se le fuera a secar en el camino. Buscó y sintió rápidamente la dura erección de Ron y la tomó con sobrado ímpetu.
Ahora era su turno de ver la otra cara de la moneda, su corneta también palpitaba intensamente, y su cadera reaccionaba solita moviéndose contra la mano de Harry cada vez que él la bombeaba . . . estaba al borde de la locura. El problema fue que la posición de las piernas de Ron era demasiado evidente para los demás ¿qué podía estar haciendo alguien con las piernas así? Nada bueno . . . diria algun amargado. Harry y Ron dirian que algo sumamente constructivo. La cosa es que después de una sabrosa pajeada, Ginny dio un suspiro y se removió en el centro de la otra cama, haciendo que Ron bajara las piernas de golpe sorprendiendo a Harry por el brusco movimiento.
Harry dio un quejido sordo y luego sacó la mano provocando que Ron metiera la suya violentamente al pantalón supliendo la de Harry y se pajeara hasta convulsionarse, o sea 2 o 3 jalones porque ya no le faltaba mucho. Harry considero que seguir su ejemplo era buena idea e hizo lo mismo. Al día siguiente extrañamente se sentían con mayor confianza y más amigos que nunca. En algun momento ambos pensaron que tal vez a la mañana siguiente estarian avergonzados o distanciados pero no, cuando se levantaron se les había pasado la vergüenza y estaban de muy buen humor peleandose después del desayuno para ver quien ganaba el escusado.
N/A: OK, preparados para ver a Ron y Harry darse ayudas antes las peores calenturas de adolescentes . . . Todos los chicos que lean este fic, no sean gachos y orientenme!! Que yo aunque tengo la imaginación muy desarrollada . . . (vaya que sí, lo sé) no sé nada de este tipo de ayudas
