Esta historia participa en el Amigo Secreto de los Black y es para, ¡redoble de tambores!, Kristy SR. Guapa, me gustaban tus peticiones (sobre todo la de Ernie y Justin), pero la vida muggle es una perra :c y solo me dio tiempo de concentrarme en el fanart.
Son 4 viñetas, con recuerdos de Regulus y Sirius, que este evoca mientras va cayendo al velo. Espero te guste :3
(Sirius, Regulus y los demás son de JK)
Tiene 7. Sube y baja las escaleras con una capa de su padre, lo más rápido posible para hacer que la capa ondee en el aire, que dé la sensación de estar arriba de una escoba. De pronto, un ruido fuerte rompe la magia de la capa voladora. El niño sabe que es y sabe que no augura nada bueno para él. Ese sonido es el de un jarrón quebrándose, el de uno caro y es el sonido de un inminente castigo de Walburga Black. Corre a esconderse dentro de un armario.
Tiene miedo, se tapa la boca para no gritar. Tap, tap, tap, su madre se acerca desde el fondo del pasillo, sus tacones la delatan. No me pillará, no me pillará, no me pillará. Respiración y latidos acelerados.
-Vamos, Sirius, ya sabes lo que hiciste. No me hagas buscarte o mami se enojará más.
Por un segundo, piensa en salir y enfrentar su castigo, pero la verdad es que no se siente tan valiente como para eso. Además, cree que es posible que, si se queda escondido el tiempo suficiente, su madre olvide todo el asunto.
Siente los tacones subiendo por la escalera. Y de pronto, la luz del pasillo le golpea en los ojos. Es su hermano menor, Regulus.
- ¿Ahora si podemos jugar hermano?
- ¿Qué? No, Regulus, cierra la puerta ahora- dice él, mirando nerviosamente a ambos lados del pasillo.
Pero ya es demasiado tarde. Ambos giran la cabeza cuando su madre aparece en las escaleras.
-Con que ahí estabas, eh, muchacho.
Regulus abre los ojos, sorprendido y se tapa la boca con ambas manos, comprendiendo que Sirius esta en problemas. Walburga toma a su hijo mayor por el brazo y caminan juntos hasta la pieza del castigado. La puerta se cierra, pero eso no impide que la reprimienda a gritos resuene por todo el pasillo. Asi, parece que Sirius se gana un par de nalgadas y quedarse sin cena por toda la semana.
Horas más tarde, alguien toca al dormitorio de Sirius.
-Lárgate, Regulus. No quiero jugar contigo- dice, suspirando.
Sirius espera un rato y se levanta de la cama, para comprobar que su fastidioso hermano menor que ya no está allí. En efecto, ya se fue y en su lugar, se quedó un enorme trozo de pastel de crema. Bueno, quizás no es tan fastidioso, piensa echando un vistazo a ambos lados del pasillo para verificar que su madre no ronda por ahí. Cierra la puerta, relamiéndose.
